Entrevista
con Jeremy Scahill, periodista y ensayista
"Ha
empezado la privatización de la guerra"
El
Periódico, 30/05/08
Jeremy
Scahill es el autor de “Blackwater. El auge del Ejército
mercenario más poderoso del mundo” (Editorial Paidós).
Dice que EEUU ha estrenado una nueva forma de “extender la
democracia”
–¿Qué
es Blackwater?
–Es
una empresa estadounidense que ofrece servicios militares de
seguridad. Fue fundada en 1997 por Erik Prince y entrena a
40.000 personas al año. Es la contratista privada más
importante del Departamento de Estado de EEUU, y sus
mercenarios son responsables de la mayoría de los
desaguisados en Irak.
–¿De
dónde sale Erik Prince?
–A
los 18 años trabajó en la Casa Blanca de Bush padre y se
quejó de que no era lo bastante de derechas. Se empleó en
organizaciones cristianas radicales –él y Bush son como
Bin Laden, usan la religión para justificar la
violencia–, pero hizo su carrera en el cuerpo de élite
del Ejército norteamericano. Lo dejó en los años 90 para
fundar Blackwater.
–¿Hay
razones para temerles?
–Los
mercenarios de Blackwater no respetan ninguna ley. Y cuando
cometen un crimen, no les pasa nada. Asesinaron a 17 civiles
iraquís sin motivo. El tiroteo duró unos 15 minutos.
Mataron a un niño de 9 años de un disparo en la cabeza y
abatieron a otros por la espalda cuando intentaban huir. En
vez de juzgar a esos señores, la Administración de Bush
los ha protegido. ¡Ha encubierto la matanza!
–¿El
Ejército regular no protesta?
–Altos
oficiales consideran un ultraje las acciones de Blackwater.
Ven que ganan muchísimo más dinero que ellos, y que llevan
el logotipo de una empresa privada en vez de la bandera
americana. Blackwater es como el Nike de las zonas de
guerra. Eso es terrible para su moral. Pero hay otras
razones para el disgusto...
–No
vacile.
–Cuando
las fuerzas de Blackwater matan a iraquís, los iraquís se
vuelven contra el primer americano que encuentran, que
generalmente es un soldado americano.
–Sin
embargo, no se habla mucho de esta organización.
–El
mundo conoció a Blackwater en marzo del 2004, cuando cuatro
de sus hombres fueron abatidos en Faluya. En vez de
preguntar quiénes eran y por qué trabajaban para EEUU,
Washington corrió la cortina. Yo me tropecé con ellos en
Nueva Orleans tras el desastre del Katrina.
–¿Qué
hacían en Nueva Orleans?
–Me
dijeron que evitar el vandalismo. Algunos venían de Irak y
se quejaban de que no había suficiente acción. Blackwater
cobró a los contribuyentes 950 dólares al día por cada
hombre que trabajó en Nueva Orleans. Ganó más de 70
millones de dólares en las operaciones.
–Sin
Bush, ¿se acaba Blackwater?
–Blackwater
quizá saldrá de Irak por razones partidistas, porque a
Obama y a Hillary no les gusta. Pero en EEUU la industria de
guerra aporta mucho dinero a la financiación de partidos,
tanto a los demócratas como a los republicanos. En los últimos
15 años, es la primera vez que la guerra es un negocio, y
el negocio siempre es bueno.
–Habrá
quien oponga resistencia...
–En
EEUU no hay dos partidos, hay solo uno: el de la guerra. Así
que veremos a Blackwater salir de Irak e ir a Suramérica a
hacer la guerra contra el narcotráfico o contra cualquier
otra cosa.
–¿Son
guerras fabricadas?
–Tanto
demócratas como republicanos quieren reforzar la industria
de guerra porque, si bien el Departamento de Estado no puede
hacer contribuciones a los partidos, sí las pueden hacer
las empresas privadas. Así que el Departamento de Estado
contrata a esas empresas, que luego dan dinero a los
partidos, ¿entiende?
–Sí.
¿Los mercenarios se mueven por patriotismo o por sed de
mal?
–Blackwater
intenta apelar al sentido del deber de los antiguos
soldados. Algunos lo creen, pero también hay asesinos y
soldados de países de Latinoamérica que se apuntan por
razones económicas.
–Carne
de cañón...
–Y
la cosa crece. Actualmente, hay 630 empresas que trabajan
para Bush en Irak, con 180.000 empleados de 100 países.
Blackwater es una. EEUU gasta 2.000 millones de dólares a
la semana en Irak y el 40% es para empresas de guerra.
–Usted
anuncia un nuevo modelo bélico.
–¡Ha
empezado la privatización a ultranza de la guerra! Bush no
podía ocupar Irak sin estos mercenarios. Le es más cómodo
contratarlos. No quiere depender de la opinión de las
democracias occidentales.
–Siempre
habrá un Blair o un Aznar ansioso de ir al rancho tejano,
¿no?
–No
crea. Le diré algo, en EEUU la gente vio a Blair como el
perrito de Bush y a Aznar, como la pulga del perrito de
Bush.
–¡Solo
le faltaba eso al PP [PartidpPopular]!
–Lo
cierto es que la coalición de naciones voluntarias que
vimos en la primera guerra del Golfo se ha sustituido por
una coalición de empresas que ganan más dinero con la
escalada bélica. Es el fin de la diplomacia. Es un cáncer
y se va extendiendo.
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