El
negro balance de la ocupación
Global
Policy Forum
IraqSolidaridad,
18/03/08
Traducido
por Paloma Valverde
“Ayudaremos
a los iraquíes a construir un Iraq unido, libre y en paz
consigo mismo y con sus vecinos (...) que respete los derechos
del pueblo iraquí y el imperio de la ley y esto se consigue
a través de la democracia.” (Condoleezza Rice, Consejera
de Seguridad Nacional [1])
Introducción
El
20 de marzo de 2003, Estados Unidos [EEUU] y Reino Unido
junto con una coalición de aliados invadieron Iraq y
derrocaron el gobierno de Sadam Husein. Afirmaron llevar la
paz, la prosperidad y la democracia. Sin embargo, desde
entonces, la violencia, la lucha civil, las dificultades
económicas han envuelto el país. Miles de personas
inocentes están muertas o han resultado heridas, hay
millones de desplazados, muchas de las ciudades iraquíes
están en ruinas y se han despilfarrado enormes recursos.
Se
ha escrito mucho sobre la guerra y la ocupación pero no hay
mucha literatura disponible que presente un panorama
completo y una valoración de la responsabilidad de la
Coalición. La mayor parte del debate público actual sobre
Iraq –especialmente en EEUU– se centra en el conflicto
interétnico entre los iraquíes, la guerra civil, la
limpieza étnica, los ataques terroristas y temas similares.
A menudo, los comentaristas atribuyen erróneamente esas
tragedias a los odios ancestrales entre las tribus iraquíes,
el extremismo del Islam o las violentas intromisiones de los
países vecinos. Cualquier cosa menos la propia ocupación.
A
pesar de que la ocupación es la realidad política esencial
en Iraq, la influencia y la violencia de la Coalición
desaparecen con demasiada frecuencia del discurso político
occidental. Por ejemplo, cuando las fuerzas del Ministerio
del Interior comentan otra atrocidad, pocos mencionan que
cientos de asesores estadounidenses trabajan en el
Ministerio y tienen gran influencia en cada paso que se da
[2]. Resulta sorprendente que algunos comentaristas y
dirigentes políticos hayan vuelto a dar la imagen de las
fuerzas de la Coalición como agentes humanitarios a los que
se debe permitir que continúen su trabajo de promover la
paz y la estabilidad en el país desgobernado. El Grupo de
Estudios de Iraq presentó tal punto de vista al igual que
hacen los medios de comunicación más significativos y
muchas figuras representativas de importancia.
Este
informe valora la guerra y la ocupación después de cuatro
años y las pruebas desde el punto de vista de la legalidad
internacional. Centra su atención de manera exhaustiva en
información que es de dominio público: informes de
gobiernos, de Naciones Unidas [ONU], de organizaciones de
derechos humanos y de otras ONG, así como en informes
periodísticos. Este estudio analiza el papel de la ONU, la
legalidad de la ocupación que se está produciendo y las
consecuencias humanas del conflicto. La información reunida
presenta argumentos para terminar rápidamente con la
ocupación y los cimientos para una post–ocupación pacífica
en Iraq.
Este
estudio contempla, sobre todo, las acciones y la
responsabilidad de EEUU y Reino Unido, naciones poderosas
que declaran defender y promover el imperio global de la
ley. Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de
la ONU se presentan a sí mismos como guardianes del orden y
de la justicia en el mundo, insistiendo en el "imperio
de la ley" y castigando a quienes la violan y
quebrantan la paz. Ellos deberían respetar al máximo estas
exigencias puesto que, de forma constante y virulenta,
aplican esas normas a los demás.
Evidentemente,
hay varias clases de responsabilidad respecto a la tragedia
de Iraq. Sadam Husein fue un tirano que dejó un país
fracturado y una sociedad debilitada. La terrible y larga
guerra con Irán (1980–1988) y los 13 años de sanciones
punitivas impuestas por la ONU incuestionablemente han
pasado factura. Sin embargo, los gobiernos de EEUU y Reino
Unido ayudaron a Sadam durante muchos años con armas y
apoyo incluso cuando estaba cometiendo los peores excesos
[3], y ellos ostentan la autoría de los 13 años de
sanciones económicas absolutas de la ONU que hirieron al
pueblo iraquí y dejaron a Sadam en el poder [4].
Al
mismo tiempo que una abrumadora mayoría de iraquíes son víctimas
inocentes del baño de sangre y de la violencia, algunos
iraquíes comparten la responsabilidad de los recientes
sucesos: han participado en actos reprochables colocando
bombas en calles atestadas, atacando lugares santos,
asesinando civiles inocentes y actuando con bandas para
robar, secuestrar, extorsionar y asesinar. Iraquíes de
dentro y fuera del gobierno han estado implicados en luchas
sectarias, milicias, asesinatos, atentados con bombas y
escuadrones de la muerte, así como en una gran corrupción.
Pero
ninguno de esos actos realizados por iraquíes puede
justificar los actos de la Coalición. Quienes iniciaron la
guerra y la ocupación, especialmente EEUU y Reino Unido,
deben asumir la responsabilidad de la muerte y la destrucción
que han provocado, así como la quiebra del orden público,
el surgimiento del sectarismo y el caos económico que su régimen
ha provocado. Han destruido el Estado iraquí y ahora
cosechan las consecuencias. Deben, además, asumir la
responsabilidad del menoscabo de la legislación
internacional y del debilitamiento de la cooperación
internacional que la guerra y la ocupación han generado.
Los
falsos argumentos para iniciar la guerra
Antes
de la invasión, EEUU y Reino Unido presionaron al Consejo
de Seguridad de la ONU para que autorizara el "uso de
la fuerza" contra Iraq. Argumentaron que la fuerza era
necesaria para evitar que el gobierno iraquí desarrollara o
utilizara armas de destrucción masiva que podrían dirigir
contra otras naciones. Declararon que Iraq "violaba de
forma flagrante" las resoluciones del Consejo de
Seguridad y presentaron pruebas al Consejo, especialmente
durante la famosa reunión del 5 de febrero de 2003. Colin
Powell, secretario de Estado, afirmó entonces: "[.] Lo
que aportamos son hechos y conclusiones basadas en pruebas sólidas
de los servicios secretos" [5]. Pero la mayoría de los
miembros del Consejo se mostraron escépticos y no
autorizaron la acción militar. Ahora sabemos que Iraq no
poseía armas de ese tipo y que prácticamente todas se
destruyeron en 1991, doce años antes de la invasión [6].
Antes
de la guerra, los gobiernos de EEUU y Reino Unido, con sus
famosos servicios secretos, estaban prácticamente seguros
de que las pruebas de [la existencia de] armas de destrucción
masiva en Iraq eran débiles o incluso inexistentes.
Informes y otras consideraciones indican que a principios de
2001 los responsables del gobierno Bush tenían sobre la
mesa la guerra de Iraq sin alusión alguna a las armas de
destrucción masiva [7] y que el 20 de septiembre de 2001 el
presidente George W. Bush y el primer ministro Tony Blair
hablaron en la Casa Blanca del ataque a Iraq [8]. Según
indicó Sir Richard Dearlove, jefe de los servicios de
inteligencia británicos, en una reunión con el primer
Ministro Blair en junio de 2002: "[.] El espionaje y
los hechos fueron establecidos en función de la política"
por dirigentes de Washington [9]. Pronto Londres se puso
manos a la obra con una campaña paralela de declaraciones
falsas y exageradas que incluyeron dos considerables
'dosieres' emitidos desde Downing Street [10]. Mas tarde,
Colin Powel, secretario de Estado describió su propio
discurso ante el Consejo de Seguridad como un 'manchón en
su historial' [11].
Además,
ambos países declararon que actuaban en 'legítima defensa'
de acuerdo al artículo 51 de la Carta de la ONU. Sin
embargo, ahora sabemos que Iraq no suponía una amenaza ni
evidente ni inmediata respecto a una acción de ofensiva
militar y los políticos lo sabían [12]. Carne Ross, el
experto responsable de la misión británica de la ONU,
declaró posteriormente que fue testigo del intercambio de
información de los servicios secretos estadounidenses y
británicos todos y cada uno de los días durante cuatro años
y medio, y ni un solo informe sugería que Sadam tuviera
armas de destrucción masiva de capacidad significativa o
que supusieran una amenaza para Reino Unido o para cualquier
otro país [13].
Washington
también declaró que Sadam Huseín estaba dando apoyo a
Al–Qaeda y auspiciando el terrorismo internacional que
amenazaba a EEUU. Esto también era falso y quienes
propagaron la acusación sabían que lo era. Una investigación
en profundidad realizada por el Comité de Inteligencia del
Senado estadounidense demostró posteriormente que esas
afirmaciones fueron irresponsables y que no estaban basadas
en hechos [14].
Para
terminar, EEUU y Reino Unido esgrimieron argumentos
humanitarios, tales como liberar al pueblo iraquí de la
dictadura de Sadam Huseín y de sus terribles violaciones de
los derechos humanos [15]. La guerra, argüían, llevará la
libertad y la democracia a Iraq. Pero si Washington y
Londres estaban tan preocupados por este tema, ¿por qué
con anterioridad habían cooperado con Sadam dándole armas,
ayuda militar y apoyo, e incluso protegiéndole de la
censura de las instituciones de derechos humanos de la ONU?
[16].
La
guerra y la Coalición
A
medida que se acercaba el momento del conflicto, Washington
reunió una "coalición de siervos" para dar a su
acción militar una mayor legitimidad y contribuir a la
apariencia de un trabajo multilateral con apoyo amplio.
Washington anunció que su 'coalición' había reunido a 49
países [17]; sin embargo, algunos de los miembros no
contribuyeron con contingentes militares y otros
participaron sólo de manera simbólica. En 2003, el
contingente de Kazajastán era de 29 soldados, el de
Moldavia de 24 y el de Islandia sólo de dos [18]. La fuerza
militar que invadió Iraq estaba compuesta prácticamente en
su totalidad por unidades de combate estadounidenses y británicas.
El número total de fuerzas de tierra era de 300.000
apoyadas por grandes activos navales y aéreos [19].
Los
bombardeos aéreos generalizados, para provocar
"conmoción y pavor", precedieron la campaña
terrestre. EEUU utilizó armas prohibidas tales como Napalm,
municiones de uranio empobrecido y bombas de racimo en un
primer gesto de que la Coalición iba a tener pocos reparos
morales o legales [20]. Las tropas de Sadam Huseín no
igualaban la enorme capacidad militar desplegada sobre el
terreno por EEUU. En sólo tres semanas, el 8 de abril, las
fuerzas de la Coalición entraron en Bagdad. Aunque muchos
iraquíes se alegraron de la caída del dictador ni lanzaron
flores ni dieron la bienvenida a las tropas de la Coalición
como algunos entendidos de Washington habían predicho. Muy
pronto, el 2 de mayo, el presidente estadounidenses pronunció
su alocución de "misión cumplida"en el
portaaviones Abraham Lincoln.
La
destrucción del Estado iraquí y el quebrantamiento del
orden público
Durante
los primeros días de la ocupación, la Coalición
desmovilizó a las fuerzas policiales iraquíes y al ejército,
dejando las ciudades iraquíes abiertas al saqueo y a la
quema mientras el ejército de la Coalición miraba hacia
otro lado. Se destruyeron 17 ministerios, incluidos los
ministerios de Educación, Sanidad, Cultura e Industria,
mientras las fuerzas de la Coalición únicamente protegían
el Ministerio del Petróleo [21]. Los incendios destruyeron
la mayoría de los archivos del gobierno, al tiempo que los
ladrones destruían muebles, ordenadores y todo lo demás;
incluso arrancaban de las paredes los cables para venderlos
al peso. Simultáneamente, los saqueadores atacaban bancos,
negocios e incluso los hospitales más importantes.
Saquearon las principales instituciones culturales, incluido
el Museo Nacional y la Biblioteca Nacional, y otros muchos
fueron dañados por el fuego. Iraquíes responsables,
investigadores del mundo y dirigentes humanitarios rogaron a
los responsables y mandos del ejército de la Coalición que
protegiera las instituciones de Iraq y sus tesoros. No lo
consiguieron [22].
Sin
ninguna autoridad civil, los robos, los secuestros, los
asesinatos y los ajustes de cuentas con el antiguo régimen
empezaron. El caos gobernaba los vecindarios y mucha gente
buscó armas con las que defenderse. Una extraña
despreocupación parecía haberse instalado en la dirección
de la Coalición. "[.] Estas cosas pasan", afirmó
encogiéndose de hombros Donald Rumsfeld, secretario de
Defensa, en una rueda de prensa el 11 de abril a propósito
del saqueo del Museo Nacional [23].
En
mayo, la Coalición dio el paso final para desarticular el
Ejército [iraquí] y suspender todas las pensiones
militares, dejando a 400.000 familias sin su principal
fuente de subsistencia [24]. Se puso en marcha una radical
desbaazificación que depuró, de todos los puestos
oficiales, a más de 30.000 miembros del antiguo partido
dirigente sin hacer prácticamente esfuerzo alguno para
exceptuar a quienes no habían cometido crímenes en el
antiguo régimen [25]. Esto supuso el cese de las personas más
cualificadas de los servicios estatales, lo que provocó un
devastador efecto sobre lo que quedaba del antiguo aparato
del Estado.
El
peculiar papel del Consejo de Seguridad de ONU en la
posguerra
Después
de la invasión, y tras haberse negado [inicialmente] a
autorizar el uso de la fuerza, el Consejo de Seguridad
modificó su postura de forma radical. Deseosos de evitar más
tensiones con Washington y convencidos de que no había
otras opciones alternativas disponibles, los miembros del
Consejo acordaron varias resoluciones que daban legalidad a
la ocupación y estipulaban la financiación a costa del
petróleo iraquí. La resolución 1483 del 22 de mayo de
2003 reconocía a EEUU y Reino Unido como "autoridades
de la ocupación" en un intento de asegurarse la
adecuación a la ley humanitaria. Al mismo tiempo, la
resolución también concedía a la Coalición el derecho a
vender el crudo iraquí, a hacerse con los miles de millones
de dólares de la cuenta de la ONU del programa petróleo
por alimentos y a gastarlos como desearan en lo que
"beneficiara a los iraquíes" [26]. La gran mayoría
de los miembros del Consejo que estaban contra la guerra
esperaban que, como la resolución reiteraba, la ONU jugaría
un "papel fundamental" en Iraq, asumiendo
finalmente su responsabilidad real. Pero esto fue una
decepción. EEUU no tenía intención de ceder autoridad a
la ONU y únicamente le permitió jugar el papel secundario.
Sergio
Vieira de Mello, el enviado especial de la ONU en Bagdad,
intentó reivindicar un papel independiente de la ONU pero
el gobierno estadounidense en Iraq apenas le dejó margen de
maniobra rechazando sus propuestas hasta [realizar] una
ronda de consultas con los iraquíes de todas las tendencias
políticas. El "papel vital" que el Consejo de
Seguridad había imaginado nunca se materializó. El 19 de
agosto de 2003, un coche bomba destruyó la sede de la ONU
en Bagdad y mató a Vieira de Mello y a trece miembros de su
equipo. Después de esto, la organización redujo drásticamente
su presencia en el país y se trasladó desde Iraq a Amán
(Jordania).
Sin
embargo, en octubre de 2003 el Consejo de Seguridad dio otro
paso nefasto con la resolución 1511. A cambio de las
promesas de EEUU y de Reino Unido de que el proceso político
desembocaría muy pronto en unas elecciones y en la devolución
de la autoridad a los iraquíes, el Consejo otorgó el
mandato oficial de la ONU a la ocupación convirtiendo la
Coalición en una "fuerza multinacional". EEUU y
Reino Unido dieron un paso más allá al afirmar que
actuaban en nombre de la ONU y que ésta les había dado la
autorización legal para hacer lo que hacían.
Desde
ese momento, y a pesar de las cuantiosas violaciones de la
legalidad internacional perpetradas por la Coalición, el
Consejo renovó dos veces el mandato [27]. No obstante,
nunca ha realizado un control consecuente sobre la fuerza
multinacional ni tampoco se ha producido un debate serio
sobre Iraq. Unos pocos embajadores, como Juan Gabriel Valdés
de Chile y Adolfo Aguilar Zinser de México, intentaron
presionar sobre el asunto, pero Washington obligó a sus
gobiernos a recordarles, dejándoselo bien claro, que no se
iba a tolerar ninguna oposición [28]. Como otros
embajadores han informado desde entonces con pesar,
Washington ni siquiera permite preguntas cuando presenta sus
informes periódicos ante el Consejo [de Seguridad] en
nombre de la Fuerza multinacional [29].
EEUU
gobierna Iraq
En
sustitución del Estado iraquí, EEUU estableció la
Autoridad Provisional de la Coalición [APC], una institución
de gobierno sin participación iraquí, dirigida por Paul
Bremer, que fue nombrado por el Pentágono [30]. Bremer se
instaló en el antiguo palacio de gobierno de Sadam y dirigió
el país con decretos y poder casi ilimitado. Para proteger
a la impopular APC del creciente movimiento de resistencia
iraquí, Bremer organizó una zona de seguridad de más de
10 kilómetros cuadrados en el corazón de Bagdad, conocido
como 'Zona Verde', en la que la APC y el alto mando militar
podrían vivir con relativa seguridad. Sin nadie que prácticamente
hablara árabe y con un mínimo conocimiento del país,
Bremer y su equipo de jóvenes y entusiastas republicanos de
Washington se dispusieron a reconstruir Iraq de acuerdo con
los principios neo–conservadores.
Bremer
reestructuró de forma radical las instituciones públicas y
la economía iraquí y emitió cerca de cien decretos de
derogación. En una de sus primeras 'órdenes' derogó todas
las tarifas, impuestos de aduanas y de importación,
abriendo la economía de Iraq, tras años de proteccionismo,
a los efectos del libre mercado. Entre tanto, la APC gastaba
libremente las ganancias de la venta del petróleo de Iraq y
los miles de millones de la cuenta de la ONU del programa
petróleo por alimentos. El personal de la APC y los mandos
militares repartieron millones [de dólares] en metálico
con la esperanza de ganar amigos iraquíes e 'impulsar' la
economía iraquí. La corrupción, empezando en la propia
APC, pronto echó raíces. Halliburton, Parsons, Fluor y
otras grandes empresas de construcción obtuvieron miles de
millones de dólares en contratos de 'reconstrucción' [31].
La privatización de los fabulosos recursos del petróleo de
Iraq, de los que las empresas estadounidenses y británicas
–como Exxon, Shell y British Petroleum– esperaban
enormes beneficios, se planificaba entre bastidores. Al
mismo tiempo que Bremer daba amplia publicidad a la recién
creada Bolsa iraquí, el sistema bancario de Iraq era
ineficaz, la industria se desmoronaba e incluso el vital
sector petrolero se hundía. El desempleo y la pobreza crecían
a marchas forzadas.
Represión
Sin
una policía local que actuara, las fuerzas de la Coalición
se enfrentaban directamente con una población cada vez más
descontenta. Las tropas eran absolutamente ajenas a la
cultura local e incapaces de comunicarse con la gente en su
propia lengua. Esos soldados sin preparación ni experiencia
iban fuertemente armados y apoyados por un mortífero poder
aéreo y de artillería de largo alcance. Su primer impulso
fue tomar posiciones en el corazón de las ciudades iraquíes
provocando un conflicto inmediato.
Muy
poco después de haber tomado el control de Faluya, las
fuerzas estadounidenses tomaron un colegio en el centro de
la ciudad para usarlo como cuartel. Los habitantes de Faluya
exigieron que se devolviera el edificio. El 28 de abril de
2003, justo cinco días después de que el ejército
estadounidense se trasladara a la ciudad, varios cientos de
manifestantes se reunieron delante del edificio. Fue la
prueba clave de la disidencia democrática tras una
dictadura. Los soldados estadounidenses, muy nerviosos,
abrieron fuego contra la multitud con armas automáticas:
asesinaron a 17 personas e hirieron a más de 70 [32].
Durante los tres días siguientes se produjeron dos
incidentes sangrientos más. Faluya se convirtió enseguida
en el centro de la resistencia contra la ocupación. Hechos
similares se produjeron en Mosul y en otras ciudades.
Como
los enfrentamientos de este tipo se extendieron rápidamente,
la Coalición reaccionó aumentando la fuerza represiva.
Escuadrones militares empezaron a asaltar y registrar
viviendas, dando patadas a las puertas, destrozando el
mobiliario, gritando órdenes en inglés y deteniendo a sus
moradores [33]. En las redadas de los barrios, las tropas
detuvieron rápidamente a cientos de iraquíes sometiéndolos
después a interrogatorios humillantes. Enseguida, miles de
iraquíes fueron encarcelados en prisiones de la Coalición
y en campos de prisioneros sin acusación y sin derecho a la
defensa en los tribunales [34]. Las torturas comenzaron en
las primeras semanas [35].
La
Coalición también empezó a realizar operaciones secretas
con miles de fuerzas especiales, entre las que se
encontraban los Rangers, el cuerpo de elite de la marina, la
Fuerza Delta y el cuerpo de elite de la aviación británica
[36]. Además estaban las unidades de la CIA y del MI6,
grupos especiales de la inteligencia militar y otras fuerzas
encubiertas. Con el pretexto de buscar a Sadam y perseguir
terroristas, esas fuerzas que operaban en la sombra llevaron
a cabo operaciones militares secretas, captura de
sospechosos e interrogatorios de extrema brutalidad en
campos secretos [37].
Finalmente,
la Coalición trasladó a Iraq a un gran contingente de ejércitos
privados, cuyo número pronto alcanzo las decenas de miles
[38]. Algunos de ellos, como los empleados de Blackwater,
DynCorp y CACI International, eran antiguos soldados de las
fuerzas especiales estadounidenses, oficiales de policía,
personal de los servicios secretos y elementos
especializados en guerras encubiertas, interrogatorios,
protección personal y asuntos similares. Iban fuertemente
armados y estaban al margen de cualquier control, incluso
del de los tribunales militares. Esos soldados de fortuna,
altamente remunerados –que ya habían sido expulsados de
muchos países además de EEUU y Reino Unido [39]– se les
destinó a las prisiones de la Coalición, como
interrogadores o guardaespaldas para los mandos de la
Coalición en la Zona Verde, a unidades de "fuerzas de
protección", a escuadrones especiales de guerra como
entrenadores de comandos iraquíes y a muchos otros puestos
[40]. Representaban la violencia y la represión y la firme
elección estratégica de las autoridades de la ocupación.
Milicias,
comandos y escuadrones de la muerte patrocinados por la
Coalición
La
Coalición creó –o incrementó– las fuerzas iraquíes
irregulares. Antes de la invasión, EEUU y Reino Unido
dieron apoyo secreto a los peshmergas kurdos, unas milicias
partidistas tribales en el Kurdistán iraquí [41]. En 2003,
sus combatientes sumaban decenas de miles. Los mandos de la
Coalición anunciaron que los peshmergas podían quedarse
con sus armas y mantener sus unidades puesto que se
consideraba que actuaban "bajo supervisión de la
Coalición [42]. Los peshmergas impusieron la ley kurda a
las minorías no kurdas del norte y el mando de la Coalición
los utilizó para atacar objetivos resistentes en el norte y
en el centro de Iraq. Esta política promovió el
separatismo kurdo e hizo crecer el resentimiento sunní y
shií contra los kurdos.
Además,
EEUU armó, entrenó y financió una considerable milicia
del Congreso Nacional Iraquí bajo la dirección de Ahmad
Chalabi, un iraquí en el exilio favorito del Pentágono por
quien se inclinó como futuro Primer ministro. Esta milicia,
denominada "Fuerzas del Iraq Libre", se estableció
en 2002 y consiguió fondos multimillonarios del Pentágono
[43]. Muy poco después de la invasión, la fuerza aérea
estadounidense trasladó a Chalabi junto con 600 milicianos
a Nasiriya, en el sur de Iraq [44]. Un contrato
multimillonario de la APC, en teoría para salvaguardar las
instalaciones petroleras, financió la milicia –lo que se
supo más tarde– al igual que la cantidad de 342.000 dólares
al mes que el Pentágono pagaba al Congreso Nacional Iraquí
(a Chalabi) [45]. Las fuerzas de Chalabi libraron batallas
paralelas con sus rivales en Bagdad. Muchos los acusaron de
robar coches, de fraude, del robo de propiedades de antiguos
baazistas y de asesinatos en masa.
Los
Escorpiones era otra fuerza irregular iraquí creada por la
CIA y que desde un principio actuó en total clandestinidad
[46]. Esta fuerza se dio a conocer fundamentalmente por la
brutal paliza, con consecuencia de muerte, de un iraquí
detenido bajo custodia estadounidense [el General de división
Abed Hamed Mowhoush] en noviembre de 2003 [47].
En
el otoño de 2003, Washington había decidido emprender una
guerra sucia. Una ley de financiación de la guerra,
propuesta por el Pentágono y aprobada por el Congreso en
noviembre, incluía tres mil millones de dólares para las
milicias iraquíes [48]. Hacia mediados de 2004, cada vez más
la Coalición hacía uso de las fuerzas irregulares de Iraq
así como de unidades especiales creadas bajo control
nominal del Ministerio del Interior iraquí.
Fuentes
del Pentágono y nuevos informes hablaban de esta política
como la "Opción El Salvador", haciendo referencia
a las tácticas estadounidenses de la contra–resistencia
estadounidense en América Central [49]. James Steele, un
enviado especial en la embajada estadounidense que jugó un
papel esencial en las guerras sucias de América Central,
fue nombrado asesor de esas unidades [50]. Durante el verano
y el otoño de 2004 se crearon nuevas unidades irregulares,
incluida la Brigada Hilla Iraquí de Armas y Tácticas
Especiales [Conocida por su acrónimo inglés SWAT], la
Guardia Iraquí de la Libertad, la Brigada Amarah y los
Comandos especiales de la Policía, conocidos como Brigada
Lobo [51]. Muchas de ellas fueron armadas y entrenadas por
la Coalición [52]; otras actuaban como escuadrones de la
muerte llevando a cabo asesinatos selectivos. Muchos de los
mandos iraquíes eran antiguos oficiales de la policía
secreta de Sadam y de unidades especiales del ejército
rehabilitados nuevamente tras la indiscriminada purga de
desbaazificación [53]. Algunos de estos grupos
intervinieron de manera extremadamente violenta y fuera de
control; a veces actuaban como locos en saqueos, incendios,
torturas y asesinatos.
La
violencia se multiplicó; los grupos étnicos y religiosos,
así como los partidos políticos, crearon milicias para su
propia defensa o con fines políticos violentos. El Consejo
Supremo de la Revolución Islámica de Iraq [CSRII], el
partido político líder de la Shía, aumentó sus Brigadas
del Badr, al mismo tiempo que el clérigo Moqtada as–Sáder,
fortalecía su Ejército del Mahdi [54]. Los barrios y los
dirigentes políticos contrataron guardas armados. Los
miembros del gobierno utilizaban a la Policía y a las
unidades del Ejército como milicias semi–independientes.
Grupos armados se dedicaron a llevar a cabo lucrativos
secuestros en las ciudades así como robos a mano armada y
en las carreteras.
La
Coalición, jugando la baza de las milicias, redobló la
violencia en el país y desestabilizó el Estado
'Un
Iraq libre y soberano' Desde un principio, EEUU y sus
aliados insistieron en que estaban creando un Iraq democrático,
que muy pronto sería un modelo para el conjunto de la región.
Sin embargo, en la práctica, impusieron su ley sin
consultar y sin comprender ni al país ni a su gente.
Durante un año, la APC gobernó Iraq desde sus confines de
la Zona Verde con la promulgación de órdenes, decretos,
memorandos y avisos públicos [55]. La mayor parte del
personal de la APC trabajaba por periodos de seis meses y
con escasas posibilidades de aprender nada sobre el país
antes de regresar a su país [56].
Bremer
y la APC establecieron un consejo de gobierno compuesto por
iraquíes, colaboracionistas con la ocupación, elegidos a
dedo por EEUU, [57]. Muchos de ellos estuvieron durante décadas
en el exilio y tienen pocos vínculos con el Iraq contemporáneo.
Algunos de ellos, como Iyad Allawi y Ahmad Chalabi,
estuvieron durante años en la nómina de Washington [58].
Al constituir el consejo de gobierno sobre la base de la
filiación sectaria, la APC resaltó la dimensión sectaria
de los políticos iraquíes y ahondó en las rivalidades
sectarias [59]. La táctica del 'divide y vencerás' parecía
funcionar.
A
finales de junio de 2004, la APC 'devolvió' la soberanía a
los iraquíes y se disolvió. La Coalición anunció que un
gobierno interino iraquí 'soberano' estaba al frente [del
país] y que en Nueva York el Consejo de Seguridad se
alegraba de la transición [60]. El nuevo gobierno interino
fue nombrado a dedo por Bremer con la ayuda de Lakhdar
Brahimi, el enviado especial de la ONU. Aunque en teoría
estaba formado por tecnócratas, también había
personalidades conocidas elegidas y nombradas, otra vez, según
su identidad sectaria [61]. Allawi, relacionado con la CIA,
fue el nuevo primer ministro. Bremer, finalmente, se marchó
con la mayor parte de su personal pero se mantuvo una enorme
presencia estadounidense.
La
parafernalia de la soberanía estaba dispuesta. Iraq de
nuevo tenía ministros, funcionarios, una fuerza policial
incipiente y un ejército, además de cárceles, un ministro
de Economía, e incluso unos servicios secretos y, desde
luego, elecciones tuteladas por la Coalición como prueba
del éxito y el máximo exponente de la democracia, pero la
realidad era bien distinta. El embajador John Negroponte,
sucesor de Bremer, siguió ejerciendo una enorme influencia
en el país como cabeza de la embajada estadounidense más
grande del mundo. Cada ministro tenía docenas de consejeros
políticos estadounidenses [62]. El ejército estaba
completamente bajo el mando estadounidense y el servicio de
inteligencia bajo las órdenes (y en la nómina) de la CIA
[63].
Las
primeras elecciones para los 275 miembros de la Asamblea
nacional iraquí se celebraron el 30 de enero de 2005.
Debido a la peligrosa situación de seguridad, expertos
internacionales supervisaron el proceso desde el exterior
del país confiando en la información de los interventores
iraquíes de los partidos políticos. La misión
internacional para las elecciones iraquíes declaró que
"[.] en general, los requisitos establecidos se habían
cumplido" [64]. No obstante, los detractores se
quejaron de que las elecciones se organizaron con
planteamientos erróneos: con una sola circunscripción
electoral y listas unificadas de candidatos, no había sido
posible hacer una campaña significativa y las elecciones se
habían celebrado en unas condiciones que violaban los
requisitos exigidos por los derechos humanos internacionales
[65]. Otro problema de las elecciones fue la participación
extremadamente baja de los sunníes.
El
proceso de redacción y aprobación de la nueva Constitución
también fue problemático, y provocó un rencor sectario añadido.
Las normas de las elecciones, estipuladas en la constitución
provisional, se modificaron en el último momento antes de
la votación del 15 de octubre de 2005 [66] y las
irregularidades de las elecciones generaron una sombra de
duda sobre los resultados [67]. A pesar del rechazo masivo,
la Constitución fue aprobada. El resultado de las
elecciones parlamentarias del 15 de diciembre dio el poder a
bloques sectarios del Kurdistán y a los partidos de la Shía.
El proceso político se había vuelto cada vez más sectario
y la creciente violencia hizo prácticamente imposible la
campaña electoral. Cuando, por fin, a primeros de 2006, se
constituyó un nuevo parlamento constitucional, las pocas
esperanzas generadas por las elecciones ya habían empezado
a desvanecerse entre los iraquíes. Se necesitaron meses de
maniobras políticas para conformar un gobierno. La
dirigencia política, a cargo del primer ministro Nuri
al–Maliki, era débil, sectaria e incapaz de unificar el
país. El parlamento, simbólicamente situado en la
fortificada Zona Verde junto a la gran embajada
estadounidense, y los miembros del gobierno, tuvieron poco
espacio de maniobra política. La corrupción floreció en
los ministerios; las milicias se multiplicaron y la
autoridad gubernamental apenas existía, dentro o fuera de
la Zona Verde.
Un
panorama de absoluta ilegalidad
En
los capítulos siguientes, este informe examina el trágico
panorama de la ocupación. Muestra en detalle cómo las
fuerzas de EEUU utilizaron de manera indiscriminada armas
especialmente dañinas y cómo la Coalición fue incapaz de
evitar la destrucción de las instituciones culturales iraquíes
y el legado cultural, los hospitales, las universidades, las
bibliotecas, los museos y los yacimientos arqueológicos.
Este informe también pone de relieve cómo la Coalición
utilizó una extremada fuerza que dañó gravemente o
destruyó una docena de ciudades iraquíes y desplazó a
cientos de miles de personas.
Las
fuerzas de la Coalición han detenido a miles de iraquíes
de forma indefinida –sin acusación o juicio–; muchos de
ellos han sido sometidos a interrogatorios humillantes y
torturados. De manera habitual, las tropas de la Coalición
asesinan civiles en los puestos militares de control, en los
registros de domicilios y durante las operaciones militares
de todo tipo; las tropas de la Coalición han cometido
asesinatos y atrocidades. El programa de 'reconstrucción'
ha dilapidado miles de millones de dólares de los fondos
iraquíes mediante el robo, el fraude y la malversación.
Este
informe documenta la manera en la que cientos de miles de
iraquíes han muerto y más de cuatro millones han sido
desplazados, entre los que se cuentan alrededor de dos
millones que han abandonado el país. La pobreza es
generalizada, la enfermedad y la mortalidad infantil
extremadamente elevada, la carencia de alimentos crece sin
cesar.
Los
iraquíes se oponen contundentemente a las bases militares
estadounidenses construidas con intención de permanencia y
al gigantesco complejo de la embajada que simboliza hegemonía
estadounidense. Por abrumadora mayoría, los iraquíes
quieren que la Coalición se retire, como demuestran
repetidamente las encuestas.
Para
algunos lectores la mayoría de los temas tratados en el
informe le resultarán familiares, pero los capítulos
pretenden dibujar un panorama más complejo y profundo del
que hasta el momento se ha tenido. Con la documentación de
las muchas y graves violaciones de la legislación
internacional, este estudio apela a la comunidad
internacional para que se ocupe de la crisis de Iraq y
encuentre alternativas para su futuro. La paz no llegará a
Iraq mientras la ocupación persista.
Notas
de los autores:
1. Casa Blanca, Press Briefing by National Security
Advisor Dr. Condoleezza Rice, 4 de abril de 2003.
2. Yochi J. Dreazen y Christopher Cooper, "Behind
the Scenes, US Tightens Grip on Iraq's Future", Wall
Street Journal, 13 de mayo de 2004. Véase también Bradley
Graham y Robin Wright "Aid to Iraq Ministries To Shift
to Pentagon", Washington Post, 26 de septiembre de
2005.
3. Véase Mark Phythian, Arming Iraq: How the U.S. y
Britain Secretly Built Saddam's War Machine, Boston, 1997.
4.
Las sanciones se prolongaron durante muchos años contra los
deseos de la mayoría de los miembros del Consejo de
Seguridad porque EEUU y Reino Unido podían utilizar su
derecho a veto para bloquear cualquier iniciativa de cara a
terminar con el régimen de sanciones. Véase Global Policy Forum et
al., Iraq Sanctions: Humanitarian Options y Implications for
the Future, agosto de 2002.
5.
Reunión del Consejo de Seguridad sobre Iraq [núm.] 4701,
transcripción Verbatim S/PV.4701, 5 de febrero de 2003,
p.5.
6. Véase US Central Intelligence Agency, Comprehensive
Report of the Special Advisor to the DCI on Iraq's WMD, 30
de septiembre de 2004.
7. Richard Clarke, Against all Enemies, Nueva York,
2004. Clarke
era el jefe del antiterrorismo y experto en el Consejo de
seguridad nacional durante los primeros años del gobierno
Bush.
8. Sir Christopher Meyer, DC Confidential, Londres,
2005. Meyer
era, en ese momento, el embajador británico en Washington.
9.
"Iraq: Prime Minister's Meeting, 23 de julio de
2002". La memoria secreta de una reunión de
funcionarios británicos y ministros en Downing Street se
filtró al Sunday Times, que la publicó el 1 de mayo de
2005. Nunca se ha dudado de su autenticidad. Véase Walter Pincus,
"British Intelligence 'Warned of Iraq War'",
Washington Post, 3 de mayo de 2005.
10.
Valoración del gobierno británico, Iraq's Weapons of Mass
Destruction, 24 de septiembre de 2002, y Reino Unido,
Downing Street, Iraq: Its Infrastructure of Concealment,
Deception and Intimidation, 3 de febrero de 2003.
11. "Powell Calls Pre–Iraq U.N. Speech a 'Blot'
on his Record" Associated Press, 8 de septiembre de
2005.
12.
Lord Goldsmith, jefe del gabinete jurídico del gobierno de
Reino Unido, discrepó del argumento de autodefensa en el
consejo privado que dio al Primer ministro el 7 de marzo de
2003, afirmando que sólo una resolución del Consejo de
Seguridad autorizando el uso de la fuerza haría que la
implicación del ejército de Reino Unido fuera legal de
acuerdo con la legislación internacional.
13.
Ross trabajó en la misión de Reino Unido para la ONU
durante cuatro años y medio, desde diciembre de 1997 hasta
enero de 2002. Su testimonio se ha mantenido en secreto y no
se hizo público hasta 30 meses más tarde debido a la presión
de los miembros del Congreso. Véase "Full Transcript of
Evidence given to the Butler Inquiry, Supplementary Evidence
Submitted by Mr. Carne Ross, Director, Independent
Diplomat," de fecha 9 de junio de 2004, publicado por
The Independent, 15 de diciembre de 2006. Véase Colin Brown
y Andy McSmith, "Diplomat's Suppressed Document Lays
Bare the Lies Behind Iraq War", The Independent, 15 de
diciembre de 2006.
14. Senado de EEUU, congreso 109, 2ª sesión, Report
of the Select Intelligence Committee on Postwar Findings on
Iraq's WMD Programs y Links to Terrorism y How They Compare
with Prewar Assessments, 8 de septiembre de 2006. Un
informe del Inspector general del Departamento de Defensa,
enviado al Congreso el 5 de abril de 2007, llega a la misma
conclusión. Véase
"Hussein–Qaeda Lind 'Inappropriate,' Report
Says", Bloomberg News, 6 de abril de 2007.
15. Nota de prensa de La Casa Blanca, Remarks by the
President to the Military Personnel y Their Families Marine
Corps Base Camp Lejeune , North Carolina, 3 de abril 3 de
2003.
16. Véase DilipHiro, "Outside Powers," The
Longest War, New York, 1991, y Mark Phythian, Arming Iraq:
How the US y Britain Secretly Built Saddam's War Machine,
Boston, 1997. Véase también Human Rights Watch, Annual
Report: Iraq, 1989.
17.
Nota de prensa de La Casa Blanca, Iraq Coalition, 27 de
marzo de 2003.
18.
Véase por ejemplo, Oficina del Departamento de Estado,
Oficina del coordinador para la lucha antiterrorista,
"Patterns of Global Terrorism", 29 de abril de
2004; US CENTCOM, "International Contributions to the
War on Terror", 10 de enero de 2005; Sewell Chan,
"Rumsfeld Thanks Kazakhstan", Washington Post, 26
de febrero de 2004; Globalsecurity.org, Iraq Coalition
Troops, febrero de 2007.
19. Jim Garamone, "More than 100,000 Coalition
Troops in Iraq", American Forces Press Service, 31 de
marzo de 2003.
20.
Véase el capítulo de este informe sobre armas
indiscriminadas y especialmente dañinas.
21.
La página web de La Casa Blanca señala que el Ministerio
de Sanidad estaba "totalmente saqueado". Para
saber más sobre el Ministerio del Petróleo, véase Andras
Riedlmayer, "Yes the Oil Ministry Was Guarded",
Iraq War and Archeology, 7 de mayo de 2003.
22.
Véase en IraqSolidaridad información detallada en el capítulo
VIII: Destrucción del Patrimonio Cultural, Global Policy
Forum (VIII): La destrucción del patrimonio cultural de
Iraq 23. Departamento de Defensa, News
Briefing by Secretary of Defense Donald Rumsfeld and General
Richard Meyers, 11 de abril de 2003. Véase Sean Loughlin,
"Rumsfeld on Looting in Iraq", CNN 12 de abril de
2003.
24.
Véase Orden número 2 de la Autoridad Provisional de la
Coalición, Dissolution of Entities, 23 de mayo de 2003.
25.
Toby Dodge, "Staticide in Iraq", Le Monde
diplomatique, febrero de 2007.
26.
En total, EEUU se apropió de más de ocho mil millones de dólares,
los saldos de la cuenta de la ONU para el programa petróleo
por alimentos.
27.
Véanse las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU
UN S/RES/1637, de 2005 y S/RES/1723 de 2006.
28.
Maggie Farley y Richard Boudreaux, "Mexico 's Envoy to
UN Leaves, With Defiance", Los Angeles Times, 22 de
noviembre de 2003.
29.
Comunicación privada con ex–embajadores del Consejo de
Seguridad.
30.
Bremer trabajó en el Departamento de Estado durante muchos
años, desde 1989 hasta 2002, como director ejecutivo de
Kissenger Associates. Su biografía le describe como un
experto en antiterrorismo. Véase su biografía en la página
web de la APC: http://www.iraqcoalition.org .
31.
Véase en IraqSolidaridad el capítulo IX de este informe:
Corrupción, fraude y delitos económicos, Global Policy
Forum (IX): Corrupción, fraude y delitos económicos.
32.
En otro suceso acaecido el 30 de abril, las fuerzas
estadounidenses volvieron a abrir fuego contra una multitud:
asesinaron a tres personas e hirieron a otras 16. Véase Human Rights Watch, Violent Response: the U.S.
Army in al–Falluja, 17 de junio de 2003. Según Human Rights Watch, los manifestantes de Faluya
también estaban indignados porque observadores
estadounidenses situados en los tejados de las casas
pudieran ver la intimidad de los hogares, deshonrando a las
mujeres.
33.
Véase en IraqSolidaridad el capítulo VII de este informe:
matanzas, asesinatos y atrocidades por parte de los
ocupantes, Global Policy Forum (VI): Matanzas, asesinatos y
atrocidades por parte de los ocupantes.
34.
Véase en IraqSolidaridad el capítulo III de este informe:
Detenciones y cárceles: absoluta indefensión de los
presos, Informe de 'Global Policy Forum' (III): Detenciones
y cárceles: Absoluta indenfensión de los presos.
35.
Véase en IraqSolidaridad el capítulo IV de este informe:
Malos tratos y tortura a prisioneros, Informe de 'Global
Policy Forum' (IV): Malos tratos y torturas a prisioneros
36. Seymour Hersh, "Moving Targets", New
Yorker, 15 de diciembre de 2003. Véase también Matthew B.
Stannard, "Special Forces Have Scoped Iraq for
Weeks", San Francisco Chronicle, 21 de marzo de 2003.
37. Thom Shanker, "Special Operations in Iraq:
High Profile But in the Shadow," New York Times, 29 de
mayo de 2007 y Human Rights First, "Command's
Responsibility", febrero de 2006.
38.
La Oficina gubernamental de contabilidad calculó que hasta
marzo de 2006 aproximadamente 181 empresas de seguridad
privada con alrededor de 48.000 empleados trabajaban en
Iraq. Véase oficina gubernamental estadounidense, declaración
ante el subcomité de seguridad nacional, amenazas
inminentes y relaciones internacionales; comité sobre la
reforma del gobierno; declaración de William Solis,
director de respuesta defensiva y organizativa, Rebuilding
Iraq: Actions Still Needed to Improve the Use of Private
Security Providers, 13 de junio de 2006.
39. Human Rights Watch, Private Military Contractors y
the Law, 5 de mayo de 2004.
40. Véasé Jeremy Scahill, Blackwater, New York, 2007,
y Amnesty International USA, Human Rights Responsibilities
of Private Companies Operating in Iraq.
41. Véase, por ejemplo, Kenneth Katzman, "Iraq:
US Efforts to Change the Regime", Congressional
Research Service, 22 de marzo de 2002; Scott Peterson,
"Kurds Ready to Be Next N. Alliance", Christian
Science Monitors, 28 de marzo de 2002; "US Intelligence
Teaming up with Kurds", Houston Chronicle, 22 de
diciembre de 2002.
42. Patrick E. Tyler, "U.S. May Let Kurds Keep
Arms, Angering Shiites", New York Times, 24 de mayo de
2003.
43.
Oficina general de contabilidad de EEUU, informe en
respuesta a las preguntas del Congreso, State Department:
Issues Affecting Funding of Iraqi National Congress Support
Foundation, abril de 2004.
44. Johanna McGeary, "Who Will Call the
Shots?", TIME, 14 de abril de 2003.
45. Knut Royce, "A Start–Up Company with
Connections", Newsday, 15 de febrero de 2004.
46. Dana Priest y Josh White, "Before the War, CIA
Reportedly Trained a Team of Iraqis to Aid US",
Washington Post, 3 de agosto de 2005.
47. Human Rights First, Command's Responsibility, 8 de
febrero de 2006, p. 8.
48. Robert Dreyfuss, "Phoenix Rising" The
American Prospect, vol. 15, Issue 1, 1 de enero de 2004.
49. Michael Hirsh y John Barry, "The Salvador
Option", Newsweek, 14 de enero de 2005.
50. Peter Maass, "The Way of the Commandos",
New York Times Magazine 1 de mayo de 2005. Otro asesor de relevancia que estuvo implicado en la
contra–revolución estadounidense en Latinoamérica fue
Steven Casteel.
51.
El Wall Street Journal identificó a seis de esas unidades. Véase
Greg Jaffe, "New Factor in Iraq: Irregular Brigades
Fill Security Void", Wall Street Journal, 16 de febrero
de 2005, y "Bands of Brothers New Factor in Iraq:
Irregular Brigades Fill Security Void", Wall Street
Journal 23 de febrero de 2005. Véase esp. A.K. Gupta, "Let a Thousand Militias
Bloom", NYC Indymedia Center, 22 de abril de 2005, y
A.K. Gupta "Iraq: Militias y Civil War", Z
Magazine, diciembre de 2006.
52. Lionel Beehner, "Iraq : Militia Groups",
Council on Foreign Relations, 9 de junio de 2005.
53. Michale Hirsch y John Barry, "Special Forces
May Train Assassins, Kidnappers in Iraq", Newsweek, 14
de enero de 2005 y Peter Maas, "The Way of the
Commandoes", New York Times Magazine, 1 de mayo de
2005.
54. Beehner, op.cit.
55.
Entre mayo de 2003 y junio de 2004, Paul Bremer, gobernador
de la APC, promulgó 100 órdenes, 12 decretos, 17
memorandos y 12 avisos públicos. Véase el sitio web de la
Autoridad Provisional de la ocupación:
http://www.iraqcoalition.org .
56.
Inspector general para la reconstrucción de Iraq, Lessons
in Human Capital Management, enero de 2006, p.14.
57.
Regulación número 6 de la Autoridad Provisional de la
Ocupación, Governing Council of Iraq, 13 de julio de 2003.
58. Véase, por ejemplo, Joel Brinkley,
"Ex–C.I.A. Aides Say Iraq Leader Helped Agency in
90's Attacks", New York Times, 9 de junio de 2004.
59. Raad Alkadiri y Chris Toensing, "The Iraqi
Governing Council's Sectarian Hue", Middle East
Research and Information Project, 20 de agosto de 2003.
60.
Resolución del Consejo de Seguridad S/RES/1546, 2004.
61. Coalition Provisional Authority Regulation Number
10, Members of Designated Iraqi Interim Government with
Annex A, 9 de junio de 2004.
62. Yochi J. Dreazen y Christopher Cooper, "Behind
the Scenes, US Tightens Grip on Iraq's Future", Wall
Street Journal, 13 de mayo de 2004. Véase también Bradley
Graham y Robin Wright, "Aid to Iraq Ministries To Shift
to Pentagon", Washington Post, 26 de septiembre de
2005.
63. Ned Parker, "Divided Iraq Has Two Spy
Agencies" Los Angeles Times, 15 de abril de 2007.
64. International Mission for Iraqi Elections, Final
Report Assessment of the January 30, 2005, Election Process,
2005.
65. Asian National Exchange for New Alternatives, Open
Letter to UN Secretary General Kofi Annan on the Elections
in Iraq, 6 de enero de 2005.
66.
"UN Condemns Iraq Charter Change", BBC, 4 de
octubre de 2005.
67. Véase, por ejemplo, Dexter Filkins, "Vote
Totals Under Inquiry in 12 Iraqi Provinces, Panel Says"
New York Times, 17 de octubre de 2005; "Iraq Vote
Counts 'Points to Fraud'" BBC, 18 de octubre de 2005.
|