El
presidente iraní Ahmadinejad visita el Iraq ocupado
Irán
legitima la ocupación
Por Carlos
Varea
IraqSolidaridad,
10/03/08
“El
presidente iraní falsea a conciencia la realidad al afirmar
que la solución a los problemas de Iraq es el fin de la
ocupación: lo será únicamente si el fin de la ocupación
se produce junto con el desmantelamiento total de las
estructuras y de la lógica –sectarias, mafiosas,
regresivas– impuestas por los ocupantes y encarnadas por
las actuales autoridades colaboracionistas iraquíes; lo será
únicamente si la recuperación de la soberanía de Iraq va
unida a una reconstrucción democrática e integradora del
país, respetuosa de los derechos civiles de sus ciudadanos
y defensora de la gestión social de los recursos. Y esa
doble tarea le corresponde y la encarna el pueblo iraquí y
su legítima resistencia, no Irán.”
¿Cuál es
el significado inmediato de la –ciertamente–
trascendental visita que el presidente iraní Mahmud
Ahmadinejad efectuó a Iraq los pasados domingo, 2 y lunes,
3 de marzo?: la legitimación por parte de Irán de las
instituciones creadas por los ocupantes y, con ello, el
reconocimiento y la aceptación de la propia ocupación de
este país, de la que Teherán se apresta a sacar
beneficios. Y, ¿cuál es el significado último de la
visita?: la definitiva escenificación internacional de que
EEUU acepta reconocer y otorgar a Irán un papel estratégico
en el futuro de Iraq –una fórmula de condominio–,
asunción ya puesta de manifiesto más discretamente en las
tres rondas conocidas de conversaciones bilaterales
mantenidas en Bagdad a lo largo de 2007 [1].
Hasan
Kazemi Qomi, embajador iraní en Iraq, ha calificado la
visita como la “evidencia de la fuerte voluntad política
de Irán de apoyar a este gobierno [el de Nuri al-Maliki] y
a Iraq”, tras enfatizar que el presidente iraní ha sido
el primer dirigente internacional “oficialmente invitado y
oficialmente recibido por el gobierno iraquí” [2].
Ciertamente, excepto el primer ministro Blair y el
presidente Bush –y ambos siempre a hurtadillas– ningún
dirigente regional o internacional había viajado Iraq desde
el inicio de la ocupación; tampoco ningún gobierno árabe
ha reabierto su embajada ni destacado embajador en Bagdad,
si bien algunos países árabes mantienen misiones diplomáticas
de rango inferior.
Por su
parte, y antes de la llegada de Ahmadinejad a Bagdad,
portavoces estadounidenses en Washington y Bagdad informaron
de que EEUU no había jugado ningún papel en la visita del
presidente iraní y que no estaba previsto que sus tropas
participaran en su protección, a menos que Irán así lo
solicitara [3], reiteración rutinaria por parte
estadounidense –a ver si alguien logra creérselo– de
que las instituciones iraquíes son soberanas. Podrá
argumentarse que lo sucedido es una prueba más de la
extrema debilidad de EEUU en Iraq, pero no cabe imaginar que
la visita de Ahmadinejad a Iraq no haya contado con el visto
bueno de Washington: ¿es necesario recordar que el
presidente de Irán ha llegado a un país bajo un régimen
de ocupación, con 159.000 soldados estadounidenses sobre el
terreno (decenas de miles de ellos en la capital), que
aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Bagdad, punto de
entrada al país bajo estricto control militar
estadounidense, y que sus citas oficiales con los dirigentes
iraquíes se tuvieron que limitar finalmente a la Zona Verde
de la capital, un perímetro fortificado al estilo medieval,
también bajo control de EEUU dado que alberga las embajadas
de los países ocupantes y las instituciones iraquíes?
Distintos
portavoces gubernamentales estadounidenses han enfatizado el
interés de EEUU de que Irán e Iraq mantengan “buenas
relaciones”, al mismo tiempo que reiteraban la exigencia
de que Teherán ponga fin a su apoyo a “elementos
extremistas” iraquíes. Sean McCormack, portavoz del
Departamento de Estado, ha declarado que EEUU “espera que
Irán juegue un papel positivo tanto en el presente como en
el futuro de Iraq” [4]. Por otra parte, Ali al-Dabbagh,
portavoz del gobierno iraquí, indicaba el jueves anterior a
la llegada de Ahmadinejad a Bagdad que esperaban que Iraq
pudiera jugar un papel clave en promover las relaciones
entre EEUU e Irán y terminar con la enemistad recíproca
que se procesan los dirigentes de Washington y Teherán [5].
Ciertamente,
el intercambio de papeles ha sido portentoso: antagonistas
internacionales cortejándose y un gobierno títere
oficiando como mediador entre uno y otro.
Compartiendo
socios
Todo ello
ha sido posible debido a un hecho llamativo: EEUU e Irán
comparten socios internos en Iraq, las figuras y las
formaciones dominantes en las nuevas instituciones creadas
bajo la ocupación. Jalal Talaban, presidente de Iraq y líder
de la Unión Patriótica del Kurdistán, (el encargado de
recibir a pie de escalerilla a Ahmadinejad en el aeropuerto
de Bagdad) es una vieja figura opositora al depuesto régimen
iraquí, auténtico funámbulo que durante décadas
compatibilizó sin inmutarse magníficas relaciones con EEUU
e Israel, por una parte, y antes y después del triunfo de
la Revolución Islámica, con Irán, a cuyo régimen apoyó
durante la guerra irano-iraquí de 1980 a 1988.
Por su
parte, Nuri al-Maliki, primer ministro de Iraq, encabeza un
gobierno que –al igual que el parlamento– está dominado
por las formaciones del confesionalismo político shií, al
que el gobierno Bush otorgó el papel predominante tanto en
los preparativos de la invasión de Iraq como desde el
inicio de la ocupación, y ello pese a sus fuertes vínculos
con Irán [6]. La situación interna de al-Maliki,
representante de ad-Dawa –partido menor dentro del
confesionalismo político shií– puede ser precaria, pero
tanto el poder formal que le otorgan los ocupantes como el
que ejerce brutalmente en la calle conjuga aún en su figura
el complejo equilibrio de intereses que recorre las dos alas
de la coalición electoral Alianza Unida Iraquí: el Consejo
Supremo Islámico en Iraq (CSII, denominado hasta 2007
Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq) de Abul
Aziz al-Hakim y la corriente del clérigo Moqtada as-Sáder,
quien a su vez se disputa los favores que históricamente Irán
ha otorgado al CSII, formación opositora al régimen de
Sadam Husein creada en suelo iraní y cuya rama militar, la
Organización Badr, estaba integrada en la Guardia
Revolucionaria iraní y combatió del lado iraní en la
Primera Guerra del Golfo.
La hegemonía
de las nuevas instituciones iraquíes por parte del
confesionalismo político shií ha otorgado al régimen iraní
la posibilidad de presionar a EEUU en Iraq. El objetivo es
claro: que Washington reconozca a Teherán como interlocutor
regional obligado, como en principio parece estar ya
ocurriendo. El mecanismo para lograrlo es igualmente claro:
el CSII y su rama militar Badr apuntalan las nuevas
instituciones iraquíes y sus aparatos de seguridad,
mientras que la corriente de as-Sáder, igualmente miembro
del gobierno y del parlamento [7], utiliza su Ejército del
Mahdi para quemar la hierba bajo los pies de los ocupantes
por medio de la violencia sectaria y social (sobre todo en
Bagdad) y la confrontación directa con el CSII y al-Fadil
(otro partido menor confesional shií de Basora) por el
control de las provincias del centro y sur del país [8],
mientras amaga –sólo amaga– con su anti-americanismo.
La
tregua de as-Sáder y el balance de 2007
Pocos días
antes de la llegada de Ahmadinejad a Bagdad, portavoces de
as-Sáder anunciaban su decisión de prolongar durante seis
meses más la tregua en las actividades del Ejército del
Mahdi, vigente en Bagdad desde el inicio del incremento de
tropas de EEUU en la capital de enero-febrero de 2007 y
ampliada a todo el país en agosto, tras los fuertes
enfrentamiento mantenidos en Kárbala con las fuerzas de
seguridad locales, controladas por el CSII [9]. Este anuncio
muy posiblemente ha sido esencial para que la visita del
presidente de Irán pudiera materializarse: implícita o
explícitamente, todas las partes implicadas han adjudicado
a Irán la autoría de la decisión de as-Sáder: un guiño
hacia EEUU.
Cuando se
cumple ahora un año del incremento de tropas
estadounidenses en Iraq, la Casa Blanca necesita demostrar
que la estrategia presidencial ha sido un éxito, después
de que la escalada de violencia de los paramilitares y los
escuadrones de la muerte shiíes cuestionara gravemente la
credibilidad nacional e internacional del presidente Bush.
Al concluir 2006 los máximos mandos militares de EEUU
dieron por fin su visto bueno a un nuevo incremento de
tropas en Iraq, respaldando así, aunque a regañadientes,
el plan del presidente Bush de relanzar la guerra en la
capital y en su periferia oeste y norte. La denominada
“Nueva estrategia para Iraq” contradecía abiertamente
lo recomendado por el Grupo de Estudios de Iraq demócrata-republicano
(la denominada Comisión Baker-Hamilton), así como por
diversas instancias internacionales, que coincidían en su
diagnóstico de que EEUU no puede ganar militarmente la
guerra de Iraq [10].
En las
primeras semanas de 2007 se desplegaron en Iraq más de
21.000 nuevos efectivos, de los cuales 17.500 iban
destinados a Bagdad y el resto a la provincia de al-Anbar
(al oeste de la capital). En febrero de ese mismo año se
produjo un incremento final de 30.000 soldados más, con lo
que el número de tropas de EEUU mantenidas en Iraq a lo
largo de 2007 alcanzó los 170.000 combatientes, la cifra más
alta desde el inicio de la ocupación del país [11] (en la
actualidad su número es 158.000).
Oficialmente,
el incremento de tropas en Iraq tenía como objetivo poner
punto final a la violencia sectaria que había afectado
esencialmente a la capital, una limpieza étnica y social
que desde mediados de 2005 –antes por lo tanto de la
voladura de la cúpula de la mezquita de Samarra en febrero
de 2006 a tribuida a Al-Qaeda– habían desarrollado
impunemente ante las tropas estadounidenses los escuadrones
de la muerte asociados a las formaciones del gobierno de
al-Maliki y sus nuevos cuerpos de seguridad. Pese a la
fijación mediática centrada en Bagdad sobre los
atentados indiscriminados atribuidos a la red Al-Qaeda en
Iraq, a lo largo de 2006 el 77% de los asesinatos de civiles
en la capital era obra de escuadrones de la muerte
paragubernamentales, en una última etapa sobre todo
vinculados al Ejército del Mahdi de as-Sáder, según
medios iraquíes a veces amparados por fuerzas
estadounidenses e iraquíes [12].
Sin
embargo, desde las primeras operaciones desarrolladas por el
Pentágono en Bagdad, en enero de 2007, quedó patente que
las tropas de ocupación tenían como objetivo cercar y
aislar los barrios que aún estaban fuera del dominio de las
milicias paragubernamentales, es decir, culminar la
fragmentación sectaria de la capital y el aislamiento de ésta
de su periferia, de muy fuerte implantación resistente.
Como hemos indicado, el Ejército del Mahdi es considerado
el principal actor del terrible remonte de los asesinatos
sectarios y selectivos de 2006, cuyo balance –oficial–
era de 100 cadáveres diarios hallados en las calles de la
capital o flotando en el Tigris, cuerpos torturados, con las
manos atadas y las cuencas de los ojos vacías –la firma
de los paramilitares. Particularmente en Bagdad, los
escuadrones de la muerte del Ejército del Mahdi habían
sustituido a los grupos parapoliciales de la Organización
Badr en la tarea de exterminar el campo civil anti-ocupación,
sirviéndose para ello incluso de las dependencias del
Ministerio de Sanidad y los hospitales públicos [13].
En su edición
del 16 de enero de 2007, el diario árabe al-Hayat informaba
que los dirigentes del Ejército del Mahdi habían recibido
órdenes de eludir el enfrentamiento con las tropas de EEUU
en Bagdad e incluso de retirarse fuera de la ciudad [14]. Al
mismo tiempo, portavoces de la corriente de as-Sáder
anunciaron, en una rueda de prensa celebrada el 21 de enero
en Bagdad, el fin de su boicot parlamentario, iniciado en
protesta por la reunión de Bush y al-Maliki en Amán de últimos
de noviembre de 2006. Finalmente, tras los fuertes
enfrentamientos ocurridos en el verano entre milicianos del
Ejército del Mahdi y fuerzas oficiales vinculadas al CSII
en Kárbala, as-Sáder anunció el 29 de agosto un alto el
fuego renovado, como decíamos, en febrero de 2008.
Al parecer,
la tregua del Ejército del Mahdi de as-Sáder ha ido acompañada
de una firme purga interna en un intento por acabar con los
elementos “incontrolados” de la milicia [15]. Al tiempo
que procuraba limpiar su imagen, as-Sáder otorgaba así al
primer ministro al-Maliki (su gran valedor) y a las tropas
de ocupación un respiro en la escalada de violencia
sectaria, respiro que ha permitido al Pentágono centrar su
mortífera actuación en los barrios resistentes de la
capital y al presidente Bush presentar su nueva estrategia
de incremento de tropas como un éxito. En reconocimiento de
ello, el general Jeffery W. Hammod, comandante de las tropas
estadounidense en la capital, calificaba a comienzos de 2008
as-Sáder de “honorable” [16].
Para el
pueblo iraquí el balance del año 2007 en muertos,
refugiados y desplazados y presos ha sido terrible. Los
asesinatos sectarios en Bagdad se han reducido respecto al año
anterior, pero siguen apareciendo diariamente cadáveres con
signos de tortura, según testimonio anónimo de
responsables hospitalarios de la capital [17]. La reducción
del número de asesinatos en Bagdad se debe, en buena
medida, a que ya a comienzos de 2007 Bagdad estaba
segmentada en cantones que redistribuían a las comunidades
sunníes y shiíes a uno y otro lado del río Tigris,
proceso culminado por las tropas estadounidenses con la
erección de muros de hasta cuatro metros de altura en torno
a los barrios o distritos aún sin controlar (como el de
Adamiya). En la actualidad tres cuartas partes de Bagdad están
bajo control de los paramilitares shiíes [18].
La
denominada “Nueva batalla por Bagdad” ha provocado además
un incremento en el número de desplazados internos y
refugiados exteriores. Ya en agosto de 2007 el Creciente
Rojo Iraquí señalaba que la reactivación de la guerra en
la capital había determinado que desde febrero de ese año
el número de desplazados se duplicase, alcanzando una media
de 100.000 al mes [19]. A comienzos de 2008, el doctor Said
Hakki, presidente de esa institución, informó de que uno
de cada cuatro residentes de la capital había tenido que
abandonar su hogar (lo que supone al menos 1,2 millones de
personas) [20]. El 64,3% de todos los desplazados internos
iraquíes son de Bagdad [21], y el 78% de los refugiados en
los países vecinos son árabes sunníes provenientes de la
capital [22].
Asimismo,
el número oficial de presos bajo control estadounidense se
duplicó en 2007 [23].
Una nueva
fase
Para el
Pentágono, la estrategia de terrorismo sectario de las
milicias confesionales shiíes favorecía el aislamiento de
Bagdad de su periferia –bajo control de la resistencia
iraquí– y ha servido para destruir el tejido civil
asociativo anti-ocupación. Para los paramilitares de la
Organización Badr o del Ejército del Mahdi, el objetivo
era convertir en
minoritaria a la comunidad sunní y aniquilar a los sectores
laicos de la ciudad, lo que les permitiría incorporar
Bagdad, centro político y de comunicaciones del país, al
área centro-sur y sur del país de mayoría shií, que ha
de acceder a un régimen de autonomía en el marco del nuevo
modelo federal previsto en la Constitución de 2005 y que
sin embargo el parlamento iraquí aún no ha logrado
concretar. Ahora se trata de que unos y otros conjuguen sus
intereses.
Tras la
notable reducción de tropas de Reino Unido de las
provincias iraquíes del sur (solo quedan 4.000 efectivos
acuartelados en Basora), el gobierno Bush está buscando una
salida pactada del país, para lo que ensaya fórmulas que
le permitan asegurar un rédito mínimo ante lo que ya es
una derrota reconocida por la clase política
estadounidense. A lo largo de 2008, EEUU e Iraq habrán de
alcanzar un acuerdo para establecer un marco de relaciones
bilaterales formales que sustituya a la actual cobertura de
legitimación de la ocupación otorgada por el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas en 2003. Este acuerdo se basaría
en el documento suscrito por el presidente Bush y el primer
ministro al-Maliki en noviembre de 2007 [24], texto que
incluye explícitamente el compromiso de EEUU de garantizar
la seguridad de Iraq a cambio de ventajas para las empresas
estadounidenses inversoras en el país, particularmente en
el sector de los hidrocarburos. El domingo, 9 de marzo se
reinician las negociones bilaterales en Bagdad entre los
ocupantes (encabezadas por el embajador Ryan Crocker) y el
gobierno colaboracionista iraquí a fin de establecer este
marco bilateral definitivo, negociaciones que han de incluir
el tema del “establecimiento de una base legal para la
permanencia de tropas de EEUU en Iraq”, según un portavoz
del Pentágono [25].
Ciertamente
hay dudas más que razonables de que EEUU pueda mantenerse sólidamente
en Iraq si no es a través de acuerdos con los países
vecinos, en particular con Irán. La idea de un diálogo
directo entre EEUU e Irán para tratar exclusivamente –se
ha repetido– sobre la seguridad en Iraq se remonta, como mínimo,
a marzo de 2006, diálogo que finalmente se materializó a
lo largo de 2007 en tres encuentros bilaterales celebrados
en Bagdad (ello sin contar los contactos en las citas
multilaterales sobre Iraq u otros temas [26]). Este hecho es
particularmente significativo si se tiene en cuenta que EEUU
e Irán tenían rotas sus relaciones diplomáticas desde la
toma de los rehenes de la embajada estadounidense en Teherán
de 1977 y que estos encuentros se han llevado a cabo a pesar
de la crisis sobre el desarrollo nuclear iraní, que se
desarrollaba al mismo tiempo.
La cuarta
cita bilateral, prevista para el 15 de febrero, fue anulada
unilateralmente por parte iraní, pero el embajador iraní
en Iraq, pocos días antes de la llegada de Ahmadinejad a
Bagdad, declaraba que la visita del presidente iraní
“refleja el apoyo de Irán al gobierno popular (sic) de
Iraq, como [lo hace igualmente] la participación de Irán
en conversaciones trilaterales con EEUU [más el gobierno
iraquí] sobre Iraq” [27]. El propio Ahmadinejad ha
indicado que las conversaciones bilaterales están
contribuyendo a mejorar la seguridad en Iraq [28].
Estos
encuentros han otorgado a Irán la categoría de socio en el
futuro de Iraq, un éxito notorio para el régimen iraní,
no menor del que podría suponer la aceptación por parte de
la comunidad internacional de su derecho a desarrollar un
programa nuclear civil. Irán contempla el inicio de la
negociación con EEUU sobre Iraq como el primer paso hacia
el reconocimiento de su papel de potencia emergente en
Oriente Medio, incluido el espacio árabe. A los regímenes
árabes, débiles, deslegitimados y serviles, no les queda más
que aceptarlo y acomodarse a ello, como ya están haciendo.
El regalo anticipado de Irán al gobierno de George W. Bush
ha sido el reconocimiento de la legitimidad de las nuevas
instituciones iraquíes establecidas por los ocupantes a
partir de 2003: Irán fue el primer gobierno internacional
en hacerlo y la visita de Ahmadinejad lo ha ratificado de
manera enfática. Con ello, Irán acepta el carácter
irreversible de la invasión de Iraq, de la que puede ser
finalmente su principal beneficiario (sin duda más que
Israel).
Por su
parte, Washington anhela obtener de Irán una mínima
estabilización que le permita mantenerse en el país hasta
el cambio de inquilino en la Casa Blanca, a fin de que el
siguiente gobierno estadounidense pueda retirarse
honorablemente, tras haber pactado acuerdo en el campo energético.
Mientras que el gobierno Bush combate brutalmente a la
resistencia (en 2007 el Pentágono multiplicó por cinco los
bombardeos aéreos), esta estabilización no pueden otorgársela
sino los socios internos de Irán en Iraq, es decir, los que
son, al mismo tiempo, los suyos, lo que la invasión aupó
al poder: los partidos confesionales shiíes. Oligárquicas
y mafiosas, confrontadas entre sí pero monopolizadoras de
las instituciones, las formaciones del confesionalismo político
shií comparten con Irán un mismo designio para Iraq, y su
fuerza es tal que niegan a EEUU la posibilidad de incorporar
en los nuevos aparatos de seguridad a las nuevas milicias
sunníes Sahwa (Despertar), que combaten a Al-Qaeda con
ayuda estadounidense en provincias al oeste y norte de la
capital.
La lógica
de la división “suave” (es decir, no formal) [29] de
Iraq emerge así inevitablemente, y con ello cobra sentido
estratégico la extremada violencia que ha sufrido el país.
¿Es preciso insistir en que tras ello está la gestión de
los recursos petrolíferos del país, especialmente los del
sur? El petróleo
de la región de Basora aporta el 90% de los ingresos del
gobierno iraquí y alberga el 70% de las reservas probadas
de Iraq. Las compañías petrolíferas extranjeras (también
la española Repsol-YPF) están a la espera de la ratificación
de la nueva ley de hidrocarburos por el parlamento y de la
resolución de la violenta confrontación entre las fuerzas
shiíes locales para acceder a la zona [30].
Por lo
pronto, y con motivo de la visita del presidente
Ahmadinejad, Irán es el principal socio económico de Iraq,
tras la firma de siete acuerdos –secretos, por cierto–,
un proyecto de reconstrucción de Bagdad y un memorando de
entendimiento bilateral, engrasado todo ello con un préstamos
iraní de mil millones de dólares al gobierno
colaboracionista iraquí, todo ello según IRNA, la agencia
oficial iraní de noticias. Está asimismo prevista la
construcción de un oleoducto entre Basora y la ciudad iraní
de Abadán.
Ahmadinejad
se equivoca
Durante su
visita, el presidente iraní ha llegado a afirmar
literalmente que Iraq e Irán “son las naciones que se sitúan
a la vanguardia del establecimiento [internacional] de la
justicia, la moralidad y la bondad” [31]. En lo que
respecta a Iraq la apreciación es cuanto menos insultante:
Iraq es el tercero país del mundo en corrupción (tan solo
aventajado en ello por Myanmar y Haití) [32], lo que se
refleja, por ejemplo, en unas de las tasas mundiales más
altas de mortalidad infantil o materna, o en el más rápido
retroceso mundial en la tasa de escolarización; con dos
millones y medio de refugiados externos y otros tantos
desplazados internos, Iraq aventaja ya a Colombia en
porcentaje de población que ha tenido que abandonar sus
hogares; hasta un millón de personas han muerto
violentamente en Iraq desde el inicio de la ocupación [33],
la mayoría de ellas como consecuencia del uso extremo y
generalizado de la fuerza por parte de los ocupantes o como
resultado de la actuación de los escuadrones de la muerte
paragubernamentales; finalmente, con una cifra indeterminada
de decenas de miles de detenidos políticos, el gobierno
colaboracionista iraquí gestiona con los ocupantes uno de
los sistemas carcelarios más opaco, generalizado y
atentatorio de los derechos humanos del mundo.
Con su
respaldo, el régimen iraní obvia –por intereses
propios– que el gobierno de Bagdad es un gobierno
colaboracionista e ilegítimo en tanto que fue establecido y
es mantenido por EEUU y Reino Unido gracias a una guerra de
agresión contraria a la legalidad internacional.
Ciertamente, como ha afirmado Ahmadinejad, los gobiernos
ocupantes son los responsables últimos de lo que ocurre en
Iraq. Pero ello no exime de responsabilidad a las nuevas
instituciones iraquíes que, aun sin soberanía efectiva,
comparten con los ocupantes la culpabilidad por los crímenes
y el desposeimiento a los que desde hace cinco años está
sometido el pueblo iraquí. Los socios internos que
comparten EEUU e Irán son los integrantes de los
escuadrones de la muerte, son los clérigos reaccionarios
que anulan los derechos civiles básicos (en primer lugar,
los de la mujer), es la nueva oligarquía mafiosa que se
muestra favorable a privatizar el petróleo.
El
presidente iraní falsea a conciencia la realidad al afirmar
que la solución a los problemas de Iraq es el fin de la
ocupación: lo será únicamente si el fin de la ocupación
se produce junto con el desmantelamiento total de las
estructuras y de la lógica –sectarias, mafiosas,
regresivas– impuestas por los ocupantes y encarnadas por
las actuales autoridades colaboracionistas iraquíes; lo será
únicamente si la recuperación de la soberanía de Iraq va
unida a una reconstrucción democrática e integradora del
país, respetuosa de los derechos civiles de sus ciudadanos
y defensora de la gestión social de los recursos. Y esa
doble tarea le corresponde y la encarna el pueblo iraquí y
su legítima resistencia, no Irán.
El peso de
Irán entre los países productores de petróleo, su gran
capacidad financiera, su activa diplomacia (particularmente
en América Latina) y su desafiante discurso
anti-estadounidense y anti-sionista convierten la abierta
alianza del régimen de Teherán con las nuevas
instituciones iraquíes surgidas de la ocupación en un
freno al compromiso internacional con el pueblo y la
resistencia iraquíes, que rechazan que su país sea el
terreno dónde, a costa de su propio proyecto soberano, deba
dirimirse la confrontación entre EEUU e Irán.
Notas:
1. Véase
en IraqSolidaridad: Carlos Varea: EEUU e Irán inician en
Bagdad negociaciones sobre Iraq y Gareth Porter: EEUU abre
contactos con Irán y la resistencia iraquí y enlaces
relacionados.
2. L.
Fadel, “Iranian Pres. Ahmedinejad’s Visit to Iraq May
Upstage U.S.”, McClatchy Newspapers, 28 de febrero de
2008.
3. M.
Abbas, “Iran Leader’s Iraq Visit Eclipses US, Arab
Ties”, Reuters, 2 de marzo de 2008.
4. Reuters,
14 de febrero de 2008.
5. IRNA, 26
de febrero de 2008.
6. Véase
en IraqSolidaridad: Tom Lasseter: Irán gana influencia y
poder en Iraq a través de las milicias. La organización
Badr utiliza el ministerio de Interior para perpetrar
asesinatos sectarios y Mahan Abedin:
Badr, Irán y los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes.
EEUU ha aceptado a la milicia chií como un componente
esencial de la lucha contrainsurgentey Robert Dreyfuss: ¿Está
Irán ganando la guerra de Iraq?
7. Por su
antagonismo con el CSII, as-Sáder ha sido el principal
apoyo del primer ministro al-Maliki. La corriente de Moqtada
as-Sáder (que no es formalmente una organización o partido
político) ostenta 30 de los 275 escaños del parlamento
iraquí y sigue ostentando in absentia seis ministerios en
el gobierno de al-Maliki.
8. Véase
en IraqSolidaridad: Ghaith Abdul-Ahad: “Bienvenidos a
Teherán”: Irán asume el control de Basora,
Pedro Rojo y Carlos Varea: Las milicias chiíes se
disputan Basora, mientras Irán bloquea la negociación con
EEUU sobre Iraq.
9. As-Sáder
había exigido al gobierno de al-Maliki como condición para
renovar su alto el fuego que purgara de “bandas
criminales” los cuerpos de seguridad iraquíes, clara
alusión a la milicia rival de Badr del CSII de al-Hakim.
10. Véase
en IraqSolidaridad: Peter Grier: El Partido Demócrata y la
Administración Bush buscan un consenso sobre la continuidad
en Iraq y Joe Kay: Antes que una retirada o reducción de
tropas, se prevé un incremento de hasta 30.000 efectivos
11. Véase
en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Fuertes combates en Bagdad
anticipan la aplicación del nuevo plan de Bush
y Thomas E. Ricks y Ann Scott Tyson: El plan de Bush
prefigura una intensificación de los combates en las calles
de Bagdad .
12. Según
señala el analista del Centro de Estudios Estratégicos e
Internacionales de Washington Anthony Cordesman en su
informe Iraqi Forces Development and the Challenge of Civil
War de noviembre de 2006.Véase en IraqSolidaridad: Andrew
Buncombe y Patrick Cockburn: El responsable de NNUU para los
Derechos Humanos vincula directamente al ministerio del
Interior con los Escuadrones de la muerte, que estarían
alentando la guerra sectaria,
Dahr Jamail y Ali al-Fadily: El 70% de las fuerzas de
la policía iraquí está infiltrado por milicias sectarias
y mafias , Peter Symonds: Según Naciones Unidas, al menos
100 iraquíes mueren al día violentamente
y Nota Informativa de la CEOSI: Los 'escuadrones de
la muerte' causan nueve veces más víctimas que los
atentados atribuidos a Al Qaeda.
13. Los
escuadrones de la muerte trasformaron en centros
clandestinos de detención, tortura y asesinatos muchos
hospitales de la capital (véase: D. Murphy, Sadr's Militia
Tightens Grip on Healthcare, The Christian Science Monitor,
25 de mayo de 2006). De hecho, el único proceso abierto en
Iraq en estos años por la actuación de los escuadrones de
la muerte tuvo como procesados a dos ex altos cargos del
Ministerio de Sanidad de la corriente de as-Sáder,
finalmente exculpados sin cargo alguno en marzo de 2008 (BBC
News, 3 de marzo de 2008.)
14. Véase
en IraqSolidaridad: Liz Sly: La corriente de as-Sáder
negocia con los ocupantes su despliegue en barrios shiíes
y Carlos Varea: La corriente as-Sáder retorna a las
instituciones colaboracionistas para desactivar el conflicto
con EEUU.
15.
Voices of Iraq, “Mahdi Army Enforces Cease-Fire with
Wide-Scale Purfe”, VOI, 22 de febrero de 2008.
16.
A.R. Paley, “Sadr’s Militia Enforces Cease-Fire with a
Deadly Purge”, The Washington Post, 21 de febrero de 2008.
17. En
enero de 2007 el número de cadáveres hallados en Bagdad
fue de 321, una cifra que descendió a 294 en febrero, a 272
en marzo y a 182 en abril, para aumentar de nuevo en mayo y
junio, mes en el que fueron recuperados hasta 453 cuerpos de
víctimas no identificadas, una cifra cuatro veces superior
a la ocasionada por los coches-bomba y atentados suicidas
atribuidos a Al-Qaeda en Iraq.
18.
P. Cockburn, “Sunni vs. Shia: the real bloody battle for
Baghdad”, The Independent, 5 de febrero de 2008.
19.
J. Glanz, S. Farrell, «More Iraqis Said to Flee Since Troop
Increase», The New York Times, 24 de agosto de 2007.
20.
Recogido en A. al-Fadhily, D. Jamail, “Iraq: In Tatters
Beneath a Surge of Claims”, IPS, 24 de febrero de 2008.
21.
IMO Emergency Needs Assessments, International Organization
Migration in Iraq (www.iom-ira.net), Biweekly Report, 1 de
febrero de 2008.
22. Second
IPSOS Survey on Iraqi Refugees (31 de octubre -25 de
noviembre de 2007). Final Results.
23. Véase
IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Iraq: 24.000
presos bajo control de EEUU y hasta 400.000 en centros iraquíes.
24.
Declaration of Principles for a Long-Term Relationship of
Cooperation and Friendship Between the Republic of Iraq and
the United States of America, 26 de noviembre de 2008,
documento disponible en la web de la Casa Blanca.
25.
R. Burns, “US-Iraq Talks to Start Saturday”, AP, 7 de
marzo de 2008.
26. El último
celebrado en enero en París, encuentro de representantes
gubernamentales y de Bancos Centrales sobre financiación
del terrorismo: M. Lee y A. Gearan, “US Secretly Met Iran
Banking Officials”, AP, 15 de febrero de 2008.
27. IRNA,
14 de febrero de 2008.
28.
Recogido por la agencia oficial iraní y reproducido por AP,
2 de marzo de 2008.
29.
E.P. Joseph, M.E. O’Hanlon, The Case for Soft Partition in
Iraq, The Saban Center For Middle East Estudies at the
Brookings Institution, Analysis Paper, Num. 12, Junio de
2007 (http://www.brookings.edu/).
30.
D. Smith, “Oil Giants Area Poised to Move into Basra”,
The Observer, 24 de febrero de 2008.
31.
W. Mohammed, “Ahmadinejad says Iran and Iraq Tops in
Morality”, Reuters, 3 de marzo de 2008.
32. Índice
de Percepción de la Corrupción 2006, Transparency
International. El informe de 2006 está disponible en español
en http://www.transparency.org/.
33. Véase
en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Más de un
millón de iraquíes han muerto desde el inicio de la
ocupación.
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