EEUU,
Irán y el Consejo Supremo Islámico de Iraq
Tres
extraños compañeros de cama
Análisis
de Ali Gharib
Inter
Press Service (IPS), 14/05/08
Washington.-
Si la política hace raros compañeros de cama, entonces los
vínculos entre Irán, Estados Unidos y el Consejo Supremo
Islámico de Iraq constituyen el más extraño "ménage
à trois" de las relaciones internacionales hoy.
Las
violentas hostilidades entre chiitas llegaron oficialmente a
su fin esta semana, cuando se declaró un cese del fuego
entre las fuerzas del gobierno del primer ministro Nouri
al-Maliki y el Ejército Mahdi, del clérigo Muqtada
al-Sadr, pero los enfrentamientos esporádicos continúan. Y
permanecen las dudas sobre el papel que está desempeñando
Estados Unidos.
En un
testimonio ante el Congreso legislativo estadounidense hace
un mes, el general David Petraeus, comandante de las tropas
de ocupación en Iraq, y el embajador de Estados Unidos en
Bagdad, Ryan Crocker, señalaron que el conflicto en ese país
de Medio Oriente es una "guerra por delegación"
para contener la influencia iraní.
Washington
y del gobierno de Al-Maliki con frecuencia presentan a Teherán
como una fuerza desestabilizadora en Iraq.
Las
excursiones militares de las fuerzas iraquíes contra los
sadristas, apoyadas por Estados Unidos, son defendidas
citando evidencia dudosa de la supuesta influencia iraní.
Pero esto
se complica más cuando se añade a uno de los más cercanos
amigos de Teherán en territorio iraquí: el Consejo Supremo
Islámico de Iraq (ISCI), que, como parte de la coalición
gobernante de Al-Maliki, también es uno de los principales
aliados de Washington.
Los
militares estadounidenses anunciaron haber matado a tres
combatientes enemigos en el suburbio bagdadí de Ciudad Sadr
el domingo, señalando que los objetivos eran grupos
escindidos del Ejército Mahdi que estaban recibiendo
entrenamiento y armas de parte de Irán.
La semana
pasada, el portavoz del Departamento de Estado (cancillería)
de Estados Unidos, Sean McCormack, dijo que estaba claro que
Irán apoyaba a "milicias que operan fuera del imperio
de la ley en Iraq". Muchos temen que el discurso sea
parte de un esfuerzo por incrementar las tensiones entre
Washington y Teherán.
Pero la
constante descarga de críticas contra Irán y contra los
llamados "grupos especiales" de Sadr, que todavía
pelean contra Al-Maliki y contra las fuerzas de Estado
Unidos, tienden a pasar por alto el hecho de que los
partidos de la coalición gobernante en Iraq deben en gran
medida su existencia a Teherán, y continúan en estrecho
contacto con esa república islámica.
No parece
haber una sólida explicación sobre el doble discurso de
Estados Unidos, que condena a Irán por su influencia en
Iraq pero a la vez brinda apoyo y ayuda a uno de los
principales beneficiados y aliado de esa influencia: el
gobierno de Al-Maliki.
"No
estoy seguro si sabemos bien qué diablos estamos haciendo
cuando realizamos estas acciones", dijo a IPS el
analista Brian Katulis, del Centro para el Progreso
Estadounidense, con sede en Washington.
Los dos
mayores partidos en la coalición de Al-Maliki, su propio
Partido Dawa y el ISCI, son chiitas y vinculados con Teherán.
El ISCI,
antes conocido como Consejo Supremo para la Revolución Islámica
en Iraq, nació en Irán, y su rama armada, la Brigada Badr,
combatió contra los iraquíes en la guerra que enfrentó a
ambos países en los años 80.
La
Organización Badr fue luego incorporada a las fuerzas de
seguridad iraquíes, que recibieron equipos y entrenamiento
de Estados Unidos.
Mientras
estos grupos vivían en el exilio, el padre de Muqtada
al-Sadr estaba construyendo un movimiento chiita dentro de
Iraq. Los sadristas son el único bloque político chiita
que puede ser considerado propiamente un movimiento local.
El ISCI había
inicialmente participado del Congreso Nacional Iraquí,
grupo en el exilio liderado por Ahmed Chalabi, a quien los
arquitectos neoconservadores de la guerra en Iraq esperaban
liderara un gobierno exiliado que pudiera asumir el control
del país luego de que fuera derrocado el régimen de Saddam
Hussein (1979-2003).
Luego de
que fracasara el plan con Chalabi y tras un período de
gobierno de la Autoridad Provisional de la Coalición, las
elecciones convirtieron al ISCI en el bloque más poderoso
en el parlamento. En diciembre de 2006, el líder del ISCI,
Abdul Aziz al-Hakim, fue invitado a Washington a reunirse
con el presidente George W. Bush en la Casa Blanca.
La visita
de Hakim a Washington coincidió con la salida de los
sadristas –otrora la pesadilla del primer ministro—de la
coalición gobernante. A instancias de Washington, Hakim
volcó su apoyo a Al-Maliki para permitirle formar una
coalición.
Los
recientes combates entre sadristas y el gobierno solamente
fortalecieron ese lazo. Las ofensivas del gobierno iraquí
en la sudoriental ciudad de Basora y en Ciudad Sadr contaron
con el apoyo de Estados Unidos. Esto motivó acusaciones de
que Washington tomó partido en lo que es esencialmente un
tema político interno chiita.
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