¿Ha
funcionado "la oleada" de tropas en Irak?
Por Immanuel Wallerstein
Agence Global, 15/07/08
La
Jornada, 26/07/08
Traducción
de Ramón Vera Herrera
En
2006, las cosas parecían ir muy mal para los esfuerzos
militares estadunidenses en Irak. La guerra en ese país se
tornó un asunto de máxima importancia en las elecciones
parlamentarias de 2006 en Estados Unidos. Generalmente se
concuerda en que los republicanos se desempeñaron
pobremente en dichas elecciones, sobre todo porque el
electorado se había desilusionado con la viabilidad y por
tanto con la pertinencia de la invasión estadunidense.
El
11 de diciembre de 2006, un estelar comité bipartidista de
figuras del establishement (encabezadas por James A. Baker y
Lee Hamilton) publicó un informe llamando a una retirada
escalonada de las tropas estadunidenses, y a emprender
discusiones directas con Irán y Siria acerca de todos los
puntos relevantes relacionados con el Medio Oriente.
Pese
al muy amplio respaldo que obtuvieron las recomendaciones
Baker-Hamilton, el presidente Bush decidió responder de
manera muy diferente a la fallida situación militar, una
respuesta que se ha dado en llamar "la oleada". Básicamente,
la estrategia de "la oleada" no fue retirar
tropas, sino aumentarlas, y buscar de varios modos reducir
radicalmente la violencia contra las tropas estadunidenses y
los iraquíes.
Ahora,
unos 18 meses después, el régimen de Bush y el candidato
republicano John MacCain alardean del éxito de "la
oleada". Es cierto que los ataques contra soldados
estadunidenses se redujeron radicalmente del nivel que tenían
hace 18 meses. Es también cierto que la violencia contra
los iraquíes es, de algún modo selectivo, menor. Como
resultado, ha habido un cambio en la opinión pública
estadunidense. Las encuestas muestran que el número de
personas que piensan que la guerra fue un "error"
es más o menos la misma, y sigue favoreciendo una retirada
por fases. Lo que cambió es el grado de angustia o urgencia
que siente el público estadunidense. Irak ya no es su
preocupación número uno. La atención viró radicalmente
hacia el deterioro de la economía-mundo y particularmente
la economía estadunidense. El resultado neto en la política
electoral es que McCain no está atrayendo a los votantes
indecisos sobre la base del éxito de "la oleada"
ni Obama jala a los muchos votantes indecisos con la promesa
de retirar las tropas.
Eso
deja abierta una pregunta: ¿realmente funcionó "la
oleada"? Yo supongo que si se observan exclusivamente
las cifras de bajas en Irak a corto plazo, se podría
argumentar que sí funcionó. Funcionaría todavía mucho
mejor si Estados Unidos enviara otros 200 mil efectivos.
Pero no cuenta con otros 200 mil soldados para enviar. Y sus
colaboradores son países que están retirando tropas, no
enviando más. Por supuesto, si se chantajea a todos los
jeques sunitas, estarán del lado estadunidense, por ahora.
Y si se institucionalizan las expulsiones étnicas, como en
Bagdad, habrá menos espacio para algunos tipos de violencia
interiraquí que han ocurrido con anterioridad. Y si Muqtada
Sadr piensa que es más sabio esperar su oportunidad, habrá
una reducción temporal del tipo de violencia que ha
ocurrido antes.
Pero
miren lo que ocurre en el resto de Medio Oriente debido a
"la oleada". En noviembre de 2006, Estados Unidos
y la OTAN se congratulaban del éxito de sus esfuerzos en
Afganistán. Pero desde entonces, dos cosas ocurrieron. El número
de bajas estadunidenses se disparó, sobrepasando al de
Irak. Y también se disparó la violencia contra los
afganos. Repentinamente los talibanes están de regreso, en
grande. Y por primera vez desde 2001, los expertos hablan de
la posibilidad de que Estados Unidos pierda la guerra en
Afganistán además de la de Irak.
Y
miren Pakistán. Desde noviembre de 2006, el país ha tenido
unas elecciones relativamente democráticas que pusieron en
el poder una legislatura hostil hacia el presidente
Musharraf, todavía la persona en quien el régimen de Bush
confía para proseguir con una política favorable a los
intereses de Estados Unidos. En consecuencia, Musharraf ha
tenido que batallar para mantener la cabeza fuera del agua.
Uno de los modos de hacer esto fue pactar un acuerdo tácito
con las fuerzas islamitas en la región de la frontera
noroeste, que favorecen y brindan refugio a Al Qaeda y a los
talibanes. Recientemente estas fuerzas casi ocuparon el
mayor centro urbano de la región. En todo caso son muy
fuertes y ayudan, activamente, a los talibanes de Afganistán.
Miren
también a Irán: bufa y resopla. Y así está Israel
respecto de Irán. También Dick Cheney. Sin embargo, el
hecho es que Irán es más fuerte que nunca. Y se ha venido
fortaleciendo en cada una de las guerras, por sus vínculos
con los dos grupos en Irak sobre los que Estados Unidos basa
sus esperanzas: el gobierno de Maliki y los kurdos. De
hecho, Irán comparte muchos intereses con Estados Unidos en
Afganistán. Pero Estados Unidos es incapaz de sacar ventaja
de esta alianza geopolítica por su insistencia en ver a Irán
como el demonio malvado en Medio Oriente.
Ahora
miremos de nuevo a Irak. Estados Unidos había confiado en
que siendo "la oleada" algo tan exitoso, podría
hacer que Irak firmara este año lo que se conoce como un
acuerdo de estatus de fuerzas, que fijaría la situación
para el estacionamiento de tropas y bases estadunidenses en
Irak para las décadas venideras. En cambio, Maliki ha
puesto muy en claro que no sólo Irak no firmará más que
un breve acuerdo transitorio, sino que no lo hará a menos
que Estados Unidos se comprometa a fijar un calendario para
su retirada, lo que es anatema tanto para Bush como para
McCain.
Podría
seguir acerca de Líbano, Israel/Palestina y los estados del
golfo. El hecho es que Estados Unidos es claramente más débil
en todo el Medio Oriente transcurridos los 18 meses de que
comenzó "la oleada". ¿No será en parte, tal vez
en gran medida, precisamente por "la oleada"?
Medio
Oriente hoy es como un enorme globo geopolítico. Si lo
estruja uno en un sitio, el aire simplemente se desplaza a
otro. Y el globo se vuelve más frágil todo el tiempo. Está
a punto de reventar.
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