El
“Acuerdo de Seguridad sobre la retirada de tropas
estadounidenses”
Un
contrato de permanencia
Por
Pedro Rojo (*)
Iraq Solidaridad, 05/12/08
“Con
la entrada en vigor de este acuerdo se mantendrá el status
quo actual, es decir, el control y la impunidad militar
estadounidense sobre el terreno y el sometimiento, la
corrupción y el sectarismo de la actual clase política
iraquí, pero sin necesidad ya de acudir a Naciones Unidas y
con el discurso de que se trata de una presencia tolerada y
hasta solicitada por los iraquíes”.
La
necesidad de un nuevo marco para la ocupación
La evolución
de la situación iraquí por derroteros no previstos por el
gobierno estadounidense ha obligado a replantearse el marco
de su presencia en Iraq. La constante presión de la
resistencia iraquí y la falta de apoyo popular entre la
sociedad iraquí, ha obligado a los estadounidenses a
retirarse, de forma significativa, a sus bases fortificadas,
lo que implica una notable la reducción de sus acciones y
patrullas en campo abierto.
La
cobertura teórica, en la que hasta ahora se ha sustentado
la ocupación, podría seguir siendo la misma, pues la
situación no parece haber cambiado. El 18 de diciembre de
2007 , el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas determinó
que “[...] la situación en el Iraq sigue constituyendo
una amenaza para la paz y la seguridad internacionales” y,
en virtud del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas,
legitimó la presencia de tropas extranjeras en territorio
iraquí (Resolución 1790) [1]. A día de hoy, nada ha
cambiado significativamente en Iraq para que lo que lo que
en diciembre de 2007 era una amenaza para la paz y seguridad
internacionales, deje de serlo hoy. Pero teniendo en cuenta
que ninguna de las razones que esgrimió Estados Unidos para
intentar justificar su invasión de Iraq tenían veracidad
(armas de destrucción masiva y vinculación del régimen
iraquí con Al Qaeda), queda por saber en qué consistía la
citada amenaza para la paz y la seguridad internacionales
que ha justificado los primeros cinco años de ocupación.
En
cualquier caso, parece claro que ni al gobierno
estadounidense ni al iraquí les convenía seguir
manteniendo la farsa de la amenaza internacional y así, el
26 de noviembre de 2007, George Bush y Nuri al–Maliki
firmaron la Declaración de Principios para una Relación a
Largo Plazo de Cooperación y Amistad [2], en cuya sección
3ª queda estipulado que el mandato de Naciones Unidas no
debería extenderse más allá del 31 de enero de 2008. En
aquel momento ya se escucharon voces augurando el final de
la ocupación estadounidense para esa fecha. Nada más lejos
de la realidad.
¿Qué
significa este nuevo acuerdo?
En primer
lugar, la ocupación militar estadounidense de Iraq deja de
estar bajo el amparo de la resolución de Naciones Unidas y
pasa a estar inscrita en el laxo marco de este acuerdo, con
el que se pretende dotar de legitimidad a una ocupación
ilegal y sangrienta, y todo ello con la única pretensión
de justificar la presencia estadounidense allí, cuando en
realidad, según Nizar Samerrai, analista iraquí y miembro
del Centro de Estudios Estratégicos Iraquíes [3], “[...]
significará más saqueo estadounidense, más destrucción,
no tiene ningún aspecto positivo para Iraq [...]”.
El rechazo
al acuerdo es categórico por parte de todas las fuerzas
contrarias a la ocupación, que lo describen como una
continuación de la ocupación y una claudicación de la
clase política colaboracionista: “[...] El Consejo Político
de la Resistencia Iraquí rechaza este acuerdo ilegal, así
como todos los acuerdos surgidos, a la sombra de la ocupación,
de mano de un gobierno que no es más que un producto del
ocupante y no representa la voluntad popular de nuestro
paciente pueblo. Este gobierno no ostenta la potestad de
ratificar ningún acuerdo o sellar ningún pacto, por lo
tanto lo que emane de él es nulo y no lo reconocemos”
[4]. En una carta abierta al pueblo iraquí, la Asociación
de Ulemas Musulmanes de Iraq afirma: “[...] Somos
conscientes de que la ocupación va a continuar, por lo que
es lógico y natural pensar que la resistencia continuará
su lucha, los hechos históricos así lo atestiguan. Esto
significa que Iraq no conocerá la tranquilidad, que la
hemorragia no se detendrá, que los estadounidenses seguirán
bombardeando y llevando a cabo saqueos y detenciones, con la
excusa de que luchan contra personas que se encuentran al
margen de la ley. Viviremos estos próximos años como los
pasados” [5].
Los políticos
y analistas que han seguido el desarrollo de las
negociaciones desde la primera versión del acuerdo aseguran
que los estadounidenses propusieron borradores flexibles
‘en cantidades ingentes’ para permitir a los distintos
sectores iraquíes justificar sus posturas y su capacidad de
reformar el acuerdo. Los analistas aseguran que la Casa
Blanca sabía con certeza que el acuerdo se iba a aprobar, a
pesar de que en los últimos meses se llegara a decir que
era imposible a tenor de las exigencias de ambas partes. Una
fuente iraquí asegura que “[...] el acuerdo ha discurrido
por dos vías de negociación paralelas. Una de ellas era la
oficial y pública entre los dos negociadores –los
gobiernos iraquí y estadounidense–, mientras la otra se
producía entre la embajada estadounidense en Bagdad y los
representantes de los tres sectores políticos, y se centró
en los propios beneficios de cada sector”.
Para Abu
Mohamed, portavoz político del resistente Frente Yihad y
Liberación, “[...] El Acuerdo de Seguridad no es nada más
que una decisión estadounidense; no es un acuerdo entre dos
partes iguales, entre dos Estados independientes. Por una
parte tenemos un país ocupado con un gobierno fruto de esta
ocupación y, por otra, la ocupación en sí. Se trata, por
tanto, de una negociación endógena: la ocupación negocia
consigo misma. Las supuestas discusiones, los cambios
exigidos aquí y allá no son más que maniobras de
distracción para dar un halo de democracia a este acuerdo,
para poder decir al mundo que el gobierno iraquí es
soberano y tiene capacidad decisoria y de negociación. Sin
embargo, la realidad es bien distinta: los políticos del
gobierno iraquí son funcionarios colaboracionistas con la
ocupación, con los estadounidenses en definitiva, porque
son éstos quienes los han nombrado en sus cargos para
gobernar Iraq” [6].
La esperpéntica
votación del pasado día 27 de noviembre, en la que el
presidente del Parlamento iraquí se esforzaba por contar
los votos a favor (148 votos de los 198 diputados presentes
en la cámara –de un total de los 275 escaños del
Parlamento iraquí–, es decir una exigua mayoría del
53,8%) mientras que los diputados del bloque de Al–Sáder
no dejaban de vociferar en pie, al tiempo que golpeaban las
mesas, fue la culminación de un despropósito de
cancelaciones y aplazamientos impuestos por los grupos
parlamentarios que seguían negociando las astronómicas
cantidades y prebendas que recibirán de EEUU a cambio de su
voto positivo: “[...] Con la firma de la Presidencia del
Acuerdo de Seguridad con Estados Unidos se ha cerrado el
balance de pérdidas y ganancias decantado claramente del
lado de los tres sectores que representan la nueva capa política
gobernante de Iraq: la Alianza [Unida] chií, el Pacto kurdo
y el [Frente del] Acuerdo sunní” [7].
Con la
entrada en vigor de este acuerdo se mantendrá el status quo
actual, es decir, el control y la impunidad militar
estadounidense sobre el terreno y el sometimiento, la
corrupción y el sectarismo de la actual clase política
iraquí, pero sin necesidad ya de acudir a Naciones Unidas y
con el discurso de que se trata de una presencia tolerada y
hasta solicitada por los iraquíes.
Tras la
aprobación del acuerdo, la fractura entre la clase política
iraquí colaboracionista y los sectores mayoritarios de la
resistencia, tanto política como armada, es total. Algunas
de las facciones de la resistencia, que sin aprobarlo
toleraban la presencia de algunos de los diputados “críticos”
dentro del Parlamento, se han vuelto tajantes: “[...] La
votación que tuvo lugar ayer viene a confirmar al pueblo
iraquí que los miembros del Congreso de los Diputados que
votaron a favor del acuerdo han vendido Iraq y a su pueblo
al ocupante, pero su venta, gracias a Dios, es nula, pues
han vendido algo que no era suyo. Por lo tanto, Iraq sigue
perteneciendo a su pueblo, que lucha contra la ocupación y
sus proyectos políticos con todas las formas de
resistencia” [8].
Y es que
las maniobras y acrobacias de algunos grupos políticos para
intentar lavarse la cara antes de votar a favor sólo ha
servido para ahondar en estas críticas y de forma especial
contra el Frente del Acuerdo, sunní, responsable de la
iniciativa de realizar un referéndum en 2009 (previsto
ahora para finales de julio) para que el pueblo vote un
acuerdo que, en ese momento, ya llevará siete meses en
funcionamiento, lo cual da idea del grado de transparencia
del sistema electoral iraquí y de la lógica tan particular
de este parlamento. Siempre en caso de que llegue a
celebrarse dicha consulta popular, porque Ali Debbag,
portavoz del gobierno iraquí, ya ha declarado que este
referéndum “[...] no es un artículo del acuerdo, no
forma parte de él, sino que se trata de una más de las
resolución tomadas por el Parlamento y, por lo tanto, debe
pasar por la oficina de la Presidencia para su aprobación y
posterior publicación en el Boletín Oficial del
Estado”[9]. Inmediatamente antes de la votación del
Acuerdo de Seguridad, el Parlamento iraquí aprobó un
documento titulado “Documento de reconciliación política”
promovido por el mismo Frente. Se trata de una serie de
puntos para mejorar la convivencia entre iraquíes, que van
desde la exigencia de reconstruir las fuerzas de seguridad
del Estado, sobre la base de criterios profesionales y no
sectarios (lo que implica un reconocimiento explícito de la
sectarización de la actual policía y del ejército iraquíes),
a la petición de retorno de los refugiados iraquíes. Este
documento viene a cumplir con lo que se está convirtiendo
en una costumbre del proceso político iraquí, es decir,
aprobar acuerdos vitales con notas a pie de página para su
futura reforma. De estos, el caso más palmario es la actual
Constitución iraquí, refrendada el pasado 15 de octubre de
2005, la cual se aprobó con el acuerdo de reformar alguno
de sus artículos en los cuatro meses posteriores. A día de
hoy, no se ha hecho ninguna modificación. Ni tan siquiera
la bulliciosa oposición sadrista, a la que se le exige que
se retire del proceso político y cumpla su tantas veces
anunciada incorporación a la resistencia contra la ocupación,
se libra de estos ataques: “[...] No es posible rechazar
con una mano el acuerdo, asegurando que se trata de un
complot contra Iraq y su pueblo, mientras que con la otra se
aferran al proceso político con la excusa de intentar
desactivarlo”[10].
Detalles
del Acuerdo
El Acuerdo
de Retirada de las Fuerzas de Estados Unidos de Iraq [SAFO,
en sus siglas en inglés] no es tal. La tan proclamada fecha
de retirada total de todo el territorio iraquí (31 de
diciembre de 2011) [11] no es más que otra fecha en el
camino de la ocupación, pues el mismo acuerdo se preocupa
de indicar la vía para su renovación en el último artículo
(art.30, apartado 2): “El Acuerdo será modificado solo
mediante el compromiso oficial de las partes respetando los
procedimientos constitucionales de ambos países.” Más
importante aún, es el hecho de que este acuerdo está
enmarcado en el Acuerdo para el Marco Estratégico para una
Relación de Amistad y Cooperación entre los Estados Unidos
de América y la República de Iraq, acuerdo más amplio
firmado el mismo día, el cual no ha sido discutido, ni
siquiera publicado en árabe y que marca no sólo los puntos
vitales en las relaciones militares, sino también en las
económicas, culturales o sanitarias. En la sección I,
apartado 3 de este acuerdo se estipula que “La presencia
temporal de las fuerzas de Estados Unidos en Iraq es fruto
de la petición y la invitación del soberano gobierno de
Iraq y respeta completamente la soberanía de Iraq” [12],
lo que deja la puerta abierta a cualquier nueva ‘invitación’
de Iraq a la presencia de tropas estadounidenses en su
territorio.
A este
respecto, Nizar Samarrai asegura que “[...] EEUU se quedará
en sus bases permanentes incluso después de 2011. Ali
Debbag, portavoz del gobierno iraquí, ya ha declarado que:
“[...] después del 31 diciembre de 2011 el gobierno iraquí
podrá pedir la renovación del acuerdo o que se firme uno
nuevo para que las fuerzas estadounidenses permanezcan en
Iraq”. Las tropas estadounidenses no son una asociación
benéfica ni una organización humanitaria, como la Media
Luna Roja, sino una fuerza que tiene sus propios intereses.
Independientemente de quién gobierne en la Casa Blanca, hay
un establishment que vela por sus intereses en todo el
mundo” [13].
La elección
de Barack Obama tampoco parece que vaya a cambiar
sustancialmente la estrategia militar en Iraq, a pesar de su
promesa de retirada de las tropas en 16 meses. Durante la
campaña electoral, su vicepresidente ya habló de la
posibilidad de revisar esta promesa por problemas logísticos.
La permanencia del actual secretario de Defensa, Robert
Gatesen su cargo durante un año más, así lo corrobora.
La retirada
de las tropas estadounidenses de las ciudades y aldeas iraquíes
a sus bases (supuestamente, y como muy tarde, el 30 de junio
de 2009) tampoco está clara, pues todavía hay cinco
provincias –Nínive, Tamim, Saladino, Diala y Bagdad–
donde la seguridad está bajo control estadounidense y las
autoridades de EEUU podrían considerar que las fuerzas de
seguridad iraquíes no están en condiciones de hacerse con
el control de estas zonas.
Otro de los
avances de este acuerdo que se están publicitando como un
gran logro es el final de la impunidad de las tropas y
contratistas estadounidenses desplazados en Iraq. El
Sindicato de Abogados Iraquíes ha emitido un comunicado,
que ha hecho llegar a la CEOSI, en el que analizan el artículo
12 del citado acuerdo y ponen el énfasis en que: “[...]
Está muy claro que los efectos de este artículo sobre la
jurisdicción iraquí, una parte fundamental de la soberanía
de Iraq, queda en suspenso porque excluye cualquier crimen
cometido en acto de servicio, los cuales será juzgado por
las autoridades estadounidenses” (apartados 1 y 3) [14].
En el apartado 5 del mismo artículo, se obliga a que en
caso de que cualquier miembro de las fuerzas
estadounidenses, ya sea civil o militar, sea “[...]
arrestado o detenido por las autoridades iraquíes, éstas
deben notificarlo inmediatamente a las fuerzas de los EEUU y
[los detenidos] entregados a las mismas en un periodo máximo
de 24 horas desde su arresto.” Cuando los crímenes sean
susceptibles de ser juzgados por la jurisdicción iraquí (sólo
aquellos que hayan sido cometidos fuera de las bases y no en
acto de servicio), “[...] la custodia [...] será
responsabilidad de las autoridades de las fuerzas de EEUU,
que deberían asegurar que estas personas estén disponibles
ante las autoridades iraquíes para la investigación y el
juicio”, lo que sigue manteniendo, de facto, la actual
situación de impunidad pues las entradas y salidas de Iraq,
tanto de material como de personal estadounidense no estarán
controladas por las autoridades iraquíes. Además, en caso
de que se llegue a juzgar en Iraq a un soldado
estadounidense deberá serlo “[...] según los estándares
y garantías establecidas en las leyes estadounidenses e
iraquíes. El comité mixto deberá establecer los
procedimientos y mecanismos para implementar este artículo”
(apartado 8).
Para el
Sindicato de Abogados Iraquíes el hecho de que “cuando un
tribunal iraquí juzgue a un estadounidense deba aplicarle
la ley estadounidense además de la iraquí, según
determine el comité mixto”, constituye una violación del
artículo 6 de la ley de detención preventiva nº 111 del año
1969 relativa a la jurisdicción local, la cual establece
con claridad que: “[...] se debe aplicar la ley iraquí y
la jurisdicción iraquí a los crímenes cometidos en suelo
iraquí” [15].
Polémica
por las versiones en árabe y en inglés
Durante la
etapa de tramitación y votación del acuerdo en el
Parlamento iraquí se especuló mucho sobre las razones que
llevaron a Estados Unidos a ocultar el texto original en
inglés. Según tres altos responsables estadounidenses,
citados por McClatchy Newspapers, el documento era
“confidencial pero no estaba clasificado” [16].
Finalmente, las dos versiones oficiales se han dado a
conocer y las dudas sembradas se han demostrado ciertas. A
modo de ejemplo se menciona el artículo 24, apartado 1. La
versión árabe es categórica: “Todas las tropas
estadounidenses deberán retirarse del territorio iraquí
antes del 31 de diciembre de 2011”, mientras que la versión
inglesa usa la fórmula ‘shall’, que según los autores
del artículo tiene un matiz menos imperativo y que podría
traducirse por “Todas las tropas estadounidenses deberían
retirarse del territorio iraquí antes del 31 de diciembre
de 2011”. De hecho, la versión inglesa del acuerdo está
redactada con esta partícula que indica posibilidad –no
obligación– y que ha sido traducida al árabe como
imperativo. Otro ejemplo lo aporta un teletipo de la agencia
AFP, reproducido por Tatib.net, en el que la interpretación
del acuerdo que los responsables estadounidenses piensan
defender es distinta a la que se plasma en la versión árabe.
Se trata del artículo 4 , que parece que obliga a las
tropas estadounidenses a avisar y a coordinarse con las
tropas iraquíes antes de llevar a cabo una misión militar.
Según responsables estadounidenses , citados por dicha
agencia , “[...] El gobierno de EEUU no piensa interpretar
este apartado como si tuviese que dar información detallada
de ninguna operación militar” [17]. La razón que se
esgrime es clara y palpable: Las tropas de seguridad iraquíes
están infiltradas de resistentes y son de poca confianza,
sobre todo porque están formadas por milicias sectarias
dependientes de Irán, lo cual pondría en peligro a los
soldados estadounidenses ante cualquier operación sorpresa:
“[...] anunciar con antelación a los iraquíes una acción
significaría enviarles una invitación para que preparasen
una emboscada” asegura el mismo responsable [18].
Iraq
tras el 1 de enero de 2009
En el
contexto general nada cambiará para los iraquíes, quienes
seguirán sufriendo la brutal ocupación por parte de las
tropas estadounidenses [19], cuya misión –según el nuevo
acuerdo– será ‘mantener la seguridad y estabilidad en
Iraq’ (artículo 4, apartado 1) garantizándoseles ‘el
derecho a la defensa propia’ (art.4 apartado 5). Estas
tropas seguirán apuntaladas por un número desconocido de
mercenarios y por unas fuerzas de seguridad iraquíes,
formadas sobre bases confesionales, que persiguen sus
propios objetivos, convergentes en muchos casos con los de
los ocupantes. Iraq seguirá gobernada por el tercer
ejecutivo más corrupto del mundo, confinado en la Zona
Verde debido a la presión de la resistencia y a su falta de
popularidad; un gobierno que debe fidelidad a Irán y a sus
intereses particulares.
Es en los
detalles donde cambiarán las cosas. EEUU ya no tendrá que
acudir anualmente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
para ampliar su misión en Iraq, puesto que tras el acuerdo
–asegura– su presencia allí es fruto de la voluntad
iraquí. La retirada de sus tropas a las bases hará que
sean menos vulnerables (al estar menos expuestas), máxime
cuando su presencia en las calles iraquíes no sirvió para
reducir los ataques de la resistencia contra ellos ni para
frenar los asesinatos sectarios. EEUU ha tenido que
contratar mercenarios iraquíes (los llamados Consejos de Al
Sahua o del Despertar) y convertir los barrios de las
ciudades en cárceles comunales que dividen a la población
por confesiones mediante el mismo sistema de muros que se
levantan en Cisjordania (declarados ilegales por el Tribunal
de La Haya), con el fin de disminuir significativamente los
ataques. No obstante, la resistencia ya ha anunciado que se
ha adaptado a la nueva táctica de Washington y ha
incrementado el número de ataques contra las bases
estadounidenses [20].
Sin
embargo, la inestabilidad seguirá siendo la tónica general
en la vida diaria de los iraquíes. La cifra de civiles
iraquíes muertos por actos violentos –se calcula ya en más
de un millón trescientos mil iraquíes desde el inicio de
la ocupación– sigue siendo elevadísima a pesar de la
inclaustración en la que viven: 340 muertos en noviembre y
278 en octubre [21]. Las previsiones no parecen muy halagüeñas
con el horizonte de las decisivas elecciones municipales y
provinciales del 30 de enero de 2009. Según prevé el sheij
Harez al–Dari, secretario general de la Asociación de
Ulemas Musulmanes, estas elecciones podrían significar un
paso más en la desmembración de Iraq, debido a que es
probable que los nuevos consejos provinciales reclamen una
mayor autonomía, e incluso el diseño de nuevas fronteras
provinciales, como ya se está pidiendo en Basora y en la
zona limítrofe del Kurdistán iraquí, acercándose, así,
hacia el objetivo iraní, que no es otro que el lograr una
zona bajo su dominio en el sur de Iraq [22]. Ante esta
posibilidad, la revista Al Mushahid al Siyasi [23] asegura
que Estados Unidos se autoproclamará ‘guardián de la
unidad iraquí’ para alargar su presencia en Iraq
indefinidamente.
Frente a
este proyecto sectario, la resistencia iraquí ha reiterado
su compromiso con la lucha por la liberación de la nación
iraquí del yugo al que los ocupantes estadounidenses y sus
colaboradores la tienen sometida, y han recordado, asimismo,
que los terroristas que entraron con los ocupantes –Al
Qaeda y las milicias proiraníes– saldrán con ellos.
(*)
Pedro Rojo Pérez, miembro del grupo de coordinación de la
CEOSI, es arabista y director de Al Fanar, Boletín de
Prensa Árabe.
Notas
de IraqSolidaridad:
1.
http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N07/650/75/PDF/N0765075.pdf?OpenElement
2.
http://www.whitehouse.gov/news/releases/2007/11/20071126-11.html
3.
Entrevista personal realizada por el autor, 23 de noviembre
de 2008.
4.
“Comunicado sobre la aprobación del acuerdo de seguridad
en el Congreso de los Diputados”. Consejo Político de la
Resistencia Iraquí, 27de noviembre de 2008, disponible en:
http://pciraq.org/index.php?option=com_content&task=view&id=55&Itemid=26
5.
“Carta abierta al orgulloso pueblo iraquí sobre el
acuerdo de seguridad” Asociación de Ulemas Musulmanes de
Iraq, 22 de noviembre de 2008, disponible en: http://www.iraq-amsi.org/news.php?action=view&id=
30176&a1a1eed3ba8209e73e065ec219e4cfe7
Véase también: “El secretario general del Grupo de
Ulemas e Intelectuales de Iraq anuncia la creación de una
alianza nacional contra el acuerdo de seguridad”, Al Quds
al Arabi, 2 de diciembre de 2008.
6.
Entrevista personal realizada por el autor, 24 de noviembre
de 2008.
7.
«Bagdad: detrás del acuerdo de seguridad hay un
"pacto" kurdo-chií-sunní», Al Hayat, 1 de
diciembre de 2008, traducido por Boletín de Prensa Árabe (www.boletin.org):
Disponible en árabe en: http://www.daralhayat.com/arab_news/levant_news/11-2008/Item-20081130-eefddf14-c0a8-10ed-0074-2397cf822bcd/story.html
8.
Comunicado nº 594 de la Asociación de Ulemas Musulmanes de
Iraq, 28 de noviembre de 2008, disponible en: http://www.iraq-amsi.org/news.php?action=view&id=
30361&22f488ea02739254ad712d60b3f34183
9.
Declaraciones recogidas en Al Quds al Arabi, 1 de diciembre
de 2008, traducido por Boletín de Prensa Árabe (www.boletin.org)
10.
Comunicado nº 594 de la Asociación de Ulemas Musulmanes de
Iraq, 28 de noviembre de 2008. http://www.iraq-amsi.org/news.php?action=view&id=
30361&22f488ea02739254ad712d60b3f34183.
Véase también: “El bloque Al Sáder amenaza con sumarse
a la resistencia” Al Quds al Arabi 1 de diciembre de 2008,
traducido por Boletín de Prensa Árabe (www.boletin.org),
11.
Artículo 24, apartado 1. Texto oficial en inglés: http://www.whitehouse.gov/infocus/iraq/SE_SOFA.pdf
12.
http://www.whitehouse.gov/infocus/iraq/SE_SFA.pdf
13.
Entrevista personal realizada el 23.11.08
14.
Comunicado del Sindicato de Abogados Iraquíes. Comentarios
de principios sobre los aspectos legales del acuerdo de
seguridad entre Iraq y EEUU. (En árabe), 25 de noviembre de
2008.
15.
Idem.
16.
http://www.mcclatchydc.com/227/story/56474.html
17.
http://www.tatib.net/popupwnd.aspx?FID=data/GEN_NEWS081126-160649.mht&Id=afe443d4-bdcd-4806-bc65-d66d3ab22783
18.
En las últimas dos semanas, cuatro soldados estadounidenses
han muerto y ocho han resultado heridos en dos acciones
distintas protagonizadas por soldados iraquíes. The New
York Times, 26 de noviembre de 2008, disponible en: http://www.nytimes.com/2008/11/26/world/middleeast/26mosul.html
Según el comunicado nº 593 de la Asociación de Ulemas
Musulmanes, con fecha 26 de noviembre de 2008, el ataque
llevado a cabo en Baach, cerca de la frontera siria, tuvo
como balance al menos cinco muertos estadounidenses, uno de
ellos un oficial. http://www.iraq-amsi.org/news.php?action=view&id=
30320&f11c883486213a5f3dbafbf3a076a5bf
19.
Amnistía Internacional [AI] ha mostrado su preocupación
por la suerte de los 16.000 presos iraquíes que actualmente
están bajo custodia de las tropas estadounidenses y que
pasarán a ser responsabilidad de las fuerzas iraquíes.
Estos prisioneros, “[...] se enfrentan al riesgo de ser
torturados e incluso ejecutados”. Con este comentario se
da a entender que AI no ha recibido ninguno de los cientos
de testimonios de torturas en las cárceles estadounidenses
en Iraq. http://www.amnesty.org/en/news-and-updates/news/security-agreement-.puts-16000-iraqi-detainees-risk-torture-20081128
20.
Abu Mohamed, portavoz político del Frente Yihad y Liberación,
afirma: “[...] Bombardeos constantes contra las posiciones
estadounidenses, […] Antes, las patrullas estadounidenses
eran objetivo pero ahora que se están retirando a las
bases, la resistencia ha adoptado la táctica de bombardear
las bases; en los últimos meses han atacado aviones
derribando más de uno.” Entrevista personal, 24 de
noviembre de 2008. El día 29 de noviembre de 2008, el Ejército
Islámico en Iraq, uno de los principales grupos de la
resistencia, da cuenta de seis operaciones contra los
ocupantes (http://www.iaisite.org/), de las cuales tres son
bombardeos a bases estadounidenses.
21.
http://www.uruknet.de/?s1=1&p=49242&s2=02
22.
Entrevista personal en Amán, 23 de septiembre de 2008.
2
3. Al Mushahid al Siyasi, 30 de noviembre de 2008, traducido
por Boletín de Prensa Árabe (www.boletin.org)
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