El retorno de Al-Qaeda, a la sombra de la guerra de al-Maliki con al-Sahwa
La espantosa verdad
Por Dahr Jamail (*)
Truthout, 24/04/09
IraqSolidaridad, 28/04/09
Traducido por Beatriz Morales Bastos
“Los
recientes acontecimientos de espantosa violencia en Iraq son
el resultado directo del abandono de al-Sahwa por parte de
Estados Unidos y de la renuencia estadounidense a impedir
que al-Maliki continúe con sus actuales políticas de
privar al grupo de sus privilegios. Al-Sahwa fue capaz de
encontrar a al-Qaeda cuando el ejército estadounidense no
lo fue. Ahora que están abandonando sus operaciones de
seguridad en zonas cada vez mayores de Iraq aumenta, por
supuesto, la capacidad de al-Qaeda para llevar a cabo sus
operaciones.”
La ocupación estadounidense de Iraq, que ahora es responsabilidad total del
presidente Barack Obama, vuelve a ser un baño de sangre. No
es que hubiera dejado de ser violenta, brutal y despiadada,
ya que desde que Estados Unidos emprendió la invasión de
Iraq no ha pasado un solo día sin que varios iraquíes
hayan sido masacrados sin sentido. Pero en vez de hablar de
tres iraquíes muertos hoy o de dos docenas, volvemos a
hablar de varias docenas y de más de cien heridos, como
hemos visto recientemente. Cada uno de estos iraquíes ha
sido asesinado como consecuencia directa de la ocupación
estadounidense; su sangre ha salpicado las manos del
presidente Obama, quien durante su visita al aeropuerto de
Bagdad el pasado 7 de abril elogió al ejército
estadounidense por sus “extraordinarios logros” en Iraq.
El 23 de abril, más de 73 iraquíes fueron asesinados en dos ataques
suicidas diferentes. Uno de los suicidas se hizo estallar en
el centro de Bagdad cuando un grupo de policías distribuía
artículos de primera necesidad a los iraquíes que habían
sido expulsados de sus casas durante las masacres sectarias
promovidas por Estados Unidos desde 2006 hasta mediados de
2007. Según la policía, al menos cincuenta personas
resultaron heridas y entre los muertos había al menos cinco
niños y una mujer.
Aquel día también se produjo un segundo atentado suicida de envergadura
cerca de Muqdadiya, a unos 80 kilómetros al norte de
Bagdad. El suicida atacó a un grupo de peregrinos iraníes
que estaban en un restaurante y mató al menos a 45 e hirió
a más de 60. Los peregrinos chiíes visitaban los centros
religiosos chiíes en Iraq.
Los atentados parecen ser obra de Al Qaeda en Iraq, cuyas operaciones
llegaron a un punto muerto gracias tanto a la resistencia
iraquí como a al-Sahwa ([Consejo del Despertar], la milicia
sunní creada por Estados Unidos y formada mayoritariamente
por ex-combatientes de la resistencia a los que el ejército
estadounidense abandonó totalmente y ahora están siendo
atacados por el gobierno iraquí). Los miembros de al-Sahwa
han abandonado sus puestos en la seguridad en protesta
porque el gobierno iraquí no ha pagado su trabajo y también
en protesta por los actuales ataques del gobierno a sus
dirigentes. El primer ministro al-Maliki considera que al-Sahwa
supone una amenaza política para la existencia de su
gobierno, así que se considera en su derecho de minar a
cada momento la existencia de al-Sahwa, como ha hecho desde
un principio.
Los recientes acontecimientos de espantosa violencia en Iraq son el
resultado directo del abandono de al-Sahwa por parte de
Estados Unidos y de la renuencia estadounidense a impedir
que al-Maliki continúe con sus actuales políticas de
privar al grupo de sus privilegios. Al-Sahwa fue capaz de encontrar a al-Qaeda cuando el ejército
estadounidense no lo fue. Ahora que están abandonando sus
operaciones de seguridad en zonas cada vez mayores de Iraq
aumenta, por supuesto, la capacidad de al-Qaeda para llevar
a cabo sus operaciones.
Patética propaganda
Mientras tanto, nos encontramos con la patética propaganda del impotente
gobierno de al- Maliki en Bagdad. El mismo día de la
masacre antes mencionada y nada más producirse el segundo
atentado, la televisión estatal iraquí anunció que había
capturado, al Este de Bagdad, a Abu Omar al-Baghdadi, el
supuesto dirigente del Estado Islámico de Iraq, un grupo
vinculado a Al Qaeda. Con anterioridad, algunos expertos en
seguridad habían especulado con que al-Baghdadi fuera un
personaje inventado por algunos grupos extremistas en vez de
una persona de carne y hueso y, por su parte, el ejército
estadounidense no cree que exista ningún dirigente de Al
Qaeda con este nombre.
Habrá más ataques como éste, pero tienen que ver menos con la fecha del
próximo mes de junio, en que se cumple el plazo previsto
para la retirada de las tropas estadounidenses de las
ciudades de Iraq (aparte de Mosul y de cualquier otra que el
ejército estadounidense considere que no se debe retirar),
que con los intentos por parte del ejército estadounidense
y del gobierno iraquí para acabar con al-Sahwa. Mi cinismo
se debe a que el gobierno de al-Maliki no cesa sus ataques
contra al-Sahwa ni hay el menor indicio de que el gobierno
estadounidense le vaya a obligar a hacerlo.
Ni el ejército estadounidense ni el ejército iraquí han sido capaces de
encontrar a al-Qaeda ni de acabar con los ataques. De hecho,
la agencia France-Presse informó el 22 de abril de que el
ejército estadounidense era quien dirigía de hecho las
operaciones “llevadas a cabo por iraquíes”. El informe
señala:
“[…] Las tropas [estadounidenses e iraquíes] se reunieron a la luz de
las antorchas en [la base militar estadounidense] Camp
Falcon para una misión en el pueblo agrícola de Owessat,
que las fuerzas estadounidenses e iraquíes creen que se
utiliza como base para los atentados bomba en la capital y
sus alrededores. Como en casi todas las operaciones que se
producen en Iraq en estos días, los estadounidenses
insisten en que los iraquíes estaban al mando y dirigen la
lucha contra Al Qaeda y otros grupos armados, y que las
fuerzas estadounidenses desempeñan un papel de apoyo. Sin
embargo, la escena de Camp Falcon relataba una historia
diferente: seis años después de la invasión que derrocó
a Sadam Husein, los [soldados] estadounidenses no sólo
superan ampliamente en número a los [soldados] iraquíes,
sino que dan las órdenes y suministran un apoyo logístico
vital.
“Según un acuerdo de seguridad firmado en noviembre, alrededor del 30 de
junio las fuerzas iraquíes asumirán la total
responsabilidad de la seguridad mientras que las fuerzas
estadounidenses se retiran de las ciudades y pueblos, y de
todo el país, para finales de 2011. Los dirigentes y mandos
militares iraquíes y estadounidenses han afirmado
repetidamente que los 560.000 policías y 260.000 soldados
de Iraq podrán mantener la seguridad mientras los
estadounidenses se retiran y han prometido cumplir con los
plazos del plan de seguridad. Pero en la operación de
Owessat de este mes a los 600 soldados estadounidenses
respaldados por helicópteros se les unió un grupo de 40
soldados iraquíes que durante el tiempo del ataque de 21
horas siguieron continuamente el ejemplo de los
estadounidenses”.
Sin
“cambios” prometidos
Muchos estadounidenses que votaron a Barack Obama el pasado mes de noviembre
siguen pensando que él hará lo correcto en Iraq. La
realidad es que, a menos que se le obligue a hacerlo desde
abajo, en la política exterior estadounidense no habrá
ninguno de los “cambios” prometidos. Quienes sufren las
consecuencias de la política estadounidense en Oriente Próximo,
Iraq en particular, lo saben mejor que la mayoría de los
estadounidenses.
En abril de 2004, cuando estuve en Faluya durante el primer ataque
importante del ejército estadounidense a la ciudad, hablé
con Maki al-Nazzal [1], que dirigía una pequeña clínica
provisional de urgencias. Hablamos mientras llevaban a la clínica
a docenas de mujeres y niños, la mayoría de los cuales habían
recibido disparos de los francotiradores del ejército
estadounidense. “Durante
toda mi vida creí en la democracia estadounidense”, me
dijo con una voz exhausta. “Durante 47 años he creído la
ilusión de que Estados Unidos y Europa eran buenos para el
mundo, los portadores de la democracia y de la libertad.
Ahora me doy cuenta de que me ha costado 47 años ser
consciente de la espantosa verdad. No están aquí para
traer nada parecido a democracia o libertad”.
Maki, que ahora es un refugiado en Amán, Jordania, continuó: “Ahora me
doy cuenta de que todo han sido mentiras. A los
estadounidenses la libertad o los derechos humanos no les
importan absolutamente nada. Son incluso peores que Sadam”.
Le pregunté si le importaba que citara su nombre.
“¿Qué me van a hacer que no me hayan hecho ya?”,
contestó.
(*)
Dahr Jamail es un periodista independiente autor de
‘Beyond the Green Zone: Dispatches From an Unembedded
Journalist in Occupied Iraq’ (Haymarket Books, 2007).
Nota de IraqSolidaridad:
1. Maki al-Nazzal fue también interlocutor de la delegación de la CEOSI
que en 2005 visitó Faluya. Véase en IraqSolidaridad: Una
delegación de la Campaña Estatal contra la Ocupación y
por la Soberanía de Iraq viaja a Iraq y enlaces
relacionados.
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