Pantomima de una retirada
Por Nazanín Amirian (*)
nazaninamirian.es, 10/07/09
Solo los ingenuos se creerán que EEUU se ha molestado en
invadir y ocupar Iraq, en el esfuerzo militar más costoso
de los últimos 60 años -desembolsando unos 5.
600 millones de dólares al mes-, para macharse seis años
después, devolviéndole a los iraquíes su soberanía, más
una democracia de ensueño.
Si la destrucción de Iraq formaba parte del plan de Doble
Contención - de impedir el desarrollo de Iraq e Irán a
beneficio de la hegemonía de Israel en la región-, su
ocupación tenía el objetivo de disponer de un
emplazamiento terrestre para hacerse con el control directo
de Oriente Medio y de paso, apoderarse del petróleo iraquí.
Objetivos cumplidos
Convertido en un montón de escombros, Iraq hoy es un país
moribundo, resultado de continuas operaciones de “Conmoción
y Espanto”, que han destruido la vida de toda una nación,
así como sus infraestructuras, condenándola a una economía
de subsistencia, hasta generaciones.
Washington, ha conseguido tomar el país como rehén.
Desde su embajada, una de las más grandes del mundo, decide
hasta el tipo de trigo que allí se debe cultivar, y no es
una metáfora.
En 2004 cuando Paul Bremer, el procónsul de Iraq, por ley
prohibió a los agricultores reutilizar las semillas
cultivadas, obligándoles a comparar granos fabricados por
las multinacionales, y a pagar una tasa por la licencia,
otra por la regalía a los propietarias de la semilla, el
asalto a mano armada a la soberanía alimenticia de todo un
pueblo ya fue un hecho. Y Obama no ha derogado esta ley,
cuyos infractores serán penalizados.
La misma suerte corren los pozos de Oro Negro,
desnacionalizados, para que durante los próximos 25 años
las compañías estadounidenses puedan explotar la principal
fuente de divisas de país, y garantizar su dependencia económica
a los caprichos de la superpotencia.
La “retirada” de las tropas es simplemente
“retirarles” de las vistas para esconderles en las
cuatro grandes bases militares, distribuidas estratégicamente
por el país. Pero no se “retirarán” las “brigadas de
asesoramiento”, las “fuerzas de seguridad”, los
“consejeros”, “contratistas”, y un total de 400.000
individuos que velan por los intereses de EEUU.
El colaboracionismo del gobierno iraquí, tercero en el
ranking mundial de corrupción, y una economía de guerra,
que la única salida laboral que ofrece a la población es
integrarse en cuerpos militares y de orden -al servicio de
los ocupantes, y encargados de oprimir cualquier voz de
protesta-, completan el panorama.
El “Iraq democrático y soberano” no es más que una cínica
broma.
(*) Nazanin Amirian es una escritora iraní actualmente
radicada en Barcelona. Graduada en Ciencias Políticas,
entre sus publicaciones en castellano podemos mencionar
"Cuentos Persas" (1997), "El cuentacuentos
persa" (2000), "Al gusto persa" (2003),
"Los kurdos. Kurdistán, un país inexistente"
(2005). Es también traductora de Omar Khayam y otros
grandes poetas persas.
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