Ataques
coordinados contra varios blancos oficiales en Bagdad
La
jornada más sangrienta en un año y medio
Reuters,
20/08/09
Bagdad.–
En un abierto desafío a la Casa Blanca y a los planes del
presidente Barack Obama de retirar las tropas
norteamericanas de Irak, la insurgencia lanzó ayer su
ofensiva más sangrienta en un año y medio con una serie de
ataques coordinados contra edificios públicos en Bagdad,
que dejaron casi 100 muertos.
Durante
el transcurso de una hora estallaron coches bomba,
proyectiles de mortero y otros artefactos explosivos en
varias zonas de la capital iraquí, en una serie de
atentados que dejaron más de 550 heridos. El objetivo de
los ataques coordinados, un mínimo de diez explosiones,
fueron los centros del poder iraquí y residencias
oficiales.
El
ataque más sangriento ocurrió en el centro de Bagdad,
donde un camión bomba explotó frente al Ministerio de
Relaciones Exteriores, a pocos metros de la entrada de la
Zona Verde, el sector ultraprotegido donde se encuentran la
embajada de Estados Unidos y la sede del gobierno iraquí.
Unas 50 personas murieron y más de 130 resultaron heridas
en el violento estallido, cuya onda expansiva reventó las
ventanas del edificio que alberga al Parlamento, dentro de
la Zona Verde.
Un
camión similar había estallado minutos antes frente al
Ministerio de Finanzas. Otras cargas explosivas y
proyectiles de mortero tuvieron como objetivo los
ministerios de Comercio, Sanidad, Educación y Construcción,
así como residencias de los barrios de Karrade, Salihiya,
Adhamiya y Bayaa.
De
forma casi inmediata, la Casa Blanca hizo saber que, a pesar
de los ataques, mantiene su calendario de repliegue, que
prevé una retirada total para fines de 2011. "Estos
ataques terroristas son un intento de minar los avances que
tanto trabajo han costado a las instituciones iraquíes y
las fuerzas de seguridad", señaló el Departamento de
Estado en un comunicado leído por su vocero Ian Kelly.
Según
Kelly, Estados Unidos considera que los atentados "no
impedirán que los iraquíes continúen sus esfuerzos por
construir una sociedad pacífica y próspera".
Esta
mortífera serie de atentados cobra especial relevancia ya
que se produce tras la retirada de las tropas de Estados
Unidos de las ciudades iraquíes, el pasado 30 de junio, y
después de que el gobierno de Irak decidiera el pasado 8
comenzar a desmontar las barreras de hormigón de la
capital.
Estos
bloques dividían Bagdad en varias zonas y servían para
controlar los movimientos de los autos y entorpecer la
colocación de coches bomba. Ante algunas señales de que la
seguridad comenzaba a mejorar, el gobierno decidió
retirarlos.
Obama
ya ha anunciado que las tropas de combate norteamericanas
saldrán de Irak en agosto del año que viene, y que a
partir de ese momento hasta la retirada total permanecerán
en el país unos 50.000 militares para entrenar y asesorar a
las fuerzas de seguridad iraquíes.
Poco
después de los sangrientos atentados de ayer, los peores en
Irak desde febrero de 2008, cuando 98 personas murieron en
un atentado en un mercado, el primer ministro Nouri al–Maliki
exigió la revisión de las medidas de seguridad en el país.
En un comunicado oficial, el premier afirmó: "Los
ataques criminales de hoy [por ayer] requieren, sin la menor
duda, evaluar de nuevo nuestros planes y mecanismos de
seguridad para afrontar los desafíos terroristas y mantener
la iniciativa y aumentar la cooperación entre los cuerpos
de seguridad y el pueblo de Irak".
Al–Maliki
acusó a Al–Qaeda y a los "restos" del Baath, el
partido del derrocado dictador Saddam Hussein, de ser los
responsables de los ataques.
Los
atentados de ayer se produjeron en el sexto aniversario del
primer gran ataque de la insurgencia iraquí, contra la sede
de las Naciones Unidas. Aquel atentado dejó 22 muertos,
entre ellos el enviado especial de la ONU a Irak, el brasileño
Sergio Vieira de Mello.
El
Consejo de Seguridad de la ONU condenó "en los más
fuertes términos posibles" los atentados de ayer en
Irak. "El Consejo expresa sus profundas condolencias a
las víctimas", dijo John Sawers, embajador de Gran
Bretaña en la ONU y presidente de turno del Consejo de
Seguridad.
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