Iraq: ¿más
violencia?
Una nueva oleada de
bombardeos coordinados barrió las principales ciudades de Iraq el pasado miércoles
[25 de agosto de 2010] mientras las tropas estadounidenses abandonaban el país
y algunos analistas opinan que tras siete años de ocupación militar la
violencias es uno de los pocos legados que deja Estados Unidos en Iraq.
“Ahora que se van los
estadounidenses, las huellas más claras que dejan en Iraq y que cualquier
iraquí puede percibir son la tortura, la corrupción y la guerra civil”,
declaró el analista político iraquí Nuri Hadi a Xinhua en una entrevista
reciente.
que Estados Unidos se había
equivocado gravemente, empezando por el cambio de régimen, ya que no
comprende ni la historia de Iraq ni sus características nacionales.
[Hadi afirmó también que]
la reciente violencia en Iraq parece en cierto modo menos devastadora debido
fundamentalmente a que el punto más alto del derramamiento de sangre en los años
2006 a 2007 fue tan espantoso y conocido, e indicó que Iraq todavía tiene un
largo camino por delante para recuperar la vida normal de la gente. Añadió
que los insurgentes todavía tienen la capacidad de llevar a cabo atentados
importantes en las ciudades iraquíes.
Hadi afirmó que la última
oleada de atentados mortales del pasado miércoles en las principales ciudades
iraquíes, que dejó 64 personas muertas y más de 272 heridos, hizo que la
retirada de tropas estadounidenses parezca más intempestiva. Del mismo modo,
la repetida afirmación del gobierno Obama de que las fuerzas de seguridad
iraquíes pueden valerse por sí mismas parecía más insostenible.
“En general se espera que
aumente la violencia en Iraq con la retirada de tropas estadounidense a
finales de agosto”, afirmó.
“Creo que los militantes de
al-Qaeda han demostrado que se han reorganizado y en los últimos meses han
demostrado tener capacidad para lanzar atentados esporádicos mortíferos y
masivos en Bagdad y en otras ciudades”, afirmó Hadi. “Pero sigo creyendo
que las fuerzas de seguridad iraquíes parece tener la capacidad de luchar
contra ellos”.
Sin embargo, Hadi señaló.
“Tengo que admitir que una gran parte de los grupos insurgentes en Iraq están
directa o indirectamente vinculados con los partidos políticos que participan
en el proceso político, por tanto la seguridad dependerá mucho de si estos
partidos desean encontrar medios pacíficos para arreglar sus diferencias y su
lucha por el poder o simplemente alzarán las armas para luchar unos contra
otros”.
Mientras tanto, afirmó que
muchos iraquíes, que creen que lo que es apropiado para Estados Unidos no lo
es necesariamente para Iraq, no parecían dar la bienvenida la llamada
democracia traída por Estados Unidos. “Para muchas personas aquí es una
broma afirmar que los estadounidense trajeron la libertad, [ya que] el
principal resultado de la presencia de las tropas estadounidenses en Iraq son
las profundas divisiones, tanto raciales como sectarias, entre las facciones
iraquíes”, afirmó Hadi.
¿Se
precipitan los países vecinos a llenar el vacío?
Hadi advirtió además que el
actual vacío de poder en Bagdad* hizo que gobierno central perdiera su
influencia y control sobre otras partes del país. En particular, pueden
surgir conflictos en ciudades cerca de la frontera de la semi-autónoma región
kurda al norte del país, que se disputan el gobierno central y los kurdos.
Hani Khalaf, ex-representante
de la Liga Árabe en Iraq, opinaba que si no había coordinación acerca de la
retirada entre los estadounidenses y los países vecinos a Iraq, esto abriría
las puertas a las ambiciones y estos países buscarían desempeñar un papel más
importante en Iraq.
Khalaf afirmó acerca del
papel de los países árabes: “Su papel podría ser mayor si los árabes
reconocen al nuevo Iraq”.
Señaló que los países árabes
discrepaban acerca del “Iraq post-Sadam” y que no trataban con el nuevo régimen,
lo que hacía que los iraquíes sospecharan de su posible papel, añadió
Khalaf.
Dr. Mohamed Abdel Salam,
presidente del Departamento de Seguridad Regional en el Centro de Estudios Políticos
y Estratégicos de Egipto, afirmó que Estados Unidos temía mucho la
creciente influencia de Irán sobre Iraq.
Washington está muy
preocupado por las estrechas relaciones entre los chiíes iraquíes y Teherán,
y los gobiernos de Estados Unidos e Israel incluso han considerado la
posibilidad de un ataque militar a Irán, añadió.
Adel Suleiman, director del
Centro para Estudios Futuros y Estratégicos de El Cairo, afirmó que la
retirada estadounidense de Iraq tenía que ser prudente en medio de la
compleja situación regional ya que Estados Unidos, Israel y otros países
occidentales están divididos en relación al programa nuclear iraní y el
hecho de que este país se mezcle en los asuntos iraquíes sigue siendo su
principal preocupación.
“La decisión de la
retirada estadounidense de Iraq de esta manera está completamente
injustificada, como la decisión de la invasión”, afirmó Suleiman y añadió
que el ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes no están lo suficiente
adiestradas como para tomar la situación bajo su control. “Las fuerzas
iraquíes todavía necesitan entre cinco y siete años para restaurar la
situación en Iraq”, añadió.
Dificultades para que Estados
Unidos realice sus objetivo estratégicos Para Estados Unidos, un Iraq estable
y amistoso puede servir de fuente fidedigna de petróleo y al mismo tiempo
como un país que puede contrarrestar la influencia de Irán en la región de
Oriente Medio.
Anthony Cordesman, experto de
defensa y seguridad del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales,
afirmó que, por supuesto, Estados Unidos desea semejante “Estado fin”,
pero “llevará como mínimo otros cinco años y probablemente diez”
Cordesman cree que el hecho
de que deje Iraq no significa que Estados Unidos “se vaya a casa”. Las
seis brigadas dejadas en Iraq tras la retirada pueden llevar a cabo misiones
de combates.
Michael O'Hanlon, director de
Investigación de Política Exterior del Brookings Institution de Washington,
afirmó: “Todavía vamos a tener mucha capacidad y todavía estamos ayudando
a asegurar a los iraquíes que están yendo en la dirección adecuada”.
Según el plan del presidente
Barack Obama, Washington retirará a los restantes 50.000 soldados para
finales de año. Cordesman escribió en su columna de este mes que esto no
significaría el final de la misión iraquí, ya que el país es “un auténtico
interés vital de seguridad nacional de Estados Unidos y de sus amigos y
aliados”.
Afirmó que Estados Unidos
forjaría una asociación con Iraq y que proporcionaría al país ayuda y
asistencia en seguridad con la presencia militar estadounidense en la región.
Por lo que se refiere a las
implicaciones políticas de la retirada dentro de Estados Unidos, los expertos
están de acuerdo en que la retirada cumple una promesa electoral de Obama,
pero que no tendrá mucha influencia en las elecciones a mitad de mandato [en
noviembre].
Thomas Mann, un experto político
del Brookings Institution, afirmó que Obama “se esta retirando [de Iraq]
por su promesa electoral de retirar las tropas de combate de Iraq”, y que la
guerra “no es un tema” de la campaña de otoño.
“Nuestra presencia allí
está disminuyendo en un sentido, ya no estamos involucrados en acciones de
combate, por tanto los demócratas están contentos porque aquello parece
estar llegando a un final, los republicanos ahora no se inclinan a decir: 'No,
queremos mantener más soldados en Iraq', [sino que] creen que hemos estado a
la altura de nuestras obligaciones con los iraquíes” , afirmó.
(*)
Recordemos que sigue sin formarse gobierno tras las pasadas elecciones de
marzo (N. de la T.).
La tortura
en Irak no disminuye
Si uno creyera en el discurso
del Presidente Barack Obama debería pensar que las operaciones de combate en
Irak han terminado. Sin embargo, expuesta públicamente por primera vez con el
escándalo de Abu Ghraib, la tortura en las cárceles iraquíes crece y crece,
cada vez más distante de todo tipo de escrutinio o responsabilidad. Tras
arrestar a decenas de miles de iraquíes (en muchos casos sin imputárseles
ningún cargo) y de mantener a muchos de ellos prisioneros durante años sin
juzgarlos, Estados Unidos ha entregado el control de las prisiones de Irak,
con sus 10.000 prisioneros, al gobierno iraquí. Conozcan al nuevo jefe, es
igual que el anterior.
Tarde en la noche del sábado,
tras aterrizar en Londres, nos trasladamos a la pequeña zona residencial de
Kilburn para hablar con Rabiha al-Qassab, una refugiada iraquí a quien se le
otorgó asilo en territorio británico luego de que su hermano fuera ejecutado
por Saddam Hussein. Su marido, de 68 años de edad, Ramze Shihab Ahmed, fue
general del ejército iraquí durante el régimen de Saddam, peleó en la
guerra entre Irán e Irak y formó parte de un frustrado intento de derrocar
al dictador iraquí. La pareja vivió apaciblemente en Londres por varios años
hasta septiembre del año 2009.
En esa fecha, Ramze Ahmed se
enteró de que su hijo Omar había sido arrestado en Mosul, Irak. Ahmed regresó
a Irak para encontrar a su hijo pero lo arrestaron a él también.
Durante meses, Rabiha no supo
nada acerca del paradero de su marido. Pero el 28 de marzo de 2010 sonó su
celular. Rabiha cuenta lo sucedido: “Mi celular sonó y respondí. Parecía
otra persona, no reconocí su voz y pregunté: ‘¿Quién es?’ Dijo que
estaba muy enfermo y luego dijo: ‘Soy yo, Ramze, Ramze. Llama a la
embajada.’ Le sacaron el teléfono y terminó la conversación.”
Ramze Ahmed estaba preso en
una cárcel secreta ubicada en el viejo aeropuerto de Muthanna en Bagdad. En
un informe reciente de Amnistía Internacional titulado “Nuevo orden, los
mismos abusos” se describe a la cárcel de Muthanna como “una de las más
duras” de las prisiones de Irak, escenario de múltiples torturas, bajo el
control del Primer Ministro Iraquí Nouri al-Maliki.
Mientras Rabiha me mostraba
fotos de su familia, se cayó un pedazo de papel con palabras en inglés y en
árabe. Rabiha me explicó que para poder decir en inglés lo que sucedía a
su marido tuvo que buscar en el diccionario algunas palabras, ya que nunca
antes había utilizado en inglés palabras como: “violación”, “palo”,
“tortura”. Caían lágrimas de sus ojos mientras transmitía lo que su
marido le había relatado: "lo han sodomizado con un palo, lo ahogaban
repetidas veces colocándole bolsas de plástico en la cabeza, le propinaban
descargas eléctricas.”
“Lo primero que hacían era
colocarle bolsas de plástico en la cabeza, unas cincuenta veces por día,
cuando perdía el conocimiento y ya no sentía nada, le propinaban descargas
eléctricas y lo dejaban en estado de shock. Cuando se despertaba, le ponían
de nuevo la bolsa de plástico y, una vez más, le hacían lo mismo, le hacían
eso todo el tiempo. También ponían un palo en una bolsa o ponían una parte
de un arma, la pequeña parte que va al principio del arma, no de un revólver
o de una pistola, sino de un arma grande. Ponían eso en una bolsa y la
cerraban. Luego traían a su hijo y le decían que violara a su padre y a la
inversa. Le decían: `Debes violar a tu hijo´.”
No resulta sorprendente
entonces, que según se detalla en el informe de Amnistía Internacional, el
gobierno de Irak afirme que Ramze Shihab Ahmed haya confesado vínculos con
al-Qaida en Irak. En enero de 2010, durante una conferencia de prensa
organizada por el Ministro de Defensa iraquí, se proyectaron videos que
mostraban a otros nueve prisioneros confesando crímenes, entre ellos al hijo
de Ahmed, Omar, que presentaba signos de haber sido golpeado. En el video,
Omar confiesa “haber asesinado a varios cristianos en Mosul y haber detonado
una bomba en una localidad cercana a Mosul.”
Malcolm Smart, director del
programa de Amnistía Internacional para Medio Oriente y el norte de África
me dijo en Londres: “[En Irak] hay una cultura del abuso que ha echado raíces.
Es cierto que estaba presente durante el tiempo de Saddam Hussein, pero lo que
pretendíamos a partir del año 2003 era dar vuelta la página de esa
historia, y esto no ha sucedido. Lo que sí sucedió es que hay prisiones
secretas, gente torturada y maltratada que es forzada a realizar confesiones.
A pesar de que en los tribunales son muchos los detenidos que dicen haber sido
forzados a firmar confesiones falsas, la justicia no investiga estos hechos ni
lucha para erradicarlos. Quienes perpetran estos actos no enfrentan
responsabilidad alguna y no son identificados.”
Tras aquella breve e
interrumpida llamada telefónica que recibió de su marido, Rabiha se puso en
contacto con el gobierno británico y su embajada en Irak siguió el rastro de
Ahmed hasta la prisión de al-Rusafa en Bagdad. Habitualmente Ahmed utilizaba
bastón, pero ahora se encontraba en una silla de ruedas. Rabiha tiene una
foto de él que sacó el representante del gobierno británico.
Amnistía Internacional
informa que, estimativamente, hay unos 30.000 prisioneros en Irak, 200 de los
cuales continúan bajo custodia estadounidense. Preunté a Malcolm Smart de
Amnistía Internacional por los prisioneros y contestó: “Me dicen que el ejército
estadounidense considera este tema como un asunto iraquí y que han entregado
a los últimos prisioneros, a excepción de los doscientos que continúan bajo
custodia estadounidense.” Sin embargo, mientras Estados Unidos continúe
destinando miles de millones de dólares a mantener su presencia militar en
Irak y a financiar al gobierno iraquí, es claro que el trato que reciben los
prisioneros también es un asunto estadounidense. Amnistía lanzó una campaña
de base para promover más acciones que aseguren la liberación de Ahmed.
Mientras tanto, Rabiha al-Qassab,
que se encuentra aislada y sola en el norte de Londres, pasa las horas
alimentando patos en un parque cercano. Esto era lo que su marido solía
hacer.
Rabiha me dijo: “Voy al
parque y doy de comer a los patos. Hablo con los patos y les digo: ‘¿Se
acuerdan del hombre que les daba de comer? Está preso. Pídanle a Dios que lo
ayude.’ ”
(*)
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que
se emite diariamente en más de 600 emisoras de radio y televisión en inglés
y en más de 250 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan
contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados
Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Denis Moynihan
colaboró en la producción periodística de esta columna.