Bush
busca un reemplazo para Musharraf
Por
Andrew Buncombre
Desde Islamabad
The
Independent / Página 12, 16/11/07
Traducción
Celita Doyhambéhère.
Oficialmente
terminó ayer el mandato del presidente, que prepara una
transición en medio del estado de emergencia que decretó
hace doce días. El general dijo que se quitará el uniforme
el 1º de diciembre y hoy se entrevistará con John
Negroponte.
Un
importante enviado de Estados Unidos llegará a Pakistán
hoy para conversar con el presidente Pervez Musharraf sobre
la crisis del país, en un último esfuerzo por resolver la
agitación política existente, en medio de señales de que
la administración Bush se está finalmente preparando para
desechar al general y apoyar a un líder alternativo. John
Negroponte, el vicesecretario de Estado de EE.UU., se reunirá
no sólo con el general Musharraf, sino con el vicejefe de
las fuerzas armadas, general Ashfaq Kiyani, el hombre
posicionado para hacerse cargo del mayor rol militar si el
general Musharraf –como ha prometido hacerlo– se saca el
uniforme y se convierte en un líder civil.
Ese día
debió haber sido ayer, el mismo día que expiraba el término
de la asamblea nacional y el gobierno actual fuera disuelto
frente a las elecciones que se llevarán a cabo antes de fin
de año. Pero mientras el general Musharraf dijo que se
sacará el uniforme el 1º de diciembre y prometió que las
elecciones se harían, muchos observadores cuestionan sus
intenciones, así como el tipo de elecciones que podrían
tener lugar con todos los líderes importantes de la oposición
encarcelados. La visita de Negroponte había sido planeada
antes de que el general Musharraf declarara el estado de
emergencia hace 12 días, pero su importancia ha crecido
significativamente desde entonces. Ahora llega como emisario
de la administración Bush con el más duro de los mensajes,
mientras en Washington se está pensando seriamente en
apoyar a un líder alternativo en lugar del atribulado
general.
“Estará
llevando un fuerte mensaje para el general Musharraf. Dirá
las mismas cosas que Estados Unidos ha estado diciendo en público:
ponerle fin al estado de emergencia, sacarse el uniforme,
llevar a cabo las elecciones, darles libertad a los medios y
liberar a los prisioneros”, dijo un diplomático
occidental en Islamabad. “No creo que diga que es hora de
irse, pero dirá que es hora de cambiar.” Mientras Estados
Unidos tiene la palanca, controlando más de 10 mil millones
de dólares en ayuda financiera y militar que le ha brindado
a Pakistán desde el 11 de septiembre, más significativas
son las indirectas que está dejando caer –a través de
mensajeros de alto perfil como The New York Times– de que
está considerando seriamente cómo funcionaría el país
con un líder alternativo al general Musharraf.
Si la
administración Bush realmente decidió que el general
Musharraf es una fuerza acabada o si simplemente lo está
sugiriendo para presionarlo a poner fin al estado de
emergencia, es incierto. Pero los informes sugieren que un
creciente número de personas dentro del gobierno de Estados
Unidos cree que los días del líder militar en el poder están
contados y que Washington debería comenzar a hacer planes
alternativos e incluso hablar con otras importantes figuras
militares como el general Kiyani. Gran Bretaña también
identificó al general Kiyani como un posible sucesor al
general Musharraf.
Mientras
tanto, con Negroponte, que debe llegar esta noche para una
visita de dos días, los principales rivales del general
Musharraf comenzaron a hablar de formar una alianza contra
él. La ex primera ministra Benazir Bhutto, jefa del Partido
del Pueblo de Pakistán (PPP), que estuvo bajo arresto
domiciliario hasta ayer, cuando fue liberada sugirió
establecer un gobierno de unidad nacional para reemplazar al
general antes de las elecciones parlamentarias previstas
para enero. “Estoy hablando con los otros partidos de la
oposición para saber si están en posición de unirse”,
dijo a Associated Press. “Necesitamos saber si podemos
armar un gobierno interino de consenso nacional a quien
entregarle el poder.”
En Karachi,
los partidarios del PPP chocaron con la policía durante
todo el día (ver recuadro). Los partidarios del PPP también
se enfrentaron con la policía en la ciudad de Peshawar al
noroeste. Cuatro personas fueron detenidas ayer, incluyendo
dos líderes provinciales. En Lahora, Bhutto fue visitada
por un diplomático estadounidense a quien le permitieron
cruzar las barricadas y el alambre de púa que rodean la
casa en la que estuvo detenida. “Vino para saber si yo
podría trabajar con el general Musharraf y le dije que era
muy difícil trabajar con alguien que, en lugar de llevarnos
hacia la democracia, nos retrotrae hacia la dictadura
militar”, dijo.
El
delegado de Bush no logra convencer a Musharraf de levantar
el estado de sitio
Más
palos y represión en Pakistán
Por
Georgina Higueras
Desde Islamabad
El País / Página 12, 17/11/07
John
Negroponte va y viene entre sus dos aliados, el dictador
Musharraf y la líder opositora Benazir Bhutto, a quien el
general ya detuvo dos veces. Bhutto pide que Bush corte la
cuantiosa ayuda militar que recibe el gobierno, pero pese a
los tibios reclamos de EE.UU. el general no libera a los
presos ni levanta las medidas de emergencia ni se saca su
uniforme, como manda la Constitución.
Sin
importarle la opinión de la mayoría del pueblo paquistaní,
el general Pervez Musharraf siguió ayer con su propia
agenda política y nombró jefe del Gobierno interino a
Mohamed Mian Somro, un amigo personal y hasta ahora
presidente del Senado electo durante el régimen militar.
“Es intolerable”, declaró la líder del Partido Popular
de Pakistán (PPP), Benazir Bhutto, cuyo arresto
domiciliario fue levantado en la noche del jueves.
Musharraf
debe entrevistarse hoy con el secretario de Estado adjunto
de Estados Unidos, John Negroponte, quien antes de aterrizar
anoche en Islamabad declaró que confía en que el general
vuelva a poner en marcha el proceso de democratización de
Pakistán que “ha descarrilado”. Washington quiere que
Musharraf levante inmediatamente el estado de excepción,
libere a los presos políticos, se quite el uniforme militar
y garantice la celebración de elecciones libres. La
principal carta de Negroponte es la ayuda militar, unos 600
millones de dólares (420 millones de euros) para el año
entrante. Pakistán, por colaborar en la llamada guerra
contra el terrorismo, ha recibido desde el 11–S unos
11.000 millones de dólares, la mayoría en ayuda militar
sobre la que no existe una contabilidad detallada y que en
buena medida ha contribuido a los grandes beneficios de que
disfruta el ejército paquistaní. El apoyo que aún tiene
Musharraf entre los generales se desvanecería si Estados
Unidos cierra el grifo.
Bhutto, que
en cuanto finalizaron las restricciones impuestas a sus
contactos convocó a la prensa en la casa de Lahore donde
permaneció detenida tres días y quedó en libertad la
noche del jueves, pidió a Washington que suspenda la ayuda.
“No puede haber elecciones libres y limpias bajo el estado
de excepción, ni con un presidente que es jefe del ejército
ni tampoco con la actual comisión electoral”, declaró la
ex primera ministra.
En estos últimos
meses, Musharraf ha llenado la comisión electoral de
funcionarios adeptos y corruptos que están preparando el
triunfo de la Liga Musulmana de Pakistán–Q, el partido
fundado en 2002 por el general para pasar de golpista –el
golpe lo dio en 1999– a jefe de Estado. Toda la oposición
rechaza que esa comisión electoral supervise las elecciones
previstas para antes del 9 de enero. “Nuestro mensaje es
que queremos trabajar con el gobierno y el pueblo y los
actores políticos de Pakistán para devolver el proceso político
a la normalidad lo antes posible”, dijo Negroponte antes
de volar a Islamabad.
Bhutto,
quien volvió ayer por la mañana a la capital paquistaní
dijo que el nuevo gobierno “no es aceptable” y reclamó
a Estados Unidos que condicione a Islamabad las ayudas económicas
y militares al restablecimiento de la democracia en el país.
“No aceptaremos este gobierno. Ha cometido traición al
tomar juramento bajo el Ordenamiento Constitucional
Provincial”, como se denomina a las medidas de excepción
aplicadas por Musharraf.
La
dirigente habló por teléfono con el subsecretario de
Estado norteamericano, John Negroponte, quien llegó ayer a
Islamabad con el propósito de lograr que Musharraf elimine
las medidas de excepción y el país retorne a la
democracia. “La señal que debe ser dada es que las ayudas
pueden ser bloqueadas”, declaró Bhutto, y consideró que
“lo más importante es que Negroponte pueda imponer una
situación por la cual Pakistán pueda retornar a la paz y
la estabilidad”. Añadió que Pakistán “tiene necesidad
de las ayudas, pero hasta ahora la gente no se ha
beneficiado” y advirtió que “debemos pasar de la
dictadura de Musharraf a la democracia”. Se trató del
contacto de más alto nivel entre Washington y la oposición
paquistaní desde que el 3 de noviembre Musharraf impuso el
estado de sitio.
Después de
ocho años de exilio para escapar a los cargos de corrupción
que pesaban sobre ella, Bhutto volvió a Pakistán el 18 de
octubre pasado tras el acuerdo alcanzado con Musharraf
–orquestado por Estados Unidos, que necesitaba dar una
imagen democrática del general– para compartir el poder.
La imposición del estado de excepción rompió la
colaboración entre ambos. Bhutto ha pedido la formación de
un gobierno de unidad nacional que incluya a toda la oposición
y que permita la celebración de elecciones limpias. La líder
del PPP pretende que se reúnan la semana próxima para
elaborar una estrategia común todos los dirigentes
opositores, incluido su principal rival, el ex primer
ministro Nawaz Sharif, que fue deportado a Arabia Saudita y
volvió a Pakistán en septiembre pasado tras siete años de
exilio.
|