Entrevista
a Tariq Alí (*)
Seis
años de guerra
Socialist
Review, 26/10/07
Sin Permiso, 02/12/07
Traducción de Daniel Raventós
Los Estados
Unidos lanzaron su primer asalto de la "guerra contra
el terror" en Afganistán hace seis años. Hoy el país
continúa siendo uno de los lugares más pobres de la
Tierra, gobernado por una elite corrupta de señores de la
guerra. Aquí, Tariq Ali, un veterano de la lucha antiguerra
desde hace cuatro décadas, habla con Sherry Wolf, miembro
del consejo Editorial de Internacional Socialist Review,
sobre las desastrosas consecuencias de la guerra de Estados
Unidos, y qué reserva el futuro.
Ahora se
cumple el sexto aniversario de la guerra de Estados Unidos
en Afganistán, la cual es vista por mucha gente como la
"buena" batalla en la "guerra contra el
terror", a diferencia de la de Irak. ¿Es así?
He
argumentado siempre que esta guerra era esencialmente una
grosera venganza para devolver el golpe inmediatamente después
de los ataques del 11–S – y poder mostrar a la población
de Estados Unidos, por parte de los líderes políticos, que
"nosotros estamos afanados en defenderos". No tuvo
ningún mayor propósito que representar una venganza, un
ojo por ojo.
El segundo
propósito de esta guerra, como Bush lo explicó en detalle,
era capturar a Osama bin Laden "vivo o muerto".
Estas fueron sus palabras exactas, que no deberíamos
olvidar. Aparte de esto no había otros propósitos de
guerra.
No había
duda de que ellos iban a conquistar el país. Por una parte,
la Alianza del Norte no iba a resistir, ni tampoco los iraníes
que eran muy fuertes en el Oeste de Afganistán. Los líderes
iraníes eran hostiles a los talibanes por sus propias
razones oportunistas, así que se subieron al carro imperial
y dijeron: "Bien, no podemos deshacernos de estos tíos,
pero si los estadounidenses lo hacen, esperaremos
acontecimientos."
Por otra,
había el régimen militar paquistaní, sin el cual los
talibanes no hubieran permanecido en el poder, y que había
estado apoyando logística y militarmente, en todos los
sentidos, a los talibanes.
Dado que
los Estados Unidos iban a usar las bases militares del
Pakistán, el régimen pidió evacuar durante algunas
semanas su personal militar fuera de Afganistán antes de
que los Estados Unidos lo invadieran. En estas dos decisivas
semanas, por supuesto, Osama bin Laden y la dirección de
al–Qaeda también abandonó Afganistán. No iban a estar
esperando por allí.
Así que
Estados Unidos invadió Kabul con la ayuda de la OTAN, pero
esto no tuvo la menor dificultad porque no hubo la más leve
resistencia. Entonces surgió la pregunta: ¿Qué iban a
hacer con el país?
No podían
atrapar a Osama, aunque hubo dos semanas de histeria mediática
sobre "encontrar las cuevas de Tora Bora" y
propaganda de este tipo. Lanzaron estas bombas y ¿qué
ocurrió? Nada. Destruyeron las cuevas, pero la presa había
escapado.
Así que ¿qué
iban a hacer ahora? Es obvio que bin Laden abandonó el país
y se fue a las zonas tribales entre Pakistán y Afganistán,
donde las tradiciones de hospitalidad son muy fuertes, y no
sería entregado.
Los Estados
Unidos impusieron un régimen marioneta en Afganistán.
Recordemos que Zalmay Khalilzad era entonces el consejero
jefe de Bush en Afganistán y trajo a uno de sus compinches
que trabajó para la compañía petrolera Unlocal, Hamid
Karzai, para ser presidente de Afganistán. ¡Bingo: rápidamente
tuvimos un país!
El problema
pronto fue muy evidente para Occidente: estos planes no podían
extenderse más allá de Kabul y Kandahar, las dos grandes
ciudades en el Sur, y eso solamente durante el día. En
todas partes, en el oeste del país, las fuerzas pro–iraníes
lo tenían bajo control. Y en el norte, las antiguas repúblicas
soviéticas, aún bajo la influencia de Moscú, estaban al
mando.
Así que ¿qué
iban a hacer con el país? La respuesta es: nada.
¿Tienen
los Estados Unidos algún tipo de apoyo dentro de Afganistán?
No hay duda
que bastantes afganos se alegraron con la caída de los
talibanes – algunas personas pensaron, bien, al menos
tenemos algo de paz y tranquilidad, y quizás algo de comida
para tragar. Este fue también el punto de vista de algunos
comentaristas liberales del Pakistán.
Algunos de
nosotros discutimos con ellos, diciendo que los talibanes
podían haber sido desalojados, pero ¿Qué ocurriría
ahora? Les alertamos de que en lo que concierne a la
infraestructura social, nada iba a cambiar para la mayoría
de afganos.
Esto es lo
que ha ocurrido exactamente en estos seis años. Lo que la
gente ha subestimado es que las ocupaciones imperiales bajo
el neoliberalismo reflejan las prioridades del nuevo orden
capitalista, donde lo están privatizando todo en sus
propios países. Así que lo que ocurrió fue que este
dinero fue vertido ahí –y este dinero fue usado por Hamid
Karzai y sus compinches para construir una elite en Afganistán.
En el corazón
de Kabul, en las mejores tierras que pudieron apropiarse, la
elite estuvo y está construyendo grandes mansiones
protegidas por las tropas de la OTAN delante de toda la
población de la ciudad y el campo.
Cuesta
cerca de 5.000 o 6.000 dólares construir una casa barata
para una familia de cinco o seis miembros, pero la elite no
hizo esto. Gastó millones de dólares construyendo grandes
mansiones. Sabe dios por qué lo han hecho ya que necesitan
una guardia permanente de la OTAN para vivir en una de estas
mansiones. Y serán sacados de ellas una vez que los ejércitos
occidentales se retiren.
Esto
produjo una gran crisis, y se apareó con los casos de
inocentes asesinados por el gatillo fácil de las tropas de
Estados Unidos.
Allá donde
los Estados Unidos escuchan fuego de armas, lanzan bombas.
Alguien debería haberles dicho que Afganistán es una
sociedad tribal, una cultura donde la gente dispara armas
para celebrar bodas, nacimientos… ellos corren y disparan
armas de fuego al aire. Se podría pensar que los
estadounidenses deberían ser más comprensivos con esto,
dada la cultura armamentística de los Estados Unidos, pero
de algún modo no lo apreciaron en Afganistán.
Así los
Estados Unidos empezaron a bombardear a la gente. En una
fiesta de boda los Estados Unidos llegaron y bombardearon el
infierno. Víctimas: 90 o 100 asesinados, hombres, mujeres y
niños. Y esto se multiplicó.
¿Cómo han
sido los talibanes capaces de resurgir?
Los
talibanes empezaron a reagruparse, rearmarse y luchar, y se
anotaron algunos éxitos. Lo que también empezó a suceder
simultáneamente es que hubo gente que era feliz de verlos
regresar – ya que nadie más los estaba defendiendo.
Empezaron a
tratar a los talibanes como una organización paraguas y a
informarlos de lo que pasaba. Muchas gente que supuestamente
trabajaba con las autoridades de ocupación de los Estados
Unidos y la OTAN, informaban a los talibanes acerca del los
movimientos de tropas. Las operaciones de la clásica guerra
de guerrillas empezó, y los Estados Unidos respondieron con
más bombardeos aéreos. Es un círculo vicioso en marcha.
Si se da un
vistazo a los periódicos del último año y se hace un
sondeo de todos los informes donde hubo 60 talibanes
muertos, 80 talibanes muertos, 90 talibanes muertos, y se
hace la cuenta, ya habrían acabado con los miles de
supuestos miembros de las milicias talibanes (la teórica
fuerza total se supone que está cerca de los 10.000).
En otras
palabras, si se cree en estos informes, ya se habría
eliminado tres cuartas partes de la organización talibán,
lo que está lejos de la verdad. Pero como los Estados
Unidos estás avergonzados de matar civiles, debe decirse
esto.
Tienes una
situación en el país donde el hermano de Hamid Karzai,
Wali Ahmed Karzai, es muy conocido como el más importante
traficante de armas y de heroína en la región. Y ha
llegado a este punto porque su hermano gobierna el país.
Tienes a
este tío que fue feliz dirigiendo un restaurante afgano en
Baltimore y vendiendo comida cara a los estudiantes de la
Johns Hopkins –y ahora es el segundo jefe en el país y
haciendo una fortuna– un "matador", por decirlo
así.
Simbólicamente,
todo esto ha representado un gran desastre. Así, muy lejos
de se runa "guerra buena", Afganistán está volviéndose
una asquerosa, desagradable guerra, y no hay forma de que
las fuerzas de Estados Unidos o de otras potencias
occidentales vayan a ser capaces de permanecer aquí por
mucho tiempo.
¿Qué
esperan conseguir los poderes regionales como consecuencia
de Afganistán?
El ejército
pakistaní espera que Occidente se retire y algún tipo de
gobierno de coalición será improvisado entre Karzai y lo
que quede de los talibanes.
Esto vale
la pena enfatizarlo. Respaldados por Occidente, el regimen
de Karzai, ahora mismo, está negociando seriamente con los
talibanes. Así, los talibanes que han sido demonizados como
la peor fuerza que nunca ha existido en el mundo, están
ahora, con el beneplácito de Occidente, negociando porque
lo hacen con Karzai.
La primera
respuesta de los talibanes a la oferta de Karzai era decir:
"nunca negociaremos con vosotros hasta que las tropas
extranjeras hayan abandonado el país". A lo que Karzai
respondía: "No es posible". Y piensa que no es
posible porque sin las tropas extranjeras no duraría ni 48
horas.
Pero en lo
que al ejército pakistaní concierne, saben que no son
capaces de lograr un acuerdo entre talibanes y Karzai
mientras las tropas extranjeras permanezcan en la región.
Los militares imaginan que una vez las tropas occidentales
abandonen el país, pueden controlar el país de nuevo, a
través de los talibanes y de Karzai.
Pero creo
que esta posibilidad está ahora excluida porque la OTAN ha
hecho un caos de la ocupación, y porque en estos últimos
seis años, la autonomía regional ha emergido como el
factor político principal. Afganistán
fue siempre una confederación tribal, pero ahora
tiene incluso un carácter más confederal.
Y los iraníes
y los rusos no están dispuestos a permitir una toma del
poder talibán en el país consentida por los Estados
Unidos. Así que los líderes militares pakistaníes pueden
aspirar a gobernar en una parte de Afganistán, pero no serán
capaces de hacerlo en el conjunto del país.
He
defendido en Pakistán y en distintos lugares la retirada
total e inmediata de todas las tropas y, simultáneamente,
la convocatoria de una conferencia de paz de los poderes
regionales involucrados en Afganistán –lo que significa
Pakistán, Irán, Rusia y la India, que es el mayor poder de
todos– para erigir un gobierno nacional después de la
retirada de las tropas occidentales que provea de un respiro
a este país para descansar y convocar unas elecciones para
una asamblea constituyente en dos o tres años.
Mientras
tanto, estos poderes regionales garantizarán que no haya
lucha ni guerra civil. La gente debería ser comprensiva con
esta idea, porque Afganistán ha estado en guerra permanente
virtualmente desde 1979. Lo que pasa en este país es
horrible.
Es
improbable que los estadounidenses o los pakistaníes estén
de acuerdo con esto, en cuyo caso la situación irá de mal
en peor, en mi opinión.
Para
resumir la situación en Afganistán: es un desastre. Los
Estados Unidos nunca pueden ganar la guerra, y la principal
razón de ello es que a los afganos no les gusta padecer la
ocupación. Los afganos echaron a los británicos en el
siglo XIX, a los rusos en el XX, y ahora están luchando de
nuevo contra los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
(*)
Tariq Ali (Lahore, 1943) es una de las personas más
conocidas de la extrema izquierda británica. Es editor de
la New Left Review y director de la Editorial Verso. Es
miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
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