Obituario
de Benazir Bhutto
Un
icono internacional convertido en mártir político
Gara,
28/12/07
Benazir
Bhutto, de 54 años de edad, se había forjado una imagen de
icono internacional a final de los años 80 al recoger, con
sólo 35 años. el testigo de su padre, el presidente y
luego primer ministro suní Zulfikar Ali Bhutto, derrocado y
ejecutado por el general Zia ul-Haq en abril de 1979.
Encabezó
dos gobiernos (1988-1990 y 1993-1996), pero no logró
completar ninguno de sus mandatos, acosada por acusaciones
de corrupción, de las que escapó al exiliarse en 1999.
Autoritaria y heredera de una poderosa familia de
latifundistas, Benazir Bhutto fue la primera mujer de la era
moderna en dirigir un país musulmán.
Se
afilió al Partido Popular de Pakistán (PPP), fundado en
1967 por su padre, a los 14 años y asumió su dirección al
morir éste. Desde muy joven sintió la vocación política
y pese a ser mujer y vivir en un país musulmán, se preparó
para llegar a las más altas instancias del poder. Estudió
Ciencias Políticas en las universidades de Harvard (EEUU) y
Oxford (Gran Bretaña) y volvió a Pakistán en 1977, poco
antes de que el general Zia derrocara a su padre y
encarcelara a la familia.
Sufrió
largos periodos de prisión o arresto domiciliario, hasta
que en 1984 se exilió a Londres, de donde regresó dos años
después para recibir una apoteósica bienvenida en la que
participaron, en Lahore, un millón de personas.
Pese
a su educación occidental, Bhutto fue fiel a las costumbres
de su país y se casó con Asif Zardari en 1987, en un
matrimonio concertado por su familia.
La
celebración de elecciones a la muerte del general Zia en un
accidente de avión en agosto de 1988, le llevó al poder el
2 de diciembre, pero el 6 de agosto de 1990 el presidente
Ishaq Khan le destituyó acusándole de abuso de poder,
nepotismo y corrupción. Volvió al poder en octubre de
1993, pero tres años después fue de nuevo destituida por
corrucpión, mala gestión económica y muerte extrajudicial
de detenidos.
La
«líder de los pobres» paquistaníes, como ella se definía,
opctó por abandonar el país para un «exilio voluntario»
que acabó, tras casi nueve años, el 18 de octubre, después
de que Musharraf le garantizara una amnistía.
Dejó
atrás a sus tres hijos y a su marido, conocido por los
paquistaníes como «el señor del 10%», por las comisiones
que cobraba para facilitar contratros públicos, y quien pasó
años en prisión antes de unirse a ella en Dubai en 2004.
Sus
condenas por corrupción y evasión de la Justicia fueron
anuladas y los procesos todavía abiertos en su contra
fueron sobreseídos por orden de Musharraf a raíz del pacto
al que llegaron, apoyado por EEUU. Pese a repudiar la
dictadura de Musharraf durante estos años, Bhutto acabó
negociando el reparto de poder con él, lo que defraudó a
muchos de sus seguidores, que lo consideraron una traición.
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