Líbano
se prepara para una nueva agresión israelí
Amanecer,
mayo 2008
El
16 de abril, todos los ojos en el Líbano se volvieron hacia
el sur de la frontera, mientras Israel llevaba a cabo unas
maniobras militares de cinco días de duración, que se
conocieron con el nombre de "Turning Point 2" y
dieron pie a que se hablara de una posible guerra. El
ejercicio militar se produjo en un momento de seria crisis
política en Beirut y de especulaciones acerca de la
presunta represalia pendiente de Hezbollah por el asesinato
del líder militar de la organización Imad Mugniyah en
Damasco en febrero, del cual el grupo libanés ha culpado a
Israel.
Hezbollah
y Amal, ambos movimientos shiíes de oposición, señalaron
en una declaración conjunta que los ejercicios –que incluían
ataques aéreos y con misiles simulados contra ciudades–
reflejaban "la intención oculta de Israel de vengar su
derrota durante la Guerra de Julio", manifestó la
declaración, que fue publicada el día después de que las
maniobras se iniciaran. "Ellas también reflejan la
impotencia que siente la institución militar israelí y
constituyen un intento de elevar su moral."
El
jefe militar de Hezbollah en el sur del Líbano, Nabil
Kaouk, afirmó que el grupo shií "vigilaría de
cerca" el ejercicio. Kaouk indicó que las maniobras no
eran "un testimonio de la fuerza de Israel sino la
evidencia de su frustración y desesperación." Según
un informe del servicio de noticias de Israel Ynet News
Service, Hezbollah se ha preparado con esmero para un nuevo
conflicto. En realidad, la organización es más poderosa
ahora que en julio de 2006 y Nasrallah manifestó en un
reciente discurso que miles de combatientes bien entrenados
y altamente motivados esperaban a los posibles invasores.
Hezbollah
ha llevado a cabo una fuerte campaña de reclutamiento y
entrenamiento, atrayendo incluso a no shiíes y a antiguos
milicianos aliados de Israel a los que ha encuadrado en
nuevas unidades de reservistas. En la ciudad costera sureña
de Sidón, un grupo islamista sunní denominado las Fuerzas
Fayr, que luchó contra las tropas invasoras israelíes a
principios de los años ochenta, ha resucitado como aliado
de Hezbollah. Sheij Afif Nabulsi, un prominente clérigo shií,
señaló en declaraciones recogidas por el Christian Science
Monitor que la próxima vez "los israelíes se
enfrentarán a los combatientes de la resistencia de todos
los grupos y denominaciones."
Se
están enseñando nuevas tácticas, incluyendo la forma de
"tomar y mantener" posiciones, acción ésta que
los combatientes guerrilleros de Hezbollah
–tradicionalmente formados en los métodos guerrilleros de
golpear y huir– nunca habían realizado antes. Un jefe
local en el sur del Líbano manifestó que Hezbollah había
librado una guerra defensiva en 2006. "La próxima vez,
estaremos a la ofensiva y será un tipo de guerra
completamente distinto," señaló. Otras fuentes
indican que Hezbollah ha adquirido misiles antiaéreos que
pueden limitar la superioridad aérea israelí. Según el
CSM, un diplomático europeo en Beirut, que ha estado
contemplando los preparativos de Hezbollah, comparó el
atacar a la organización con "apretar una
esponja" –absorbe el golpe y luego se recupera– y
se preguntó si Israel comprende plenamente a quien se
enfrenta.
Kaouk
ha hablado acerca de una posible infiltración israelí
hacia las fronteras de Siria y Líbano y afirmó que si los
israelíes obraban de esta forma, las fuerzas sirias estarían
preparadas para responder, según informó el sitio local
Elnashra. "Las fuerzas sirias están entrenadas en la
lucha siguiendo el estilo de Hezbollah," señaló. No
hay duda de que Hezbollah y Siria coordinarían sus acciones
en el caso de una nueva agresión israelí.
El
primer ministro libanés Fuad Siniora realizó también un
llamamiento al ejército libanés para que elevara su nivel
de alerta, temiendo que Israel pudiera explotar el ejercicio
militar para violar la soberanía de su país. Siniora pidió
a los soldados de las Naciones Unidas encargados de vigilar
la frontera que "tuvieran cuidado" para que Israel
no utilizare las maniobras "para lanzar operaciones
capaces de incrementar la tensión," indicó una
declaración de su Oficina. Siniora expresó su preocupación
por el hecho de que Israel pudiera violar los términos de
la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que
fue adoptada para poner fin a la guerra entre Hezbollah e
Israel. Por su parte, el jefe del Ejército libanés,
general Michel Suleiman también dijo que él había
ordenado a todas las unidades del Ejército elevar su estado
de alerta y nivel preparatorio hasta el final del ejercicio
militar israelí.
Sin
embargo, pocos expertos vieron las maniobras como el anuncio
de una inminente reanudación de la guerra, en la que los
bombardeos de Israel destruyeron los suburbios del sur de
Beirut, pero en la que aquel fue finalmente derrotado por
Hezbollah, cuyos cohetes alcanzaron Haifa y otras ciudades
del norte de Israel. Muchos observadores predicen que Israel
no tiene en la actualidad deseos de reanudar el conflicto.
Ellos creen que el incremento de actividad tenía que ver
principalmente con una "toma de postura".
Otros
expertos libaneses creen, por el contrario, que el gobierno
del primer ministro israelí Ehud Olmert podría intentar
hacer olvidar su previo fracaso en el Líbano con un nuevo
acto de agresión militar. El reciente asesinato de Imad
Mugniyah ha sido visto ampliamente en la región como una
deliberada provocación israelí destinada a provocar una
respuesta del movimiento shií y, de este modo, conseguir un
pretexto para lanzar otra guerra contra Líbano.
"La
situación ha sufrido una escalada y parece haber una
confrontación encubierta que ha continuado desde el
asesinato de Imad Mugniyah hasta hoy," manifestó Osama
Safa, jefe del Centro Libanés de Estudios Políticos, al
periódico egipcio Al Ahram. "No veo en realidad ningún
signo de un acercamiento o una mejora en la situación de la
región, lo cual supone una desgracia para este país. Creo
que es probable que la crisis se prolongue."
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