La
clase trabajadora movilizada
El
punto vulnerable de la agenda neoliberal
Por
Joel Beinin (*)
Middle East Report (Merip), 05/04/08
Rebelión,
13/05/08
Traducido por Germán Leyens
Era un día
normal para Orascom, el gigantesco conglomerado egipcio con
importantes intereses en lo que sea, desde la construcción
de una autopista cairota hacia los balnearios de lujo del
Mar Rojo, a teléfonos celulares en Iraq.
El 26 de
febrero, Orascom Construction Industries, una de la familia
Orascom de empresas, anunció orgullosamente que había
adquirido la International Company for Manufacturing Boilers
and Steel Fabrication (IBSF) por 13,6 millones de dólares.
El comunicado de prensa corporativo pregonó la duplicación
de la capacidad de producción de acero de Orascom, pero no
mencionó nada sobre la suerte de los trabajadores de la
firma o su historia reciente. Esas historias, como las
cuenta un grupo de trabajadores especializados de IBSF –
un tornero, un mecánico, un soldador y un supervisor de depósito,
todos con por lo menos 20 años de experiencia en la fábrica
– son el punto vulnerable de la agenda neoliberal en
progreso en Egipto.
Por temor a
represalias de la firma, pidieron que no se utilizaran sus
nombres y hablaron en nombre de su comité sindical y de su
presidente, Husayn Abu Dahab.
Un
estudio en empobrecimiento y lucha
IBSF fue
establecida en 1962 como Nasser Boiler and Pressure Vessels
Company, una empresa del sector público construida sobre
terrenos adquiridos por el Estado durante el régimen del
presidente Gamal Abdel Nasser. La firma fue uno de los
numerosos proyectos de industria pesada en los años
cincuenta y sesenta. Diseñaba y fabricaba calderas, tanques
presurizados, condensadores e intercambiadores de calor,
componentes clave de plantas eléctricas y de energía
nuclear y de muchos procesos industriales. Nasser Boiler and
Pressure Vessels fue (y los trabajadores dicen que sigue
siendo) la única firma de su tipo en el mundo árabe.
Finalmente empleó a más de 1.800 trabajadores, muchos de
ellos altamente especializados.
En 1994,
después de un acuerdo de 1991 con el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial, Nasser Boiler and Pressure
Vessels fue privatizada y vendida a Babcock and Wilcox. En
2001, Muhammad Shatta, un inversionista egipcio, adquirió
la firma y cambió su nombre a IBSF. Shatta abandonó las
operaciones relacionadas con plantas eléctricas y energía
nuclear y presionó a trabajadores para que aceptaran la
jubilación anticipada con una indemnización de entre 7.500
y 15.000 libras egipcias. La gran mayoría rechazó la
oferta por insuficiente. Como represalia, algunos fueron
transferidos a un rancho dedicado a la crianza de animales y
otros a una fábrica de propiedad del grupo de Shatta en
Ciudad Seis de Octubre, una de las “ciudades satélites”
en el desierto que rodea a El Cairo.
Cuando
Orascom adquirió IBSF, su fuerza laboral, reducida por
desgaste a 750 u 800, trabajaba días de nueve horas por un
salario promedio de entre 600 y 700 libras egipcias por mes.
(A las tasas de cambio actuales, un dólar equivale a 5,5
libras egipcias.) Entre 230 y 330 trabajadores tienen
contratos permanentes y reciben un paquete estándar de
beneficios complementarios. Los otros están divididos por
igual entre los que tienen contratos anuales, que reciben
beneficios, y aquellos con contratos diarios que ganan entre
30 y 60 libras por día, pero sin beneficios. Una vez que la
firma fue privatizada eliminó las cuatro bonificaciones
tradicionales por vacaciones y redujo la cantidad de días
de vacaciones por año. Los trabajadores dicen que la firma
está siendo dirigida sin referencia a ninguna legislación
laboral existente.
Orascom
planifica desmantelar la fábrica existente y transferir su
maquinaria a tres de sus zonas industriales existentes en
Ciudad Seis de Octubre, Abu Rawwash, cerca de las Pirámides
y ‘Ayn Sukhna en la costa del Mar Rojo. En la actual
ubicación de la fábrica se construirá un parque de
atracciones. La ley requiere que Orascom ofrezca a los
trabajadores transporte libre a esas nuevas premisas, pero
no lo ha hecho. Además, ya que están ubicados lejos de la
instalación existente en Manyal Shiha en las riberas del río
Nilo al otro lado del suburbio del sur de El Cairo,
Ma’adi, pocos trabajadores podrían soportar el viaje de
ida y vuelta de dos horas y media en cada sentido.
Consecuentemente,
el comité sindical exigió un pago de cesantía de 100.000
libras egipcias a cambio de que los trabajadores tomaran la
jubilación anticipada y abandonaran sus reivindicaciones
contra la firma. Orascom se negó y comenzó a trasladar la
maquinaria de IBSF a sus otras instalaciones. En unas pocas
ocasiones los trabajadores han impedido la transferencia de
maquinaria. Han seguido trabajando, y aunque son reacios a
amenazar con una huelga, dicen que morirán en la fábrica
antes de permitir que se cierre. Los trabajadores temen que
Orascom abandone la producción de las líneas de productos
de la firma, que ahora fabrican con un alto nivel de
pericia. Como dijo uno de ellos.” Lo más importante es
que se continúe esta producción por el bien de Egipto y su
futuro. Quiero que mi hijo tenga trabajo aquí.”
Clase
trabajadora movilizada
La lucha de
los trabajadores de IBSF es sólo una de centenares en una
ola de acción colectiva de la clase trabajadora provocada
cuando el gobierno del primer ministro Ahmad Nazif, quien se
hizo cargo en julio de 2004, comenzó a acelerar el ímpetu
para privatizar empresas industriales y financieras del
sector público. Según el informe anual de 2004 del Centro
por Derechos Humanos del país, entre 1998 y 2004 hubo más
de 1.000 acciones colectivas de trabajadores. Más de un
cuarto ocurrió sólo en 2004, un aumento de un 200% sobre
2003. Hubo 74 acciones en la primera mitad de 2004, pero 191
después de la instalación del gobierno de Nazif. Cerca de
un 25% de las acciones colectivas en 2004 tuvieron lugar en
el sector privado, una proporción mayor que nunca antes,
reflejando el crecimiento de la industria del sector
privado.
Y la
cantidad de acciones sigue aumentando. El periódico liberal
al–Misri al–Yawm informó de un total de 222 huelgas,
manifestaciones y protestas en 2006 y de 580 en 2007.
Workers and Trade Union Watch, un sitio en la Red favorable
al sindicalismo, enumeró 27 acciones colectivas sólo en la
primera semana de enero de 2008. Estimaciones de la cantidad
de trabajadores involucrados en este movimiento van desde
300.000 a 500.000. Durante 2007 las huelgas se extendieron
desde su centro de gravedad en la industria textil y de la
vestimenta para incluir a trabajadores de los materiales de
construcción, del transporte, los trabajadores del metro de
El Cairo, los trabajadores del procesamiento de alimentos,
panaderos, trabajadores de la limpieza, trabajadores del
petróleo en Suez, y muchos otros. Los trabajadores del
sector privado formaron un componente más destacado del
movimiento que nunca antes.
En el
verano de 2007 el movimiento se amplió para incluir a
empleados de oficina, empleados públicos y profesionales.
La mayor acción colectiva por su tamaño de todo el
movimiento huelguístico fue la huelga en diciembre de 2007
de unos 55.000 recaudadores de impuesto inmobiliario
empleados por autoridades locales. Después de meses de
manifestaciones públicas, se declararon brevemente en
huelga y ganaron su demanda de paridad de salarios con sus
homólogos empleados directamente por el Ministerio de
Finanzas.
Agitando
panes
De
importancia más duradera, el comité elegido de huelga de
los recaudadores de impuestos se convirtió efectivamente en
un sindicato independiente. Lo mismo ha sucedido en Misr
Spinning and Weaving en Mahalla al–Kubra en el Delta del
Nilo. Los trabajadores textiles de Mahalla están entre los
mejores organizados y más conscientes políticamente. En
noviembre de 2007 iniciaron reuniones regulares con
representantes de otras firmas de los sectores público y
privado en el intento de elevar la conciencia y preparar la
infraestructura organizativa para establecer un sindicato
independiente de la Federación General de Sindicatos
Egipcios, que es en realidad un brazo del Estado.
La
intelectualidad opositora de clase media, que tuvo
dificultades para relacionarse con el movimiento de huelga
hasta fines de 2007, ha comenzado a manifestar una
solidaridad más consecuente con la clase trabajadora y sus
demandas. El descontento popular por la inflación y la cólera
masiva por la escasez de pan subvencionado, la principal
fuente de calorías para los pobres, se han hecho más
visibles en los últimos meses y suministraron el contexto
para realizar esta conexión aún tenue entre las clases.
Algunas de las movilizaciones alrededor de estos temas han
estado estrechamente vinculadas con el movimiento huelguístico.
El 7 de
febrero, más de 10.000 trabajadores de Misr Spinning and
Weaving, muchos de ellos agitando panes, con apoyo de sus
familias y comerciantes locales, manifestaron contra los
enormes aumentos de precios y la escasez de pan. Estos últimos
han precipitado varios violentos disturbios, que dejaron más
de siete muertos y atrajeron la atención de los medios
internacionales. Las filas inquietas delante de las panaderías
en los vecindarios más pobres de El Cairo son el indicador
más patético de la desigualdad con la que son distribuidos
los frutos del crecimiento económico récord de Egipto.
Pero no es
solo el precio del pan lo que hace que los magros
presupuestos de los egipcios estén bajo presión hasta el
punto de estallar. Un informe de investigación de
al–Misri al–Yawm concluyó que el precio de los
alimentos básicos aumentó a tasas de por lo menos un 33%
(para la carne), y de hasta un 146% (para los pollos), de
2005 hasta 2008. El índice oficial anual de inflación para
enero de 2008 fue de más de un 11% y de más de un 12% para
febrero. Los trabajadores de Mahalla han popularizado la
demanda de un salario nacional mínimo de 1.200 libras
egipcias al mes para hacer frente a esa inflación. Esta
acción ha embarazado a la federación de sindicatos, llevándola
a propugnar el aumento del salario mínimo mensual de 115
libras egipcias, que ha sido el nivel desde 1984, a 800
libras egipcias.
El
creciente coste de la vida llevó a los profesores
universitarios a realizar una huelga de un día en marzo.
Los médicos también han amenazado con una huelga, y los
dentistas han expresado su descontento con sus sueldos. La
participación de estos profesionales de clase media en
protestas ha prestado una legitimidad más amplia al
movimiento de los trabajadores y ha desacreditado aún más
al régimen del presidente Husni Mubarak, que se ha
apresurado recientemente a contener el descontento por la
escasez de artículos de primera necesidad, prometiendo la
perspectiva de aumento de las subvenciones. Las perspectivas
políticas del movimiento de huelga, sin embargo, siguen
siendo inseguras.
Reuniendo
el disenso
La
Hermandad Musulmana, la mayor fuerza de oposición en
Egipto, ha tenido un rol menor en el movimiento de los
trabajadores. En IBSF existe evidencia de que la Hermandad
(o tal vez otros islamistas) ha sembrado la discordia entre
los trabajadores al afirmar que Orascom, que es de propiedad
del clan cristiano Sawiris, trata de desposeer a los
trabajadores musulmanes. De hecho, hay trabajadores
musulmanes y cristianos en la firma. Los trabajadores que
relataron sus historias insistieron clamorosa y
repetidamente que rechazan totalmente que se haga alguna
distinción entre musulmanes y cristianos y que aunque han
presentado su difícil condición a la atención de uno de
sus dos representantes parlamentarios que pertenece al
gobernante Partido Nacional Democrático, no se acercaron al
representante que es miembro de la Hermandad Musulmana, por
temor a que podría impulsar un enfoque sectario de su
problema.
Los
intelectuales de izquierda parecen estar encontrando caminos
para apoyar el movimiento de los trabajadores. La Sexta
Conferencia y Foro Social de El Cairo, un evento anual
organizado por una coalición de trotskistas, nasseristas y
miembros de la Hermandad Musulmana tuvo lugar del 27 al 30
de marzo. En 2008, como en 2007, los trabajadores se
dirigieron a audiencias formadas en gran parte por miembros
de la Hermandad Musulmana e intelectuales laicos, incluyendo
a extranjeros. Algunos izquierdistas y progresistas egipcios
evitan este evento. No quieren ser asociados con la
Hermandad Musulmana. Otros rechazan su noción algo ingenua
de “resistencia” contra el sionismo y el imperialismo,
que incluye cualesquiera formas de lucha armada y muestra
una elevada tolerancia del antisemitismo. Otros consideran
el evento como irrevocablemente contaminado, ya que se dice
que la primera conferencia en diciembre de 2002 fue
financiada por Sadam Husein para generar oposición a la
invasión de Iraq en marzo de 2003.
Al mismo
tiempo (posiblemente como señal de una cierta falta de
coordinación o competencia sectaria), el 28 de marzo la
Fundación Nueva Mujer organizó una celebración en El
Cairo para honorar a mujeres que se han destacado en el
movimiento de huelga. Agradecieron a las dirigentes de la
huelga del movimiento de los recaudadores de impuestos, Misr
Spinning and Weaving, y de la Hinawi Tobacco Company en
Damanhour, junto con Na‘ma ‘Abduh, residente de Wadi
‘Amar cerca de Alejandría, que organizó a su vecindario
para protestar contra la contaminación por el polvo de
cemento de la Portland Cement Company, que estaba causando
asma y otras enfermedades.
Después de
las festividades, las mujeres se sentaron con varios colegas
y participaron en una sesión de estrategia para discutir el
llamado a una huelga general para el 6 de abril, iniciado
por los trabajadores textiles de Mahalla. La huelga tendrá
lugar dos días antes de las elecciones locales, que
finalmente ocurrirán después de un retraso de dos años
para dar tiempo para una enérgica represión contra la
Hermandad Musulmana. Las elecciones locales han sido amañadas
de antemano mediante la eliminación de la mayoría de los
candidatos de los que se sabía que se oponían al Partido
Nacional Democrático y el arresto de 800 miembros de la
Hermandad Musulmana, muchos de los cuales tenían la intención
de presentarse en las elecciones.
El llamado
a la huelga general es ampliamente apoyado por grupos de
trabajadores, profesionales y partidos políticos
opositores. Es potencialmente la reunión de disenso de base
más amplia que haya enfrentado alguna vez el régimen de
Mubarak. La combinación de presión, apatía y
desmovilización política que ha sustentado a la autocracia
en Egipto durante medio siglo son cuestionadas
vigorosamente, llevando a que al régimen de Mubarak y a sus
compinches capitalistas les sea cada vez más difícil
seguir como si no pasara nada.
(*)
Joel Beinin es director de estudios de Oriente Próximo en
la Universidad Americana de El Cairo y editor colaborador
del Middle East Report.
–
Para antecedentes de la protesta de la clase trabajadora de
Egipto vea: “The Militancy of Mahalla al–Kubra,” de
Joel Beinin, [En inglés] Middle East Report Online,
September 29, 2007.
–
Vea también, de Joel Beinin y Hossam el–Hamalawy:
“Strikes in Egypt Spread from Center of Gravity,” [En
inglés] Middle East Report Online, 9 de mayo de 2007.
–
Para más sobre los desafíos político–económicos de
Egipto, vea: “Demographic Surprises Foreshadow Change in
Neoliberal Egypt,” [En inglés] de Eric Denis en Middle
East Report 246 (Primavera de 2008).
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