Urge
a la Casa Blanca la aprobación del tratado antes de las
elecciones de noviembre
Acuerdo
secreto de Bush para garantizar la ocupación
estadounidense permanente en Irak
Por
Patrick Cockburn
The Independent / La Jornada, 05/06/08
Traducción de Gabriela Fonseca
Un acuerdo
secreto que se está negociando en Bagdad perpetuará la
ocupación militar iraquí, independientemente del resultado
de la elección presidencial estadounidense de noviembre.
Los términos
del inminente acuerdo, de los cuales algunos detalles han
sido filtrados a The Independent, seguramente tendrán
efecto político explosivo en Irak. Funcionarios locales
temen que el trato, según el cual fuerzas estadounidenses
ocuparán bases militares permanentes, llevarán a cabo
operaciones y arrestarán a iraquíes con inmunidad a las
leyes de Irak, desestabilizará la posición de Irak en
Medio Oriente y sentará las bases para un conflicto interno
sin fin.
El acuerdo
también amenaza provocar una crisis en Estados Unidos. El
presidente George W. Bush presiona para que el acuerdo quede
listo a fines del mes próximo para declarar su victoria
militar y reivindicar la invasión de 2003. Pero perpetuar
la presencia estadounidense en Irak socavará las promesas
de campaña del virtual candidato demócrata Barack Obama,
de retirar las tropas si resulta electo presidente en
noviembre.
El momento
en que se aprobará el acuerdo también impulsará al
candidato republicano, John McCain, quien sostiene que
Estados Unidos está a punto de lograr la victoria en Irak y
que Obama dará al traste con dicha victoria si retira a las
fuerzas antes de tiempo.
Estados
Unidos tiene 151 mil hombres en Irak, y aun cuando se
cumplan repliegues programados para el mes próximo,
permanecerán más de 142 mil hombres, 10 mil más de los
que había antes del “incremento” de enero de 2007.
Bajo los términos
del nuevo tratado, los estadounidenses conservarán a largo
plazo el uso de más de 50 bases en Irak, y exigen también
inmunidad contra las leyes iraquíes para sus tropas y
contratistas, y mano libre para llevar a cabo arrestos y
actividades militares sin consultar con Bagdad.
La
naturaleza exacta de las exigencias de Estados Unidos se ha
mantenido en secreto hasta ahora, si bien las filtraciones
con toda seguridad generarán una furiosa reacción en Irak.
“Es una violación terrible a nuestra soberanía”, dijo
un político iraquí, y agregó que si el acuerdo se firma
deslegitimará a Bagdad, que será percibido como un peón
de Washington.
Estados
Unidos ha negado repetidamente que quiera bases permanentes
en Irak, pero una fuente afirmó: “Esto es sólo
subterfugio táctico”. Además pretende controlar el
espacio aéreo iraquí por debajo de los 8 mil 800 metros y
el derecho de ejercer la “guerra contra el terror” en
ese territorio, con la autoridad de arrestar a quien le
plazca y lanzar campañas militares sin consultar al
gobierno iraquí.
Bush está
decidido a obligar a Bagdad a firmar la llamada “alianza
estratégica” sin modificaciones para finales de julio,
pero el acuerdo ya está siendo condenado por los iraníes y
otros miembros de la comunidad árabe como un nuevo intento
dentro de sus continuos esfuerzos por dominar la región.
Ali Akbar
Hashemi Rafsanjani, el poderoso aunque moderado líder iraní,
afirmó este miércoles que el acuerdo creará “una
ocupación permanente”, y agregó: “La esencia de este
tratado es convertir a los iraquíes en esclavos de los
estadounidenses”.
Se cree que
el primer ministro iraquí, Nuri Maliki, se opone
personalmente a los términos del pacto, pero considera que
su coalición de gobierno no podrá mantenerse en el poder
sin pierde el respaldo estadounidense. El trato también
conlleva el riesgo de exacerbar la suerte de guerra virtual
que mantienen Irán y Estados Unidos en cuanto a cuál país
debe ejercer mayor influencia en Irak.
Si bien los
ministros iraquíes han prometido rechazar cualquier acuerdo
que limite la soberanía, observadores políticos en Bagdad
sospechan que éstos acabarán transigiendo y que ahora lo
que quieren es ser reconocidos como defensores de la
independencia iraquí mostrándose desafiantes.
El único
iraquí con la autoridad necesaria para poner fin al acuerdo
es el líder espiritual de la mayoría chiíta, el gran
ayatola Ali Sistani. En 2003, fue él quien obligó a
Estados Unidos a aceptar un referendo sobre la nueva
Constitución iraquí y la elección de un Parlamento. Sin
embargo, se dice que el líder espiritual cree que el perder
el apoyo estadounidense debilitaría drásticamente a los
chiítas iraquíes, que ganaron la mayoría parlamentaria en
2005.
Estados
Unidos, al parecer, rechaza obstinadamente que el nuevo
acuerdo de seguridad sea sometido a referendo en Irak, pues
sospecha que la idea fracasaría en una consulta popular.
El
influyente clérigo chiíta Moqtada Sadr ha llamado a sus
seguidores a manifestarse todos los viernes contra el
virtual acuerdo, y argumenta que es un obstáculo para la
independencia de Irak.
El gobierno
iraquí quiere postergar la firma del pacto el mayor tiempo
posible, pero la oficina del vicepresidente Dick Cheney ha
presionando en sentido opuesto. El embajador estadounidense
en Bagdad, Ryan Cocker, ha pasado semanas tratando de
obtener garantías por parte de los iraquíes.
La firma
oficial de la supuesta alianza y de un trato paralelo que
provea la base leal para mantener indefinidamente a las
tropas estadundienses en Irak será algo que el grueso de
los iraquíes rechazará. Pero los kurdos, que componen la
quinta parte de la población, seguramente favorecerán la
presencia estadounidense permanente al igual que los líderes
políticos sunitas que quieren que las fuerzas
estadounidenses diluyan el poder de los chiítas. La
comunidad árabe sunita, que ha apoyado ampliamente la
guerra de guerrillas contra la ocupación estadounidense,
podría disolverse gracias al pacto.
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