Los
talibán, vedettes de los medios
Por
Ashfaq Yusufzai
Desde Peshawar
Inter Press Service (IPS), septiembre 2008
Pakistán.–
La proscripción y el congelamiento de las cuentas bancarias
de la organización que reúne a las varias facciones del
movimiento islamista afgano Talibán en las fronterizas áreas
tribales de Pakistán no afectaron en lo más mínimo su
visibilidad mediática.
Representantes
de esa agrupación, la Tehrik–i–Taliban Pakistan (TTP),
suelen llamar con regularidad a los medios de comunicación
pakistaníes en lengua urdu para obtener publicidad
gratuita.
Las medidas
del gobierno no perjudicarán los intereses de TTP. Por el
contrario, lo harán más fuerte, dijo a numerosos
periodistas ––a los que llamó por teléfono–– su
portavoz, Mohammad Omar, tras el anuncio de la proscripción
el 25 de agosto.
"No
tenemos cuentas bancarias. Tenemos todo, pero no
cuentas", dijo a IPS desde una ubicación que no quiso
revelar.
La
renombrada abogada y presidenta de la independiente Comisión
de Derechos Humanos de Pakistán, Asma Jahangir,
responsabilizó a los medios de dar voz al Talibán.
"La
descripción que se hace de la militancia (islamista) en
periódicos y medios electrónicos envía un mensaje
horroroso a la población", sostuvo Jahangir en
entrevista telefónica desde la oriental ciudad de Lahore.
"El Talibán, que mata a activistas de la sociedad
civil mediante asesinatos selectivos, renueva sus fuerzas
gracias a la cobertura mediática".
El Talibán
es responsable de explosiones y atentados suicidas, y se
adjudica rápido a través de la prensa la responsabilidad
por la muerte de personas inocentes, apuntó. Los medios de
comunicación deben hacer énfasis en las violaciones a los
derechos humanos perpetradas por el movimiento islamista.
"Es
deplorable el silencio del gobierno respecto del genocidio
perpetrado por el Talibán", remarcó. El movimiento
tiene libre acceso a los medios de comunicación e Islamabad
no parece tener ningún apuro por detenerlo.
El académico
Ashraf Ali, especialista en el Talibán de la Universidad de
Peshawar, coincidió con Jahangir.
"La
prensa promueve al Talibán con descaro", afirmó.
"El líder del TTP está en la agencia de Waziristán
del Sur", en las Áreas Tribales Administradas
Federalmente (FATA).
"Todos
los distritos de la Provincia de la Frontera Noroccidental y
áreas tribales bajo control del TTP tienen portavoces
disponibles para todos y cada uno de los periodistas",
apuntó.
Incluso la
cadena de televisión estatal PTV da espacio, sin
condiciones, a portavoces del Talibán en el horario central
de las noticias.
Para el
ministro del Interior, Rehman Malik, la mayor preocupación
es que el Talibán reconozca públicamente su papel en los
atentados suicidas contra civiles.
"Los
talibanes se hicieron responsables de varios ataques
suicidas y el gobierno no puede dialogar con esa
gente", sostuvo Malik.
A
principios de este año, el gobierno federal se negó a
respaldar conversaciones de paz entre los talibanes del
valle de Swat y las autoridades de la Provincia de la
Frontera de Noroccidental.
El gobierno
local, en manos del Partido Nacional Awami, no pudo negociar
una paz duradera, y la violencia recrudece desde junio en
muchas partes de esta provincia y de las FATA.
Los medios
impresos y electrónicos de este país informan con total
libertad acerca de las actividades del Talibán.
Pero la ley
antiterrorista de 1997 es muy clara respecto del papel de
los medios de comunicación en la impresión, divulgación o
publicación de todo material que incite al odio, así como
en la cobertura de actividades de toda persona condenada por
terrorismo u organizaciones proscritas.
"Se
comete un delito si se imprime, publica o divulga todo
material, ya sea audio o imágenes, por medios escritos,
electrónicos, digitales, fotografías, grafitis, o
cualquier otro método que incite al odio religioso,
sectario o étnico o dé proyección a toda persona
condenada u organización proscrita o bajo observación",
reza la ley.
La ley
estipula que toda persona culpable de este delito puede ser
condenada a un máximo de seis meses de cárcel y una multa.
Pero nadie
en los medios de comunicación se molestó en respetar la
ley. En cambio, existe una insaciable voracidad por noticias
relacionadas con el "terrorismo", muy bien
vendidas en el ámbito local e internacional.
Periodistas
ambiciosos arriesgan su vida para entrevistar a jefes de
organizaciones proscritas, y algunos, incluso, dieron un
paso más y se convirtieron en sus propios portavoces.
Los
reporteros de las conflictivas FATA caminan por una línea
delgada. Algunos fueron asesinados en circunstancias
sospechosas y otros debieron escapar por razones de
seguridad.
Los
insurgentes tildan a los periodistas de "wajibul
qatl" (pasible de morir). Si los profesionales divulgan
cualquier información contraria a sus deseos, pueden ser
ejecutados.
Analistas
que no quisieron revelar su identidad creen que los medios
perdieron todo sentido de imparcialidad.
Cualquier
información difundida por organizaciones proscritas se
acepta como noticia y se publica. En gran parte de la
cobertura de operaciones militares y de hechos de violencia
se valora a los combatientes islámicos.
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