¿Por
qué Bush acata a Siria?
Por
Ali Gharib
Inter Press Service (IPS), 29/10/08
Un
operativo militar realizado en territorio de Siria por parte
de las fuerzas estadounidenses apostadas en Iraq, así como
el hermetismo que rodea a toda la maniobra, motivan fuertes
especulaciones entre analistas.
Washington.–
"La pregunta es por qué", escribió la analista y
periodista Helena Cobban en su blog Just World News,
cuestionando si el operativo pudo haberse realizado sin el
permiso explícito de las más altas esferas del gobierno de
George W. Bush.
"¿Por
qué las fuerzas estadounidenses emplean esa táctica ahora,
al término de la administración de Bush, cuando Washington
intentaba jugar amigablemente con Damasco y las tensiones
disminuyen en toda la región?", preguntó a su vez
Borzou Daragah en el blog "Babilonia y más allá",
en el sitio web del periódico Los Angeles Times.
Las
preguntas comenzaron a surgir el domingo por la noche,
cuando helicópteros estadounidenses habrían sobrevolado
ocho kilómetros sobre el desierto fronterizo entre Siria e
Iraq. Según informes, ocho soldados descendieron y atacaron
la granja de Al Sukkari, en el área siria de Abu Kamal.
El ataque,
el primero de esta clase involucrando helicópteros y
soldados tan lejos dentro de Siria, terminó con ocho
muertos, según medios de prensa sirios.
El ataque
es especialmente curioso ya que, según un informe publicado
este fin de semana en The New York Times, Bush parece
haberse retractado de su iniciativa de realizar operaciones
transfronterizas, en especial por las fuerzas
estadounidenses en Afganistán contra insurgentes en
territorio de Pakistán.
El
operativo también se produce en momentos en que Siria
negocia con Israel, a través de mediación turca,
presumiblemente en un esfuerzo calculado para aliviar las
tensiones con Occidente. La postura de Bush ante las
conversaciones sirio–israelíes ha sido tibia, en el mejor
de los casos.
En el corto
plazo, el operativo podría complicar las negociaciones
entre Washington y Bagdad para permitir que las fuerzas
estadounidenses continúen en territorio iraquí luego de
que expire el mandato de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) a fines de este año.
Las
conversaciones están empantanadas, y una persistente
demanda de Bagdad ha sido que el territorio iraquí no sea
usado como plataforma para operativos en otros países.
"El
gobierno iraquí rechaza los bombardeos estadounidenses en
Siria", señaló el portavoz Ali Al Dabbagh el martes.
"La Constitución no permite que Iraq sea usado como
una base para atacar países vecinos", añadió..
El
Departamento de Defensa de Estados Unidos repetidamente se
ha negado a hacer comentarios sobre lo ocurrido en Siria,
incluyendo preguntas directas de IPS, pero varios informes
de prensa han citado a funcionarios confirmando el ataque, y
señalando que fue ordenado por la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).
Un
funcionario estadounidense, que no dio su nombre, dijo a la
agencia de noticias AFP que el ataque tenía como objetivo a
Abu Ghadiya, a quien llamó "uno de los más
prominentes facilitadores de combatientes extranjeros en la
región"· Se cree que ese dirigente fue asesinado en
el operativo.
Se le llama
"combatientes extranjeros" a los milicianos de
otros países de Medio Oriente que se suman a la insurgencia
en Iraq. El portavoz de la embajada siria en Washington,
Ahmed Salkini, dijo a IPS que el nombre de ese dirigente no
aparecía en la lista oficial de muertos que tenía Damasco.
En
respuesta al ataque, el gobierno de Siria cerró una escuela
y un centro cultural estadounidenses en Damasco, y su
embajador ante la ONU exigió al Consejo de Seguridad que
interviniera para impedir nuevas incursiones en su
territorio.
Neoconservadores
y halcones (el ala más belicista) en el gobierno de Bush
han insistido desde hace tiempo en expandir su guerra contra
el terrorismo a Siria.
De hecho,
el viceconsejero de seguridad nacional de Bush, Elliott
Abrams, dijo a funcionarios israelíes durante una reunión
de alto nivel que Estados Unidos no objetaría una eventual
decisión de Israel de extender su guerra contra el
movimiento chiita libanés Hezbolá (Partido de Dios) a
Siria.
Pero si el
ataque fronterizo fue un intento de los halcones de atraer a
Siria a la guerra, parece haber fracasado. Damasco se
concentró en una respuesta exclusivamente diplomática.
"Los
sirios no han respondido, y no van a responder, en ninguna
forma que sea violenta o que agrave las tensiones",
dijo Cobban.
"He
estado estudiando el comportamiento de este régimen en
Siria por casi 34 años. Tienen nervios se acero. Son casi
imposibles de provocar", escribió.
Mientras
los combatientes extranjeros de Siria han sido un problema
para la ocupación de Iraq desde 2006, mayores controles
estadounidenses han frenado su ingreso al territorio iraquí.
"Este
operativo fue claramente realizado por las fuerzas de
operaciones especiales contra un objetivo terrorista. Su única
misión es ir y cazar terroristas", dijo a IPS Pat
Lang, oficial de inteligencia militar retirado. Lang señaló
que estas fuerzas especiales a veces operan fuera de la
cadena normal de mando militar, según el diseño del ex
secretario de Defensa Donald Rumsfeld.
Ataque
a Siria
Provocación
postrera de Bush
Editorial
de la Jornada
Boletin Entorno, Año 6 Nº 89, 30/10/08
El ataque aéreo
perpetrado el 26 de octubre
por helicópteros estadounidenses contra la localidad
siria de Sukkariye –situada a ocho kilómetros de la
frontera con Irak–, en el que murieron ocho personas, no
es uno más de esos supuestos "errores" que causan
masacres periódicas de civiles en territorio iraquí y
afgano y que constituyen en realidad venganzas del Pentágono
contra las poblaciones que dan su apoyo a las fuerzas de
resistencia de esos países invadidos. La agresión parece,
más bien, la expresión bárbara de una exigencia a las
autoridades de Damasco: que se hagan cargo de vigilar y
controlar la línea fronteriza e impidan el paso de
combatientes iraquíes.
Tres días
antes del bombardeo, el general John Kelly, jefe de las
tropas invasoras en el oeste de Irak, se quejaba de que en
"el lado sirio aún tenemos cierto nivel de movimiento
de combatientes extranjeros", referencia equívoca a
los militantes de la resistencia iraquí, acuñada irónicamente
por los verdaderos extranjeros que arrasaron y mantienen
ocupada la nación petrolera.
En una
perspectiva más amplia, es difícil desligar el asesinato
de civiles sirios por soldados estadounidenses del designio
de George Walker Bush de heredar a su sucesor en la Casa
Blanca el sangriento pantano de la guerra en Irak. En ese
empeño el todavía presidente de Estados Unidos no sólo ha
hecho imposible la solución de la más desastrosa y
criminal de sus aventuras, sino que ha buscado complicarla
con amagos y provocaciones a Irán. Ahora la inopinada
agresión a otro país vecino de Irak parece tener como propósito
asegurar la persistencia del conflicto, por la vía de su
internacionalización, hasta bien entrada la presidencia que
habrá de arrancar en enero próximo.
En esa lógica,
el objetivo final del ataque a la localidad de Sukkariye y
de la provocadora violación a la soberanía territorial
siria –el canal qatarí Al Jazeera afirmó que algunos
helicópteros no sólo bombardearon un edificio en
construcción, sino incluso aterrizaron en la población–
no parece ser el régimen de Damasco, satanizado y
hostilizado por Washington desde tiempos de la guerra fría,
sino el demócrata Barack Obama, a quien todas las encuestas
dan como casi seguro vencedor en los comicios presidenciales
que se realizarán en 10 días en Estados Unidos.
Los últimos
días de la actual administración estadounidense pueden ser
particularmente peligrosos para el mundo y, sobre todo, para
las regiones de Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
Empecinado en asegurar la continuidad de un legado de
violencia, corrupción y devastación de países enteros,
Bush podría estar tentado a animar una nueva circunstancia
crítica, aunque no existan motivos reales para ello. Pero
hoy, a diferencia de lo ocurrido hace siete años, cuando la
Casa Blanca arrastró a sus aliados a una espiral de terror
y guerra, tal propósito parece menos factible: si algo
bueno tiene la crisis financiera mundial causada por los
apetitos insaciables de los sectores financieros y
especuladores de Estados Unidos, es que el poderío diplomático
y político de Washington en el mundo se ha reducido lo
suficiente para que la Unión Europea y potencias como
Rusia, China, India y Brasil ejerzan un contrapeso
estabilizador. Falta, claro, que tengan la voluntad política
de actuar en ese sentido.
En suma, la
provocación homicida perpetrada el domingo en territorio
sirio parece ser uno de los gestos de despedida del jefe de
una administración imperial sin otra virtud que la de estar
muy próxima a su término. (Fuente: La Jornada)
Bush,
aliado involuntario de Assad
Por
Ali Gharib y Zainab Mineeia
Inter
Press Service (IPS), 30/10/08
Con la
atención diplomática y de los medios de prensa concentrada
en el incidente generado por la incursión de Estados Unidos
en territorio de Siria, lanzada desde Iraq el fin de semana
pasado, Damasco condenó a 30 meses de prisión a un grupo
de activistas pro–democráticos.
Pocos
repararon en ese hecho, aunque la organización de derechos
humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York,
emitió una declaración pidiendo al presidente sirio Bashar
Al–Assad la inmediata liberación de los prisioneros,
miembros del movimiento Declaración de Damasco,
encarcelados a fines de 2007 y principios de 2008.
Cuarenta
activistas fueron detenidos, aunque la mayoría recuperó su
libertad. Pero doce fueron condenados por el intento de
promover un cambio político gradual en el país.
"En un
intento de silenciar a sus críticos, el gobierno sirio está
arrestando a activistas pro–democráticos por el simple
hecho de participar en una reunión", dijo Sarah Leah
Whitson, directora para Medio Oriente de HRW. "El
juicio sólo fue una cubierta para legitimar la represión
oficial de grupos opositores y críticos pacíficos",
agregó.
Pero la
mejor pantalla para las autoridades de Damasco la ofreció
Estados Unidos, señaló a IPS Joshua Landis, profesor de la
Universidad de Oklahoma experto en Siria.
"El
mundo no se está concentrando en los arrestos, sino en la
violación de la soberanía siria", agregó. Mencionó,
asimismo, que incluso algunos de los aliados de Washington
condenaron la incursión.
Los
activistas eran parte de una coalición organizada en torno
a la Declaración de Damasco, que constituye la base de un
movimiento reformista que promueve, según HRW, "el
cambio pacífico y democrático en Siria".
El
movimiento, establecido en 2005, comprende a partidos políticos
de oposición y activistas independientes, entre los que se
encuentran abogados, médicos, escritores y un artista.
La
consolidación de la oposición siria, representada por la
Declaración de Damasco, se produjo en un momento de
relativa debilidad del régimen.
Esa
debilidad relativa alentó a la oposición a buscar la unión
y a organizarse, algo que logró en buena parte con la
Declaración de Damasco, aunque en forma efímera.
A pesar de
su historial de persecución de los activistas políticos,
el régimen de Assad no actuó inicialmente con dureza. Pero
en 2006, cuando miembros de la coalición se unieron a
intelectuales libaneses para reclamar una mejora en las
relaciones bilaterales, las autoridades sirias reprimieron a
los activistas.
En mayo de
2007, un tribunal sirio condenó a cuatro activistas, entre
los que se encontraba el prominente escritor Michel Kilo,
por "debilitar el sentimiento nacional".
Bashar
al–Assad, quien tomó el poder tras la muerte de su padre
Afez en 2000, tras gobernar durante 30 años, fue confirmado
como presidente en un referendo en 2001, sin oposición.
El gobierno
sirio, bajo ambos Assad, ha tenido una historia de abusos y
severas limitaciones a libertades fundamentales, como las de
expresión, asociación y reunión a través de diferentes
leyes, incluyendo una que impuso el estado de emergencia que
está vigente desde hace 45 años.
Dejarlo sin
efecto es una parte central de la plataforma de la Declaración
de Damasco.
Las fuerzas
de seguridad mantuvieron incomunicados a los activistas
detenidos durante 40 días. Ocho de los 12 que fueron
condenados el miércoles declararon ante el juez haber sido
golpeados cuando los interrogaban y obligados a firmar
declaraciones falsas, en las que "confesaban" que
planeaban recibir dinero de países extranjeros para dividir
a la nación.
También
fueron acusados de "difundir informaciones falsas"
y de "pertenecer a una organización secreta que
promueve conflictos sectarios", cargos que negaron
durante el juicio, según la organización estadounidense de
libertades civiles Freedom House.
Uno de los
abogados de los activistas dijo a HRW que piensan apelar la
sentencia, y comentó que pertenecer al movimiento de la
Declaración de Damasco "es ahora un delito".
La política
de mano dura hacia el movimiento opositor, señaló Landis,
es resultado de la capacidad de Assad, que antes no tenía,
para unir a la gente en contra de los activistas.
En 2005, la
invasión de Iraq no había caído en la violencia
generalizada. A medida que se extendía el caos, agregó
Landis, las dictaduras tuvieron un ejemplo de lo que podría
surgir de la connivencia con los intereses occidentales.
"Cada
sociedad de Medio Oriente siente tanto temor al caos y la
inseguridad que pueden producirse tras el colapso de sus
gobiernos que prefieren aferrarse a sus regímenes
dictatoriales", afirmó.
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