Los talibanes en
la frontera Pakistán–Afganistán
Sobre el rastro de
los combatientes
Por
Syed Saleem Shahzad (*)
Asia
Times, 29 y 30/01/09
Rebelión,
29 y 31/01/09
Traducido por Germán
Leyens
I parte – Una
batalla antes de una batalla
(29/01/09)
Peshawar
(Pakistán).– Hig Fort (Fuerte Alto) es capital de la
Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) y centro
administrativo de las Áreas Tribales bajo Administración
Federal de Pakistán. Fue uno de los principales centros
comerciales en la antigua Ruta de la Seda y una de las
encrucijadas para diversas culturas entre Asia del Sur y
Central y Oriente Próximo.
Ubicada
al borde del paso Khyber, cerca de la frontera afgana,
Peshawar, con una población de varios millones, es la
capital comercial, económica, política y cultural de los
pastunes en Pakistán.
Peshawar
y sus alrededores son también ahora el epicentro de los
talibanes y otros combatientes en su lucha no sólo en
Afganistán y Pakistán sino también en su intento de
establecer una base desde la cual librar una “batalla del
fin de los tiempos” que se extendería hasta las zonas
centrales de Damasco y Palestina.
En
una serie de artículos que exploran la región, que
examinarán las naturalezas y estrategias divergentes de
diversos grupos talibanes, Syed Saleem Shahzad inicia su
viaje en Peshawar.
La
intranquila Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) no es
un destino predilecto en estos días. Los que viajan al
lugar van por negocios o motivos familiares, y el vuelo que
tomé de la ciudad portuaria del sur de Karachi a Peshawar
iba medio vacío; evidentemente la región ya no está en el
mapa turístico.
Después
de visitar la ciudad durante una tarde y de hablar con
diversas personas, me impresionó su espectral similitud con
Bagdad cuando visité esa capital poco después de la invasión
dirigida por EE.UU. en 2003 – tiene la atmósfera
inconfundible de caos inminente.
Esa
tarde conversé con un alto miembro de al–Qaeda, quien me
dijo que el grupo considera la NWFP y la provincia
sudoccidental de Baluchistán como ya borradas del mapa de
Pakistán porque ahora son país combatiente. Aunque no sea
enteramente exacto, augura un giro escalofriante en la
“guerra contra el terror” en el que a Washington le
preocupará más la estabilidad y seguridad de Pakistán que
la de Afganistán.
Existen
indicios de que se librará una importante batalla en Pakistán
antes de que la ofensiva anual de primavera llegue a
comenzar este año en Afganistán.
En
diciembre pasado, el Departamento de Defensa de EE.UU.
presionó para que Pakistán obtuviera 2.640 millones de dólares
para comprar mejores armas y para asegurar más
entrenamiento para su policía y Cuerpo Fronterizo, que están
a la vanguardia de la batalla contra los combatientes en las
regiones tribales.
El
nuevo gobierno del presidente Barack Obama de EE.UU. ha
nombrado al veterano diplomático Richard Holbrooke como
enviado especial para Pakistán y Afganistán, un puesto
recién creado, para que él y Hillary Clinton – en su
papel como Secretaria de Estado – puedan trabajar
estrechamente para conseguir que Kabul e Islamabad unan sus
fuerzas para luchar contra los resurgentes grupos de
combatientes talibanes y de al–Qaeda, especialmente los
que están situados en Pakistán.
Calma
engañosa
A
primera vista, la vida parece normal en Peshawar. Los
negocios, las oficinas públicas, bancos y escuelas están
todos abiertos, pero ocultan eventos inquietantes que
suceden con creciente regularidad.
Combatientes
fuertemente armados han comenzado a atacar terminales de
contenedores para camiones de abastecimiento de la OTAN en
camino a Afganistán, destruyendo docenas, y ha habido una
serie de prominentes secuestros, incluyendo los de diplomáticos
afganos e iraníes.
El
comediante de la etnia pastún Alamzeb Mujahid fue
secuestrado este mes en el área Hayatabad de Peshawar,
mientras el cuerpo decapitado de un curador por creencia fue
hallado la semana pasada con una nota de advertencia
prendida que decía que los involucrados en el negocio de la
cura por correncia correrán la misma suerte.
Según
fuentes activistas, cinco docenas de personas han sido
secuestradas en los últimos 30 días, chiíes y ex miembros
del ejército y sus parientes incluidos. Algunas fueron
liberadas después del pago de un rescate, unos pocos fueron
asesinados y el resto sigue retenido como rehenes por los
combatientes.
Muchos
de estos incidentes han involucrado a combatientes que
afirman que son talibanes. Sin embargo, bandas criminales
también aprovechan la situación para secuestrar a
comerciantes a fin de obtener rescate. Diferentes
organizaciones del comercio se han agrupado para desplegar
banderas negras en la ciudad instando al gobierno a detener
los secuestros de comerciantes.
En
vista de la situación, las medidas de seguridad en Peshawar
son extraordinariamente duras. En el exclusivo vecindario de
University Road, que alberga a varias organizaciones
no–gubernamentales internacionales, oficinas de Naciones
Unidas y el American Club, todos los rincones están dotados
de policías o detectives de los servicios de inteligencia
vestidos de civil.
Esto
ha creado una atmósfera de miedo entre la gente, que cree
que es inminente un importante enfrentamiento entre los
combatientes y las fuerzas de seguridad.
La
situación fue a fin de cuentas algo positivo para mí ya
que encontré fácilmente un cuarto muy confortable y bien
equipado en una casa de huéspedes de 20 habitaciones con
Internet inalámbrico de alta velocidad, a un precio mucho más
bajo que el que pagué en mi visita previa el año pasado. A
mi llegada, era el único cliente.
Más
tarde, hablé con Mehmood Afridi, editor y propietario del
periódico en inglés Frontier Post. “Decidí poner mi
oficina en un chalet porque ahí por lo menos puedo vigilar
en algo la amenaza en comparación con alguna oficina en un
edificio en el centro, pero todavía tengo que gastar una
suma inmensa en guardias armados.”
A
EE.UU. y a la OTAN les costó casi un año y medio antes de
que se dieran cuenta de los verdaderos peligros de la
ausencia de ley en Pakistán. En 2007, los dirigentes
occidentales contemplaban sonrientes la inestabilidad en
Pakistán.
Ideólogos
activistas basados en las áreas tribales, como Tahir
Yuldashev, jefe del Movimiento Islámico de Uzbekistán, y
Shiekh Essa, subrayaban su objetivo de derrocar el gobierno
de entonces del presidente general Pervez Musharraf antes de
enfrentar a la OTAN en Afganistán.
Una
ola de insurgencia barrió desde Afganistán hacia Pakistán,
pero a los dirigentes occidentales no les preocupó
demasiado porque pensaron que les facilitaría las cosas en
Afganistán y que los combatientes serían derrotados en
Pakistán.
Resultó
que se equivocaron en los dos países. La insurgencia en
Afganistán tuvo su año más exitoso en 2008, y los
combatientes han aumentado su fuerza en Pakistán. En
febrero de 2008, los ataques suicidas en Pakistán
excedieron en número los ataques suicidas iraquíes y se
han establecido fuertes enclaves de combatientes en Pakistán
en sitios donde nunca habían existido antes.
Por
ejemplo, los combatientes han conseguido un punto de apoyo
en la estratégica Agencia Khyber, a través de la cual pasa
un 80% de los suministros de la OTAN en camino a Afganistán,
que no tiene salida al mar. Los combatientes han establecido
su presencia en las agencias tribales Mohmand y Bajaur, que
cubren totalmente un corredor estratégico hacia Afganistán
que va todo el camino hasta la capital Kabul pasando por las
provincias Kunar, Nuristán y Kapisa.
Una
insurgencia en el Valle Swat, que hasta ahora era pacífico,
llevó a Pakistán a realizar operaciones militares, pero
esto sólo convirtió todo el valle en territorio hostil
para el ejército paquistaní y en un nuevo criadero para la
resistencia afgana.
Nunca
antes tantos combatientes bien entrenados y avezados en la
lucha habían irrumpido en masa en Afganistán desde el
Valle Swat, Bajaur y Mohmand, y se preparan para volver a
hacer lo mismo este año. La OTAN ha tenido que buscar una
alternativa y rutas de abastecimiento mucho más caras
pasando por Asia Central.
Como
resultado, EE.UU., donde revistas de estrategia y think
tanks habían estado promoviendo hasta 2007 la idea de la
desintegración de Pakistán, y el concepto de un país pastún
unido, está totalmente orientado a tomar todas las medidas
necesarias para proteger la unidad de Pakistán.
Ahora
se cree que si Pakistán sucumbe, se llevará consigo a sus
vecinos, con ramificaciones que llegan a Europa y EE.UU.
Aparte
de unos pocos incidentes divisivos, como ser el ataque
terrorista ligado a Pakistán contra Mumbai en India de
pasado noviembre, ese entendimiento mantiene a todos los
protagonistas, incluido Pakistán, EE.UU., Gran Bretaña, e
incluso India, en niveles más estrechos de coordinación.
Sin embargo, eso ha tenido lugar tarde en el juego, tal vez
demasiado tarde.
El
ascenso ininterrumpido del activismo
Después
del desbancamiento de los talibanes de Afganistán por
fuerzas dirigidas por EE.UU. a fines de 2001, el activismo
en la región sólo comenzó a crecer a un ritmo fenomenal
en los últimos años.
En
2005, comenzó un importante reagrupamiento de los talibanes,
llevando el año siguiente a reuniones en el área tribal de
Waziristán del Norte de Pakistán y a un acuerdo de luchar
contra la OTAN bajo el comando de Maulana Jalaluddin Haqqani.
En
abril de 2006, los combatientes acordaron verbalmente un
cese al fuego con Pakistán y luego firmaron un documento
formal en septiembre del mismo año. A comienzos de 2007,
rompieron el cese al fuego, pero al mismo tiempo enfrentaron
una serie crisis en su dirigencia.
Sin
embargo, la operación de Lal Masjid (Mezquita Roja) en
julio de 2007, en la que la mezquita radical en Islamabad
fue tomada por asalto por fuerzas de seguridad, ayudó a los
talibanes paquistaníes a reagruparse bajo la tutela de
Tehrik–i–Taliban Paquistaní. La organización pasó
inicialmente por numerosas dificultades debido a diferencias
respecto a la dirigencia, pero en última instancia se
pusieron de acuerdo en Baitullah Mehsud como jefe.
En
diciembre de 2007, la ex primera ministra Benazir Bhutto fue
asesinada por al–Qaeda, y Osama bin Laden instaló a un
amir–e–khuruj (dirigente para la revuelta) en Pakistán,
y desde entonces la participación de combatientes ha ido en
aumento continuo.
Ante
este telón de fondo, ocurrieron tres acontecimientos
significativos e interrelacionados:
* Pakistán perdió
una cantidad importante de territorio en NWFP a manos de
combatientes.
*
Al–Qaeda y combatientes paquistaníes elaboraron un
proyecto a fines de 2008 para cortar las líneas de
suministro de la OTAN que pasan por Pakistán. Esa acción
ha tenido mucho éxito.
* Los talibanes
ganan terreno en Afganistán Según un influyente think tank
británico, el Consejo Senlis – rebautizado ahora Consejo
Internacional sobre Seguridad y Desarrollo, en 2007, un 54%
de Afganistán estaba bajo control de los talibanes. En
2008, el mismo think tank dijo que un 72% estaba controlado
por los talibanes.
En
los últimos meses, EE.UU. aumentó los ataques con aviones
teledirigidos Predator contra objetivos específicos dentro
de Pakistán. Aunque estos han ayudado a la causa
combatiente porque a veces han sido muertos civiles, también
han muerto varios dirigentes combatientes cruciales.
Una
reunión con al–Qaeda
Recibí
un llamado en mi teléfono móvil desde un número que no
reconocí, pero la voz me era familiar.
“No
es posible visitarle en su casa de huéspedes. Tiene que
irse del área,” dijo el hombre, y luego mencionó un
famoso hito en la ciudad donde había encontrado a la misma
persona el año pasado. Lo llamaré Mohammad.
Me
demoré en partir de la casa de huéspedes y tuve que
caminar unos 20 minutos hasta el punto de reunión. Al
acercarme, Mohammad cruzó la calle para encontrarme. Lo
seguí hasta que llegamos a una motocicleta con su conductor
que estaba a la espera en una concurrida parada de
autobuses.
Mohammad
se sentó detrás del conductor y yo me apretujé detrás de
él. Debemos haber sido un buen espectáculo. Los dos de
adelante tenían largas barbas y túnicas, parecían líderes
de plegarias, mientras yo llevaba pantalones modernos y una
chaqueta. Viajamos unos 10 minutos antes de llegar a un gran
parque.
“Casi
nos puso en serias dificultades,” me recriminó Mohammad
en cuanto nos bajamos de la moto.
“¿Cómo?”
pregunté, sorprendido.
“Hay
un estado de alerta extrema dentro y alrededor del área de
University Road. En el último mes, docenas de nuestros
compañeros han sido arrestados en el área. Por cierto,
vigilamos a nuestros objetivos, que son abundantes en esa
parte de Peshawar, y los servicios de inteligencia y la
policía nos vigilan a nosotros. Yo lo estuve esperando unos
40 minutos, no es recomendable que nos quedemos por ahí
tanto tiempo” explicó Mohammad.
“Después
de perder terreno por todas partes, las fuerzas de seguridad
se preparan para una acción decisiva en contra nuestra.
Todos están en peligro, nosotros, nuestras familias…
Cambio los números de mi teléfono casi a diario, así que
la próxima vez no podrá ubicarme. He cambiado mi
residencia dos veces en los últimos dos meses y mi
residencia no la conoce nadie. Por el momento, son las
fuerzas de seguridad las que deciden [en la ciudad], pero
pronto nos desquitaremos.”
Pregunté
a Mohammad sobre una supuesta división entre combatientes
que ha llevado al líder talibán paquistaní Baitullah a
guardar silencio. Abdul Wali, alias Omar Khalid, Moulvi
Faqir y otros que estaban anteriormente con Baitullah, que
está enfermo, se han separado ahora de él. Los ataques con
aviones teledirigidos han eliminado a cantidades importantes
de miembros de al–Qaeda, aunque se dice que Bin Laden y su
adjunto Ayman al–Zawahiri están vivos.
“La
noticia de una división es verdad, pero nunca beneficiará
al gobierno,” dijo Mohammad. “Todo lo que ha hecho es
debilitar el comando de Baitullah. Créamelo, agudizará aún
más la oposición armada contra el gobierno. Los grupos
combatientes realizarán ataques con múltiples estrategias.
Abdul Wali sigue luchando contra el gobierno.” (Antes se
había informado que Abdul Wali había sido muerto en la
Agencia Mohmand en un ataque militar.)
“Los
miembros de al–Qaeda se han fusionado en varios grupos de
ideas afines. Recientemente, Qari Ziaur Rahman dirigió un
grupo de 600, sobre todo afganos y miembros de al–Qaeda,
para saquear un puesto de seguridad paquistaní en Agencia
Mohmand,” dijo Mohammad.
“Mañana,
cuando viaje al Valle Swat, descubrirá que con la excepción
de unas pocas ciudades como Mardan, Sawabi y Charsada, todas
las ciudades están ahora bajo los talibanes. En sitios como
Mengora y Swat, no son las fuerzas de seguridad las que
imponen el toque de queda, sino los talibanes. Los talibanes
se mueven libremente en las calles y las fuerzas de
seguridad se ocultan dentro de sus refugios,” dijo
Mohammad.
La
influencia de los talibanes y al–Qaeda es ciertamente
multifacética, como sus agrupaciones. Hay sitios como Swat
y las áreas tribales en las cuales el control por los
talibanes es una realidad y operan a plena luz del día. En
otros sitios, como Peshawar, están presentes, pero es sólo
se siente, no se ve.
Agencia
Malakand estaba en mi itinerario, y me habían dicho que no
hay un solo talibán en el terreno, pero que imponen su ley
mediante el miedo.
II
parte – Gobierno anónimo: autoridad invisible de los
talibanes
(30/01/09)
En
el segundo informe en una serie de artículos que exploran
las áreas tribales de Pakistán, Syed Saleem Shahzad visita
la Agencia Malakand para examinar las diferentes modalidades
y estrategias de diversos grupos talibanes. Agencia Malakand
es una región en la Provincia de la Frontera del Noroeste [NWFP]
y cubre cerca de un tercio del área total de la provincia.
La región está además dividida en diferentes distritos:
Chitral, Dir, Swat, Buner, Shangla y agencias como Malakand
y Mohmand.
Traducción
de una carta con el membrete de los talibanes
“Agencia
Malakand: Estimado señor doctor… especialista en ENT.
“Que
Alá lo bendiga. La misericordia por el pueblo, creada por
Dios, hace llover bendiciones del creador.
“Tehrik–e–Taliban
Pakistán es el nombre de una organización que quiere
establecer una sociedad de bienestar basada en la justicia y
enfrentar a todas las fuerzas del mal que tratan de obstruir
ese gran objetivo. Que Alá lo cure de todos los
sufrimientos físicos y espirituales.
“No
tenemos resentimientos contra nadie. Si impedimos que
alguien haga el mal o lo motivamos para cosas justicieras,
nuestro propósito es simplemente obtener las bendiciones de
Dios y expresar afección por su creación – las masas.
“Usted
es nuestro hermano. Si le duele nuestra conducta, le pedimos
perdón. Sólo lo hicimos por la reforma de su conducta. El
Profeta Muhammad – que la paz sea con él – dijo que
hablar dulcemente y bien con alguien es caridad. Por lo
tanto, le aconsejamos que cuide a sus pacientes. No cobre
demasiado, porque mucha gente no se lo puede permitir. Que
Alá lo recompense de la mejor manera y que Él lo guíe en
todas sus buenas acciones. Bendiciones.
“Firmado:
Ameer–i–Taliban Pakistan (Malakand) Qari Jabbar.”
Se
trata de una traducción de una carta escrita en papel con
el membrete de los talibanes y entregada por el correo el 22
de enero de 2009, a un especialista en ENT (otorrinolaringólogo)
en un hospital en Batkaila en Agencia Malakand.
Antes,
los nombres de cinco doctores fueron transmitidos por la
radio FM local de los talibanes, diciendo que sobre la base
de quejas del público, los talibanes habían realizado
algunas investigaciones y determinado que los cinco doctores
se habían comportado de modo arrogante hacia sus pacientes.
Los
talibanes dijeron que los doctores no sentían ninguna
compasión por sus pacientes y que sólo trataban de ganar
todo el dinero posible. Además, trabajaban en estrecha
colaboración con las compañías farmacéuticas y recetaban
medicinas muy onerosas.
Los
talibanes advirtieron a los doctores que deben
“reformar” su conducta, que de otra manera se emprenderán
acciones rigurosas en su contra. Los doctores cambiaron su
conducta, y luego cada uno de ellos recibió una carta de
“visto bueno” como la mencionada.
Bienvenido
a Agencia Malakand, donde cada cual puede deambular
libremente y no ver a un solo vigilante talibán, a pesar de
que llevan la batuta.
En
Pakistán, “talibanes” es el nombre genérico para los
grupos que juran fidelidad a Mullah Mohammad Omar y al líder
de al–Qaeda Osama bin Laden, pero en diferentes áreas
tienen manifestaciones diferentes.
En
algunos sitios apuntan a imponer una ley sharia estricta. En
otras, los talibanes quieren establecer bases desde las
cuales trabajar en apoyo a la resistencia contra fuerzas
extranjeras en Afganistán.
En
otras áreas, el propósito es simplemente crear caos y
anarquía de modo que los combatientes puedan enfrentar a
las fuerzas armadas paquistaníes y disuadirlas de apoyar la
“guerra contra el terror” global.
Sin
embargo, la misión fundamental de los grupos se armoniza
continuamente, es decir: apoyar la guerra regional y luego
la guerra global contra la hegemonía occidental; es el
concepto que impulsa a los neo–talibanes.
En
Peshawar, capital de la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP),
y en las áreas circundantes como Muttani,
Shabkadar, Darra Adam Khail y Agencia Khyber, los talibanes
nunca han tratado de implementar la sharia. Su presencia es
más estratégica y varios grupos operan independientemente
bajo diversos comandantes.
Su
propósito es cortar las líneas de abastecimiento de la
OTAN que pasan a través de Pakistán y eliminar el control
del gobierno central para que no pueda asegurar la protección
de los convoyes de suministro.
En
las agencias tribales Waziristán del Sur, Waziristán del
Norte y Bajaur, los talibanes quieren establecer bases
estratégicas con al–Qaeda para asegurar el apoyo a la
resistencia afgana. En agencia Malakand y el Valle Swat, la
lucha se concentra en la imposición de la sharia y en la
limpieza de la sociedad de elementos inescrupulosos.
Sin
embargo, como ya fue mencionado, esos objetivos divergentes,
se están uniendo en una amplia lucha para derrotar a las
potencias occidentales en la región y a su aliado, Pakistán,
como resultado de las operaciones el ejército de Pakistán.
En
gran parte de las áreas tribales y del Valle Swat, el
Estado de Pakistán ha perdido el control, pero la situación
en Agencia Malakand es algo más compleja.
A
comienzos de 2008, los talibanes mostraron su fuerza en toda
la NWFP, especialmente en el área entre Valle Swat y
Peshawar, y Mardan se convirtió en un semillero de
activismo.
Sin
embargo, los talibanes se dieron cuenta de que sin apoyo
local y sólo con combatientes de diferentes regiones de la
provincia, nunca podrían derrotar a las fuerzas del Estado.
Por ello, resolvieron establecer su influencia sobre los
centros urbanos en esa área, esperando llegar eventualmente
a arrebatar la NWFP por completo del control de Islamabad.
Del mismo modo, la provincia Baluchistán, que también es
fronteriza con Afganistán, está destinada a convertirse en
“territorio talibán.”
Las
dos provincias restantes de Pakistán, Punjab y Sindh, no
figuran en este plan. Cualquier ataque allí agregaría una
presión adicional, pero no existe urgencia para la
talibanización de esas áreas.
Actualmente,
en áreas como Malakand, los talibanes utilizan la radio
para denunciar la incompetencia y la corrupción del
gobierno y luego llaman a la gente a presentar sus quejas a
los talibanes. Sólo entonces entran en acción.
Recientemente,
después de haber recibido quejas en la forma de docenas de
cartas, los talibanes anunciaron por la radio que investigarían
el tema de los burdeles en la región de Malakand. El
resultado: varios burdeles fueron volados por los aires.
Como
hemos visto, se adoptó un enfoque similar con la comunidad
médica. Del mismo modo, un gángster local, Shoaib Khan, de
quien se decía que tenía respaldo de políticos y de la
policía, fue obligado a huir.
La
gente en el área llama esto “talibanización
progresiva” y dicen que está echando raíces por la
administración corrupta y deficiente. Corazones y mentes no
se ganan sólo con fusiles.
Próximo
artículo: “Valle Swat
– ¿de quién es esta guerra?”
(*) Syed Saleem Shahzad es Jefe del Buró Pakistán de Asia Times
Online.
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