El gobierno proestadounidense de Pakistán anuncia la
implementación de la ley islámica en la región fronteriza
con Afganistán
Los talibanes consiguen su primer objetivo
Por
Syed Saleem Shahzad (*)
Asia Times, 19/02/09
Rebelión, 20/02/09
Traducido por Germán Leyens
Muchos musulmanes creen que el antiguo Khorasan – que
cubre partes del Afganistán actual, Pakistán, Tayikistán,
Irán, Uzbekistán y Turkmenistán – es la tierra
prometida en la que lograrán la primera victoria en la
batalla del fin de los tiempos en la cual la vuelta final,
según sus creencias, será librada en Bilad–i–Sham
(Palestina, el Líbano, Siria).
Las fronteras geográficas de Bilad–i–Sham–Khorasan
se extienden de Samarcanda en Uzbekistán a la pequeña
división Malakand en la periferia norte de la Provincia de
la Frontera Noroeste (NWFP) de Pakistán, que incluye el
Valle Swat dominado por los milicianos.
El lunes, cuando el jefe del Comando Central de EE.UU.,
general David Petraeus estaba tratando de establecer una
ruta de abastecimiento para los soldados en Afganistán a
través de Uzbekistán, en ese extremo rincón de la tierra
prometida de Khorasan – la división Malakand – los
milicianos tuvieron todos los motivos para celebrar.
Asif Ali Zardari, el presidente paquistaní con fuerte
apoyo estadounidense, y el gobierno provincial de la NWFP
cedieron a las demandas de los milicianos y anunciaron un
cese al fuego, eliminaron un toque de queda de dos años de
duración y anunciaron la implementación de la ley islámica
sharia.
“Todas las leyes no–islámicas en la división
Malakand de Swat, que es geográficamente un tercio de toda
la provincia [NWFP], han sido abolidas,” dijo a los medios
el ministro jefe de NWFP, Amir Haider Khan Hoti, después de
llegar a un acuerdo con Tehrik–i–Nifaz–i–Shariat–i–Mohammadi,
que es dirigido por Sufi Mohammad, símbolo del movimiento
sharia en división Malakand. El sistema judicial islámico
será impuesto por jueces islámicos – qazi.
El acuerdo es una importante victoria para los talibanes
paquistaníes y podría terminar con dos años de conflictos
en la región que han enfrentado a los milicianos a las
fuerzas de seguridad paquistaníes.
El acuerdo de paz será complementado por un paquete de
compensación para los muertos y heridos en las operaciones
militares. “[Las familias] de los muertos recibirán
300.000 rupias (3.760 dólares) y los heridos obtendrán
100.000 rupias,” dijo Hoti. “Todo el acuerdo, leyes islámicas
y otros paquetes relacionados con el acuerdo fueron
totalmente aprobados por el presidente de Pakistán,”
dijo.
“Hemos establecido una fuerza de tareas que controlará
la implementación de la ley islámica, pero su implantación
será limitada por la paz y el mandato del Estado,” dijo
Hoti. “Ahora [después de la firma del acuerdo] las
fuerzas de seguridad serán colocadas en modo reactivo en
lugar de proactivo. Sólo responderán si alguien trata de
desafiar el mandato del Estado,” dijo Hoti.
Relaciones Públicas Inter–Servicios del ejército
confirmaron que el toque de queda ha sido levantado, después
de dos años, en Valle Swat. Los milicianos también
anunciaron un cese al fuego de 10 días que probablemente se
extenderá a un período indefinido.
Los eventos en división Malakand coinciden con la llegada
a Afganistán de cerca de 3.000 soldados estadounidenses
como parte de 30.000 adicionales para reforzar a los 30.000
soldados de EE.UU. en el país. El nuevo contingente será
desplegado en la provincia Logar para asegurar provincias
violentas cerca de la capital Kabul. Petraeus ahora debe
estar pensando en cuántos soldados más necesitará para
enfrentar a los combatientes talibanes adicionales que vendrán
de Malakand.
La victoria de los talibanes: un prolegómeno para la
batalla de primavera
Un factor clave en la resurgencia de los talibanes después
de ser expulsados del poder por fuerzas dirigidas por EE.UU.
en 2001 fue que desde 2004 establecieron una fuerte red en
Pakistán que fue coordinada por el líder de al–Qaeda,
Osama bin Laden y su adjunto Ayman al–Zawahiri.
Un punto focal en esto fue la radical Lal Masjid (Mezquita
Roja) en Islamabad, que fue asaltada en julio de 2007 por
fuerzas de seguridad paquistaníes para limpiarla de
milicianos. La red se extendió al Valle Swat, penetró en
Agencia Bajaur y en Agencia Mohmand desde donde los
milicianos alimentaron la insurgencia afgana en las
provincias Kunar y Nuristán.
Otros flujos de milicianos hacia Waziristán del Sur y del
Norte, Agencia Kurram y Agencia Khyber respectivamente,
alimentaron la insurgencia afgana en las provincias de
Paktia, Paktika, Khost y Nangarhar.
Para entonces, los servicios de inteligencia occidentales
se habían dado cuenta de que esos eventos en Pakistán
constituían un factor importante tras los “fuegos
artificiales” en Afganistán, y se lo dijeron a Islamabad.
También advirtieron a los paquistaníes que los milicianos
también podrían lanzar una revolución en Pakistán. Fue
un importante momento decisivo en la “guerra contra el
terror” en el teatro surasiático.
Por primera vez, Islamabad sintió un escalofrío y vio la
situación desde una perspectiva diferente – no como una
guerra estadounidense en la que su participación tenía
lugar por apremio, sino una guerra necesaria para mantener
el status quo de su propio sistema. Ese sistema era una
mezcla de la profunda relación del país con EE.UU. y la
perpetuación de la oligarquía militar, en combinación con
un tipo particular de Islam que podía coexistir con esa
situación.
El ataque contra la Lal Masjid fue el primer tiro
disparado en esa batalla, y sus reverberaciones pronto se
extendieron al Valle Swat, Waziristán del Sur y luego a
Agencia Bajaur, convirtiendo en efecto toda la NWFP en un
escenario bélico. Una serie de operaciones militares en las
áreas tribales impulsaron a los milicianos de refugios
aislados a ir a centros de población.
En Malakand, que incluye el área Swat, los milicianos
forman parte de Pakistan Tehrik–i–Taliban y son la
vanguardia de la causa de los talibanes en la región contra
las fuerzas de ocupación occidentales en Afganistán y su
aliado – Pakistán. Han establecido su propio mandato con
un sistema paralelo que incluye tribunales, policía e
incluso una red de distribución de energía eléctrica y de
construcción de rutas, y todo esto es ahora oficial ante
los ojos de Islamabad.
Toda la inteligencia indicaba que la mayor concentración
en operaciones militares en Swat podría llevar a una
expansión del teatro de operaciones a las ciudades no–pastunes
de Pakistán, tales como Islamabad, Lahore y Karachi. Las
fuerzas de seguridad ya estaban sobre–extendidas e incluso
enfrentaban rebeliones.
Esos factores combinados culminaron en el acuerdo de paz
del lunes, que constituye una importante derrota para
Washington así como para Pakistán, y también podría
llevar a un revés importante para la OTAN en Afganistán
una vez llegada la primavera cuando hordas de combatientes
mejor entrenados de Swat penetren en Afganistán.
Los talibanes derrotan los intereses de EE.UU.
Para dominar al activismo, Washington y Londres elaboraron
un plan en 2007, un aspecto del cual era que los militares
enfrentaran a los milicianos. Al mismo tiempo, Pakistán debía
pasar de ser una dictadura militar bajo el presidente
general Pervez Musharraf a ser un gobierno político.
Esto sucedió a comienzos del año pasado con la formación
de un gobierno de coalición democráticamente elegido de
partidos seculares y liberales involucrando entre otros al
Partido Popular de Pakistán, el Partido Muttehida Quami, el
subnacionalista pastún Partido Nacional Awami (ANP), el
Jamiat–i–Ulema–i–Islam y la Liga Musulmana de Pakistán–Qaid–i–Azam.
Se preveía que estos partidos respaldarían totalmente la
“guerra contra el terror” de EE.UU.
Anteriormente, Washington había negociado un acuerdo
entre la ex primer ministra Benazir Bhutto y Musharraf,
quien también era jefe del estado mayor del ejército, según
el cual fue promulgada una Ordenanza Nacional de
Reconciliación para que se abandonaran todos los casos de
corrupción contra Bhutto y su esposo Asif Ali Zardari. Según
este arreglo, más adelante, NWFP fue entregada al ANP,
reconocido como el partido político más auténticamente
secular.
Los milicianos formaban parte el juego. El primer tiro fue
el asesinato de Bhutto por al–Qaeda en diciembre de 2007,
que prácticamente puso al revés todo el plan
estadounidense y creó una situación en la cual la Liga
Musulmana Nawaz de Pakistán de Nawaz Sharif, un partido
contrario a Musharraf, obtuvo un número de mandatos sin
precedentes en el parlamento, no dejando otra opción que la
renuncia de Musharraf, el principal aliado de EE.UU. Pero,
con el pasar del tiempo, los partidos políticos seculares y
liberales en la capital se convirtieron en rehenes de los
milicianos.
Otro revés para las fuerzas favorables a EE.UU. fue el
audaz ataque miliciano del año pasado contra Asfandyar Wali,
el líder del ANP, en su casa a unos 20 kilómetros de
Peshawar, capital de la NWFP. Asfandyar Wali huyó luego
primero a Islamabad y luego a Europa. Asfandyar había sido
preparado por EE.UU. mediante numerosas visitas a ese país.
La partida de Asfandyar llevó a la renuncia de la mitad
de la dirigencia del ANP, incluido el jefe de su comité de
relaciones exteriores, el doctor Himayun Khan. Su partida
fue acelerada por terribles amenazas de los talibanes. Fue sólo
cosa de tiempo antes de que terminara la influencia del ANP
en la NWFP.
Irónicamente, el ANP, que apoyó a los soviéticos contra
la resistencia islámica afgana en los años ochenta y opuso
una feroz resistencia a la imposición de leyes islámicas
en el país, se convirtió ahora en el principal motor de la
imposición de la sharia en NWFP, donde en principio
gobierna.
El martes, mientras Asfandyar ha preferido guardar
silencio, su sobrino y ministro jefe de la provincia, Hoti,
advirtió al gobierno federal que toda obstrucción del
acuerdo con los milicianos será inaceptable.
Mientras tanto, todas las escuelas en Swat, incluyendo las
de niñas, fueron abiertas el martes y miles de personas se
agruparon en un estadio de cricket paras saludar a Sufi
Mohammad, quien pronto viajará a Matta, un subdistrito de
Swat, para visitar a su yerno, Mullah Fazlullah para tratar
de persuadirlo para que termine la insurgencia. Por primera
vez en muchos meses, todos los miembros del parlamento
provincial y federal visitarán el Valle Swat.
El fracaso de Pakistán: cómo encaró a la militancia
Durante los ocho años en el poder de Musharraf, Pakistán
estuvo embarcado con EE.UU. y Arabia Saudí en la “guerra
contra el terror.” Eso aseguró que Pakistán recibiera un
suministro continuo de todo tipo de recursos, incluyendo la
prórroga de pagos por petróleo a Arabia Saudí y paquetes
especiales de ayuda cuando Pakistán fue gravemente afectado
por un terremoto en 2005. Washington se preocupó sobre todo
de los paquetes de ayuda militar a Pakistán y del reembolso
de los gastos incurridos en la “guerra contra el
terror.”
Sin embargo, unos pocos pasos tomados por Zardari,
derrumbaron el plan como un castillo de naipes.
Inmediatamente después de tomar posesión como presidente
en septiembre pasado, de un modo muy arrogante, Pakistán
retiró los privilegios de cacería de dos príncipes saudíes
situados en el distrito de
Dera Ghazi Khan en el sur de Punjab. Para empeorar las
cosas, la posibilidad fue entregada a un jeque rival de los
Emiratos Árabes Unidos (EAU).
La acción fue tomada en circunstancias en las que Pakistán
necesitaba urgentemente petróleo saudí con pago a plazos
debido a los altos precios, y los EAU no estaban en
condiciones de colmar la brecha. Islamabad ahora goza de muy
buenas relaciones con los EAU –que no puede ayudar a
Pakistán– por la amistad familiar entre la familia Bhutto
y los gobernantes de los EAU. Pero las relaciones de Pakistán
con Arabia Saudí y sus dos principales aliados –Qatar y
Bahrain– están en su peor momento debido al insulto a la
familia real saudí. (El tema de la formación chií de
Zardari es un factor secundario.)
Asia Times ha averiguado que el nuevo enviado de EE.UU.
para Pakistán y Afganistán, Richard Holbrooke, quedó
impresionado en recientes conversaciones con el gobierno al
saber que el jefe de estado mayor del ejército general
Ashfaq Parvez Kiani trabaja en plena coordinación con el
gobierno político y no interviene en sus asuntos. La
operación en Swat es un ejemplo: los militares
inmediatamente detuvieron su acción cuando el gobierno
anunció el acuerdo de paz con los milicianos. De todas
maneras, el Pentágono espera recibir pronto a Kiani en
Washington para discutir el motivo por el cual el ejército
de Pakistán fracasó en Swat.
Sin embargo, Holbrooke aparentemente se preocupó cuando
conversó con el primer ministro Syed Yousuf Raza Gillani y
miembros del gabinete. Gillani expresó su temor de que la
triste situación económica en Pakistán pudiera
obstaculizar sus esfuerzos en la “guerra contra el
terror.” Dicen que Holbrooke preguntó al premier cuánto
dinero necesitaría para reanimar la economía. “Todo lo
que podamos conseguir,” respondió el premier, sin decir
nada específico.
La dinámica de la región ha cambiado de nuevo. La
Regulación Nizam–i–Adal 2009, que proclama la imposición
de la ley sharia en la división Malakand, es ciertamente un
documento escrito de la derrota de Pakistán en la guerra
inspirada por EE.UU. en la NWFP.
(*) Syed Saleem Shahzad es Jefe del Buró Pakistán de
Asia Times Online. Para contactos, escriba a:
saleem_shahzad2002@yahoo.com
Pakistán pierde el control de
su frontera con Afganistán
Por Andrés Sal.lari
Cambio / Rebelión, 18/02/09
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se enfrenta
a un grave conflicto en el marco de la llamada “guerra
contra el terrorismo”. Los ataques ordenados por la EEUU
en áreas tribales de Pakistán (en la madrugada del lunes
se produjo el último) no sólo no logran frenar la
insurgencia de grupos afines a los talibanes y a Al Qaeda,
sino que parecen fortalecerla.
Afganistán y Pakistán comparten frontera, etnia, religión
y cultura. Las guerrillas se mueven entre los dos
territorios y por eso EEUU ataca territorio paquistaní
(aunque la guerra supuestamente sólo es en Afganistán).
La influencia política de organizaciones afines al talibán
es tan determinante en la zona del Valle de Swat, que el
gobierno acordó ayer con un grupo civil pro taliban, la
imposición de la Sharia (ley islámica) –que es propuesta
por los sectores más radicales–, para que las
organizaciones civiles del Valle, acuerden un cese al fuego
en los combates que guerrilleros llevan adelante contra el
ejército regular paquistaní y contra tropas de ocupación
que usan ese corredor para aprovisionar a sus efectivos en
suelo afgano.
La inédita decisión del gobierno asiático admite en los
hechos la pérdida de jurisdicción sobre esa parte del
territorio, ya que a partir de ahora los encargados de
impartir justicia serán los grupos talibanes.
Los guerrilleros de Swat declararon una tregua de 10 días
para facilitar las negociaciones. Según el diario pakistaní
Roznama Jasarat, las guerrillas al mando del pro talibán
Maulana Fazlullah, ya estaban en control del 80 por ciento
de la zona desde hace varios meses.
En Swat están completamente prohibidos la música, los
cibercafés y los comercios de discos compactos. Maulana
Fazlullah incendió 15 tiendas de discos antes del mes
sagrado musulmán de Ramadán, luego de pagar 2.000 dólares
a cada uno de los propietarios.
Las escuelas de Swat, especialmente las de niñas, fueron
clausuradas. En agosto, el director de una escuela fue
asesinado con una bomba colocada en su vehículo, porque se
negaba a dejar de dar clases a las estudiantes.
El periodista Tufail Ahmad, también denuncia la
sangrienta lucha que enfrenta a Sunnitas (pro talibanes)
contra Chiitas por el control de la región.
De visita oficial en India, el enviado estadounidense
Richard Holdbrooke, declaró ayer que "India, Estados
Unidos y Pakistán tienen una amenaza en común", en
referencia a la insurgencia que se desarrolla en las
regiones tribales ya mencionadas. Esto podría ser preludio
de una intensificación en los ataques contra Pakistán.
El emisario de Obama agregó: "Por primera vez en los
60 años desde la independencia, India y Pakistán y Estados
Unidos se enfrentan a un enemigo que representa una amenaza
directa para nuestros dirigentes, nuestras capitales y
nuestro pueblo".
La senadora estadounidense, Dianne Feinstein, reveló que
los ataques aéreos contra las áreas tribales se realizan
desde una base dentro del propio Pakistán, y la agencia
EFE, divulgó que en la ciudad de Peshawar, capital de la
Provincia de la Frontera del Noroeste, se encuentra el
centro de operaciones de la CIA, desde donde se planean los
ataques.
La misma agencia publicó ayer la declaración de un
agente de inteligencia, quien afirmó que "es evidente
que EEUU cuenta con autorización y que está ampliando sus
objetivos y su información sobre el terreno".
Según reveló el ex presidente paquistaní, Pervez
Musharraf (un aliado incondicional de EEUU), en 2001 Richard
Armitage, entonces subsecretario de Estado de EEUU
(funcionario ligado a más de 60 mil asesinatos de civiles
vietnamitas), le advirtió al director del ISI (servicio
secreto paquistaní) que su país debía prepararse para ser
bombardeado y volver a la "edad de piedra" en el
caso de que no colaboraran en la invasión a Afganistán.
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