Obama
y su coalición de los ya no tan dispuestos
Por
Amy Goodman (*)
Democracy Now!,
06/03/09
Traducido por Laura Pérez
El
Presidente Barack Obama se reunió recientemente con los
primeros ministros de Canadá y Gran Bretaña. El encuentro
de esta semana con el británico Gordon Brown—promotor de
un “New Deal mundial”—provocó una pequeña conmoción
cuando la Casa Banca decidió reducir la conferencia de
prensa que estaba pautada a una simple sesión de preguntas
y respuestas en la Oficina Oval, lo cual en ciertos círculos
británicos fue visto como un desaire. Se adujo que el
cambio se debía al mal tiempo que cubrió de nieve el Rose
Garden, lugar donde tradicionalmente se celebran las
conferencias de prensa presidenciales.
Pero quizás
no se debiera tanto al exceso de nieve que efectivamente
cubría los jardines de la Casa Blanca, sino a una
estrategia dirigida a cubrir las crecientes diferencias en
las políticas referidas a Afganistán.
La política
que impulsa Estados Unidos en Afganistán incluye un
incremento pronunciado de soldados—ya iniciado—y
bombardeos continuos en Pakistán utilizando aviones
teledirigidos. La intensificación de las muertes civiles es
un hecho. Naciones Unidas estima que más de 2.100 civiles
murieron en 2008, lo cual representa un incremento del 40
por ciento con respecto a 2007.
La ocupación
de Afganistán ya lleva ocho años y en muchos países de la
OTAN concita cada vez menos apoyo. Joseph Stiglitz, ganador
del Premio Nobel de Economía en 2001, me dijo: “El avance
en Afganistán va a costar muy caro. Las cosas no están
marchando muy bien… Nuestros socios en la OTAN están cada
vez más desencantados con la guerra. He hablado con mucha
gente en Europa y ellos sienten que la situación está
realmente empantanada, que nos estamos empantanando otra
vez.”
Cuarenta y
un naciones contribuyen con tropas para conformar la
presencia de 56.000 efectivos de la OTAN en Afganistán. Más
de la mitad de estos soldados son estadounidenses. El Reino
Unido tiene 8.300 y Canadá casi 3.000. Mantener las tropas
resulta costoso, pero el costo humano es aún mayor. Con un
total de 108 muertes, Canadá tiene la tasa más alta de
muertes per cápita de los ejércitos extranjeros en
Afganistán, debido a que sus tropas están destacadas en el
sur, en las inmediaciones de Kandahar, donde los talibanes
son más fuertes.
El domingo
pasado, el Primer Ministro canadiense, Stephen Harper,
declaró en CNN: “No vamos a ganar esta guerra quedándonos…
De hecho, mi opinión personal es que francamente no vamos a
derrotar nunca a los insurgentes.” El Secretario de
Defensa Robert Gates escribió hace poco en la revista de
política exterior Foreign Affairs: “La victoria de
Estados Unidos no puede lograrse matando o capturando.”
Sin embargo, fue Canadá quien fijó el plazo para el retiro
de tropas a fines de 2011. Estados Unidos, en cambio, habla
de escalada.
Anand Gopal,
corresponsal en Afganistán del periódico The Christian
Science Monitor, describió la situación en el terreno:
“Muchos afganos con los que he hablado en la región del
sur, donde se están dando los combates, afirman que traer más
tropas resultará en un aumento de las bajas civiles. Traerá
más incursiones nocturnas, tan resistidas por la sociedad
afgana. Y también está el problema de que cada vez que los
soldados estadounidenses entran en una aldea y luego se
retiran, atrás vienen los talibanes a atacar la misma
aldea.” La legisladora afgana Shukria Barakzai le dijo a
Gopal: “Envíennos 30.000 universitarios. O 30.000
ingenieros. Pero no nos envíen más tropas, que sólo traerán
más violencia.”
Las mujeres
de Afganistán cumplen un rol clave en la lucha por la paz.
Una fotógrafa me escribió recientemente contándome que:
“El domingo 8 de marzo se realizarán diversas
celebraciones en todo Afganistán para conmemorar el Día
Internacional de la Mujer. En Kandahar, cientos de mujeres
se reunirán para orar juntas por la paz, un acto que
resulta particularmente significativo en esta región tan
inestable de Afganistán.”
Al retornar
de un encuentro internacional de mujeres celebrado en Moscú,
la escritora feminista Gloria Steinem señaló que se habló
en particular de la necesidad de que los medios de
comunicación contrataran a corresponsales de paz para
contrarrestar a los corresponsales de guerra. De esa manera
se amplificarían las voces de la sociedad civil, resaltando
a aquellas que luchan por la paz.
En los
medios de prensa estadounidenses la tendencia es a equiparar
librar una guerra con combatir al terrorismo. Pero en el
terreno, las bajas civiles provocan una enorme hostilidad.
En este sentido, Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda,
recalcó: “Me entristece y asombra la virulencia de las
reacciones anti–estadounidenses que provocan estas guerras
[en Irak y Afganistán]. Son vistas como ocupaciones. …
Creo que es vital que aprendamos de los errores en que
incurrimos al hacer llamamientos de guerra, en particular, a
hacerlo de la manera en que lo hizo Estados Unidos, sin
tener en cuenta las preocupaciones que planteaba el resto
del mundo …lo que pasó inicialmente con la guerra de
Irak…
“Es
cierto que el Reino Unido se sumó, pero había mucha gente
dentro del Reino Unido que no apoyó la alianza que abrió
el camino a esa guerra. Y los daños han sido muchos.
Tenemos que ser capaces nuevamente de construir una
estrategia multilateral y una estrategia de apoyo regional
para resolver problemas particularmente difíciles.
“Vimos
que eso era posible en el caso de Corea del Norte, donde
trabajaron y siguen trabajando juntos seis países, cinco países
y Estados Unidos. Necesitamos una alianza similar
estructurada en la región, porque está todo muy conectado
ahora–Medio Oriente con Afganistán y Pakistán, e incluso
con India, luego de los incidentes en Mumbai, y las
tensiones que hay ahí. De manera que precisamos una
estrategia que se nutra de la fuerza que brinda trabajar con
los países vecinos.”
Barack
Obama arrasó en las primarias y llegó a la presidencia
debido en gran medida a su discurso antibélico. Sin
embargo, mientras mandatarios como Brown y Harper están
cediendo ante los crecientes reclamos de sus ciudadanos para
poner fin a la guerra, en Estados Unidos apenas si se debate
la decisión de aumentar las tropas en Afganistán, o el
hecho de que la guerra se expanda hacia Pakistán.
(*)
Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!”, un
noticiero internacional diario de una hora de duración que
se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en
inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue
distinguida con el “Right Livelihood Award”, también
conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en
el Parlamento Sueco en diciembre. Denis Moynihan colaboró
en la producción periodística de esta columna.
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