La deriva de Paquistán
El futuro del país es cada vez más precario
Por Tariq Alí (*)
The Guardian, 03/03/09
Sin Permiso, 08/03/09
Traducción de Daniel Raventós
La intención del atentado al equipo de críquet de Sri
Lanka era el envío de este mensaje claro a Washington:
Paquistán es ingobernable.
El atroz atentado terrorista a los jugadores de críquet
en Paquistán tenía un objetivo: mostrar a Washington que
el país es ingobernable. Es la primera vez que los
jugadores de críquet han sido un objetivo en una tierra
donde este deporte es casi una religión. Significa la
muerte del críquet internacional en Paquistán durante un
tiempo indefinido.
Esto es ya suficientemente malo, pero las cosas no se
limitan sólo a eso. El futuro del país es cada vez más
precario. No sabemos qué grupo perpetró este atentado,
pero su identidad es apenas relevante. El hecho es que se
realizó justo en el momento en que tres eventos
interrelacionados habían enfurecido a una gran parte del país
y provisto de aliento a los grupos extremistas y a sus
patrocinadores.
El primero de ellos es, indudablemente, la necia decisión
de Washington (apoyada por el Reino Unido) de enviar más
tropas a Afganistán, lo que ha unificado a todos los que
están ahora plantándoles cara en este país y en la
provincia de la frontera noroccidental de Paquistán. En vez
de buscar una salida estratégica viable, Obama ha optado
por la fuerza. En distintas ocasiones he advertido que la
escalada de la guerra en Afganistán podría desestabilizar
seriamente a Paquistán y a su ejército.
El segundo es la revelación de que los vuelos
teledirigidos de los EEUU, que están usándose para atacar
a los “militantes” y a los “refugios de terroristas”
dentro de Paquistán, fueron de hecho enviados por los EEUU
desde bases militares y aéreas del interior de Paquistán
(obviamente, con el consentimiento de los líderes civiles y
militares paquistaníes), revelación que provocó tumultos
en el país. El shock y la consternación no deberían
subestimarse. Los últimos desmentidos, poco entusiastas,
del gobierno han avivado el fuego. Dado que muchos
consideran que Zardari y sus compinches gobiernan el país
como los aviones teledirigidos por los EEUU, la ira se
agrandó.
Internamente, el país es un lío. El partido del Pueblo
no ha aprendido ni olvidado nada. La corrupción campa a sus
anchas y circulan cuentos sobre el dinero directamente
pagado por los bancos a la casa del presidente. Añádase el
rechazo de Zardari a cumplir la promesa electoral de
restaurar un poder judicial independiente y su decisión,
que dista de haberse saldado en buenos resultados, de
manipular a jueces domesticados para descalificar a sus
oponentes.
La controversia se agravó por la decisión de Zardani de
destituir el gobierno elegido en la provincia más populosa
e importante estratégicamente, el Punjab (capital: Lahore),
e imponer directamente el gobierno, después de que su
primer ministro rechazara aparentemente aceptar un soborno
en forma de un lucrativo negocio en compensación por
abandonar la lucha para restaurar al presidente del
tribunal, que sufrió un atentado perpetrado por el líder
militar hace más de un año.
Los errores de este gobierno y su impericia para defender
los intereses del país o a su población de los vuelos
teledirigidos o de los atentados terroristas están
facilitando el camino para el retorno del ejército al poder
como una forma de evitar una grave escisión en sus propias
filas. Todo lo que se espera es la luz verde de la embajada
de los EEUU en Islamabad.
Nada de eso solucionaría alguna cosa, pero puede crear la
ilusión de estabilidad durante unos pocos meses. No es
bueno que los políticos paquistaníes farfullen que se
trata de “nuestro Mumbai”. El hecho es que, durante el
último año, el gobierno de Zardari ha hecho mucho por sí
mismo y por sus clientes, pero nada por el pueblo del país.
Cuanto más a la deriva vaya Paquistán, más oportunidades
se ofrecen a sí mismos los extremistas.
(*) Tariq Ali es miembro del consejo editorial de SIN
PERMISO. Su último libro publicado es The Duel: Pakistan on
the Flight Path of American Power[hay traducción castellana
en Alianza Editorial, Madrid,2008: Pakistán en el punto de
mira de Estados Unidos: el duelo].
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