Iraq: la vuelta olímpica de Obama
Por Pepe Escobar (*)
Asia Times, 09/04/09
Visiones Alternativas, 11/04/09
Traducido por Germán Leyens
La rápida visita a Iraq, mantenida en secreto hasta el último
minuto, del presidente de EE.UU., Barack Obama, fue tan
virtual como la visita de un piloto de avión no tripulado
Predator basado en Nevada a las áreas tribales en Pakistán.
Los iraquíes tienen todos los motivos del mundo para decir
que el presidente no vio Iraq – sino el Pentágono en Iraq.
La fecha no podía ser más preñada de significado.
Bagdad bajo Sadam Husein cayó frente al Cuerpo de Marines
de EE.UU. de George W Bush hace exactamente seis años este
jueves – años luz de muerte y devastación. Para probar
que tuvo razón retóricamente en Ankara ante el parlamento
turco, al decir que “EE.UU. no está, y nunca estará, en
guerra con el Islam,” Obama podría haber logrado el
vuelacercas definitivo yendo a Firdous Square para hacer un
conmovedor discurso ante verdaderos iraquíes sufrientes de
carne y hueso, suníes y chiíes por igual. En comparación
con su reunión con alegres 600 de los 139.000 soldados de
EE.UU. que siguen ocupando Iraq, sería un genuino momento
histórico.
Desde el minuto en que Air Force One aterrizó en Baghdad
International a las 4 de la tarde hora local este martes,
todo la hazaña sonaba a “operación de seguridad.” Air
Force One sólo aterrizó después de la clausura de todo el
aeropuerto. En medio de una seguridad ultra–máxima, Obama
se reunió con el general Ray Odierno, máximo comandante de
EE.UU. en Iraq, subió a un todo terreno y se bajó en Camp
Victory, la máxima base militar de EE.UU. en Iraq, que por
casualidad es contigua al aeropuerto. Ni un vistazo a la
vida real en la confusa y peligrosa Zona Roja de Bagdad.
Se suponía que entonces Obama subiría a un helicóptero
para visitar la ciudadela Zona Verde. Pero hasta la Zona
Verde representaba un riesgo supremo de seguridad. Según el
cuento de la Casa Blanca, el viaje fue cancelado por una
“tormenta de arena.” En lugar de volar a la Zona Verde,
Obama fue saludado por una espera sin riesgos hasta que la
caravana de automóviles del primer ministro iraquí Nuri
al–Maliki llegara a visitarlo en Camp Victory. La
carretera desde la Zona Verde hasta el aeropuerto fue, por
supuesto, totalmente bloqueada.
Por lo tanto no hubo un Obama en la Zona Roja – ni
siquiera un Obama en la Zona Verde. Fue todo el tiempo un
Obama de la Zona Pentágono. El presidente llegó a Bagdad
para esa toma de fotos de comunidad cerrada – o vuelta olímpica,
después de su gran tour europeo un día después del
“Lunes Negro,” en el que seis bombas coordinadas en
vecindarios chiíes mataron a 34 personas e hirieron a más
de 100. ¿Qué pasó con la ‘oleada’ de Bush y del
general Davis Petraeus?, ¿qué fue si no una artimaña de
soborno de guerrilleros árabes suníes? – ¿dónde quedó
el “inmenso éxito,” que han estado inventando los
republicanos y los medios corporativos de EE.UU.?
Bueno, no realmente. No cuando el gobierno de coalición
de mayoría chií de al–Maliki arroja a las cárceles a
numerosos líderes suníes de los Consejos del Despertar; no
en circunstancias de que la “reconciliación nacional”
inventada continuamente por los acólitos de Maliki, es un
mito; no cuando se saca un muro o dos contra explosiones de
un vecindario chií e inmediatamente después grupos de
combatientes suníes ven una ocasión para colocar coches
bomba por doquier.
El potencial para una explosión siempre ha existido; se
ha hecho invisible sólo para los medios corporativos de
EE.UU. Una cosa fue que facciones de las guerrillas suníes
colaboraran con la artimaña ‘oleada’/soborno de
Petraeus expulsando en 2007 a unos pocos insoportables
yihadistas de al–Qaeda de algunas áreas. Otra cosa es
prometer lealtad a un gobierno que desprecian (los llaman
“los safavides” – una referencia a una dinastía
persa.
Bajo esas circunstancias, el que Obama hable de
“progreso político” suena como una ligera exageración.
(“Es importante que utilicemos toda nuestra influencia
para alentar a las partes a que resuelvan estos problemas de
maneras que sean equitativas. Pienso que mi presencia aquí
pueda ayudar a lograrlo.”) Obama, a pesar de todo su
carisma, sigue siendo el presidente de una potencia
ocupante.
Ahora bien, hablando de esa contingencia en ultramar…
Los iraquíes, suníes y chiíes por igual, se muestran
extremadamente suspicaces ante los planes del gobierno de
Obama – y del Pentágono – de mantener una “fuerza
residual” de hasta 50.000 soldados de EE.UU. en Iraq por
el futuro previsible, para no hablar de más de 70.000
mercenarios de todo tipo.
¿Y qué se supone que piensen de las siguientes palabras
de Obama a las tropas de ocupación: “Habéis dado a Iraq
la oportunidad de aparecer por sí solo como un país democrático.
Es un logro extraordinario?” ¿Se trata de jerga de Obama
que reemplaza a la clásica jerga de Bush: “Os
bombardearemos hacia la democracia, os guste o no”?
Los iraquíes se mostrarán aún más desconfiados ante el
nuevo y astronómico presupuesto de 534.000 millones de dólares
del Pentágono para el año fiscal 2010. (Es mayor que el último
presupuesto de la era de Bush, y ni siquiera incluye los
“suplementos de emergencia” para Iraq y Afganistán.)
Vienen a ser gastos militares como paquete de estímulo.
Además, este nuevo Pentágono loco por la
contrainsurgencia propuesta por Robert Gayes sólo demuestra
que la “Larga Guerra”, la antigua “guerra global
contra el terror” – a la que ahora la Casa Blanca y el
Departamento de Estado se refieren como Operaciones de
Contingencia en Ultramar – sigue siendo el marco para toda
la estrategia nacional de seguridad de EE.UU. Y Obama se
aviene a ella.
Una vez más, en Ankara, Obama subrayó: “EE.UU. removerá
sus brigadas de combate a fines de agosto próximo, mientras
trabaja con el gobierno iraquí que se hará cargo de la
responsabilidad por la seguridad.” Pero también subrayó:
“Iraq, Turquía y EE.UU. enfrentan una amenaza común del
terrorismo. Eso incluye a los terroristas de al–Qaeda que
han tratado de separar a los iraquíes y destruir su país.”
Obama insiste en combinar a toda la miríada de grupos de la
resistencia árabe suní contra la ocupación de EE.UU. como
“al–Qaeda”. Ningún ciudadano informado en Iraq, Turquía
o en todo el mundo musulmán caerá en esa trampa.
No ayuda el que Obama haya dicho en su discurso de Ankara:
“La paz en la región también progresará si Irán
abandona todas sus ambiciones de armas nucleares.” A pesar
de todas las aperturas del gobierno por disminuir la tensión
en la relación entre EE.UU. e Irán, Obama sigue implicando
que Teherán realiza un programa de armas nucleares – algo
que el propio establishment de la seguridad de EE.UU. ha
admitido por escrito que no corresponde a la verdad.
El historial de “ideología de odio” del gobierno de
Bush sigue grabado en la psique de cientos de millones de
musulmanes por doquier. Virtualmente todo sondeo de opinión
desde el Magreb hasta Oriente Próximo y el Sur de Asia
sigue revelando profundos recelos sobre la manera como
EE.UU. ve a los musulmanes.
Un cambio en la retórica sería más que bienvenido. Pero
suficientes sesiones fotográficas o vueltas olímpicas en
el “imperio de bases” de EE.UU. La acción dice más que
las palabras. Tal como Obama puede ir al Estrasburgo real y
al Estambul real, ha llegado la hora de ir al Kabul real,
Teherán real, y Bagdad real.
(*)
Pepe Escobar, periodista del Asia Times, es autor de
“Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into
Liquid War” (Nimble Books, 2007) y de “Red Zone Blues: a
snapshot of Baghdad during the surge.” Su
nuevo libro, que acaba de aparecer, es “Obama does
Globalistan” (Nimble Books, 2009).
Una enorme protesta conmemora la caída de Bagdad,
6 años
después
Reuters, 09/04/09
Bagdad.– Decenas de miles de seguidores del clérigo chií
Moqtada al Sáder se concentraron en Bagdad el jueves para
conmemorar el sexto aniversario de la caída de la ciudad en
manos de EEUU para solicitar que sus soldados se marchen
inmediatamente.
"Abajo, abajo EEUU", coreaban los manifestantes
mientras Ali al Marwani, del partido de Al Sáder, denunció
la ocupación estadounidense de Irak que comenzó con la caída
de Bagdad el 9 de abril de 2003, y el derribo de la estatua
de Sadam Husein en la plaza Firdos.
La multitud marchó desde Ciudad Sáder en el noreste de
Bagdad hasta la plaza, situada a unos cinco kilómetros.
Los manifestantes quemaron una imagen del ex presidente
estadounidense George W. Bush, que ordenó la invasión, y
también la cara de Sadam.
Los chiíes fueron brutalmente perseguidos bajo el mandato
de Sadam, que fue ejecutado en 2006.
"Dios, únenos, devuélvenos nuestras riquezas,
libera a los prisioneros de las prisiones, devuelve la
soberanía a nuestro país (...) haz nuestro país libre del
ocupador, y evita que el ocupador robe nuestro petróleo",
dijo Sáder en un mensaje leído por su colaborador Asaad al
Nasiri.
"Dios, conviértenos en los libertadores de nuestra
tierra", dijo el mensaje, provocando gritos de apoyo de
la multitud, muchos de los cuales ondeaban banderas iraquíes,
mientras otros iban ataviados con trajes del equipo nacional
en una muestra de sentimiento nacionalista.
Apoderándose del mensaje nacionalista, Nasiri instó a
los participantes a darse la mano entre ellos y a los
soldados y policías iraquíes que supervisaban la marcha.
Se produjeron largas colas para besar a policías y soldados
y darles la mano.
El presidente estadounidense, Barack Obama, que voló a
Bagdad en una visita sorpresa el martes, ha ordenado que las
tropas de combate norteamericanas salgan de Irak a finales
de agosto de 2010, dejando una fuerza residual de 50.000
entrenadores, consejeros y personal de logística.
Miles de personas se manifiestan en Bagdad contra
la
ocupación de EEUU
Gara, 10/04/09
Decenas de miles de iraquíes se congregaron ayer en
Bagdad en respuesta a una convocatoria del clérigo chií
Moqtada al–Sadr, bestia negra de Washington, contra la
ocupación estadounidense, cuando se cumplen seis años de
la caída del régimen de Saddam Hussein.
Desafiando a la persistente lluvia y chapoteando en el
barro, los manifestantes, que llegaron en su mayoría de las
provincias chiíes del sur y de los barrios humildes de
Bagdad, se dirigieron a la plaza Firdos, en la que los iraquíes
ayudados por soldados estadounidenses, derrumbaron la
estatua de Saddam. Aquel gesto se convirtió en símbolo
mediático de la invasión y del fin de los 24 años de
Saddam Hussein en el poder y la desmembración de su
partido, el Baaz.
«Todos los que están en contra de la ocupación deberían
participar en esta manifestación», subrayó desde una
tribuna el jeque Hazem al–Aaraji, un líder del movimiento
sadrista.
Durante la movilización, los manifestantes exhibieron
fotografías de Moqtada al–Sadr y agitaron banderas de
Irak y pancartas con consignas contrarias a la ocupación y
en apoyo al clérigo chií, que lidera la lucha contra la
presencia estadounidense.
Requerimiento a Obama
En un comunicado leído por su colaborador Asaad al–Nasiri,
Moqtada al–Sadr instó al presidente estadounidense,
Barack Obama, que el martes efectuó una visita sorpresa al
país, a «apoyar al pueblo iraquí y trabajar en una salida»
de sus tropas.
«Pido a los manifestantes que estrechen la mano de sus
hermanos de las fuerzas de seguridad», añadió el clérigo
chií, casi un año después de los violentos combates que
enfrentaron a su milicia, el Ejército de El–Mahdi, y a la
Policía y Ejército iraquíes. Se produjeron largas colas
para besar y dar la mano a los policías y soldados que
vigilaban el acto.
Un muñeco de dos metros con un doble rostro del ex
presidente de EEUU George W. Bush, que ordenó la invasión
de Irak, y de Saddam Hussein fue quemado mientras los
manifestantes pisoteaban una bandera estadounidense
extendida en el suelo.
Los muros de hormigón que rodean la plaza para protegerla
de las explosiones, las «T–walls», estaban cubiertos de
carteles con fotografías de niños prisioneros junto a sus
padres detrás de alambradas de espino y junto a las
palabras «Made in USA» y de soldados de EEUU rompiendo con
porras una pared de ladrillos que representaba a Irak.
Abu Ali, un funcionario de 42 años venido desde Nasiriya
(sur), confía en que el presidente Obama «mantenga su
promesa de retirar sus tropas de Irak». «El 9 de abril es
un día negro, ya que no representa la caída de Saddam
Hussein sino el comienzo de la ocupación, que es peor que
la dictadura», añadió.
«He venido de Kout con otras 500 personas para
manifestarme contra la ocupación, exigir la retirada de las
tropas estadounidenses y llamar a la unidad del pueblo iraquí»,
sostuvo Raad Saghir, de 28 años.
Los manifestantes interiorizaron bien la consigna de Al–Sadr.
Descendiente de una familia de líderes religiosos, el clérigo
chií siempre se ha opuesto a la presencia de tropas
extranjeras en su país. Sus partidarios se han enfrentado
en muchas ocasiones a soldados estadounidenses en la ciudad
santa de Nayaf, en Basora y en su feudo, el barrio bagdadí
de Medina al–Sadr.
Muchos chiíes recibieron con alivio el comienzo, el 20 de
marzo de 2003, de la operación «Iraqi Freedom» (Libertad
iraquí). Sin embargo, durante los meses y los años
siguientes, algunos chiíes tomaron las armas en el seno de
milicias como el Ejército del Mahdi contra las tropas
invasoras, que ya se enfrentaban a la insurrección suní.
Miles de iraquíes piden la salida de las tropas de EE.UU.
en el sexto aniversario de la ocupación
Seguidores de Muqtada al Sadr piden al ejército
ocupante
que se vaya tras llevar el país a la "ruina"
Agencia EFE, 09/04/09
Bagdad.– Miles de seguidores del clérigo chií Muqtada
al Sadr se manifestaron en las calles de Bagdad para pedir
el fin de la ocupación estadounidense de Iraq, que
conmemora hoy el sexto aniversario de la caída del régimen
del dictador Sadam Husein.
Los manifestantes se congregaron en la céntrica plaza
Firdus (Paraíso), donde un jueves 9 de abril de 2003 un
tanque estadounidense arrancó la estatua de Sadam Husein,
en una acción que simbolizó el derrocamiento de una
dictadura que duró 24 años y que dio paso a seis de
violencia sectaria.
En el presente aniversario, Al Sadr consiguió congregar a
miles de simpatizantes, en la que bautizó como
"manifestación del millón de hombres", a pesar
de la lluvia persistente que caía hoy sobre la capital
iraquí.
Los manifestante agitaron banderas de Iraq y gritaron
consignas como 'No a la ocupación' y 'Larga vida a Sadr'.
En un mensaje leído a la audiencia por su representante
Asad al Ansari, Al Sadr pidió a Alá que les mantenga
unidos, que termine con la ocupación, que libere a los
prisioneros de las cárceles y que no permita que "los
ocupantes" roben el petróleo de Iraq.
El religioso chií, uno de los más acérrimos enemigos de
la presencia estadounidense, también instó al presidente
de EE.UU., Barack Obama, a que ponga fin a la ocupación y
cumpla con sus promesas electorales. "Pedimos al
presidente de EE.UU. que sume sus esfuerzos a los de los
iraquíes para poner fin a la ocupación", declaró.
La mayoría de los que salieron a manifestarse procedían
del barrio de mayoría chií de Ciudad Sadr, en el este de
Bagdad, feudo del clérigo antiamericano. Durante la
protesta, los asistentes prendieron fuego a muñecos del ex
presidente de EE.UU. George W. Bush que tomó la decisión
de invadir Iraq con el pretexto de que ocultaba armas de
destrucción masiva dentro de su guerra contra el terrorismo
global, que incluyó la intervención militar en Afganistán
y después en el país árabe.
Además, quemaron retratos de Sadam, ejecutado el 30 de
diciembre de 2006, cuyo régimen dio el poder a los suníes
y llevó a cabo políticas represivas contra los chiíes.
Testigos presenciales explicaron que entre los asistentes
a la manifestación, una de las mayores de los últimos
meses, también había árabes de otros credos, turcomanos y
kurdos. "Hemos venido para condenar la ocupación
estadounidense que ha llevado a nuestro país a la
ruina", declaró Alaa al Saedi, mientras se protegía
de la fuerte lluvia. "La única solución que veo es
que se vaya el ocupante, que sólo ha traído a nuestro país
muerte y destrucción, a pesar de que vino diciendo que traía
libertad, democracia y reconstrucción", agregó.
Centenares de agentes de seguridad y de la Inteligencia se
desplegaron para prevenir ataques terroristas, especialmente
después de la oleada de coches bomba esta semana que ha
sembrado el pánico en Bagdad y ha causado la muerte de más
de 30 personas, tras meses de calma relativa.
Hoy de hecho, un civil un murió y otros doce resultaron
heridos en dos ataques en la capital perpetrados con
artefactos explosivos que estallaron al paso de vehículos
en el norte y en el suroeste de la ciudad, según fuentes
del Ministerio del Interior.
Este aniversario se produce dos días después de que
Obama viajara a Iraq en una breve visita sorpresa en la que
reiteró su compromiso de que las tropas de EE.UU. abandonarán
el país árabe para el año 2011.
Obama anunció el pasado febrero el fin de las operaciones
de combate y la salida de la mayoría de los actuales
144.000 soldados allí desplegados para agosto de 2010.
A partir de esa fecha, permanecerán entre 35.000 y 55.000
en tareas de asesoramiento y formación, que terminarán su
misión para diciembre de 2011, fecha máxima establecida en
el pacto de seguridad suscrito el año pasado entre ambos países
para el repliegue estadounidense.
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