Afganistán - Pakistán

Pakistán se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza
de la nueva administración Obama

EEUU alerta de la llegada del poder talibán a
las puertas de Islamabad

Gara, 23/04/09

El impulso a las reivindicaciones talibán tras el acuerdo de paz alcanzado en el valle de Swat y la extensión de reivindicaciones similares a un distrito situado a escasos cien kilómetros de la capital, Islamabad, ha provocado una cada vez más dura reacción de EEUU, que amenaza incluso con una incursión terrestre contra los feudos islamistas.

La expansión del movimiento talibán hasta un centenar de kilómetros de Islamabad preocupa a EEUU hasta tal punto de que la secretaria de Estado de la Administración Obama, Hillary Clinton, alertó de que la misma existencia de Pakistán como estado estaría amenazada.

Los talibán, mayoritarios en la Provincia de la Frontera Noroeste, más conocida como FATA (Áreas Tribales bajo Administración Federal), firmaron hace unas semanas un acuerdo de paz y de cese de hostilidades con el Gobierno de Islamabad a cambio de que este último no impidiera la instauración de la sharia (ley islámica) en el valle de Swat, situado justo en la frontera con la provincia del Punjab.

En los últimos días, cientos de combatientes talibán han llegado al distrito vecino de Buner, ya en el Punjab, y se han hecho con el control de los edificios gubernamentales y de las mezquitas y han instalado controles en las carreteras de la región, situada a 110 kilómetros escasos de la capital paquistaní.

Rashid Jan, alto funcionario de las FATA, denunció en conversación telefónica que «los talibán llegados de Swat han intensificado sus patrullas» en el distrito de Buner, «prohibiendo la música en los transportes públicos y saqueando las oficinas de las ONG antes de quemar sus vehículos».

Aplicar la sharia

El ministro provincial de Información, Mian Ifitjar Hussain, acusa a los talibán de Swat de «violar» el acuerdo de paz. «El Gobierno ha mantenido sus promesas y los talibán deben deponer las armas», urgió.

«Es cierto que hemos asumido el control total de Buner», confirmó el portavoz de los talibán de Swat, Muslim Jan, quien prometió que lo devolverán al control central si éste permite la aplicación del acuerdo sobre los tribunales islámicos. Consciente de la debilidad del poder central paquistaní, otro portavoz talibán insistió en que continuarán luchando por la aplicación de la sharia, más allá de Swat, en todo el territorio de la República de Pakistán.

Las negociaciones y la firma de un acuerdo en el valle turístico de Swat encendió muchas luces rojas en EEUU, que ha incrementado en los últimos meses, tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, sus indiscriminados bombardeos contra objetivos en el noroeste de Pakistán desde aviones no tripulados.

Una estrategia que no ha logrado más que exacerbar el odio y movilizar a la población de estas provincias fronterizas, pobladas por pashtunes, separados de sus hoy por hoy castigados hermanos afganos por la línea Durand que estableció el imperio británico en el siglo XIX.

La Administración Obama, que ha condicionado la ayuda a Islamabad a su colaboración en la lucha contra el talibán, recela ya abiertamente de que el Ejército paquistaní pueda o quiera implicarse en una guerra abierta contra sus propios compatriotas y está comenzando a barajar, a futuro, la posibilidad de lanzar una ofensiva terrestre.

Dan seis meses de plazo para el colapso total de Pakistán

La viabilidad de Pakistán como estado está generando un prolijo debate que está llegando a los más altos círculos en EEUU. David Kilcullen, asesor de la Administración Bush, alertaba hace días en un diario que el país asiático podría colapsar en un plazo no superior a seis meses e insistía en que Islamabad no controla de facto más de un tercio del territorio estatal.

No falta, sin embargo, quien denuncia intereses ocultos en la presentación de un panorama tan sombrío y recuerda que el poder central sigue manteniendo bajo control la mayor parte del país, formada por las provincias del Sindh y el Punjab. Esta línea de análisis reconoce las dificultades de mantener el control en las llamadas FATA y en el territorio irredento de Baluchistán, escenario de una guerra de liberación nacional. No obstante, recuerda que el vasto territorio baluchi no aporta más que el 5% de la población del Estado.

No obstante, el Gobierno paquistaní ha expresado su preocupación por los planes estadounidenses de incrementar sus tropas en el sur afgano fronterizo con Baluchistán, que podría convertirse, si no lo es ya, en un refugio para la insurgencia afgana.

En una posición más matizada, el periodista y escritor Ahmed Rashid considera una exageración dar seis meses de vida al Estado paquistaní pero no oculta su preocupación por la expansión talibán a la provincia del Punjab, que es a la postre el corazón político de Pakistán. Lo más preocupante, a juicio de este reputado analista, es la incipiente alianza entre los talibán del norte y los grupos islamistas punjabíes o cachemiríes refugiados en esta región.


Pakistán intenta frenar al Talibán

BBC World, 23/04/09

El gobierno de Pakistán envió tropas para hacer frente a los militantes del Talibán, quienes han avanzado dentro de una región a sólo 100 kilómetros de la capital, Islamabad.

Islamabad.– Funcionarios informaron que las fuerzas de seguridad custodiarán los edificios oficiales ubicados en el distrito de Buner –que forma parte de la región de Malakand– donde los insurgentes han comenzado a patrullar las calles y a instalar puntos de control.

Al tiempo que las tropas se desplazaban hacia la región, un grupo de insurgentes atacaron al convoy en el cual viajaban los militares lo que le causó la muerte a por lo menos un soldado.

Los militantes avanzaron desde el valle de Swat –en el noroeste de Pakistán– una región que ya estaba bajo su poder.

El corresponsal de la BBC en Islamabad Mark Dummet indicó que si el gobierno paquistaní intenta reafirmar el control sobre la región, sus esfuerzos podrían ser percibidos como insuficientes y tardíos.

Según las informaciones que llegan de la región, el Talibán ya desplazó a cientos de hombres hacia Buner desde el valle de Swat. El gobierno paquistaní, por su parte, envió unos 300 soldados para enfrentarlos.

Trampolín

La confrontación se produce sólo semanas después de que el presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, firmara un acuerdo de paz que permite la introducción de la ley islámica en Swat.

El acuerdo pretendía poner fin a 18 meses de conflicto con el Talibán en Swat, cediendo a algunas de sus demandas. Sin embargo, los críticos indican que los militantes ahora pueden usar a Swat como un trampolín para dominar nuevas áreas en Pakistán.

Y muchos piensan que Buner podría convertirse en el próximo campo de batalla para las fuerzas de seguridad paquistaníes, señala otro corresponsal de la BBC en Pakistán, Ilyas Kahn.

Poco antes, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, declaró que la insurgencia en Pakistán representa un "riesgo mortal" para la seguridad mundial.

En su intervención en un comité del Congreso de EE.UU., Clinton señaló que el gobierno paquistaní estaba "básicamente abdicando frente al Talibán y a los extremistas", concluyó.


El Talibán extiende operaciones en Pakistán

Por Syed Shoaib Hasan
BBC World, 21/04/09

Islamabad.– Los militantes del Talibán que operan en la región de Swat –en el noroeste de Pakistán– y que llegaron a un acuerdo de paz con el gobierno a principios de este año expandieron sus operaciones hacia la vecina Buner.

Decenas de militantes se han dirigido hacia Buner para tomar el control de mezquitas y oficinas de gobierno.

Buner forma para de la región de Malakand, en la que, tras los acuerdos de paz, el gobierno permitió la imposición de la ley Sharia o ley islámica.

El Talibán operaba principalmente en la región del valle de Swat, donde luchaba contra el ejército desde agosto de 2007 hasta que se alcanzó una tregua, en febrero de este año. Las nuevas condiciones suponían el desarme del Talibán.

Patrullas

El distrito de Buner se encuentra a tan sólo 100 kilómetros de la capital del país, Islamabad.

Mian Iftikhar Hussain, ministro de Información de la Provincia de la Frontera Noroeste, dijo haber recibido información sobre la expansión del Talibán. Los últimos informes señalan que el Talibán destrozó las oficinas de las agencias internacionales de ayuda y desarrollo que funcionan en Buner. Algunos empleados de estas agencias fueron tomados como rehenes y liberados más tarde.

El Talibán prohibió escuchar música en los automóviles y está utilizando las mezquitas para invitar a los jóvenes a unirse a su movimiento. También han comenzado a patrullar el distrito de forma regular.

Ley Sharia en todo Pakistán

El jefe de la policía de Buner, Rashid Khan, dijo que la policía ya ha hecho una queja formal ante las autoridades. Sin embargo, no mencionan en ella al Talibán y se refiere a "personas desconocidas" como los responsables de los hechos.

Mian Iftikhar Hussain inisite en que el Talibán debe desarmarse, según lo establece el acuerdo de paz. "Incluso Sufi Mohammad ha dicho que no hay ninguna razón para que el Talibán no se desarme", dice.

Él se refiere al cabecilla de un grupo religioso local que ha estado actuando como principal negociador del gobierno con el Talibán. "En un principio adoptamos el camino del diálogo y la reconciliación, pero más no podemos hacer", afirma Hussain.

"Implementamos la ley Sharia porque lo exigía el pueblo, no sólo el Talibán. Si continúan con sus actividades, no van a contar con el apoyo de la gente".

"La mayoría está ahora con el gobierno y éste no aprobará ni tolerará que se viole el acuerdo de paz", agrega.

Mientras tanto el Talibán dice que no dejará las armas hasta que la ley Sharia se implemente en su totalidad.

Muslim Khan, portavoz del Talibán en la región de Swat, dice que el objetivo del movimiento es hacer que se implemente la ley Sharia en todo Pakistán.


El Islam "conquistará" Pakistán

BBC World, 17/04/09

Islamabad.– El clérigo islamista radical, Maulana Abdul Aziz, pronunció un discurso desafiante en la Mezquita Roja en la capital de Pakistán tras ser liberado esta semana.

"No está lejos el día en que el Islam sea aplicado en todo el país", afirmó Maulana frente a miles de sus seguidores justo el día en que la comunidad internacional prometió US$5.000 millones al país para luchar contra el islamismo radical.

El influyente líder religioso se encontraba en arresto domiciliario desde 2007 cuando soldados paquistaníes tomaron por la fuerza la mezquita en Islamabad.

La intervención militar en la mezquita dejó un saldo de un centenar de muertos y provocó una oleada de ataques suicidas de grupos militantes en el noroeste del país.

"Trabajo pacífico"

Maulana afirmó a sus seguidores que "deberíais de estar preparados para hacer sacrificios por el Islam".

"Lo que hemos visto en Swat y las zonas tribales es el resultado de los sacrificios en la Mezquita Roja: los estudiantes, la gente convertida en mártires", afirmó.

El clérigo se refería al valle de Swat en el noroeste de Pakistán donde el gobierno permitió en febrero la imposición de la ley islámica.

Algunos países occidentales temen que este acuerdo represente una capitulación ante las demandas de los insurgentes.

Desde su liberación este jueves, Maulana afirmó a los medios de comunicación que se considera un hombre de paz que no apoya ni ordenó ningún ataque suicida.

Maulana también aseguró que no busca vengarse de las muertes en la Mezquita Roja, incluyendo la de su hermano y mano derecha, Abdur Rashid Ghazi, su madre y su hijo.

En vez de violencia, Maulana dijo que "trabajará pacíficamente" para implementar un sistema político islámico en el país.

Sin embargo, el corresponsal de la BBC en Islamabad, Ilyas Khan, dijo que si uno lee entre líneas descubrirá que el clérigo justificó estos ataques al afirmar que el gobierno paquistaní está "haciendo la guerra de otros".

El corresponsal agregó que estaba claro que el religioso debía de ser liberado ya que sólo estaba acusado de ayudar a cometer crímenes. La fiscalía además no pudo reunir suficientes pruebas en su contra.

El detonante del ataque contra la mezquita hace dos años fue la presencia de decenas de militantes fuertemente armados.

Esta intervención enfureció a los radicales islamistas. Desde entonces no han dejado de tener lugar ataques suicidas y otras acciones.

Ayuda internacional

Mientras, cerca de 30 países y organizaciones internacionales reunidos en Japón acordaron dar US$5.000 millones a Pakistán para apoyar su economía y ayudar en la lucha contra el extremismo islamista.

En la reunión de un día de duración en Tokio, el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, aseguró por su parte que su país hará todo lo posible para derrotar a los insurgentes. "Si perdemos, el mundo pierde también", afirmó.

El año pasado hubo más de 2.000 ataques islamistas en el país, generando una sensación de crisis.

Los analistas creen que la corrupción generalizada, la pobreza que sufren muchos de los habitantes y el fracaso de las autoridades para proveer servicios básicos alimenta la insurgencia, especialmente en la zona tribal fronteriza a Afganistán.

La crisis económica mundial estaría agravando estos problemas al disminuir la inversión extranjera.