Reacciones a los combates en el valle de Swat, Pakistán
La ofensiva pone a la población contra el Ejército
Los analistas temen que el Gobierno pierda el control de
la región frente a los talibanes
El Periódico, 09/05/09
Peshawar.– Pese a sus carencias en la lucha
contrainsurgente, el Ejército paquistaní, con 700.000
hombres, cuenta con los medios para expulsar de Swat y los
distritos adyacentes a medio plazo a los insurgentes
talibanes, aunque eso sí, con un enorme coste en vidas y
desplazamientos forzados de la población civil. Pero a
menos de que, tras la ofensiva militar, los dirigentes políticos
actúen con celeridad e inyecten en la zona masivas
cantidades de dinero para que los desplazados recuperen sus
hogares y sus formas tradicionales de vida, se corre el
riesgo de que suceda algo similar a lo ocurrido en el cinturón
tribal fronterizo con Afganistán: que todo el noroeste de
Pakistán se convierta, al igual que en la actualidad los
son las zonas tribales, en una región que escapa por
completo al control del Gobierno, donde los grupos
islamistas campan a sus anchas.
A esta conclusión han llegado analistas y expertos
militares citados ayer por en la edición on line del
rotativo paquistaní Dawn (Amanecer). "Sin una
estrategia de posguerra, la opinión de la población contra
el Gobierno y el Ejército se agravará, reforzando a los
militantes que quieren imponer allí su visión estricta del
islam", sostiene la publicación.
Actuar con celeridad
Entre los analistas que apoyan esta teoría se encuentra
el independiente Ikram Sehgal, que insiste en que las
autoridades paquistanís "neutralicen con celeridad el
sentimiento en contra de los militares entre los
desplazados". "Esta operación originará a la
zona daños colaterales que requerirán una cantidad 10
veces superior a la de 1.000 millones de rupias (9,3
millones de euros) que el Gobierno ha anunciado (para los
desplazados); 1.000 millones de rupias son minucias",
subraya Sehgal.
En opinión de este experto independiente, las operaciones
militares requerirán un mínimo de "dos meses" y
estarán lastradas por la falta de equipamiento adecuado del
Ejército paquistaní en la lucha contra la insurgencia,
como "visores nocturnos y tecnología para interceptar
señales de radio de los rebeldes".
El precedente de las operaciones militares contra la
insurgencia en la FATA (Áreas Tribales bajo Administración
Federal, donde se supone que se esconde la plana mayor de Al
Qaeda y destacados dirigentes talibanes paquistanís, como
Baitulá y Hafizulá Mehsud) iniciadas en los años 2004 y
2005 planea sobre la actual ofensiva del Ejército en el
valle de Swat y los distritos adyacentes.
"Entonces el Gobierno no protegió adecuadamente a la
población de las zonas tribales.... y se produjo casi medio
millón de desplazados; tras haber perdido el apoyo de la
población, el Gobierno tendrá muy difícil volver a
implantarse allí", dice el periodista Ahmed Rashid.
La ONU cifra el éxodo de Pakistán en un millón de
desplazados
El Ejército intensifica los ataques a los talibanes tras
la ruptura de la tregua
Miles de familias se ven obligadas a separarse
y huir de sus casas con lo puesto
El Periódico, 09/05/09
Peshawar.– Pakistán lleva camino de padecer una de las
mayores crisis de desplazados de las últimas décadas. La
ONU lanzó ayer esta advertencia tras constatar que los
combates entre el Ejército y las milicias de los talibanes
en el noroeste del país han obligado a 200.000 personas a
abandonar sus hogares y 300.000 más están en vías de
hacerlo. A este grueso de desplazados recientes hay que
sumar otro medio millón que, de forma paulatina desde el
mes de agosto del 2008, han dejado sus localidades por el
mismo conflicto. En total, más de un millón de
desplazados.
El portavoz del Organismo de Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR), Ron Redmon, informó ayer de que la
inmensa mayoría de los nuevos desplazados ––unos
462.000–– se encuentran alojados con familiares,
mientras que cerca de 93.000 están distribuidos en 11
campos montados por la ONU y varias organizaciones
humanitarias.
Miembros de las oenegés han explicado que la urgencia en
el abandono de las casas ha hecho que las familias, que en
muchos casos se han tenido que separar, se estén
desplazando con lo mínimo. Los médicos repartidos por los
campos de refugiados constatan graves afectaciones psicológicas
por la situación de desamparo y la separación. Los
trabajadores humanitarios insistieron en la necesidad de
adoptar medidas de protección especiales para los niños y
garantizar la seguridad en los corredores humanitarios.
170 milicianos muertos
El drama humano tiene visos de agudizarse si se tiene en
cuenta que las hostilidades entre el Ejército y la milicia
de los talibanes que empezaron hace poco más de 10 días se
recrudecieron el jueves con la ruptura total de la tregua.
El Gobierno de Pakistán dio el jueves la orden a su Ejército
de "eliminar" a los talibanes. De hecho, la
intensidad del ataque de ayer en el valle de Swat dejó, según
fuentes militares, la cifra de 170 milicianos muertos,
frente a una decena de soldados.
El Gobierno paquistaní y los talibanes locales llegaron a
un acuerdo el pasado mes de febrero por el cual el primero
permitía la aplicación de una versión moderada de la ley
islámica en la vasta y remota región de Malakand, bastión
talibán, a cambio de que los segundos depusieran las armas
y pacificaran la zona. Es el pacto que, tras estar en la
cuerda floja durante dos semanas, el jueves se rompió
definitivamente. Los insurgentes, según el Gobierno, lejos
de asumir los términos del acuerdo, aprovecharon para
introducirse en los distritos de Dir, Shangla y Buner, este
último a escasos 100 kilómetros de la capital, Islamabad.
El éxodo más importante se produjo ayer en Mingora, la
principal localidad del valle de Swat, así como en Kabal y
Charbagh. Fuentes militares informaron de que los milicianos
talibanes huían mientras intentaban bloquear la salida de
civiles de la zona devastada mediante la colocación de
minas.
En Mingora no hay ni electricidad ni agua y los mercados
están cerrados desde el jueves, por lo que la amenaza de la
falta de comida está cada vez más cerca de convertirse en
realidad.
Entre 4.000 Y 5.000 insurgentes
El portavoz del Ejército paquistaní, Athar Abbás,
informó de que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a
unos 4.000 o 5.000 insurgentes, de los que 2.500 son
integristas armados. El portavoz militar explicó ayer en la
sede del Ejército en Rawalpindi que se está llevando a
cabo una "ofensiva a gran escala" en la que
participan entre 12.000 y 15.000 soldados. El militar, que
no dio ninguna fecha del final de la ofensiva, afirmó que
las tropas permanecerán en la zona "hasta que la tomen
por completo y la paz sea restaurada".
En referencia a los civiles afectados, el portavoz militar
insistió en que las tropas tomarán "todas las medidas
de precaución" para evitar "daños
colaterales", aunque aseguró que no puede dar un 100%
de garantías de que no se registren víctimas civiles. El
Gobierno anunció ayer una partida económica especial para
la ayuda a los refugiados.
Pakistán: "medio millón" de desesperados
BBC World,
08/05/09
Islamabad.– Una ofensiva del ejército de Pakistán
contra los extremistas del Talibán en el valle de Swat ha
desplazado a unas 200.000 personas y otras 300.000 están
huyendo o a punto de hacerlo, según la Organización de las
Naciones Unidas (ONU).
Mientras jets y helicópteros atacaban blancos en el
valle, la ONU advertía que la situación se podía tornar
en una de las crisis de desplazados más grandes del mundo.
El ejército dice que su asalto a gran escala ha matado a
más de 170 insurgentes en 24 horas y reconoce 10 de sus
soldados muertos.
Las autoridades acusan al Talibán de impedir que los
civiles dejen el área donde se desarrolla el conflicto.
El canciller paquistaní Shah Mahmood Qureshi le dijo a la
BBC que el propósito de la ofensiva era "limpiar el área
de insurgencia y derrotar la militancia".
"Intentamos una negociación, tratamos de llegar a
una reconciliación, ofrecimos nuestra mano pero no podemos
permitir que reten el mandato del gobierno".
A pesar de los ahora abandonados intentos de lograr un
acuerdo de paz en y alrededor de Swat, esta región cercana
a la frontera con Afganistán lleva años desgarrada por las
tensiones.
Unas 550.000 personas ya habían sido desplazadas antes de
la crisis actual, según el vocero de la Agencia de
Refugiados de la ONU (UNHCR), Ron Redmond.
Militantes "atrincherados"
El viernes, bastiones de los insurgentes fueron atacados
desde el aire mientras las tropas llevaban a cabo
operaciones terrestres.
El vocero del ejército paquistaní, el general Athar
Abbas, le dijo a la BBC que el objetivo era eliminar unos
5.000 extremistas en el valle de Swat y los distritos
vecinos Dir y Buner.
Advirtió que será un operación larga pues los
militantes estaban atrincherados.
"Están aprovechando de la mejor manera el terreno,
lo cual es ideal para la guerra de guerrillas".
El gobierno está seguro de que cuenta con el apoyo del público
en esta campaña militar, pero a medida que aumenten las
muertes de civiles, ese respaldo puede tambalear, señala
desde Islamabad Mark Dummett, de la BBC.
Fin del proceso de paz con los islamistas
Pakistán, a todo o nada
Por Barbara Plett
BBC World, 07/05/06
El primer ministro de Pakistán, Yusuf Raza Gillani, ordenó
"eliminar militantes y terroristas" talibanes en
una declaración televisada. Este anuncio supone el fin del
proceso de paz con los islamistas radicales en el norte del
valle de Swat.
Según el líder paquistaní, este llamado tiene como fin
"restaurar el honor y la dignidad de nuestra patria, y
proteger a la gente".
"Ha llegado el momento en que toda la nación debe
alinearse con el gobierno y las fuerzas armadas en contra de
aquellos que quieren tomar como rehén a todo el país y
oscurecer nuestro futuro a punta de pistola", añadió
Raza Gillani.
Esta apelación a la unidad contrasta con la posición de
la opinión pública y de los principales partidos políticos
del país, que se mostraron favorables al diálogo con el
Talibán.
Según el primer ministro, se agotaron las posibilidades
de diálogo, al menos en la región de Swat, por lo que la
lucha armada es la única opción posible.
Las autoridades locales acusaron al Talibán de fracasar
en su desarme y de intentar expandir su control por el resto
del país.
Después de varios enfrentamientos, el anuncio del primer
ministro podría dar al ejército mayor autoridad política
para poner en marcha una operación militar más ambiciosa.
Los enfrentamientos entre el ejército paquistaní y las
milicias del Talibán se han intensificado en los últimos días,
después de que ambas partes acusaran a la otra de haber
impedido un acuerdo.
Islamabad había cedido ante los deseos de los talibanes
de imponer la ley islámica en el valle, a cambio del fin de
la insurrección.
Ofensiva urbana
El Talibán se hizo fuerte en Mingora, la principal ciudad
de la región, por lo que se espera allí toda una ofensiva
urbana del ejército paquistaní.
En conversación con la BBC, un testigo de los choques en
esta ciudad describió cómo los militantes radicales
estaban plantando minas antipersonales, cavando trincheras y
talando árboles para bloquear los caminos.
Numerosos civiles han huido ya, pero otros muchos aún
permanecen en la ciudad y podrían verse atrapados por el
combate entre las dos partes. Aún no es seguro que el ejército
paquistaní quiera correr ese riesgo.
La Cruz Roja, entre tanto, advirtió sobre el
empeoramiento de la crisis humanitaria en la región,
mientras que sus equipos se declararon incapaces de llegar a
las áreas más afectadas.
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