Reunión de Obama con los presidentes de Afganistán y
Pakistán
"Unidos por un enemigo común"
BBC World, 06/05/09
Las muertes y desplazamientos de civiles puede alienar a
grandes sectores de la población de estos dos gobiernos pro
occidentales.
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Los
vasallos Karzai y Zardari recibiendo órdenes
del Emperador de Washington |
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"Nos encontramos hoy como tres naciones soberanas
unidas por un objetivo común, desbaratar, desmantelar y
derrotar a la red al–Qaeda y a sus aliados
extremistas".
Con estas palabras resumió el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, su reunión con los mandatarios de
Pakistán y Afganistán, Asif Ali Zardari y Hamid Karzai,
respectivamente, a quienes ratificó el apoyo inquebrantable
de su gobierno.
Zardari declaró tras el encuentro con Obama que su país
iba a cumplir con las expectativas: "Los terroristas
serán vencidos por nuestra lucha conjunta. Yo, mi amigo el
presidente Karzai y Estados Unidos combatiremos ese cáncer,
esa amenaza".
El mandatario estadounidense también dijo que se hará
todo lo posible para evitar víctimas civiles en el
conflicto, luego de que el Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR) informara que bombardeos estadounidenses
ocurridos el martes habían dejado un saldo de decenas de
afganos muertos, incluyendo mujeres y niños.
"Esperamos poder trabajar juntos para reducir y, aún
mejor, evitar la posibilidad de que haya víctimas
civiles", afirmó por su parte Karzai.
Nueva estrategia
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton
–quien horas antes había lamentado las muertes de civiles
en la provincia afgana de Farah– señaló que "el
nivel de cooperación entre los gobiernos de ambos países
(Pakistán y Afganistán) está en aumento".
Sin embargo, no quiso dar más detalles hasta que
concluyan los dos días de negociaciones.
Según el corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos
Chirinos, en círculos diplomáticos se considera que la
reunión de este miércoles marca el lanzamiento oficial de
la nueva estrategia estadounidense hacia la región que
combina reformas políticas y desarrollo de las
instituciones con una firme acción militar.
Sólo faltaba organizar a los actores regionales, y sobre
todo superar las diferencias y las dudas que sobre su
capacidad había expresado recientemente la Casa Blanca,
agregó el corresponsal.
Pakistán contraataca
Días atrás, Clinton había acusado a Pakistán de
"abdicar" ante el Talibán por firmar un acuerdo
de paz con militantes islamistas en el valle de Swat.
En las últimas horas, mientras Zardari se encontraba en
Washington, el ejército paquistaní informaba de la muerte
de 60 de estos militantes en la región noroccidental del país.
Las tropas utilizaron fuego de artillería y ataques aéreos
con helicópteros contra posiciones del Talibán en los
distritos de Swat y Buner, de donde han huido decenas de
miles de personas.
Estados Unidos, por su parte, busca extender sus
operativos de bombardeo con aviones no tripulados de
Afganistán a las partes de Pakistán que no están
controladas por el gobierno de Islamabad.
El corresponsal diplomático de la BBC, Jonathan Marcus,
comenta que tanto Zardari como Karzai están temerosos de
que estos bombardeos aéreos resulten contraproducentes.
Las muertes y desplazamientos de civiles puede alienar a
grandes sectores de la población de estos dos gobiernos pro
occidentales y ese riesgo pone en entredicho la voluntad de
estos dos mandatarios para combatir seriamente elementos
extremistas en sus países.
¿“AfPak”?
Por Rafael Vilasanjuán
El Periódico, 09/05/09
En el diccionario, AfPak no significa nada. En la jerga
diplomática es la estrategia integrada para Afganistán y
Pakistán, que Obama ha puesto en escena recibiendo en la
Casa Blanca a los presidentes de estos países y que inicia
una nueva fase de la guerra.
La idea es que en esta zona del mundo, desde Irán a la línea
provisional que separa India de Pakistán en los valles de
Cachemira, se libra una sola batalla con diferentes frentes.
A diferencia de la guerra contra el terror que combatía a
los talibanes y a sus huéspedes de Al Qaeda en el interior
de las fronteras afganas, AfPak amplía el campo de batalla.
La expansión del islam radical es transfronteriza, de ahí
que el resultado, en los casi ocho años que la coalición
lleva persiguiendo “terroristas” en Afganistán, sea
desolador. La amenaza talibana no ha hecho más que crecer,
20.000 soldados más están en camino, mientras la población
permanece atrapada entre un Gobierno en Kabul al que
rechaza, unos radicales que controlan fuera de la capital y
un ejército ajeno, al que consideran tan peligroso como a
los talibanes.
Hay un cambio de estrategia, pero las dudas sobre su
eficacia aumentan y el acuerdo con los presidentes de estos
dos países no garantiza nada. Entre la población la
popularidad del Gobierno afgano es nula. Entre los
insurgentes, sean o no radicales, casi todos coinciden en
que el objetivo no es negociar con Karzai, sino derrocarle.
En cuanto a Pakistán, la nueva estrategia empieza a
definirse como la de la puerta giratoria, por la que se ve
salir a un presidente y entrar a otro, mientras sigue dando
vueltas.
Los bombardeos de esta semana, como en época de Bush han
vuelto a mutilar y matar a niños, mujeres y ancianos. A
pesar de las disculpas, en lo esencial el método no cambia.
Las guerras se acaban ganando en el corazón y la mente de
las personas que las padecen, por eso el principal problema
del proyecto AfPak es precisamente que no signifique nada. Y
no semánticamente, sino sobre el terreno.
En
momentos en que EEUU interviene en ambos países
Obama
con sus pares de Pakistán y Afganistán
Por
David Usborne
Desde
Washington
The
Independent / Página 12, 06/05/09
La
desestabilización de Pakistán y el creciente número de
muertos en Afganistán no podría haber llegado en un peor
momento para Barack Obama. Ayer demostró su preocupación
en una reunión trilateral con los presidentes Hamid Karzai,
de Afganistán, y Asif Ali Zardari, de Pakistán. Esta vez,
el mandatario esquivó las frases optimistas. “El camino
por delante será difícil, habrá más violencia y pasos
atrás, pero contamos con un compromiso duradero para
derrotar a Al Qaida y apoyar a los gobiernos democráticos
de Pakistán y Afganistán”, señaló en una conferencia
de prensa, al salir de la reunión en la Casa Blanca.
Obama
no pidió perdón por los ataques de las fuerzas
estadounidenses que ayer dejaron más de cien muertos en
Afganistán –como sí lo hizo su secretaria de Estado
Hillary, Clinton–, pero prometió que no volverá a
suceder. “Dejé claro que Estados Unidos trabajará con
nuestros socios de Afganistán, Pakistán y del mundo
haciendo todo lo posible para evitar bajas civiles”,
aseguró.
Ayer,
al mandatario norteamericano se lo vio serio, tenso. La
creciente violencia insurgente no es un problema más en la
larga lista de conflictos internacionales. Obama basa la
reputación de su liderazgo internacional en su estrategia
para contener y poner fin a la violencia que azota esa región.
En marzo pasado anunció su plan, en el que propone
enfrentar de manera coordinada la insurgencia en los dos países
asiáticos, y dispuso el despliegue de 21 mil soldados
estadounidenses como refuerzo.
Sentada
en el medio, entre el presidente afgano Hamid Karzai y su
par paquistaní Asif Ali Zardari, la secretaria de Estado
norteamericana, Hillary Clinton, pidió perdón por las
muertes de ayer, las cuales, según reconoció, sólo
alimentan el sentimiento antiestadounidense en esa
convulsionada región del mundo. “Lamentamos
profundamente, muy profundamente, sus pérdidas”, dijo la
funcionaria. “No conocemos todas las circunstancias ni las
causas que llevaron a los ataques, pero habrá una
investigación conjunta (...) de todas formas, la pérdida
de una vida inocente es innegablemente dolorosa.”
Mientras
que en los primeros días del gobierno de Obama el acento de
la estrategia para esa región estaba puesto en los
esfuerzos militares y la reconstrucción de Afganistán,
ahora el interés se habría redirigido hacia Pakistán, según
reconocieron ayer funcionarios de la Casa Blanca. El
imparable avance de los combatientes talibán de las últimas
semanas y la ruptura definitiva del alto el fuego que había
negociado el gobierno de Zardari con los jefes tribales en
la zona fronteriza con Afganistán, conocida como el Swat,
tienen al presidente Obama preocupado.
La
cumbre tripartita en Washington no resultará en soluciones
inmediatas, pero sellará una alianza entre Pakistán y
Afganistán para coordinar sus esfuerzos contrainsurgentes.
Los dos gobiernos firmaron un nuevo tratado de tránsito
fronterizo. “Nuestra amenaza es una amenaza común y las
responsabilidades son mutuas. Estoy aquí para asegurarles
que compartiré esta responsabilidad con ustedes”, les
dijo Karzai a Zardari y a Clinton en una conferencia de
prensa.
Por
su parte, el presidente paquistaní hizo hincapié en su
incondicional agradecimiento a la Casa Blanca y su apoyo.
Zardari no le hablaba sólo a Obama. El Congreso
norteamericano aún debe aprobar los 1500 millones de dólares
anuales que pidió Obama para ayudar con la estabilización
del país.
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