El país arrastra desde su creación varias lacras pendientes
Las otras guerras de Pakistán
Por Ángeles Espinosa
Corresponsal en Pakistán
El País, 22/05/09
Islamabad.– A menudo se ha acusado a los paquistaníes, y no solo a su
Gobierno, de relativizar el peligro que representa la
insurgencia talibán. Una encuesta del International
Republican Institute (IRI) publicada la semana pasada
confirma que para el 90% de ellos el terrorismo no es la
preocupación prioritaria. Aunque el sondeo se realizó
antes de la operación militar en Swat y el avance de los
extremistas desde ese distrito alarmó a todo Pakistán, la
mayoría de sus habitantes se siente mucho más amenazada
por la pobreza o el desempleo.
Para vencer a los talibanes, no basta con triunfar militarmente en Swat y en
el resto de la Provincia de la Frontera Noroccidental. Las
élites gobernantes deben plantearse acabar con varias de
las lacras que Pakistán arrastra de su creación en 1947 y
que no han hecho sino agravarse en los últimos años. Son
las otras guerras que este país de 170 millones de
habitantes, el sexto más poblado del planeta, tiene
pendientes.
La
pobreza (y el feudalismo)
Las cifras lo sitúan a la cola del índice de desarrollo humano de la ONU
(el 139 de 179 países, por detrás no solo de su archirival
India sino incluso de Bangladesh que se independizó de
Islamabad en 1971). Además la distribución de la riqueza
es de las más desiguales del mundo (un 10% de los paquistaníes
se lleva el 30% de los ingresos).
El Gobierno admite que un 33% de los habitantes vive por debajo de la línea
de pobreza (con menos de un euro diario, según el Banco
Mundial). Los economistas locales elevan ese porcentaje al
40%.
En el día a día eso se traduce en que un 40% de los paquistaníes no tiene
acceso a agua potable y un 50% carece de alcantarillado. Sus
índices de mortalidad infantil son los más altos del
Sureste Asiático. Contribuye a ello un sistema feudal que
tiene a la mitad de la población rural endeudada de por
vida con sus señores, lo que les impide beneficiarse de su
trabajo.
La inflación ha doblado el precio de los alimentos desde 2005.
Desesperadas, muchas familias abandonan a sus hijos. La
Fundación Edhi recoge entre cinco y seis recién nacidos
cada día en sus casas cuna.
Un sistema judicial indigno de tal nombre
En contra de la Constitución, no todo el mundo es igual ante la ley. Los
jueces trabajan para los terratenientes metidos a políticos
que los cooptan. Denunciar un robo de tierras, abusos o engaños
del tipo que sea supone enfangarse en los tribunales durante
décadas sin tener ninguna garantía de que al final triunfe
el Estado de derecho. De ahí el extendido apoyo a la sharía
(según el sondeo del IRI, el 80% aprobaba su implantación
en Swat y los distritos colindantes y el 56% respaldaría
que se extendiera al resto del país). La ley islámica se
percibe como un sistema de justicia rápido, ecuánime y
barato.
La
violencia y la impunidad
Los salteadores de caminos campan por sus respetos en grandes zonas del país.
La prensa local se hace a menudo eco de asaltos a autobuses
por hombres armados, incluso a plena luz del día y en las
autovías. En muchas ciudades, la gente tiene miedo de salir
después de la puesta de sol. Como en el caso de violaciones
o abusos sexuales, la policía se muestra impotente y los
responsables de los asaltos, a menudo protegidos por
poderosos patrones, quedan impunes en la mayoría de los
casos.
La
corrupción y las mafias
Los paquistaníes están hartos de tener que pagar bajo cuerda por los
servicios que el Estado les debe como ciudadanos. Desde la
obtención de cualquier documento hasta la admisión en un
hospital, pasando por un trabajo en la Administración, el
sistema solo funciona cuando se engrasa con un soborno. Además,
amplios sectores de la economía están en manos de mafias,
como la del transporte o la de la madera, que utilizan
bandas de matones para proteger sus intereses.
Analfabetismo
Apenas se invierte en educación un 2,5% del PIB (frente al 3% que
oficialmente dedica a Defensa). Mientras los hijos de las élites
se educan en las mejores universidades de Estados Unidos, el
país carece de un sistema público de enseñanza básica
decente. Solo dos de cada tres niños entre 5 y 9 años están
escolarizados, según UNICEF. Y la cifra se reduce en el
caso de las niñas (una de cada dos). De ellos, apenas el
56% acabará la primaria (un 35% en el caso de las niñas) y
sus conocimientos suelen ser mínimos.
Las escuelas son a menudo edificios cochambrosos, sin pupitres ni pizarra.
La mayoría de los padres no pueden pagar los materiales
escolares, ni ven el beneficio del esfuerzo cuando los
estudios no dan acceso a un sistema meritocrático que
permita avanzar socialmente. De ahí, el atractivo de las
madrazas (escuelas coránicas), que ofrecen educación y
alojamiento gratuitos. Aunque no todas sean cantera de
terroristas, su currículo fomenta una forma de pensar muy
cercana a la de los extremistas y su formación tampoco
prepara a los jóvenes para el mercado de trabajo.
El
sectarismo religioso
Aunque el país se creó como refugio para los musulmanes de la India, un 5%
de su población profesa otras religiones. Hindúes,
cristianos, sijs y pequeños grupos de parsis, ahmadis,
budistas e incluso animistas, sufren ataques esporádicos
por parte de extremistas islámicos. Incluso los chiíes,
que constituyen un 20% de los musulmanes paquistaníes (la
segunda comunidad más numerosa de esa rama del islam después
de la iraní) se ven reducidos a ciudadanos de segunda por
el ascenso de la ideología radical suní. Aunque en teoría
le ley protege a las minorías, no existen políticas
antidiscriminatorias.
La
insurgencia en Baluchistán
Los nacionalistas baluches llevan contestando el control de Islamabad desde
que su región fue incorporada por la fuerza a Pakistán en
1947. La discriminación económica y política ha alentado
varias revueltas de esa minoría étnica que constituye el
3,6% de la población. Consideran que el Gobierno central se
lleva las riquezas naturales (la zona contiene el 40% de las
reservas de gas natural del país) sin preocuparse de su
desarrollo. Con el regreso de los civiles al poder el año
pasado, se abrieron algunas vías de diálogo, pero el
reciente asesinato de tres de sus líderes, presumiblemente
a manos de los servicios secretos, ha vuelto a elevar las
tensiones y la popularidad de los grupos armados
separatistas como el Ejército de Liberación Baluche.
La ONU
pide ayuda urgente para los 1,7 millones de desplazados de
Pakistán
Naciones Unidas ha pedido hoy a la comunidad internacional ayuda urgente por
valor de 454,6 millones de dólares (324,7 millones de
euros) para los 1,7 millones de desplazados en Pakistán que
ha ocasionado la reciente ofensiva del Ejército contra los
talibanes en el valle de Swat.
"La escala de este desplazamiento es extraordinaria en volumen y
velocidad", y puede dar lugar a un problema humanitario
a largo plazo, ha dicho en un comunicado el coordinador en
funciones de la ONU en Pakistán, Martin Mogwanja.
Un total de 165 proyectos presentados por las organizaciones de ayuda y 52
agencias de la ONU requieren una financiación total de
543,1 millones de dólares (388,1 millones de euros), aunque
88,5 (63 en euros) han sido ya comprometidos o suministrados
para las acciones previstas.
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