Israel–EEUU
Sonrisas
distantes en la Casa Blanca
Por
Jim Lobe (*)
Inter
Press Service (IPS), 18/05/09
El
primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el presidente
estadounidense Barack Obama reafirmaron la "relación
especial" entre sus países, pero fueron incapaces de
reducir la distancia entre ambos en su primera cumbre, en
Washington.
Washington.–
Las diferencias fundamentales se refieren a sus
respectivas políticas sobre el conflicto palestino–israelí
y el desarrollo nuclear de Irán.
Obama
anunció en la oportunidad que estaría dispuesto a
establecer nuevas sanciones contra Irán a comienzos del año
próximo si sus esfuerzos diplomáticos para que el régimen
deje sin efecto su programa nuclear. Pero se negó a fijar
lo que denominó "un plazo arbitrario".
Poco
antes, funcionarios israelíes habían reclamado a Estados
Unidos por darle a Irán un ultimátum hasta comienzos de
octubre.
Obama
también insistió en la importancia de la solución de
"dos estados" para el conflicto entre Israel y
Palestina. Pero Netanyahu no llegó ni a pronunciar esa fórmula
en los 30 minutos en que compareció ante la prensa, luego
de su reunión con el presidente estadounidense en el Salón
Oval de la Casa Blanca. Esta solución, la más aceptada por
la comunidad internacional, implica la creación de un
estado palestino en Cisjordania y Gaza, territorios hoy
ocupados o sitiados por Israel.
"Mi
posición es menos de terminología y más de
sustancia", dijo Netanyahu, quien formuló, a
continuación, una serie de requisitos previos para
cualquier solución definitiva al conflicto.
"Si
los palestinos reconocen a Israel como el estado judío, si
combaten al terrorismo, si educan a sus hijos para la paz y
por un futuro mejor, pienso, entonces, que podríamos llegar
a una solución que permita a los dos pueblos vivir juntos
con paz y seguridad", afirmó.
Además,
aseguró estar dispuesto a "reanudar
negociaciones" con los palestinos "tan rápidamente
como sea posible".
Netanyahu
también se negó a responder a los llamados explícitos de
Washington a detener la actividad de los asentamientos judíos
en territorios ocupados y a atender la crisis humanitaria en
Gaza, área sometida a un riguroso bloqueo por parte de
Israel y Egipto.
El
sitio ha impedido la reconstrucción del territorio costero,
sometido a tres semanas de intenso bombardeo israelí en
diciembre y enero.
"Israel
deberá tomar algunos pasos difíciles", dijo Obama.
Según el mandatario estadounidense, los dos esquemas para
las negociaciones de paz vigentes ––la "hoja de
ruta" fijada por la comunidad internacional y el de
Annapolis, patrocinado por Washington–– implican la
obligación de "hacer avances" en materia de
asentamientos.
"Los
asentamientos deben detenerse para que podamos
avanzar", dijo Obama, sentado junto a Netanyahu, ante
la prensa.
Estados
Unidos pretende ser un "socio fuerte" en el
proceso de paz, pero "el pueblo de Gaza no tiene
esperanza, no consigue ni siquiera agua limpia y el cierre
de fronteras es tan estricto que vuelve imposible cualquier
esfuerzo humanitario y por la reconstrucción", agregó.
"Esto
no es una buena receta para la seguridad de Israel en el
largo plazo ni un camino constructivo hacia la paz", se
lamentó.
Sin
embargo, Obama consideró que sus conversaciones de este
lunes con Netanyahu habían sido "extraordinariamente
productivas".
El
reconocimiento explícito de la solución de "dos
estados" como prioridad de la política exterior
estadounidense marca una diferencia tajante con el gobierno
precedente, encabezado por George W. Bush (2001–2009).
Para
Obama y su equipo, ese principio es clave para alcanzar la
meta más ambiciosa de estabilizar lo que en Washington se
denomina el "Gran Medio Oriente", que incluye
Afganistán y Pakistán, y para derrotar a la red extremista
Al Qaeda y a sus aliados.
Ideas
similares había formulado la semana pasada, en la primera
visita de un líder árabe a la Casa Blanca, el rey Abdullah,
de Jordania, único país del área junto con Egipto que
firmó la paz y estableció relaciones diplomáticas con
Israel.
Y se
prevé que lo mismo suceda con dos visitantes que aguarda
Obama para la semana próxima: el presidente de la Autoridad
Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y el de Egipto, Hosni
Mubarak.
Pero
la determinación del presidente estadounidense y de sus
pares árabes para impulsar la solución de "dos
estados" choca con la agenda del flamante gobierno
derechista de Netanyahu, que también prioriza un freno
radical a las ambiciones nucleares iraníes, incluso por
medios militares.
Según
altos funcionarios de la inteligencia israelí, Irán sería
capaz de construir sus propias armas nucleares a fines de
este año.
De
hecho, Netanyahu y sus aliados en el ala neoconservadora de
la política estadounidense ––a quienes se engloba en el
llamado "lobby israelí"–– advierten que no se
puede exigir al estado judío avanzar en el proceso de paz
mientras afronta la "amenaza existencial" de un Irán
nuclear.
En
ese sentido, alertan que Teherán apoya al Movimiento de
Resistencia Islámica (Hamás), que controla Gaza pro las
armas, y el Partido de Dios (Hezbolá) en Líbano.
Hasta
que no se ponga fin a tal "amenaza", aseguran, no
podrán alcanzarse avances en el frente palestino.
Pero
Obama rechazó tal tesis este lunes. Al tiempo que reconoció
las "legítimas preocupaciones" de Israel acerca
de Irán, sostuvo: "Si existe un vínculo entre Irán y
el proceso de paz palestino–israelí, creo que, en
realidad, va en el sentido contrario" al que advierten
Netanyahu y los neoconservadores.
"Podemos
hacer la paz entre palestinos e israelíes. Realmente creo
que eso nos fortalece en la comunidad internacional para
lidiar con la potencial amenaza iraní", declaró.
El
hecho de que la reunión en la Sala Oval se prolongara una
hora más de lo previsto sugiere que se fracasó en el
intento de alcanzar acuerdos en las cuestiones más
conflictivas, según el ex embajador de Estados Unidos en
Israel Samuel Lewis.
Otra
señal de fracaso fue la inexistencia de una declaración
conjunta, agregó el diplomático retirado.
(*)Con
aportes de Ali Gharib, también desde Washington.
Otro
operativo genocida
Territorios
ocupados por desechos
Por
Mel Frykberg
IPS
/ IFEJ (*), mayo 2009
Ramalah.–
Israel arroja desechos, incluidos los peligrosos, en el
territorio palestino de Cisjordania, cuya población no está
en condiciones de protestar.
El
estado judío lo hace "desde hace años, como una
alternativa más barata y fácil que procesar esos desechos
peligrosos en su territorio, en sitios adecuados para su
manejo", dijo a este cronista el subdirector de la
Autoridad Ambiental Palestina, Jamil Mtoor.
Shuqbah,
una aldea de 5.000 habitantes, se ubica cerca de la "línea
verde" que separa Palestina de Israel, y no está lejos
tampoco de Ramalah, donde tiene su sede la Autoridad
Nacional Palestina (ANP), que controla Cisjordania.
Empresas
israelíes han estado usando las tierras de un intermediario
palestino en esa aldea para volcar basura a apenas 30 dólares
la tonelada, mucho más barato que arrojarla en vertederos
israelíes.
"Firmas
israelíes han vertido residuos sólidos y peligrosos allí
durante años. La posterior quema de desechos tóxicos
incluye elementos como las emisiones carcinógenas de las
películas de rayos X. Esto afecta a la población. Muchos
sufren asma y enfermedades relacionadas", dijo Mtoor a
este periodista.
Antes,
los israelíes enterraban los esqueletos de miles de pollos
que habían sufrido gripe aviar cerca de Naplusa, en el
norte de Cisjordania, señaló Mtoor.
En
el sur de ese territorio, en Hebrón, la Autoridad Ambiental
Palestina también descubrió 500 barriles de insecticida.
De nuevo, fue un intermediario palestino el que aceptó esos
desechos en su propiedad a cambio de una paga.
La
ANP ha arrestado a los involucrados y demandó ante la
justicia a varios de ellos, pero condenar a palestinos que
cooperan con los contaminantes israelíes es muy difícil.
"Los
israelíes se aprovechan de personas muy pobres con familias
grandes que mantener, con fuentes de ingreso limitadas y
desolados por el elevado desempleo", dijo Mtoor.
Israel
ejerce un control total sobre más de 40 por ciento de
Cisjordania. El territorio está dividido en las áreas A, B
y C. Solamente la A está bajo control absoluto de la ANP.
La B está bajo jurisdicción israelí y, aunque limitada,
también palestina. La C está totalmente controlada por
Israel.
"Muchos
de los intermediarios palestinos están protegidos por los
israelíes. Si queremos perseguirlos debemos obtener de
Israel los permisos para ingresar a las áreas B y C, y a
menudo no se nos autoriza o el trámite se prolonga
demasiado", dijo Mtoor.
"Además,
es difícil controlar los numerosos vertederos que usa
Israel, porque la basura se arroja tanto abierta como
encubiertamente, a veces de noche. Los sitios varían, y
luego los israelíes los ocultan", agregó.
Los
habitantes de los asentamientos judíos ilegales en
Cisjordania suelen arrojar sus residuos y descargar sus
aguas servidas en ríos y otras fuentes de agua.
El
Instituto de Investigación Aplicada de Jerusalén alertó
que "las aguas servidas de los asentamientos no se
restringen a los efluentes domésticos, sino que incluyen
pesticidas, asbesto, baterías, cemento y aluminio, que
contienen compuestos carcinógenos y peligrosos".
Israel
explota aproximadamente 87 por ciento del acuífero de
Cisjordania. Unos 2,5 millones de palestinos sobreviven con
el resto, lo cual supone una amenaza para la salud de las
dos naciones.
"Los
colonos judíos consumen hasta 200 litros de agua diarios
por persona, mientras que los palestinos de Cisjordania
sobreviven con entre 30 y 60 litros", dijo Mtoor.
La
organización ambientalista israelí, palestina y jordana
Amigos de la Tierra Medio Oriente publicó hace varios años
una investigación titulada "A Seeping Time Bomb,
Pollution of the Mountain Aquifer by Solid Waste"
("Una bomba de tiempo que se filtra: La contaminación
del acuífero de la montaña con desechos sólidos").
Según
el estudio, la eliminación no sostenible de residuos sólidos
tuvo como consecuencia la filtración en el agua subterránea
de sustancias tóxicas como cloruros, arsénico y metales
pesados como cadmio, mercurio y plomo.
"La
amenaza para el agua potable continúa hasta ahora",
dijo a este periodista la portavoz de Amigos de la Tierra,
Miri Epstein.
Las
empresas israelíes que fabrican productos potencialmente
peligrosos se instalan en territorios palestinos para evitar
las estrictas leyes ambientales que controlan las
operaciones en territorio del estado judío.
La
justicia israelí clausuró en 1985 las operaciones de la
compañía israelí de pesticidas Geshuri en la central
ciudad de Kfar Sava, por una demanda de residentes que la
acusaron de dañar su salud. Pero la firma se trasladó a
Tulkarem, en el nororiente de Cisjordania.
Para
paliar la situación, el gobierno alemán construyó una
planta de eliminación de desechos sólidos cerca de Ramalah,
y el Banco Mundial y la Comisión Europea, rama ejecutiva de
la Unión Europea, construyó un vertedero de cerca de Jenin,
en el norte de Cisjordania.
"Contamos
con la comprensión de la comunidad internacional, pero la
situación no se resolverá hasta que haya una solución política
al prolongado conflicto palestino–israelí", dijo
Mtoor.
El
Comité Israelí Palestino de Expertos Ambientales, creado
bajo los Acuerdos de Oslo (1993), no se reúne desde 1999.
Cualquier coordinación en materia de deposición de
desechos sólidos es específica y aislada.
Ahora
Gaza afronta un desastre ambiental tras la devastadora
ofensiva militar israelí que acabó con 1.400 vidas e hirió
a más de 5.000 personas entre el 27 de diciembre y el 17 de
enero.
"La
situación ambiental en la franja de Gaza es extremadamente
seria. Nuestra prioridad es investigar los desafíos en la
materia y establecer las prioridades de rehabilitación",
dijo a este cronista Achim Steiner, subsecretario general de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y director
ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
Steiner
visitó recientemente Gaza y Cisjordania, y evaluó entonces
junto con funcionarios palestinos y personal de la ONU la
situación en los dos territorios palestinos.
Este
mes, el PNUD enviará un equipo de ocho expertos a Gaza para
examinar, entre otras cosas, las secuelas ambientales del
uso por parte de Israel de armas ilegales como fósforo
blanco.
El
equipo está integrado por expertos en manejo hídrico y de
aguas servidas, control de asbesto y residuos peligrosos,
evaluación ambiental costera y marina, y evaluación
institucional y económica.
"La
situación ya era seria antes de la guerra, debido a la
inadecuada infraestructura de Gaza y a la falta de reparación
de las plantas de tratamiento de desechos y de agua",
señaló Steiner. Y ahora es mucho peor.
El
embargo de Israel bloqueó el suministro de material de
construcción necesario para reparar la devastada
infraestructura de Gaza, y de suficiente combustible como
para hacer funcionar las plantas de tratamiento del agua y
de los residuos.
"Los
desechos peligrosos y hospitalarios yacen sin tratar. Aguas
servidas, también sin tratar, fueron bombeadas al mar y
alcanzaron las napas subterráneas y el suministro de agua
potable, creando una amenaza sanitaria", dijo Steiner.
El
ejército israelí tiene más de 600 puestos de control y
controles carreteros en toda Cisjordania, lo que obstaculiza
el tránsito de camiones cisterna que transportan aguas
residuales de pueblos y aldeas.
Por
esto, "los palestinos no tienen suficiente acceso a
vertederos o la capacidad de tratar los residuos
adecuadamente", destacó Steiner.
(*)
Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter
Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación
Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de
Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (www.complusalliance.org).
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