Elecciones en Irán
¿Con quién dialogará Obama?
Por Nazanín Amirian (*)
Kaos en la Red, 05/06/09
“Fue
durante el mandato de Musavi (primer ministro de 1981 a
1989) cuando la totalidad de partidos y organizaciones políticas,
sindicatos, organizaciones feministas, etc. fueron
perseguidos, sus miembros detenidos, torturados y
ejecutados. Se trata de la mataza más grande de la historia
contemporánea de Irán... Housein Musavi, hoy disfrazado de
demócrata, en su campaña, mientras guarda el silencio
sobre las aplicación de leyes bárbaras como la lapidación
o talión.”
Tanto el presidente Obama como Ahmadineyad han pospuesto las conversaciones
de alto nivel para después de las elecciones presidenciales
del 12 de junio de Irán.
Éste día, y como si de una democracia se tratara, los iraníes elegirán
entre los candidatos que han cumplido tres principales
requisitos: ser varón, chiita y fiel al líder espiritual,
quedando fuera las mujeres, las minorías religiosas, los no
creyentes, los no practicantes y la totalidad de los
partidos políticos, que operan, con escasa o nula capacidad
de movilizar a los ciudadanos a causa de la durísima
represión continuada, desde la clandestinidad y exilio.
Por lo que los candidatos son representantes de distintas facciones o
familias de la República Islámica que concurren para
hacerse con el sillón presidencial, en el que ha sentado
seis hombres desde su fundación en 1979: El primero se
exilió, el segundo murió en un atentado, y los tres
siguientes repitieron mandato consecutivamente. Mahmud
Ahmadineyad luchará para no ser el primer presidente
desbancado tras su primer ejercicio.
En esta peculiar teocracia, que contiene elementos de sistemas
representativos, la institución de Welayat.e Faghih (“Gobierno
Religioso”), encarnada hoy en Alí Jamenei, concentra los
principales poder del Estado: tiene la facultad de vetar las
decisiones de los órganos electos, es comandante de las
fuerzas armadas y diseñador de la política exterior e
interior. Lo que ha suscitado ya críticas abiertas en el
seno y periferia del mismo régimen que lo comparan los
poderes absolutos del Sha.
En tal república sin ciudadanos y una vez que los reformistas y su
“democracia religiosa” desaparecieran del mapa –por su
traición a sus promesas electorales de instaurar las
libertades políticas–, la batalla se libra entre los
islamistas militares, liderados por Mahmud Ahmadineyad, y
amplios sectores de la sociedad, encabezados por Hosein
Musavi, que ha conseguido aglutinarlos bajo el lema de “no
más Ahmadineyad”.
El actual presidente cuenta con el apoyo del propio Jameneí, de los
aldeanos –a golpe de repartirles directamente billetes de
dinero y sacos de arroz en los actos electorales–, los
principales medios de comunicación y las fuerzas armadas
–que a pesar de la prohibición constitucional, han
advertido que “intervendrán” en las elecciones “para
impedir que el país caigan en manos enemigas”,
reconociendo abiertamente la corrupción institucionalizado
en torno a miles de millones de dólares de los ingresos
provenientes de la venta del petróleo–.
Prisionero de su promesa de mejorar la vida de los menos favorecidos
Ahmadineyad no podía terminar peor su mandato. Una inflación
de 29% y una tasa del desempleo,del 34% (un 40% son
licenciados ) sin contar las mujeres que buscan trabajo, y
un 25% de la población por debajo de la línea de la
pobreza, según el ministro de Bienestar. Lo cual muestra cómo
el aún presidente había aparcado aquella promesa
electoral, mientras hacía de la causa palestina y del
programa nuclear, su sello de identidad.
Para Keyhan, uno de los diarios oficiales, que le advertía que él
era el presidente de Irán y no de Palestina, se trataba en
realidad de una cortina de humo. Además, las decisiones
sobre el programa nuclear son competencia del Consejo de
Conveniencia, otro órgano no electo, presidido por el
omnipresente Hashemí Rafsanyani, el eterno hombre del régimen,
quien ha brindado su apoyo a Musavi.
Arquitecto de aspecto afable, azerbaijano (la minoría étnica más grande y
poderosa del país) y el Primer Ministro durante la guerra
con Irak (1981– 1989) Musavi tiene en su currículum el
haber gestionado con éxito una economía de guerra, y también
haber ejecutado la orden de la matanza de miles de presos
políticos.
Fue durante su mandato cuando la totalidad de partidos y organizaciones políticas,
sindicatos, organizaciones feministas, etc. fueron
perseguidos, sus miembros –miles de ellos jóvenes
estudiantes de institutos y universidades–, detenidos ,
torturados y ejecutados.
Se trata de la matanza más grande de la historia contemporánea de Irán.
Entre las víctimas, unos 53 miembros del comité ejecutivo
del partido comunista, Tudeh, de los cuales 4 habían pasado
25 años de su vida en las prisiones del Sha. Poetas,
escritores, profesores de universidad, profesionales de
medicina, decenas de militares (entre ellos el comandante en
jefe de las fuerzas marinas de Irán, General Afzali,
acusado de pertenecer al Partido Comunista), los principales
representantes de las minorías religiosas en el parlamento
(todos de izquierda), fueron ejecutados tras sufrir
inimaginables torturas físicas y psicológicas (como ser
forzados a dispararles el tiro de gracia a sus compañeros).
Las reivindicaciones de las minorías étnicas, que componen alrededor del
60% de la población del país, por una autonomía
administrativa, fueron duramente aplastadas, y cientos de
kurdos y turcomanas fueron ahorcados en las plazas publicas.
La magnitud de la represión política, religiosa, étnica y
de genero del régimen islamista obligó a unas 4 millones
de personas a tomar el rumbo de exilio, en el que ha sido el
mayor éxodo de iraníes de toda su historia. .
Hosein Musavi, hoy disfrazado de demócrata, en su campaña, mientras guarda
el silencio sobre las aplicación de leyes bárbaras como la
lapidación o talión, así como al aumento del numero de
ejecuciones en los últimos años que han convirtiendo a Irán
en el primer país del mundo en numero de ejecuciones (en
proporción a su población), responsabiliza a Ahmadineyad
de las sanciones impuestos por el Consejo de Seguridad, de
la grave situación económica del país, de proyectar una
imagen negativa de Irán en exterior, y aplastar la libertad
de prensa, prohibiendo unas 84 publicaciones.
La última fue justamente el diario Yas.e nou, que tomaba partido en
favor de Musavi. Duró sólo un día. Su electorado teme una
posible manipulación de votos, que serán depositados en
unas urnas hechas de madera, sin presencia de controladores
y observadores.
Callejón
sin salida
Más allá de quien gane las elecciones, la futura relación entre
Washington y Teherán, se decidirá en Tel Aviv, que de
paso, estos días ha organizado la mayor maniobra militar de
su historia, mirando a Irán. “Si nosotros no erradicamos
la amenaza irani, nadie lo hará”, advirtió Netanyahu
tras su encuentro con Obama.
Pues, la Casa Blanca no sólo había reconocido la colaboración de los
ayatolás en la caída de Saddam Husein , en el
derrocamiento de los Taliban, y en la formación de sus
actuales gobiernos, en la ayuda que está prestando
actualmente al permitir el tránsito de los convoys de la
OTAN (aunque con bandera alemana) por las carreteras iraníes,
abasteciendo las necesidades de las ropas en Afganistán,
además es consciente de que la solución de los conflictos
de la región puede pasar por Irán.
Desde Israel, un acercamiento entre dichos países, es interpretado como un
reconocimiento oficial del nuevo equilibrio de fuerzas en
Oriente Medio, que es en favor de los persas y en perjuicio
tanto de los judíos como de los países árabes.
La divergencia entre Washington y Tel Aviv, que comparten la idea de impedir
de que Teherán adquiera la capacidad nuclear militar, gira
en torno a la propuesta de Obama de ceder en cuestión
palestina para, en cambio, ganar en la iraní de forma pacífica.
Pero, los israelíes lo quieren todo. Siguen contruyendo
asentamientos en territorios palestinos, fuerzan al
presidente Obama a tomar la decisión final en el “caso
iraní”, a la vez que planean ponerlo ante hechos
consumados.
Es así como la pregunta de “¿Cuál es peor: un Irán nuclear en el
futuro, o una guerra con Irán ahora?”, dependerá de quién
la responda. Por el momento, EEUU considera que convivir con
un Irán nuclear es un mal menor, ya que sabe, al igual que
los israelíes, –los únicos de Oriente Medio con bomba atómica–,
que los iraníes necesitarán unos cuantos años para
fabricar su primera bomba, por lo que, de momento, resiste a
las tentaciones hebreas.
Visto lo que sucede, la pregunta será ¿negociará Obama con Irán?
(*) Nazanín Amirian es una escritora iraní actualmente radicada en
Barcelona. Graduada en Ciencias Políticas, entre sus
publicaciones en castellano podemos mencionar "Cuentos
Persas" (1997), "El cuentacuentos persa"
(2000), "Al gusto persa" (2003), "Los kurdos.
Kurdistán, un país inexistente" (2005). Es también
traductora de Omar Khayam y otros grandes poetas persas.
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