Entrevista a Mohamed Hassan (*)
Afganistán–Pakistán, el agujero
negro del Imperio
Por
Grégoire Lalieu y Michel Collon
L’Info
décodée, 24/06/09
www.michelcollon.info
Traducido por Beatriz Morales Bastos para Investig'Action
Por qué fue Bush a Afganistán.
Por qué va también Obama. Las rutas del gas y del petróleo.
Causas del ascenso de los talibán y del desmoronamiento de
Karzai. Quién se beneficia de opio. Por qué el vecino
Pakistán correo peligro de estallar.
¿Es posible ganar la guerra en Afganistán? No,
responden los expertos. Sin embargo, la OTAN sigue adelante
con sus esfuerzos para acabar con los talibán y Pakistán
es quien se inflama. ¿Cuáles son las verdaderas razones de
esta guerra? ¿ Sumirán los objetivos hegemónicos de
Estados Unidos a la región en el caos? En este nuevo capítulo
de nuestra serie “Comprender el mundo musulmán”
Mohamed Hassan responde a estas preguntas. Y nos explica por
qué al pueblo de Pakistán le corresponde salvar a su país
de una posible desaparición …
En 2001 Estados Unidos emprendió la operación «Enduring
Freedom» [“Libertad Duradera”] en Afganistán porque,
según él, los talibán se negaban a entregar a Osama ben
Laden. Siete años después nadie habla del enemigo público
número uno. ¿Cuáles son hoy las razones de esta guerra?
En primer lugar hay que tener en cuenta que los talibán
no tienen nada que ver con Osama ben Laden. Al ser expulsado
de Arabia Saudí, Ben Laden encontró refugio en Sudán en
1996. Entonces los saudíes presionaron a ese país para que
expulsara al célebre terrorista. Es entonces cuando ben
Laden vino a Afganistán. Pero los atentados del 11 de
septiembre no tenían ninguna relación con este país. La
única reacción de los talibán cuando Washington reclamó
a ben Laden fue: «Si ustedes quieren que ben Laden sea
juzgado, dennos las pruebas y déjennos juzgarlo con un
tribunal islámico en cualquier país musulmán». De hecho,
los neoconservadores de la administración Bush utilizaron
sobre todo este trágico acontecimiento como coartada.
¿Con qué intención?
Tres obras principales nos permiten comprender la visión
de Estados Unidos. En primer lugar, El final de la historia,
de Francis Fukuyama. Éste pretendía que la historia de la
humanidad había llegado al final con el desmoronamiento de
la Unión Soviética y el dominio de la democracia liberal.
A continuación, El choque de las civilizaciones, de Samuel
Huntington, según el cual la historia no dependería de la
lucha de clases sino más bien de un conflicto entre
civilizaciones. Huntington, pues, dividió el mundo entre
estas diferentes civilizaciones y decretó que la más
agresiva era la islámica. La última obra (“El gran
tablero de ajedréz”) de Zbigniew Brzezinski, considera
que la única potencia del siglo XXI será la que domine
Eurasia. En efecto, la mayoría de la humanidad vive en esta
zona y la actividad económica en ella será más
importante.
Volvamos ahora al final de la administración Clinton. El
año 1997 estuvo marcado por una grave crisis económica:
con el estallido de la burbuja financiera en Asia se
desmoronó el NASDAQ. Así pues, cuando los neoconservadores
desembarcaron en la Casa Blanca con Georges W. Bush en 2001
la situación económica no era brillante. A pesar de ello,
expusieron su objetivo muy claramente: nadie debe ser capaz
de rivalizar con Estados Unidos. Para lograrlo la nueva
administración trataba de controlar el mundo controlando
los recursos más importantes, principalmente el gas y el
petróleo.
Bajo la influencia de Brzezinski Clinton quería en
primer lugar dominar Europa ampliando la OTAN y, a
continuación, ganar Asia Central. Pero los neoconservadores
dijeron: «No, no tenemos tiempo para eso. Dada esta crisis,
debemos crear y controlar el Gran Oriente Medio para
disponer de petróleo». Se aprecia un cambio en el discurso
de Bush tras los atentados del 11 de septiembre cuando dice:
«Estáis con nosotros o contra de nosotros». Con su
concepción del Eje del Mal quería extender la guerra.
Así pues, la guerra de Afganistán (que por primera vez
en la historia fue planificada por la CIA sin la colaboración
del Pentágono) sólo fue un pretexto para entrenar a las
tropas estadounidenses y darles la experiencia necesaria
para atacar después a Iraq. Hay que saber que el
derrocamiento de Sadam Husein se planificó mucho antes de
los atentados del 11 de septiembre.
Obama quiere encarnar el cambio. ¿Por qué concentra
los esfuerzos militares en Afganistán en vez de en Iraq?
En primer lugar, la guerra de Iraq suscitó unas
dificultades que no estaban no previstas. El gobierno
estadounidenses pensaba que era el objetivo más fácil
porque Sadam Husein no disponía de un gran ejército y una
gran parte de la población iraquí detestaba su régimen.
Estados Unidos tardó varios días, del 20 de marzo al 10 de
abril de 2003, en tomar Bagdad. Después únicamente
protegieron la industria del petróleo y dejaron que todo lo
demás explotara. El gobernador de Iraq Paul Bremer destruyó
las bases del anterior régimen iraquí, desmovilizó a la
policía y la estructura del ejército. En aquel momento la
resistencia aumentó y también el coste de la ocupación
estadounidense: ¡ocho mil millones de dólares al mes (a
los que hay que añadir 1.500 millones más para Afganistán)!.
Durante ocho años la administración neoconservadora gastó
todo su dinero en esta guerra sin resultado alguno: no
lograron ni pacificar el país ni crear el gobierno que ella
quería ni obtener una base popular ni controlar el petróleo.
Cuando la resistencia iraquí reveló la debilidad del
imperialismo estadounidense y su incapacidad para ganar el
conflicto el pueblo estadounidense se volvió más atento en
el plano político. Así pues, la falta de apoyo de la opinión
pública a esta guerra empujó a Obama a este cambio. Tanto
más cuanto que en el escenario internacional esta guerra no
contaba con unanimidad: Francia, Alemania y otros países se
negaron a partir a Iraq. En resumen, la decisión de Obama
es también un medio de mantener la alianza de la OTAN. Pero
una derrota en Afganistán podría marcar el final de ésta.
Los talibán no siempre fueron enemigos de Estados
Unidos. La ex–secretaria de Estado Madeleine Albright había
saludado su llegada al poder en 1996 como un «paso positivo».
Incluso parece que se fomentó este paso, algo que la
ex–ministra paquistaní Benazir Bhutto resumía de la
siguiente manera: «La idea era inglesa, la financiación
saudí, la supervisión paquistaní y el armamento
estadounidense».
A finales de los setenta los soviéticos vinieron a
Afganistán para apoyar al gobierno revolucionario amenazado
por combates internos. Brzezinski, consejero del presidente
Carter, se propuso hacer de Afganistán el Vietnam de los
soviéticos para atestar así un golpe fatal a la influencia
del socialismo en la región. Por lo tanto, para luchar
contra la Unión Soviética y el gobierno revolucionario de
Afganistán Estados Unidos y Arabia Saudí apoyaron a los
muyaidines por medio de Pakistán. Cuando el ejército rojo
abandonó Afganistán en 1989 Estados Unidos sabía que los
soviéticos pasarían por una grave crisis. Una vez logrado
su objetivo, Estados Unidos se lavó las manos y abandonó
la región, que quedó sumida en el caos. De hecho, Estados
Unidos utilizó a los muyaidines como un preservativo: los
“tiraron” cuando ya no le servían de nada. ¿Quién
sufrió con ello? Los pueblos de Afganistán y de Pakistán.
En efecto, cuando los servicios secretos paquistaníes
apoyaron a los muyaidines para luchar contra los comunistas
no unificaron este movimiento sino que apoyaron a cada señor
de la guerra por separado. Una vez que Estados Unidos se fue
los señores de la guerra afganos se enfrentaron entre sí.
El país quedó completamente destruido por esta guerra
civil. Millones de refugiados huyeron a Pakistán, que
entonces estaba también afectado por una grave crisis ya
que su economía declinó con la llegada de muchos afganos y
barones de la droga.
En este contexto aparecieron los talibán, estudiantes
surgidos de la generación más joven de estos refugiados.
Su llegada al poder ofrecía a Estados Unidos y a Pakistán
una oportunidad. Pero estos tres actores tenían, de hecho,
intereses muy diferentes.
¿Es decir?
Cuando los países de Asia Central se hicieron
independientes Pakistán se dio cuenta de que su principal
enemigo, India, era fuerte, mientras que él mismo se
encontraba en una posición delicada. Para desarrollarse
económicamente y competir con India, la burguesía
paquistaní decidió utilizar Afganistán como puerta de
acceso a los mercados de Asia Central. Favoreció, pues, el
acceso al poder de los talibán en Afganistán.
El interés de Estados Unidos era controlar y dominar las
riquezas de Asia Central. La compañía petrolífera
estadounidense Unocal quería construir un oleoducto en la
región. Pero para ello era necesario pacificar Afganistán.
Por último, el interés de los talibán era pacificar el
país e instaurar una revolución islámica, lo que iba en
contra de los intereses de Arabia Saudí, que deseaba
exportar la ideología islámica a Asia Central para
debilitar a Rusia y controlar el gas en esta región.
Entonces, apoyados por potencias extranjeras los talibán
lucharon contra los señores de la guerra y tomaron el
poder. El pueblo afgano quería la paz. Los talibán fueron
bien recibidos.
Finalmente, este plan no funcionó: Estados Unidos no
logró pacificar la región, Pakistán no pudo abrirse un
acceso al mercado de Asia Central y los talibán fueron
derrocados. ¿Por qué?
Afganistán está formado por diferentes grupos étnicos.
El más representado es el los pastunes, casi el 50% de la
población. A continuación, los tayikos, los hazaras y los
kazakos en torno a los cuales se articula la rivalidad entre
los señores de la guerra. Por último, hay otras minorías.
Los talibán son pastunes. ¡Un rasgo característico de
este grupo es que son muy independientes! Estados Unidos y
Pakistán querían utilizarlos como mercenarios, pero los
talibán tenían su propia visión de las cosas. Además,
los pastunes no recocían la frontera que separa Afganistán
y Pakistán.
¿Por qué?
Volvamos al siglo XIX cuando India era la joya de la
corona del Imperio Británico, que se interponía en la
expansión de Rusia por Asia Central. Los británicos
deseaban utilizar a Afganistán para proteger su colonia.
Esto acabó en tres guerras anglo–afganas. Nos interesa
particularmente el resultado de la segunda: en 1893 el
gobernador de India Sir Durand trazó una línea en el
territorio pastún para proteger su colonia creando una zona
tapón entre Afganistán y la India británica. Por eso
muchos pastunes no reconocen la existencia de Pakistán.
Cuando este país se hizo independiente, ¡el único miembro
que votó en contra de su entrada en Naciones Unidas fue
Afganistán!
Por lo tanto, estaba claro que cuando los talibán
hubieran tomado el poder no se iban a someter a estos
intereses extranjeros. En mayo de 2001, seis meses antes del
ataque al World Trade Center, Washington concedía sin
lograr resultado alguno una subvención de 43 millones de dólares
al régimen talibán en el marco del proyecto del oleoducto
de Unocal. Pero con el 11 de septiembre todo el programa se
vino a abajo.
Las fuerzas de la colación derrocaron fácilmente al
régimen talibán, pero no lograron hacerse con el control
del país, ¿por qué?
En primer lugar, los pastunes no reconocen al actual
gobierno de Afganistán. Cuando los talibán fueron
derrocados, Estados Unidos puso a Hamid Karzai como
presidente. Karzai, que había trabajado para Unocal, es
pastún, pero no tiene base social en Afganistán. De hecho,
los pastunes, primer grupo étnico del país, no están
verdaderamente representados en este gobierno. Lo único que
hay son algunos títeres de Washington que no tienen
legitimidad alguna para la población. Al principio Estados
Unidos hizo lo posible por comprar a pastunes
representativos para que participaran en el gobierno, pero
estos tomaron el dinero y se largaron: como he dicho antes,
¡los pastunes son muy independientes!
En segundo lugar, los señores de la guerra presentes en
el gobierno trabajan cada uno de ellos en su propio interés.
No pagan impuestos al gobierno central, pero se apropian de
las riquezas. Cada ministerio es el ministerio independiente
de un señor de la guerra. Una situación caótica que
paraliza al gobierno.
En tercer lugar, los señores de la guerra no confían en
los pastunes. Creen que si estos adquieren la mayoría en el
gobierno impondrán su visión. En resumen, es un gobierno
en el que todos están contra todos. ¡No funciona en
absoluto ninguna de las ideas que occidente se había hecho!
Por último, también podemos decir que las fuerzas de la
OTAN bombardeando a campesinos en sus campos, en las
mezquitas, en bodas o funerales, etc., no ayudan a Hamid
Karzai en su trabajo. La inmensa mayoría de la población
considera al actual gobierno un instrumento del agresor.
Todos estos asesinatos han creado un levantamiento popular y
han unificado la resistencia de los talibán.
A consecuencia de esta guerra ha aumentado la producción
de opio: más de un 3.000% desde la caída de los talibán.
El departamento de Estado estadounidense ha acusado a los
talibán de utilizar la droga para financiar la
resistencia…
El opio es un producto químico que procede de la
amapola. Cuando la flor de la amapola eclosiona, se corta,
se colecta la leche que se desprende de ella y se vende. Es
lo que hacen los campesinos afganos. A continuación,
algunos secan esa leche y la trabajan en una máquina añadiéndole
productos químicos para obtener finalmente opio. Para
producir esta droga se necesita un laboratorio y
conocimientos químicos. No creo que todos campesinos
afganos tengan un título de químicos. De ser así, ¡Afganistán
sería un país muy desarrollado!
Para sacar dinero del tráfico de opio también se
necesita una cierta logística para poder llevar el producto
a occidente. Los talibán no tienen nada de todo eso. De
hecho, el opio proviene de los señores de la guerra, con la
ayuda de la CIA. La mayoría de las veces esta droga
proviene de los servicios secretos estadounidenses que la
utilizan como un fondo rentable: llevar la droga a los países
occidentales, la venden a precio de mercado y utilizan después
este dinero sucio para financiar sus guerras.
En Afganistán el cultivo de la amapola empezó con la
guerra contra los soviéticos y hoy la industria del opio
está en manos de los señores de la guerra. Ahora bien, a
un campesino le da mucho más dinero cultivar amapolas que
tomates. Por consiguiente, para constituir una base social
los señores de la guerra dejaron a los campesinos cultivar
lo que quisieran.
En cambio, cuando los talibán tomaron el poder en los
noventa quemaron los campos de amapolas y se crearon muchos
enemigos entre los campesinos. Por ello los talibán hoy ya
no impiden a los campesinos cultivar amapola, pero prohíben
la producción de opio. Incluso obtienen beneficios gracias
a las contribuciones financieras de los campesinos. De
hecho, el gobierno central no tienen ninguna posibilidad de
recoger impuestos en el sur del país porque está en manos
de los talibán. Ahora bien, ¡un gobierno incapaz de
recoger impuestos no es un gobierno!
Muchos especialistas consideran que es imposible ganar
la guerra en Afganistán. El general francés Georgelin
incluso la clasificó de “jaleo incontrolable”. ¿Cuáles
son las dificultades con las que se han encontrado las
fuerzas de la coalición?
La OTAN mata cada día a civiles, así que la población
se ha acercado a los talibán. Actualmente estos controlan
el sur del país con un gobierno de hecho en cada pueblo. Se
han mezclado con la población y las fuerzas de la OTAN están
teniendo pérdidas. Por ello, en cuanto algo sospechoso se
mueve los soldados estadounidenses abren fuego y matan a
civiles. Los afganos, pues, se enfrentan por un lado a los
señores de la guerra imperialistas que bombardean a civiles
y, por otro, a los señores de la guerra regionales que
saquean el país y venden droga. Por eso los talibán tienen
el apoyo de la población. No es que los talibán tengan
ideas progresistas, sino que la población espera de ellos
que devuelvan la paz al país. Exactamente como hicieron en
1992.
¿Ésa es la razón por la que Obama ha afirmado que
está dispuesto a negociar con los talibán moderados?
Trata de proteger a Estados Unidos de una crisis que se
ha ido acumulando a lo largo de las siete últimas décadas.
Y es muy difícil. Obama quiere demostrar que no hay una
guerra contra los musulmanes, que él rechaza el supuesto
choque de civilizaciones. Así que dice que está dispuesto
a negociar con los talibán moderados. Así es la nueva política
estadounidense para mucho lugares del mundo en los que hay
movimientos musulmanes: dividirlos entre buenos y malos.
No no sé si este tipo de negociación podrá acabar con
el conflicto. Si Washington intenta esta vía, probablemente
deberá programar una nueva propaganda que muestre el lado
bueno de los talibán. Pero estos tienen una mentalidad retrógrada:
han destruido los templos budistas para instalar la revolución
islámica, su postura contra las mujeres es primitiva y su
visión del mundo es arcaica. Por otra parte, han aprendido
de sus errores para obtener el apoyo de la población. Ya he
hablado del cultivo de la amapola. Otro ejemplo:
contrariamente a lo que habían preconizado en el pasado,
los talibán hoy están de acuerdo con que las niñas vayan
a la escuela. Han evolucionado y son más fuertes para
resistir. Pero esto no quiere decir necesariamente que estén
abiertos para negociar con Estados Unidos. Por último,
también hay que tener en cuenta que en adelante lo peor de
la crisis ya no está en Afganistán sino en Pakistán.
¿Por qué la guerra afgana ha provocado semejante
crisis en Pakistán?
Como he dicho, la línea de Durand trazada en el
territorio histórico de los pastún es la actual frontera
que separa ambos países. Lo que quiere decir que hay
pastunes a ambos lados de la frontera. En Pakistán son el
segundo grupo étnico tras los punjabis. Esto es muy
importante porque desde al independencia del país la elite
paquistaní siempre ha apoyado al imperialismo
estadounidense. Uno puede trabajar como agente de su patrón
cuando se hace un trabajo para él desde lejos, en América
del sur o en África, por ejemplo. Pero en el caso de la
guerra de Afganistán es un suicidio porque ambos países
son vecinos y tienen grupos étnicos en común.
En el norte de Pakistán también hay talibán. Cada día
atacan y destruyen los avituallamientos de las fuerzas de la
coalición que supuestamente pasan de Pakistán a Afganistán
por un lugar estratégico de la frontera. Para resolver este
problema el gobierno paquistaní, títere de Washington,
autoriza a la OTAN a bombardear a los pastunes en su propio
territorio. En consecuencia, los talibán paquistaníes se
han desarrollado y ahora consideran que su enemigo está en
Pakistán. Han declarado que quieren marchar sobre
Islamabad.
Por esa razón ya no tiene sentido la frontera entre
ambos países. Y el pueblo paquistaní debe hacer frente a
este problema: ¿qué legitimidad tiene el gobierno
paquistaní si deja a la OTAN bombardear a sus propios
civiles? Ahora el pueblo paquistaní tienen dos soluciones:
o hacerse nacionalista y rechazar el diktat estadounidense o
seguir por este camino que llevará a la desaparición de su
país.
¿Qué consecuencias podría tener esta crisis?
La clave es la estrategia de Estados Unidos para bloquear
a China. Cuando se produjo el tsunami Washington envió una
importante ayuda humanitaria a Indonesia. Y de paso construyó
una base militar en la provincia de Aceh. Esta base está
enfrente del estrecho de Malacca y por este estrecho es por
donde pasa el petróleo procedente del Océano Índico con
destino a China.
Hoy Estados Unidos se ha instalado en esta zona estratégica.
Al menor problema con China podrá cerrar este
estrecho y privar a Pekín de su petróleo. Teniendo en
cuenta esta situación, el gigante asiático (que cada vez
necesita más petróleo para desarrollar su país) busca
otras vías de transporte. Una solución pasa por Birmania,
que tiene recursos y que podría permitir un acceso hacia
Bangladesh.
Otra posibilidad es el puerto de Gwandar construido por
China en Baloquistán, que es la provincia más grande de
Pakistán: aproximadamente el 48% de la superficie del país.
Pero también es la provincia menos poblada: un 5% de la
población total. Esta provincia tiene importantes reservas
de gas y de petróleo. Pekín podría construir también un
oleoducto que partiera de Irán y pasara por Baloquistán
antes de llegar a China occidental. Pero Estados Unidos
quiere impedir a toda costa que esta provincia pase a la
esfera de influencia china. De ahí su apoyo al movimiento
separatista de Baloquistán para poder tomar, Estados
Unidos, el control del puerto de Gwandar.
Con el problema de los pastunes por un lado y, por otro,
la posible secesión de su provincia más grande, Pakistán
corre peligro de balcanización: desmembrarse en una serie
de pequeños estados. Hoy el pueblo paquistaní se ha vuelto
más consciente. A él le corresponde el deber de detener
este desastre y de echar a Estados Unidos de Pakistán. Pero
también es responsabilidad de todos los movimientos democráticos
revolucionarios de la región. En efecto, si Pakistán sigue
la misma suerte que Yugoslavia, toda la región se enfrentará
a problemas muy graves.
(*)
Mohamed Hassan, especialista en Medio Oriente y autor de
"L'Irak face à l'occupation , Terrorisme ou résistance
?", París, 2004.
Mohamed Hassan recomienda las lecturas siguientes:
–
Ahmed Rashid, Taliban. Militant Islam, Oil
and Fundamentalism in Central Asia, Yale University
Press, 2001 (Traducción al castellano: Ahmed Rashid, Los
talibán: el Islam, el petróleo y el nuevo gran juego en
Asia Central, Barcelona, Península, 2002).
–
Antonio Giustozzi, War, Politics and Society in
Afghanistan, 1978–1992, Georgetown University Press,
2000.
–
Alfred W. McCoy, The Politics of Heroin in Southeast
Asia. CIA complicity in the global drug trade, Harper
& Row, 1972.
– Michel
Collon, Monopoly. La OTAN a la conquista
del mundo, Hiru, Hondarribia, 2000.
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