Comicios
y cambios en Medio Oriente
Un
capitalismo de monopolios
Irán
bajo la influencia del dinero
Por
Ramine Motamed–Nejad (*)
Le Monde diplomatique, junio 2009
(Edición Cono Sur)
Las
elecciones presidenciales que se celebran este mes en Irán,
como las de 2005, girarán en torno a problemas internos.
Los candidatos "reformistas" fueron vencidos hace
cuatro años porque se mostraron incapaces de aportar una
solución a los problemas sociales, mientras que Ahmadinejad
prometió "llevar dinero del petróleo a la mesa del
pueblo". Hoy es interpelado sobre los resultados económicos.
Desde el
final de la guerra con Irak en 1988, la relación de la
sociedad y de la clase política iraní con el dinero sufrió
una transformación radical, y los valores morales hasta
entonces dominantes –en particular los religiosos–
sufrieron un claro retroceso. En una obra publicada en 1998,
el sociólogo Faramarz Rafi–Pour (1) atribuye esta evolución
en primer lugar a la emergencia de una minoría que ya no
duda en "exhibir su riqueza". Una actitud que el
gobierno de Ali–Akbar Hashemi–Rafsandjani no hizo más
que reforzar al inicio de los años 90, al incitar a los
empresarios de la diáspora a ''volver al país" con el
fin de contribuir a su reconstrucción.
En el otro
extremo de la escala social, la mayoría de la población ha
sido golpeada por una decena de crisis, por la erosión de
su poder adquisitivo y el agravarniento de sus problemas
financieros. El deseo de algunos de "poner en
escena" su riqueza, y el incremento de la pobreza para
otros, fundamentan la conclusión del autor: ''Los valores
materiales y el valor–riqueza han triunfado".
La
emergencia de una nueva elite
Ese deseo
de opulencia se manifestó en las reformas económicas
–privatización de las empresas públicas, liberalización
del comercio exterior– implementadas a partir de enero de
1990 por el gobierno del presidente Hashemi–Rafsandjani.
Desde hace
veinte años, la prensa, así como los informes oficiales,
no han dejado de denunciar la "opacidad" y las
"irregularidades" que rodearon a esas
privatizaciones. Una parte de los beneficiarios de esas
"transferencias de propiedad" son los dirigentes
de esas empresas, en otro tiempo públicas, que conforman
una nueva elite económica. Así, un informe del Parlamento
de 1994 indica que las acciones de más de cincuenta
empresas industriales fueron cedidas a sus directores a
"precios muy complacientes", ¡a contrapelo de las
"condiciones requeridas legalmente"! Esas
acciones fueron pagadas gracias a préstamos
obtenidos de la Sociedad de Inversión de las Industrias
Nacionales, es decir, con dinero público, una práctica que
prosiguió durante los gobiernos de Mohammad Khatami y
Mahmud Ahmadinejad.
Otro
yacimiento de ganancias esta constituido por la liberalización
del comercio exterior, que da lugar a rentas considerables
no solo en los circuitos oficiales, sino también en los
circuitos paralelos dominados por el contrabando. Los
beneficiarios de este fenómeno son, entre otros, aquellos a
quienes desde hace varios años la prensa califica de
"mafias". Este término designa a los grupos económicos
que controlan la importación y la redistribución de los
productos alimentarios, de los bienes manufacturados y de la
droga, y que se dedican a malversaciones y a la exportación
de una parte de los productos energéticos que, sin embargo,
le corresponden al monopolio de la Compañía Nacional Iraní
de Petróleo (NIOC, por su sigla en ingles).
Como indica
la investigadora Fariba t, Adelkhah, tanto "los grandes
comerciantes del bazar" como los políticos y las
instituciones del régimen "participan directa y
masivamente en esta segunda economía, eventualmente para
enriquecerse, pero también para autofinanciarse" (2).
Así, la elite comercial, muy influyente durante los años
80, ahora debe tener en cuenta los nuevos grupos económicos
en busca de riqueza.
Los grupos
dominantes del capitalismo no se quedan a la zaga. Han
conformado grandes holdings industriales, financieros y
comerciales, que frecuentemente internalizan sus fuentes de
financiamiento, sin por eso renunciar a los privilegios
monetarios y financieros que diversas instituciones públicas
0 para–públicas siguen concediéndoles. Se apropian de
los pedidos públicos y, siempre que resulta posible, tratan
de evitar sus deudas.
Ascenso
de potencias económicas
No se trata
de un capitalismo de Estado –que se ha retirado de
numerosas ramas económicas– ni de un capitalismo de
mercado, ya que estos grupos evitan las obligaciones
fiscales, comerciales y financieras, al mismo tiempo que
traban la llegada de nuevos competidores. Se trata de un
capitaismo de monopolios.
Dos
ejemplos ilustran este cambio.
Por un
lado, la proliferación de las grandes fundaciones, que en
su mayoría se constituyeron después de la revolución de
1979 y que oficialmente se dedican a acciones caritativas,
como la Fundación de los Desheredados y Heridos de la
guerra de Irán con Irak. Fue muy activa en los circuitos
comerciales (en particular en el comercio de armas) durante
el conflicto que enfrentó a esos dos países, pero después
diversificó profundamente sus actividades. Tiene miles
de empresas
en la industria, el comercio, la agricultura, el turismo,
incluso en el sector aeronáutico. Además, ha construido
sus propias instituciones financieras, consolidadas en un
inmenso conglomerado –el Organismo Financiero y de Crédito
de la Fundación–, cuyo poder de financiamiento es
colosal. Sin embargo, al rechazar el calificativo de
"banco", esta institución escapa a las
obligaciones reglamentarias instituidas por el Banco
Central. Al mismo tiempo, se rehúsa a pagar sus deudas
fiscales. Después de los pedidos públicos del Poder
Ejecutivo entre 1997 y 2005, el presidente Mohammad Khatami
no tuvo mas remedio que reconocerlo, ya que trató en vano
de imponerle esa obligación.
El segundo
ejemplo del ascenso de las potencias económicas es la firma
industrial Iran Khodro, la mayor empresa automotriz de Medio
Oriente, en la cual el 40% de las acciones pertenece al
Estado. Junto con la empresa Saipa goza de un monopolio de
hecho sobre el mercado automotriz: Saipa controla el 35% del
mercado, mientras que Iran Khodro posee mas del 55%. Con la
apertura del sector a las importaciones, Iran Khodro
estableció acuerdos de asociación con empresas
extranjeras, muy interesadas en el mercado iraní, que está
en plena expansión: en 2004 se vendieron setecientos mil
vehículos; en 2006, un millón cien mil, y en 2008, un millón
doscientos mil.
Para Iran
Khodro, estos acuerdos están destinados a preservar,
incluso a incrementar su hegemonía, al mismo tiempo que
favorecen la adquisición de nuevas tecnologías, garantía
de una mejora de la calidad de sus productos y su difusión
a nive1 internacional. PSA Peugeot Citroën, que desde 1992
había iniciado una cooperación industrial con Iran Khodro
para la fabricación del modelo 405 (la integraci6n local
está terminada en un 60%), franqueó una nueva etapa al
conseguir en marzo de 2001 un acuerdo de licencia para el
ensamblado y montaje del 206 y del 307 (la proporción de
integración local era todavía bastante baja).
Renault,
por su parte, fundó una sociedad conjunta con los dos
gigantes iraníes para el ensamblado y montaje del Logan (el
Tondar, en persa). Se trata de Renault Pars, donde posee el
51 % de las acciones, mientras que Iran Khodro y Saipa,
aliadas en este caso, poseen el 49%.
Iran Khodro
se posiciona también como un futuro actor en el mercado
mundial. Prueba de ello es el acuerdo que acaba de firmar
con la sociedad argelina Famoval para el montaje de un ómnibus
en Argelia, así como las unidades de producción que ha
instalado para la fabricación del Samande (una versión
modificada del 405) en Venezuela, Senegal, Siria y
Bielorrusia. Un auto que, por otra parte, ya exporta a
Argelia, Egipto, Arabia Saudita, Turquía, Armenia, incluso
a Bulgaria, Rumania, Ucrania y Rusia.
Por lo demás,
para paliar el endurecimiento de sus obligaciones de
financiamiento y de liquidez, Iran Khodro sacó provecho de
la aparición –institucionalizada desde 2000–– de los
bancos privados, creando en 2000–2001 (junto con otras
instituciones) su propio establecimiento financiero, Parsian,
del cual posee el 30%. Convertido en el más importante
banco privado de Irán, tiene el 60% de los depósitos y créditos
de este sector.
Desde su
llegada a la cumbre del poder ejecutivo, en junio–julio de
2005, el Presidente Ahmadinejad ha denunciado a una parte de
los bancos privados como responsables de préstamos
"dudosos y discutibles". Incluso amenazó con
develar la lista de los que se habían beneficiado con su
generosidad, una promesa que hasta hoy no tuvo
consecuencias. El banco Parsian fue el principal objetivo de
esta campaña, pero el verdadero desafío del conflicto
reside en el rechazo de esos establecimientos a reducir el
nivel de sus tasas deudoras y, por lo tanto, el de sus
ganancias. Este conflicto alcanzó su paroxismo en octubre
de 2006, cuando el gobierno y el Banco Central decidieron
destituir al presidente de Parsian. El conjunto de los
bancos privados se levantó contra esta medida y logró que
la decisión se anulara, infligiendo así un fracaso
indiscutible al presidente Ahmadinejad.
“Presos
por deudas”
Los
persistentes esfuerzos del gobierno para dirigir el crédito
hacia la economía real, por un lado, y el creciente
atractivo de algunos centros de especulación (especialmente
inmobiliaria), por otro, incitaron a los bancos privados
–y también públicos– a apartarse del financiamiento de
las empresas industriales. Esos bancos llevaron a cabo préstamos
hipotecarios considerables y también colocaciones
inmobiliarias masivas. También contribuyeron al aumento sin
precedentes de la burbuja inmobiliaria que nació en 2005
(3), que a su vez favoreció el nacimiento de lo que un periódico
mensual calificó de "burguesía inmobiliaria"
(4).
Esta
burbuja terminó por estallar en mayo–junio de 2008, como
efecto de una " iniciativa del gobierno que obligó al
conjunto del sistema bancario a interrumpir su oferta de crédito
(incluso los prestamos inmobiliarios ya prometidos a los
tomadores de crédito y, por lo tanto, en situación de ser
desbloqueados). Desde entonces se asiste a una drástica
baja de la demanda de viviendas, a un derrumbe de los
precios y a una desvalorización, al menos parcial, de los
activos inmobiliarios que los bancos públicos y privados
acababan de adquirir. Pérdidas que se vieron amplificadas
por la acumulación de créditos dudosos sobre una parte de
las instituciones públicas y del propio Estado, así como
sobre los agentes privados.
La crisis
resultante tuvo dos consecuencias. En primer lugar, los
bancos ya no
están en condiciones de aprobar nuevos adelantos a la
economía, 10 que se manifiesta con el derrumbe del 67% del
crédito bancario entre diciembre de 2007 y diciembre de
2008 (5). Una contracción que alimentó a su vez la
declinación de la demanda de bienes de consumo y de la
inversión, la erosión de la producción industrial y de la
rentabilidad de las empresas, y la subutilización masiva de
su capacidad de producción.
En segundo
lugar, a consecuencia de las pérdidas de valor que
sufrieron sus activos, los bancos ya no pueden, o no
quieren, pagar sus deudas al Banco Central: entre septiembre
de 2007 y septiembre de 2008 los créditos de este último
(por lo tanto del Estado) aumentaron un 106% (6). La economía
productiva resultó golpeada por la propagación de las
deudas impagas a las sociedades... y a los trabajadores.
La
privatización constituyó la fortuna de algunos. Pero, en
cambio, expuso, a una gran parte de los trabajadores al
desempleo (7), así como a una situación financiera cada
vez mas precaria, ya que los propietarios de muchas empresas
privatizadas vendieron deliberadamente el equipamiento de
sus empresas antes de declararse en quiebra, o bien
recurrieron al no pago de los salarios, incluso al despido
puro y simple de sus trabajadores. La inflación adopto una
vez más una pendiente ascendente, para situarse,
oficialmente, en el 25% en 2008 –según lo que estipulan
otras estimaciones, en por lo menos el 50%– y en más del
60% en el primer trimestre de 2009.
Desde
septiembre de 2005, ante la creciente declinación del
salario real de los grupos sociales más desfavorecidos y de
la clase media, el gobierno centro su programa económico en
la redistribución del crédito, con el fin de sostener
tanto el consumo como la colocación de la producción de
las empresas. La lista de las diferentes formas de crédito
propuestas y oficialmente garantizadas por las autoridades
basta para dar pruebas de la amplitud de esta política, que
involucra a jubilados, matrimonios jóvenes, estudiantes,
agricultores, etc.
Pero desde
hace más de veinte años, como consecuencia de la erosión
de sus ingresos en términos reales, gran parte de la
sociedad se encuentra hundida en el endeudamiento, lo que se
evidencia por el notable incremento de la cantidad de
"presos por deudas": 12.000 hoy en día (aunque
otros 20.000 pasaron por la cárcel durante los últimos
diez años) (8). Contradiciendo las ideas igualitarias de la
Revolución Islámica, estas sanciones impuestas a los mas
modestos están acompañadas de una incapacidad, o de una
falta de voluntad, de los poderes públicos para recuperar
sus créditos en la mayoría de las grandes potencias económicas.
(*)
Economista y docente auxiliar del Centro de Economía de la
Sorbona, Universidad París I.
Notas:
1)
Faramarz Rafi–Pour. Developpement et contraste. . Essai
d'analyse de la révolution islamique et des problèmes
sociaux de l'Iran, Ediciones Entechar. Teherán
1998.
2)
En su informe relativo a la obra de Arang Keshavarzian,
Bazar and State in Iran. The
Politics of the Tehran Market Place (2007). Sociétés
politiques comparées. Nº 2, Paris, febrero de 2008.
3)
Esta burbuja se expreso. durante los dos últimos años. en
el alza de un 200% en los precios de los activos
inmobiliarios en la ciudad de Teherán, donde, sólo en
dieciocho meses, el valor de las transacciones inmobiliarias
alcanzó 600.000 millones de dólares. Véase el mensuario
Gozaresh. n° 204, Teherán, enero de 2009.
4)
Kamal At–hari, "La bourgeoisie immobilière–,
Tchechme Andaz–e Iran, n° 47. Teherán,
enero–febrero de 2008.
5)
Sarmayeh, Teherán, 23–4–09.
6)
Sarmayeh, Teherán, 10–1–09.
7)
Según las publicaciones oficiales, alrededor del 15% de la
población activa se encontraba desempleada en 2008.
8)
Jam–e jam, Teherán. 16–12–08.
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