Afganistán

¿Afganistán como Irak?

BBC World, 02/07/09

Kabul.– La mayor ofensiva lanzada por Estados Unidos en Afganistán desde que el presidente Barack Obama anunciara el incremento de tropas marca también un cambio de estrategia militar y política hacia el país asiático. ¿Es comparable esta operación con la que lanzó el gobierno de George Bush contra la insurgencia iraquí?

Desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, Afganistán se convirtió en una de las prioridades de la política exterior de Estados Unidos. Poco después de asumir la presidencia, Obama envió 20.000 soldados más al país asiático y designó un comandante nuevo.

A pesar de ello, las provincias de Helmand y Kandahar, al sur del país continúan en manos de los talibanes y 25 militares estadounidenses y británicos murieron en la región desde principios de año. Además, la zona es una de las principales áreas de producción de opio en Afganistán.

¿Paralelismo con Irak?

Esta operación a gran escala es el primer cambio claro en la estrategia militar y política del presidente Obama hacia Afganistán y, para algunos, la comparación con la gran operación contra la insurgencia en Irak a principios de 2007 se hace inevitable. Pero, ¿es posible trazar ese paralelismo?

“Pienso que sí. El presidente Barack Obama, inmediatamente después de asumir la presidencia envió 20 mil tropas a Afganistán, designó un nuevo comandante. Seis meses después sabe que tiene que actuar con celeridad porque el Congreso le está diciendo que si no hay resultados claros en un período de un año, no es seguro que continuarán autorizando fondos para la ofensiva en Afganistán", afirmó a la BBC Lawrence J. Korb, ex jefe del estado mayor del Pentágono durante la presidencia de Ronald Reagan.

Los objetivos

Desde el punto de vista de los objetivos políticos y militares anuncidos, la comparación parece posible.

"En esta nueva estrategia contra la insurgencia las tropas serán utilizadas, no sólo para luchar contra los insurgentes, sino también para ocupar el territorio y construir servicios sociales gubernamentales", indicó a la BBC Alex Thier, director del proyecto “El futuro de Aganistán”, del Instituto de los Estados Unidos para la Paz.

Unos propósitos que recuerdan a los planteados por George Bush, el 10 de enero de 2007, en el momento del cambio de estrategia en Irak: "La clave de la estrategia radica en un cambio de enfoque para ayudar a los iraquíes a limpiar y dar seguridad a sus barrios y ayudarles a proteger a la población local".

Los efectivos desplegados

Sin embargo, y a pesar de que los objetivos y la estrategia puedan ser parecidos, el despliegue de efectivos en Afganistán es mucho menor del que tuvo lugar en Irak.

En la operación contra la insurgencia iraquí, intervinieron cerca de 30.000 tropas estadounidenses, la mayoría desplegadas en Bagdad y en la provincia de al–Anbar.

En Afganistán, las fuerzas implicadas en la ofensiva son 4.000 infantes de marina estadounidenses, apoyados por 650 soldados afganos y por aviones de la OTAN.

"Los comandantes estadounidenses sobre el terreno se mostraron decepcionados porque no les dieron más tropas afganas y expertos civiles que les ayuden", indicó Rob Watson, corresponsal para asuntos de defensa y seguridad de la BBC.

Problema político

"Pero quizá el mayor problema es político. Después de ocho años en el país, Estados Unidos y sus aliados todavía están intentando tener una visión clara de cómo sería un estado afgano estable", agregó Watson.

De hecho, todo indica que las inminentes elecciones presidenciales afganas, previstas para el 20 de agosto, condicionaron de alguna manera el lanzamiento de la ofensiva para retomar el control del sur del país.

"En las actuales circunstancias, todo el mundo es consciente de que es muy difícil celebrar unas elecciones libres y justas en el sur, en Kandahar y Helmand. Y creo que uno de los puntos más importantes del hecho de que EE.UU. y otros países aliados hayan aumentado su número de tropas en el sur es crear un espacio para que esas elecciones salgan adelante y detener la capacidad de los talibanes para impedirlas", comentó Alex Thier.

Sea cual sea el resultado de la ofensiva, según los expertos, la operación para garantizar la seguridad en el sur de Afgasnitán será larga.

"Esta estrategia sólo va a funcionar si las tropas permanecen en el lugar e impiden el regreso de los talibanes hasta que las fuerzas de seguridad afganas estén en condiciones de tomar el control. Eso implica también que van a tener que impedir que continúe la infiltración desde Pakistán", sugirió Alex Thier.


Afganistán: gran ofensiva de EE.UU.

BBC Mundo, 02/07/09

El ejército de Estados Unidos informó que lanzó una importante ofensiva contra el Talibán en el sur de Afganistán, en la provincia de Helmand. La operación involucra a alrededor de 4.000 marines estadounidenses y 650 efectivos afganos, apoyados por aviones de la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN).

El brigadier general Larry Nicholson afirmó que esta ofensiva es diferente de las anteriores porque la fuerza es más numerosa y por la velocidad.

Se trata la mayor ofensiva de los marines desde que fueron desplegados en Afganistán como parte de la estrategia del presidente Barack Obama para intensificar la lucha contra los insurgentes.

La operación comenzó cuando diversas unidades ingresaron en el valle del río Helmand en las primeras horas de este jueves (hora local).

Helicópteros y vehículos de transporte pesado llevaron a cabo la avanzada, con aviones de la OTAN proveyendo cobertura aérea.

Objetivos de seguridad

El sur de Afganistán es considerado como bastión del Talibán. En junio de 2009, la Fuerzas Internacional de Asistencia de Seguridad de la OTAN (conocida como ISAF por sus siglas en inglés) contaba con 61.130 efectivos procedentes de 42 naciones, incluido EE.UU., países europeos, Australia, Nueva Zelanda y Jordania.

El Pentágono informó que las tropas lideradas por el Reino Unido en Helmand lanzaron su propia operación de combate a la insurgencia del Talibán la semana pasada y el objetivo ahora es asegurar la región, proteger a la población local, respaldar a las autoridades afganas y permitir la puesta en marcha de proyectos de reconstrucción, indica el corresponsal de la BBC en Washington, Richard Lister.

En una reunión informativa en el campamento militar de Leatherneck la semana pasada, el brigadier general Nicholson habló ante el personal y los periodistas que acompañan a las tropas: "Uno de los aspectos más críticos es explicarle a la gente por qué estamos ahí y vamos a tener una oportunidad limitada para ganarnos su confianza".

Uno de los objetivos es mejorar la seguridad antes de las elecciones presidenciales del 20 de agosto, permitiendo el registro de votantes donde antes no había ninguno, agregó el militar.

El gobernador de Helmand, Gulab Mangal, pronosticó que la operación "va a ser muy efectiva. Las tropas van a construir bases para garantizar la seguridad de la población local para que puedan llevar a cabos sus actividades en un contexto favorable y puedan vivir su vidas en paz".

Más soldados

En junio de 2009, la Fuerzas Internacional de Asistencia de Seguridad de la OTAN (conocida como ISAF, por sus siglas en inglés) contaba con 61.130 efectivos procedentes de 42 naciones, incluido EE.UU., países europeos, Australia, Nueva Zelanda y Jordania.

EE.UU. es el que más aporta, con 28.850 soldados. También cuentan con las tropas de la denominada operación Libertad Duradera, principalmente en el este de Afganistán en la frontera con Pakistán que no están bajo el mando de la ISAF. En diciembre de 2008 eran 17.100 efectivos.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, se ha comprometido a enviar a Afganistán un refuerzo extra de 21.000 soldados, muchos de ellos replegados de Irak, para ayudar en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas y para hacer frente a la insurgencia.

Las tropas del Reino Unido están también operando en Helmand, pero han circulado críticas que señalaban que las fuerzas británicas estaban sobreexigidas y con pocos recursos.

La semana pasada, el comandante de las tropas británicas, el general Jim Dutton, negó que la batalla contra el Talibán sea "una campaña perdida".