Embrollo Irán,
EEUU, Brasil, Turquía

Acuerdo nuclear Irán–Brasil–Turquía

Aclaraciones de Washington que no logran
cerrar el caso

Por Ana Baron
Corresponsal en Washington
Clarín, 29/05/10

En un intento por dejar bien en claro las diferencias que EE.UU. tiene actualmente con Brasil, tres altos funcionarios estadounidenses participaron ayer en una teleconferencia con un grupo de periodistas, incluida esta corresponsal, en la que calificaron de “inaceptable” el acuerdo nuclear firmado con Irán.

Según los funcionarios, Brasil y Turquía fueron adelante con el acuerdo a pesar de que el gobierno de Barack Obama les había advertido que no iba a apoyarlo si el texto no obligaba a Irán a detener su producción de uranio enriquecido.

No esta claro, sin embargo, por qué Obama no mencionó esta condición en la carta que le envío al presidente Lula el 20 de abril pasado. La carta, que fue filtrada a la prensa hace una semana, es ahora objeto de interpretaciones diametralmente opuestas.

Según la diplomacia brasileña, la misiva prueba que Obama dio luz verde al acuerdo y también que Lula cumplió con las exigencias de la Casa Blanca. De hecho, Obama escribe en uno de los párrafos que “una decisión de Irán de enviar 1.200 kilos de uranio al exterior (para ser enriquecido y almacenado en una tercera nación) generaría confianza” para las negociaciones. Y en otro de los párrafos se refiere a la importancia de que los iraníes envíen una ratificación escrita del acuerdo a la Agencia Internacional de Energía Atómica, algo que el gobierno iraní ya hizo.

Los funcionarios estadounidenses explicaron ayer que, en la carta, Obama no puso todas las condiciones para que el acuerdo fuese exitoso, pero que durante las numerosas reuniones que sostuvieron con la diplomacia brasileña, dejaron en claro que una de las condiciones era que Irán no podía seguir enriqueciendo uranio.

La cancillería norteamericana considera que, al no incluir esa condición, el acuerdo firmado entre Brasil, Turquía e Irán es inconsistente con todas las resoluciones votadas en la ONU, que exigen a Teheran que ponga fin al enriquecimiento de uranio.

Al inicio de la teleconferencia, uno de los funcionarios, que pidió no ser identificado, recordó que cuando Obama asumió la presidencia inicio un diálogo con el gobierno del presidente Mahmud Ahmadinejad, que tuvo por objetivo dilucidar si el programa nuclear iraní fue concebido para fabricar una bomba atómica o si, por el contrario, sus fines son pacíficos como afirma Irán. Durante ese período de dialogo, Irán siguió enriqueciendo uranio pese a que la ONU se lo prohibía.

EE.UU. dio por fracasadas las negociaciones diplomáticas cuando Irán dejó caer el acuerdo que firmó en 2009 mediante el cual iba a enviar 1.200 kilos de uranio enriquecido a Rusia, a cambio de que Francia le enviase una porción del mineral con un mayor grado de enriquecimiento. El acuerdo firmado con el patrocinio de Brasil y Turquía es parecido, pero un año después los 1.200 kilos representan una porción menor del total de uranio enriquecido que tiene Irán, debido a que siguió el procesamiento.


Lula: de líder elogiado a dolor de cabeza
para la Casa Blanca

Por Silvia Pisani
Corresponsal en EEUU
La Nación, 29/05/10

Washington.– No hay comunicación oficial. Pero el termómetro político de esta ciudad asegura que el tan mentado viaje de Barack Obama a América latina es ya la primera víctima política de las "diferencias" diplomáticas entre su gobierno y el de Brasil.

El dato es una mala noticia para la región, que esperaba el beneficio de un primer acercamiento del líder demócrata a la geografía hemisférica.

Pero diplomáticos de distintos países admitieron que, con el ruido actual en la relación bilateral, es prácticamente impensable una visita de Obama a la tierra de Luiz Inacio Lula da Silva, el presidente al que elogió como "uno de los mejores" de la región. Y que se acaba de convertir en lo más parecido a un dolor de cabeza.

Eso, para la política regional. Porque, puertas adentro de la Casa Blanca, lo que se está haciendo difícil de explicar es el comportamiento de Obama, que primero firma una carta de aliento al mandatario brasileño para su acercamiento con Irán, y luego, lo desacredita. "¿Por qué envió Obama esa carta a Lula? ¿Por qué lo alentó a tener un acercamiento con Irán? ¿Por qué se enoja ahora la Casa Blanca con Lula, cuando él, razonablemente, afirma que hizo lo que se había acordado?"

Tal el tono de las preguntas que, ayer, periodistas de los principales medios norteamericanos formularon, una y otra vez, a funcionarios del gobierno de Obama, en una conversación a la que accedieron bajo condición de anonimato.

La carta de Obama a Lula fue el gran revulsivo del día. Y, pese a que el texto se conoce desde hace días gracias a la prensa brasileña, ayer tuvo por primera vez difusión en medios locales, ante la decisión de The Washington Post de publicarla.

"No voy a comentar el sentido de una carta del presidente", se atajó, por fin, uno de los funcionarios. Reaccionó así ante la insistencia por comprender qué había llevado a Obama a firmar una carta en la que ?como dijeron los mismos funcionarios? "no se expresaron" todas las preocupaciones de los Estados Unidos ante el acercamiento de Brasil con Teherán.

¿Y por qué la Casa Blanca no expresó todas sus preocupaciones en una misiva que llevaba la firma del presidente?, fue, obviamente, la siguiente pregunta. "Porque no se consideró necesario, porque los brasileños sabían muy bien lo que pensábamos y porque no íbamos a instruirlos sobre cómo negociar", fue la respuesta.

Así, desde la visión del gobierno de Obama, lo que se intentó explicar es que su actitud en el incidente con Brasil ha sido clara como el agua. Y que el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño estaba "bien al tanto" de las inquietudes de la Casa Blanca, aunque la carta de su ocupante dijera lo contrario.

Las preocupaciones son escalofriantes. Los funcionarios afirmaron ayer la convicción de que Irán está en condiciones de tener una bomba atómica, que hay un programa de armamento tras su desarrollo nuclear y que, en los últimos meses, ha incrementado su producción de uranio enriquecido para llevarla hasta duplicar la cantidad necesaria para una bomba.

Pero nada de esto se dijo en la carta de Obama a Lula. "No era necesario. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil sabía muy bien lo que pensábamos. Y nos consta que le habían llegado los informes de inteligencia", insistieron los voceros.

"¿Y cuál fue el sentido de firmar una carta diciendo lo contrario, entonces?", insistía la prensa local. Fue la última pregunta antes de que se levantara una rueda que, así, terminó casi como empezó.

En forma paralela, medios diplomáticos locales aseguran que el anunciado viaje de Obama a Brasil ha sido postergado sin fecha fija. En su momento, el ex embajador brasileño ante la Casa Blanca, Antonio Patriota, confirmó que ocurriría "en los primeros meses del año".

Ahora, nadie habla del asunto. A no ser por los murmullos que aseguran que la cuestión será innombrable hasta después de las elecciones de octubre próximo, en que se elegirá al sucesor de Lula. El presidente que, en pocos meses, logró la más impresionante transformación política de favorito de Obama a poco menos que dolor de cabeza.