Las relaciones entre Irán y
Estados Unidos han sido turbulentas durante casi 60 años ya. Antes de la
Segunda Guerra Mundial, el sha de Irán, Reza Shah Pahlevi, intentó maniobrar
entre las demandas y las presiones externas de Gran Bretaña, la Unión Soviética
y Alemania. Cuando estalló la guerra, él proclamó la neutralidad de Irán.
Esto condujo a una invasión aliada soviético–británica en 1941. Los
aliados forzaron al sha a abdicar en favor de su hijo.
Las fuerzas soviéticas
permanecieron en el norte de Irán y en 1946 exigieron contar con una concesión
petrolera ahí. Los británicos consideraban que Irán era parte de su esfera
de influencia y controlaban la muy rentable Anglo–Iranian Oil Company (AIOC).
La guerra fría había comenzado y los británicos se negaron a admitir dicha
demanda soviética. Las fuerzas soviéticas se retiraron de Irán, más o
menos como parte del acuerdo implícito en Yalta de que habría una división
de esferas de influencia.
Sin embargo, en 1951,
Mohammed Mossadegh asumió el cargo de primer ministro, como cabeza del
partido nacionalista, y nacionalizó la AIOC, una jugada a la que se opuso el
sha, Mohammed Reza Pahlevi. En la lucha entre ambos, Mossadegh obtuvo el
suficiente respaldo popular para marginar al sha y forzarlo a un exilio de
facto.
En ese momento, los británicos,
en efecto, estaban cediéndole su papel a Estados Unidos en todo Medio
Oriente. Fue entonces que la CIA orquestó un golpe de Estado en Irán el 16
de agosto de 1953 e hizo arreglos para que el sha regresara a Teherán y
asumiera de nuevo el control político pleno. La nacionalización del petróleo
se canceló y se reinstaló la firma británica en Irán.
El sha de Irán se volvió un
firme aliado de Estados Unidos y suprimió toda oposición política. En ese
entonces, Estados Unidos no objetaba las ambiciones nucleares del sha, y
tampoco Israel lo hacía. El régimen del sha se hizo más y más opresivo y
esto resultó eventualmente en una revolución nacionalista en 1979 encabezada
por el ayatola Rojula Jomeini. Para los revolucionarios, uno de los
principales agravios era la subordinación de los intereses nacionales de Irán
a las políticas estadounidenses, como las encarnaba el golpe orquestado por
la CIA en 1953.
El sha huyó y pronto, en
noviembre de 1979, fue invadida la embajada estadounidense. Los diplomáticos
que se hallaban en su interior fueron tomados como rehenes por el régimen
iraní. Estuvieron como rehenes 444 días. Desde entonces, han sido hostiles
las relaciones entre ambos países. En 1980, el gobierno iraquí de Saddam
Hussein atacó Irak, con el respaldo material del gobierno estadounidense.
La guerra fue larga y
sangrienta y terminó ocho años después más o menos empatada. Poco después
Irak invadió Kuwait, en parte para aliviar los costos de la guerra. Irak
esperaba que Estados Unidos “entendiera” estas acciones, pero en cambio se
halló inmerso en la primera Guerra del Golfo.
Estados Unidos se encontró
al mismo tiempo enfrentado con Irak e Irán. Cuando Al Qaeda lanzó su ataque
el 11 de septiembre, el gobierno de Bush acusó a Irak e Irán de estar
coludidos con Al Qaeda aunque ésta era hostil hacia ambos regímenes. Estados
Unidos invadió Afganistán en 2001 e Irak en 2003 con la supuesta esperanza
de lograr regímenes amigables en ambos países que le brindaran respaldo en
su lucha continuada con Irán, que había emprendido serios esfuerzos por
allegarse armas nucleares.
Así que, ¿dónde estamos
hoy? Los iraquíes celebraron elecciones y están, al momento, negociando el
futuro gobierno. Cuando los varios partidos de fuerte base chiíta quisieron
llevar a cabo diálogos de negociación, fueron a Teherán. Una de las razones
aducidas fue que no querían que Estados Unidos los oyera con sus dispositivos
de escucha. Parece que no les preocupaba que los oyeran los dispositivos de
escucha iraníes. El partido más grande, que tiene un fuerte respaldo en las
áreas sunitas, ha anunciado recientemente que también visitará Irán. Y el
gobierno iraní ha urgido a los partidos chiítas a que incluyan a políticos
sunitas en cualquier gobierno que se forme.
No se trata de que Irán esté
controlando la política iraquí. Lejos está de eso, pero tras una prolongada
ocupación estadounidense resulta ser que Irán tiene más influencia en Irak
que Estados Unidos. Irán está especialmente agradecido con Estados Unidos
por haber eliminado al enemigo más temible que tenía en Irak: Saddam Hussein.
En Afganistán, Estados
Unidos instaló en el poder a Hamid Karzai. Desde el punto de vista
estadounidense, él era la persona ideal, de hecho el único que tenía la
posibilidad de resistir con éxito a los talibanes y mantener unido a Afganistán.
Él mismo procede de la etnia pashtún y es alguien deseoso de hacer tratos
con los varios señores de la guerra que dominan las zonas donde no hay
pashtunes.
Después de las recientes
elecciones, hubo acusaciones de que Karzai había manipulado los resultados y
que era muy tolerante con la corrupción y el cultivo de drogas. Estados
Unidos le puso fuerte presión para que modificara algunas de sus políticas.
¿Qué fue lo que él hizo? Invitó a Ahmadinejad a visitar Kabul, dijo que él
mismo podría unirse a los talibanes, y abiertamente denunció a los militares
estadounidenses por sus horribles matanzas de civiles.
Debido a que Estados Unidos
no tiene a nadie que pueda sustituirlo, tuvo que reconsiderar e intentar
restablecer relaciones con Karzai. El general McChrystal, comandante de las
fuerzas estadounidenses ahí, ha invertido mucho en lograr por lo menos una
victoria parcial sobre los talibanes. Después de nueve años de
involucramiento estadounidense (y de la OTAN) en Afganistán, su aliado más
seguro juega la carta iraní contra Washington, y no parece que haya mucho que
pueda hacer Estados Unidos al respecto.
Entretanto, Ahmadinejad
enfrenta fuerte oposición al interior del país y ha estado trabajando duro
para suprimirla. Y Estados Unidos está en una campaña importante para lograr
sanciones contra Irán debido a su negativa a abandonar el desarrollo de
reactores nucleares. ¿Cuáles son los resultados de la campaña de sanciones
(y más) encabezada por Estados Unidos y respaldada con vociferación por
parte de Israel?
En Irán, ha fortalecido
mucho la mano política de Ahmadinejad en lo interno, y le permite asumir la
actitud de defensor de la soberanía iraní. Y pese a toda la presión que ha
puesto Estados Unidos, parece dudoso que Rusia y China (en especial China)
respalden sanciones serias (es decir, que no sean sólo nominales).
Entretanto, los israelíes expresan, correctamente, que el tiempo está del
lado de Irán en su intento por convertirse una potencia nuclear.
Treinta años de política
exterior estadounidense vis–a–vis Irán han resultado ser
contraproducentes. (O tal vez debamos hablar de casi 60 años.) Irán es más
fuerte hoy que nunca, en gran parte, debido a las políticas estadounidenses.
Si ustedes fueran Ahmadinejad, ¿no dirían, “gracias EEUU?”
(*)
Immanuel Wallerstein, sociólogo e historiador estadounidense, continuador de
la corriente historiográfica iniciada por Fernand Braudel, es ampliamente
conocido por sus estudios acerca de la génesis y transformaciones históricas
del capitalismo. Su monumental trabajo “El moderno sistema mundial”, cuyo
primer tomo publicó en 1976, analiza el desarrollo del capitalismo como
“economía–mundo”. Actualmente es Senior Research Scholar en la Yale
University. En el 2003
publicó “The Decline of American Power: The U.S. in a Chaotic World” (New
Press).