El desenlace militar de la
guerra (latente) EEUU–Israel–Irán en Medio Oriente no está determinado
por ningún calendario oficial sino por razones que tienen que ver con los
intereses estratégicos que juegan en el conflicto. El desarrollo del poder
económico–nuclear–militar de Irán es directamente proporcional a una
amenaza a la existencia del Estado de Israel y a la supervivencia de los
intereses geopolíticos, económicos y militares del eje sionista EEUU–Israel–UE
en la región de Medio Oriente y en todo el planeta. La hora y la fecha del
desenlace no es un juego de "acierto conspirativo", sino un
emergente (lógico y matemático) de los tres frentes (político, económico y
diplomático) en los que se desarrolla el conflicto. Por el momento, el Pentágono
admite la existencia de un plan de ataque en caso del fracaso del frente
diplomático.
Los planes militares en
existencia para atacar a Irán, ya fueron descriptos por la mayoría de los más
influyentes medios norteamericanos así como también los denunciaron los
principales diarios y analistas europeos que describieron, incluso, un comité
especial del Pentágono para ejecutarlo.
Desde enero del 2006, la
mayoría de los medios, analistas y expertos militares de EEUU y Europa vienen
coincidiendo en que EEUU, Gran Bretaña e Israel, ya tienen preparado un plan
de ataque contra Irán, que se lanzaría luego de agotada la "opción
diplomática" en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Según advierten medios árabes,
judíos y estadounidenses, si fracasa la opción diplomática todo hace
presagiar un desenlace militar activado por la plana mayor israelí que busca
–según su propia definición– desactivar la capacidad nuclear de Irán
antes de que consiga la bomba, e impedir que Hezbolá siga incrementando sus
arsenales militares en Líbano y que Hamás vuelva a solidificarse en Gaza.
Por medio de advertencias
constantes, el estado mayor israelí sigue lanzando señales claras de que está
dispuesto a lanzar un "hecho consumado" (operaciones simultáneas y
sincronizadas) contra el eje Irán, Siria–Líbano–Gaza, para implicar a
Washington en el conflicto.
De cualquier manera, la hora
y el día del ataque a Irán se ha convertido en un juego de adivinanzas, en
medio de operaciones militares y psicológicas cruzadas procedentes de
Washington, Tel Aviv y Teherán, que sirven como amenazas disuasivas y testeo
para futuras acciones.
Si bien está lo
suficientemente probado que existe un "plan" (o varios alternativos)
para atacar militarmente a Irán, lo que también existe probadamente es un
"plan permanente" de operaciones psicológicas orientado a crear el
clima internacional y el consenso social para lanzar operaciones militares
contra esa nación islámica.
En forma permanente, Israel y
la Casa Blanca, así como el gobierno teocrático de Teherán, juegan a tres
estrategias opuestas y convergentes: 1) Operaciones psicológicas con
versiones y rumores, 2) Escalada de presión militar, y 3) negociación diplomática,
ejecutadas combinadamente.
Tanto Irán, como Washington
y Tel Aviv, se valen de esos tres instrumentos simultáneos (la propaganda, la
estrategia de presión militar y la negociación diplomática) para dirimir
complejos intereses económicos, geopolíticos y militares en juego, cuya
permanencia en el tiempo superan a las personas o a los partidos en el
gobierno.
Pero, en un ámbito de
definición estratégica, la "guerra militar" (impulsada por
intereses estratégicos y de supervivencia) parece llegar con el agotamiento
inevitable del ámbito de "negociación" en la ONU para estirar el
desenlace ("guerra diplomática"), y con el agotamiento de la
"guerra psicológica" (disuadir al enemigo para que no ataque antes
de tiempo).
Plan de
ataque
Como parte de este escenario
de desenlace, este fin de semana, fue el propio jefe del Estado Mayor Conjunto
de EEUU, el almirante Mike Mullen, quien volvió a reinstalar la cuestión de
un conflicto militar con Irán afirmando que el Pentágono tiene listo un plan
opcional para lanzar una guerra contra la nación islámica.
Durante una entrevista en el
programa dominical Meet the Press, de la cadena de televisión NBC, Mullen
confirmó que el Pentágono ya dispone de un plan de ataque a Irán para el
caso de que fracasen las negociaciones nucleares en la ONU.
EEUU ha dejado en claro que
"emplea una estrategia de doble vía con Irán, la diplomática y la de
las sanciones al mismo tiempo, pero nunca ha dejado por fuera la opción
militar", advirtió Mullen.
"Las opciones militares
han estado sobre la mesa y siguen estándolo", señaló el alto jefe
militar durante la entrevista.
Cuando le preguntaron si el
ejército dispone de un plan de ataque contra Irán, respondió, sin más
detalles: “Sí lo tenemos”. Pero subrayó que la decisión de una eventual
ofensiva militar tendría que tomarla el presidente.
Mullen agregó que una acción
militar contra la República Islámica podría tener “consecuencias no
buscadas que son difíciles de predecir en una parte del mundo increíblemente
inestable”. Pero "permitir que Teherán desarrolle un arma nuclear
también es inaceptable", recalcó.
"Incendiar
Tel Aviv"
La respuesta desde Teherán
no se hizo esperar. “Si EEUU cometiera el error de atacar a Irán, la
seguridad de la región estaría en riesgo y la seguridad del Golfo Pérsico
afecta a todo el mundo”, advirtió a través de la agencia oficial IRNA el
general Yadollah Javani, responsable de la oficina política de los Guardianes
de la Revolución.
“El Golfo es una región
estratégica, si la seguridad estuviera en peligro nuestra respuesta sería
firme . Defenderemos el área contra todas las acciones de EEUU o Israel”,
aseguró Javani, y agregó que Irán potenció su capacidad de defensa como
arma de disuasión de eventuales ataques.
Al mismo tiempo, el embajador
iraní ante la ONU, Mohamad Jazai, amenazó con incendiar Tel Aviv si Israel
ataca a la República Islámica.
“Si el régimen sionista
comete la más mínima agresión contra el territorio iraní, subiremos al
frente y quemaremos Tel Aviv”, declaró el diplomático, según el diario
gubernamental Farhang–e Ashti.
Jazai señaló que “los
ruidos” sobre un ataque israelí contra Irán eran “signo del miedo del
enemigo”. Israel nunca descartó lanzar una acción militar contra la nación
islámica, para evitar que desarrolle la bomba atómica.
El embajador ratificó además
que Irán mantendrá el desarrollo de sus planes nucleares, pese a las
sanciones impuestas en junio por el Consejo de Seguridad de ONU, a las que se
sumaron medidas suplementarias de EEUU y la Unión Europea (UE).
Por su parte, el ministro de
Defensa iraní, Ahmadi Vahidi, informó que Teherán responderá a las
sanciones de la ONU que prohíben la exportación de armas hacia la República
Islámica con nuevos proyectos militares.
Los cancilleres de la UE
aplicaron la semana pasada nuevas sanciones a Irán por el desarrollo de su
plan nuclear, las más severas dispuestas por el bloque contra un país, que
afectan en especial las áreas de compra de armamentos, de petróleo y gas.
Razones
estratégicas
Hay tres razones estratégicas
de fondo para un ataque USA–Israelí a Irán:
1) Irán es una pieza clave
en el gran tablero de la guerra por el control geopolítico y energético
mundial entre el eje EEUU–UE y el bloque Rusia–China con Irán como pieza
del desenlace.
2) Irán es una llave estratégica
para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del
llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro–Mar Caspio–Golfo Pérsico).
3) El surgimiento de Irán
como potencia nuclear–petrolera–islámica pone en peligro la supervivencia
del Estado de Israel y la hegemonía del control imperialista del eje EEUU–Israel–UE
en Medio Oriente.
En este escenario, el ataque
militar a las usinas nucleares iraníes se torna inevitable, no por el
"capricho" o la voluntad de los eventuales gerenciadores en
Washington o Tel Aviv, sino como resultante lógico de una ecuación matemática
de intereses enfrentados.
La cuestión no es de
naturaleza conspirativa sino matemática: Así como Rusia representa para el
eje USA–UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la
conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la
supervivencia futura del eje sionista), Irán es la piedra que hay que remover
para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del
Medio Oriente y preservar la existencia del Estado de Israel.
El ataque a Irán, se trata,
en suma, de una resolución estratégica de frentes de conflicto por el poder
mundial y la supervivencia capitalista, que supera a cualquier aventura
personal de sus ejecutores de turno.
Todo parece estar controlado,
las negociaciones contienen el enfrentamiento, solo en apariencia. El
desenlace, la confrontación militar abierta, se retrasa, pero, en opinión de
la mayoría de los analistas, es inevitable.
Las causas y los intereses
estratégicos determinantes están. No desaparecieron. Solo están
desactivados, provisoriamente, a la espera de un resultante en el frente político–militar
en la ONU.
Con un dato adosado: Israel
es el gatillo inevitable del desenlace militar.
Y la hora y el día del
ataque está señalado, según admiten públicamente en Washington y Tel Aviv,
por el nivel de desarrollo que alcance la ojiva nuclear iraní.
Solo hay una pregunta: Qué día
y a que hora Israel va a atacar a Irán.
La ojiva, en realidad, es lo
único que puede desatar un Apocalipsis militar en Medio Oriente, señalan al
unísono tanto analistas árabes como judíos.
Pero a esto se agrega otro
detonante: En Rusia, la prensa y agencias moscovitas, aseguran que Moscú está
a punto de entregarle a Irán el sistema de misiles S–300 que volvería casi
invulnerable el espacio aéreo iraní.
Es este marco, y como parte
de los últimos compromisos de Washington con Israel, el máximo jefe militar
del Pentágono salió este fin de semana a ratificar que el plan de acción
militar ya está listo.
(*)
Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica.