Además de las inundaciones
que están asolando el sur del país, las autoridades paquistaníes, acusadas
de inoperancia y de falta de previsión, no pueden descuidar el noroeste,
donde la insurgencia talibán se hizo ayer con una instalación militar de
Peshawar. Mientras, en el delta del Indo, la ciudad de Thatta está siendo
evacuada ante el riesgo de que los diques de contención cedan, provocando daños
aún más graves en una zona ya asolada.
Islamabad (Agencias).– Las
autoridades paquistaníes continuaron ayer con las tareas de evacuación de la
población en el sur, donde las nuevas inundaciones agravaron lo situación de
un país en el que la violencia vinculada a los talibán reapareció en el
noroeste a pesar de la crisis humanitaria.
Varias aldeas se inundaron
ayer en la provincia suroriental de Sindh, en la que se teme que una ciudad,
situada cerca de la desembocadura del río Indo, quede completamente anegada
por las aguas, explicó a Efe una fuente oficial.
«La presa de Kotri está
soportando un enorme caudal en estos momentos. En las últimas horas se han
inundado cuatro o cinco aldeas», detalló ayer un portavoz de la Autoridad
Nacional de Gestión de Desastres.
De acuerdo a esta versión,
la ciudad de Thatta, situada en el delta del Indo, corre grave peligro porque
los muros de contención preparados para frenar la embestida de las aguas «no
son suficientemente resistentes» y podrían ceder.
La ONU aseguró en un
comunicado que «el agua se mueve rápido hacia Thatta» tras haberse
registrado brechas en infraestructuras protectoras, que han provocado que se
inunde una carretera nacional.
El 80% de los habitantes de
la localidad ya han abandonado sus hogares para ubicarse en zonas más
seguras, mientras que las autoridades se esfuerzan en evacuar al resto de la
población, según la fuente oficial consultada por Efe.
Con las inundaciones
afectando ahora especialmente a la provincia de Sindh y sus efectos presentes
ya casi a las puertas del mar Arábigo, las aguas han causado estragos en todo
Pakistán en su lento avance de norte a sur desde finales de julio.
«La ineptitud del Gobierno
para responder a esta crisis es palmaria. Es evidente por su ausencia y fallo
total para abordar una situación que, al menos en las partes bajas de Sindh,
estaba marcada en las cartas desde hace tiempo», denunció ayer en un
editorial el diario «Dawn».
Las críticas se multiplican
hacia la incompetencia de la administración política, mientras los
organismos humanitarios tratan de revitalizar el interés de la comunidad
internacional para que no caiga en el olvido una crisis que fue calificada por
el secretario general de la ONU, Ban Ki–moon, como «un tsunami a cámara
lenta».
«Incluso antes de las
inundaciones, más de 70.000 niños de las áreas afectadas sufrían severa
malnutrición. Ahora, con la falta de comida, agua potable y medicinas, corren
el riesgo de morir si no ofrecemos apoyo», advirtió ayer la ONU.
Enfrentamientos
en el noroeste
Además de a las inundaciones
en el sur del país, las autoridades paquistaníes tienen también otro
quebradero de cabeza en el noroeste, donde ayer volvieron a registrarse
enfrentamientos vinculados a los talibán.
Tras un ataque a primera hora
de ayer de un avión no tripulado de EEUU contra un objetivo talibán en las
áreas tribales fronterizas con Afganistán, la cercana ciudad de Peshawar
vivió momentos de mucha tensión.
Un grupo de insurgentes
presos que estaban siendo interrogados en una instalación militar mantuvo un
enfrentamiento con unos guardias a los que consiguió tomar como rehenes para
después atrincherarse en el centro.
El jefe de la Policía de
Peshawar, Liaqat Alí, relató a France Presse que cuatro insurgentes se
apoderaron de las armas de sus guardianes. «Cuatro terroristas han apresado a
sus guardianes y han comenzado a disparar. Un guardián ha resultado herido»,
explicó.
Pero, tras más de diez
horas, la Comandancia paquistaní anunció que las fuerzas de seguridad
pusieron fin a esta acción.
«La situación está bajo
completo control. Los dos guardias que habían sido tomados como rehenes han
sido rescatados. Los terroristas se han rendido y han sido puestos bajo
custodia», dijo a Efe el portavoz del Ejército paquistaní, Athar Abbas.
Abbas negó que se hubiera
tratado de un «ataque externo» con el objetivo de golpear al cercano
consulado de EEUU en Pe–shawar, tal y como sostuvieron otras fuentes
militares previamente.
Peshawar, con 2,5 millones de
habitantes, está situada a la entrada de las zonas tribales fronterizas con
Afganistán, que se han convertido en un bastión de los talibán paquistaníes
aliados de Al–Qaeda y el principal santuario del mundo de los cuadros de la
red de Osama bin Laden.
Los cerca de 400 atentados
atribuidos a los talibán paquistaníes se han cobrado la vida de 3.600
personas en los últimos tres años en todo el país.