Hemos llegado a una transición
decisiva en la evolución de la doctrina militar
estadounidense. La “guerra global contra el terrorismo”
dirigida contra al Qaeda y emprendida tras el 11 de
septiembre está evolucionando hacia una “guerra de religión”
con todas las de la ley, a una “santa cruzada” contra el
mundo musulmán.
El dogma militar y la guerra de
propaganda estadounidenses bajo el gobierno Bush se basaban
más en combatir el fundamentalismo islámico que en atacar
a los musulmanes. “Esto no es una guerra entre Occidente y
el Islam, sino ... una guerra contra el terrorismo”. Hay
que distinguir a los llamados “buenos musulmanes” de los
“malos musulmanes:
"Apenas se había asentado el
polvo de las derrumbadas Torres Gemelas el 11 de septiembre
cuando empezó una búsqueda febril de ‘musulmanes
moderados’, personas que proporcionarían respuestas, que
se distanciarían de esta atrocidad y condenarían los actos
violentos de los ‘extremistas musulmanes’,
‘fundamentalistas islámicos’ e ‘islamistas’. Rápidamente
emergieron dos categorías de musulmanes: los ‘buenos’ y
los ‘malos’; los ‘moderados’, ‘liberales’ y
‘laicos’ frente a los ‘fundamentalistas’,
‘extremistas’ e ‘islamistas’.” (Tariq Ramadan,
“Good Muslim, Bad Muslim, New Statesman, 12 de febrero de
2010)
Tras el 11 de septiembre la comunidad
musulmana en la mayoría de los países occidentales estaba
claramente a la defensiva. La división entre “buen musulmán’
y “mal musulmán” se aceptaba ampliamente. Los atentados
del 11 de septiembre supuestamente cometidos por musulmanes
no sólo fueron condenados, sino que comunidades musulmanas
también apoyaron la invasión y ocupación estadounidense y
de la OTAN de Afganistán e Iraq como parte de una campaña
dirigida contra el fundamentalismo.
La comunidad musulmana raramente ha
reconocido el hecho de que los atentados del 11 de
septiembre no fueron instigados por musulmanes. No se
menciona la continua relación de al Qaeda con la CIA,
tampoco se menciona su papel como una “baza de
inteligencia” patrocinada por Estados Unidos en la época
de la guerra soviético-afgana (Michel Chossudovsky
“America's ‘War on Terrorism’”, Global Research,
Montreal, 2005)
Desde principios de la década de 1980
Washington ha apoyado de manera encubierta a las facciones más
conservadoras y fundamentalistas del Islam, en gran parte
con vistas a debilitar los movimientos laicos, nacionalistas
y progresistas de Oriente Medio y Asia Central. Tal como es
sabido y está documentado, los servicios de inteligencia
estadounidenses apoyaron de forma encubierta las misiones
fundamentalistas wahhabi y salafi de Arabia Saudí, enviadas
no sólo a Afganistán sino también a los Balcanes y a las
repúblicas musulmanas de las antiguas repúblicas soviéticas
(Ibid.). Lo que se suele denominar “Islam político” es
en gran parte creación del aparato de inteligencia
estadounidense (con el apoyo de [los servicios de
inteligencia] MI6 británico y Mossad de Israel).
La mezquita de la Zona
Cero
Acontecimientos recientes sugieren un límite,
una transición desde la “guerra contra el terrorismo” a
la demonización categórica de los musulmanes. Al mismo
tiempo que pone de relieve la libertad de culto, el gobierno
Obama está “pregonando a bombo y platillo” una guerra más
amplia contra el Islam:
“Como ciudadano y como presidente,
creo que los musulmanes tiene el mismo derecho a practicar
su religión que cualquier otra persona en este país...
Esto es Estados Unidos y nuestro compromiso con la libertad
de culto debe ser inquebrantable.” (citado en “Obama
Backs Ground Zero Mosque; Iranian Link Questioned”, Israel
National News, 15 de agosto de 2010)
Tras la cortina de humo política se
está descartando la distinción entre “buenos
musulmanes” y “malos musulmanes”. Supuestamente la
anunciada mezquita de la Zona Cero está siendo financiada
por “el radical Estado canalla de Irán... mientras
Estados Unidos está redoblado las sanciones contra el régimen
[iraní] en represalia por su apoyo al terrorismo y lo que
se teme que sea un programa ilegal de desarrollo de armas
nucleares” (“Ground Zero mosque developers refuse to
outright reject funding from Iranian president Mahmoud
Ahmadinejad, NYPOST.com, 19 de agosto de 2010).
La creciente oleada de xenofobia,
desencadenada por la propuesta de hacer una mezquita y un
centro comunitario en la Zona Cero, tiene toda la apariencia
de una PSYOP (Operación Psicológica) que contribuye a
fomentar el odio contra los musulmanes en todo el mundo
occidental.
El objetivo es infundir temor,
despertar y utilizar el firme apoyo de los ciudadanos a la
próxima etapa de la “larga guerra” de Estados Unidos
que consiste en emprender ataques aéreos “humanitarios”
contra la República Islámica de Irán, a la que los medios
de comunicación retratan como un país que apoya a los
terroristas.
Aunque “no todos los musulmanes son
terroristas”, los medios de comunicación informan de que
todos los atentados terroristas (planeados o realizados) los
han perpetrado musulmanes.
En Estados Unidos se está atacando a
la comunidad musulmana en su conjunto. Se describe el Islam
como una “religión de guerra”. Se está anunciando la
propuesta de levantar una mezquita y un centro comunitario
como “una violación de la santidad de la Zona Cero”.
“Abrir una mezquita en la Zona Cero
es ofensivo y despectivo para con la ciudad y para con las
personas que murieron en los atentados. El proyecto supone
“escupir a la cara de cada una de las personas asesinadas
el 11 de septiembre” (“Plan to build mosque at Ground
Zero angers New Yorkers”, National Post, 17 de mayo de
2010)
“Terroristas locales”
Tanto las detenciones en base a
acusaciones falsas como los juicios espectáculo de
supuestos terroristas islámicos “locales” desempeñan
una importante función. Mantienen la impresión en la
conciencia íntima de los estadounidenses de que los
“terroristas islámicos” no sólo constituyen una
amenaza real sino que la comunidad musulmana a la que
pertenecen apoya ampliamente sus actos:
“La amenaza proviene cada vez menos
de extranjeros con un inglés rudimentario y pasaportes
dudosos. En vez de ello, reside mucho más cerca de casa: en
las casa unifamiliares urbanas, sótanos oscuros, en
cualquier lado con una conexión. Los terroristas locales
son la última encarnación de la amenaza de al-Qaeda.”
(“How terror came home to roost”, Ottawa Citizen, 27 de
agosto de 2010, informa sobre un supuesto ataque terrorista
en Canadá).
Desde un proceso de atacar
selectivamente a musulmanes con tendencias radicales (o
supuestamente asociados con “organizaciones
terroristas”), lo que se está desarrollando ahora es un
proceso generalizado de demonización de todo un grupo de
población.
Los musulmanes son cada vez más objeto
de una discriminación rutinaria y del perfil étnico. Se
les considera una amenaza potencial a la seguridad de la
nación. Se dice que la amenaza está “mucho más cerca de
casa” , “en tu barrio”, en otras palabras, lo que se
está desarrollando es una caza de brujas total que recuerda
a la Inquisición española.
En cambio, se describe a al-Qaeda como
una poderosa organización terrorista multinacional (que
posee armas de destrucción masiva) con filiales en los países
musulmanes: se presenta a al-Qaeda (con sus correspondientes
acrónimos) en varios puntos geopolíticos conflictivos y
escenarios de guerra: Al Qaeda en Iraq (AQI), Al Qaeda la
Península Arábiga (AQAP) (compuesta de al-Qaeda en Arabia
Saudí y la Yihad Islámica de Yemen), al-Qaeda en el
sudeste de Asia (Yamaa Islamiya), Organización al-Qaeda en
el Maghreb islámico, Harakat al-Shabaab Muyahidin en
Somalia, la Yihad Islámica egipcia, etc.
Las fuerzas de ocupación no consideran
en ningún momento que las atrocidades cometidas contra
varios millones de musulmanes en Iraq y Afganistán sean
actos terroristas.
La Inquisición
estadounidense
Se está desarrollando una “guerra de
religión” con vistas a justificar la cruzada militar
global. En la conciencia íntima de muchos estadounidenses
la “santa cruzada” contra los musulmanes está
justificada. Aunque el presidente Obama confirme la libertad
de culto, el orden social inquisitorial estadounidense ha
institucionalizado modelos de discriminación, prejuicio y
xenofobia en contra de los musulmanes. El perfil étnico se
aplica para viajar, al mercado laboral, al acceso a los
servicios sociales y más generalmente a la movilidad
social.
La Inquisición estadounidense tienen
un constructo ideológico que en muchos sentidos es similar
al orden inquisitorial prevaleciente en Francia y España
durante la Edad Media. La Inquisición, que empezó en
Francia en el siglo XII, se utilizó como justificación de
la conquista y de la intervención militar (véase Michel
Chossudovsky, 9/11 and the “American Inquisition”,
Global Research, 11 de septiembre de 2008).
Las detenciones, juicios y condenas de
los llamados “terroristas locales” (procedentes de la
comunidad musulmana de Estados Unidos) en base a acusaciones
falsas mantiene la legitimidad del Estado de Seguridad
Nacional y su aparato legal y de aplicación de la ley
inquisitorial.
Una realidad inquisitorial pone la
realidad del revés. Es un orden social basado en mentiras e
invenciones. Pero debido a que estas mentiras emanan de la más
alta autoridad política y forman parte de un amplio
“consenso”, invariablemente permanecen incontestadas. Y
quienes discuten el orden inquisitorial o se oponen de
cualquier manera a la agenda miliar o de seguridad nacional
de Estados Unidos son calificados ellos mismos de
“terroristas de la conspiración” o de rotundos
terroristas.
Más allá de este proceso de
detenciones y persecución inquisitorial, que supera a la
Inquisición española, la Casa Blanca ha lanzado un
oportuno programa de asesinatos extrajudiciales que permite
a las fuerzas especiales estadounidenses asesinar a
ciudadanos estadounidenses y a personas sospechosas de ser
terroristas locales: “¿Una lista de ciudadanos
estadounidenses preseleccionados que son objetivo específico
de asesinatos?” (Véase
Chuck Norris Obama's US Assassination Program? “A
Shortlist os US Citizens specifically Targeted for Killing”?,
Global Research, 26 de agosto de 2010, http://globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=20779
).
El objetivo es mantener la impresión
de que “Estados Unidos está siendo objeto de ataque” y
que los musulmanes de todo el país son cómplices del
“terrorismo islámico” y lo apoyan.
La demonización de los musulmanes
mantiene una agenda militar global. Bajo la inquisición
estadounidense Washington tiene un autoproclamado mandato
santo de extirpar el Islam y “expandir la democracia”
por el mundo.
Con lo que nos enfrentamos es con la
aceptación ciega y total de las estructuras de poder y de
la autoridad política. La santa cruzada de Estados Unidos
contra el mundo musulmán es un flagrante acto criminal
dirigido contra millones de personas.
(*) Michel Chossudovsky es profesor
de economía en la Universidad de Ottawa, Canadá, y
director del Center for Research on Globalization (CRG). Es
autor de “The Globalization of Poverty and the New
World”, segunda edición, Global Research, 2003 y de
“America’s ‘War on Terrorism’” Global Research,
2005.