Afganistán

Los talibanes y EEUU inician conversaciones

Por Syed Saleem Shahzad (*)
Asia Times, 11/09/10
Rebelión, 13/09/10
Traducido por Germán Leyens

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha prometido que comenzará a retirar tropas de Afganistán en julio de 2011, y como parte de los esbozos iniciales de esa estrategia de salida, los talibanes han iniciado por primera vez negociaciones serias con EE.UU. Los militares paquistaníes y Arabia Saudí actúan como intermediarios para facilitar las conversaciones, declaró a Asia Times un alto responsable de seguridad paquistaní directamente involucrado en el proceso de negociación.

Según el funcionario, el ejército paquistaní ya ha estado en contacto con altos comandantes talibanes, incluido Sirajuddin Haqqani. La información luego se pasa a los saudíes, quienes por su parte se ponen en contacto con los estadounidenses.

En esta etapa no se ha establecido un contacto directo con el líder talibán Mullah Omar, aunque de costumbre no se involucra personalmente en semejantes conversaciones; son manejadas por estrechos asociados.

El funcionario de seguridad indicó, sin embargo, que a diferencia de los últimos nueve años desde el derrocamiento de los talibanes y las operaciones de contrainsurgencia dirigidas por EE.UU. en Afganistán, Mullah Omar ha mostrado una actitud positiva y flexible.

Los talibanes han insistido previamente en que todas las tropas extranjeras –calculadas actualmente en 150.000 soldados– abandonen Afganistán antes de que se puedan iniciar conversaciones de paz. Aparte, el presidente afgano Hamid Karzai estableció un Alto Consejo de Paz para facilitar conversaciones con dirigentes talibanes.

Las conversaciones iniciales han cubierto dos áreas principales, el tema de unos 60 paquistaníes en la prisión estadounidense de Guantánamo y al–Qaida.

“Una delegación de funcionarios paquistaníes visitará pronto la prisión de la Bahía de Guantánamo para entrevistar personalmente a los prisioneros paquistaníes. [Su liberación] sería un gesto de buena voluntad del lado estadounidense, y también prepararía el terreno para negociaciones entre los talibanes y Washington”, dijo el funcionario paquistaní a ATol.

Otro elemento mencionado en las conversaciones es la demanda estadounidense de mantener una presencia militar en el norte de Afganistán, mientras acepta otorgar el control del sur a los talibanes. Los talibanes no están de acuerdo, quieren una retirada total de EE.UU. Éste sigue siendo un punto de considerable desacuerdo.

El factor al–Qaida

Al–Qaida sigue siendo un problema clave, EE.UU. no está interesado en ningún trato con el grupo y quiere separar específicamente a los talibanes de al–Qaida.

EE.UU. ha insistido siempre en que cualquier futuro gobierno de los talibanes tendría que expulsar a al–Qaida de Afganistán. Los talibanes están de acuerdo, pero quieren que se trate a al–Qaida "honorablemente”. La presencia de Osama bin Laden y de su al–Qaida en Afganistán condujo a EE.UU. a invadir el país a finales de 2001 como represalia por los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU.

Por su parte, al–Qaida, armado de nuevos aliados, tiene su propia agenda no importa si los talibanes hacen la paz con Washington o continúan con su guerra.

El jefe del ejército de Pakistán, el general Ashfaq Parvez Kiani, reconoce plenamente lo delicado del problema. El ejército no quiere barrer nada bajo la alfombra, apunta a encarar todos los temas para que, cuando comiencen negociaciones más avanzadas con los talibanes, todos los estorbos se hayan resuelto.

Los militares paquistaníes han establecido un sistema de comunicaciones ocultas en las que los temas se discuten con los dirigentes talibanes. Luego comparten las notas con Washington y Riad simultáneamente. En este proceso, Arabia Saudí tiene un papel central.

En vista del problema de al–Qaida –que tiene el potencial de descarrillar cualquier esfuerzo por la paz– Kiani fue recientemente a Riad y pasó cinco días en discusiones con el rey Abdullah, el jefe de inteligencia príncipe Muqrin bin Abdul Aziz y otros funcionarios. El tema central fue cómo rehabilitar a bin Laden y otros ciudadanos saudíes, aparte de organizar un estatus de refugiados para otros miembros de al–Qaida. Bin Laden fue despojado de su ciudadanía saudí en los años noventa.

El director de la Inteligencia Inter–Servicios de Pakistán, teniente general Ahmad Shuja Pasha, fue enviado a Washington en relación con una propuesta para que al–Qaida se vaya de Afganistán a Arabia Saudí.

La lucha de al–Qaida entra a una fase decisiva, en la cual no necesita necesariamente la protección y apoyo de los talibanes, a diferencia del año 2002, cuando al–Qaida había sido fuertemente golpeado como resultado de los ataques de EE.UU. y reducido a unos pocos miles de miembros en una milicia muy variopinta. También había perdido una serie de dirigentes en la “guerra contra el terror”, muertos o arrestados por Pakistán a partir del año 2002.

Desde entonces la organización ha reanimado su situación, desde el Cáucaso a las áreas tribales paquistaníes, desde India a Iraq y Somalia.

En Afganistán, el sudoeste lo controla el clan Kandahari de Mullah Omar, mientras el sudeste está totalmente bajo el comando de comandantes pro al–Qaida como Qari Ziaur Rahman y Sirajuddin Haqqani. Sus fuerzas incluyen miles de no pastunes vinculados a la Jundalá anti iraní y la poderosa Brigada 313 de Ilyas Kashmiri. También cuentan con el apoyo de Laskhar–e–Jhangvi y por último, pero no menos importante, de los pastunes de Tehrik–e–Taliban Pakistan (talibanes paquistaníes).

Al–Qaida envió recientemente a chechenos y uzbekos de las áreas tribales paquistaníes de vuelta a las repúblicas centroasiáticas y Rusia. En el último ataque, el jueves, 18 personas resultaron muertas y más de cien heridas en un atentado suicida en la capital del norte de Ossetia, Vladikavkaz.

Bajo la estructura de comando de Laskhar al–Zil, un ejército misterioso que incluye a varios grupos vinculados a al–Qaida, este último se está restableciendo en Iraq, Yemen y Somalia, y al mismo tiempo planifica la apertura de un nuevo y constante frente en India.

Según contactos de AToL en el campo combatiente, al–Qaida no objeta a que se llegue a un acuerdo de los talibanes con Washington si allana el camino para una retirada estadounidense de Afganistán. Al–Qaida simplemente abandonaría Afganistán y aumentaría sus operaciones en Pakistán e India. Al–Qaida ya ha aumentado sus ataques en Pakistán para crear espacio para sus operaciones.

En las últimas semanas, grupos vinculados a al–Qaida como Tariq Afridi han llegado a acuerdos con el señor de la guerra local Mangal Bagh para atacar ciudades importantes en la intranquila provincia Khyber Pakhtoonkhwa, incluyendo Kohat y la capital Peshawar.

El comandante Badr Mansur ha sido encargado de aumentar las actividades en ciudades cercanas a las áreas tribales, incluidas Dera Ismail Khan, Bannu y Lucky Marwat. Se ha pedido a Sabir Mehsud de Lashkar–e–Jhangvi que aumente los ataques en los principales centros urbanos de Islamabad, Lahore, Karachi y Quetta, mientras se ha ordenado al comandante Bin Yameen que movilice a sus cuadros en el Valle Swat.

Aunque el proceso de diálogo entre los talibanes y Washington está en sus comienzos, al–Qaida está encaminado a establecer una infraestructura para demostrar que es el verdadero protagonista del próximo partido y no algún Estado, el ejército o los talibanes.


(*) Syed Saleem Shahzad es jefe de la Sección Pakistán de Asia Times.