Declaración de la corriente
internacional Socialismo o Barbarie
¡Viva la gran
rebelión de las masas árabes!
¡Viva
el pueblo de Egipto en lucha!
El
mundo árabe está conmovido por una inmensa y espectacular
rebelión popular. Iniciada hace apenas semanas en Túnez,
se ha ido extendiendo, aunque en forma muy desigual, a todos
los países de la región, en primer lugar a Egipto.
La
velocidad pasmosa con que se han propagado las llamas de
esta rebelión, demuestra varias cosas. Primero, que los
pueblos árabes, aunque fragmentados en múltiples estados,
conservan un grado de unidad e identidad notables,
con grandes y veloces “vasos comunicantes”. Pero también,
y no menos importante, demuestra que esos pueblos están
frente a terribles problemas y enemigos comunes.
Bajo
dictaduras monstruosas (como la que cayó en Túnez y
la que hoy está vacilando en Egipto), los pueblos árabes se
están hundiendo cada vez más en la miseria y la degradación
social, una situación hoy agravada brutalmente por la
crisis capitalista mundial. ¡En Egipto, desde el 2007, los
pecios de los alimentos han subido un 800%!
La
chispa que desde Túnez desencadenó este incendio
internacional, retrata con exactitud la situación política
y social: la inmolación de Mohamed Bouazizi, un graduado
universitario desempleado que era vendedor ambulante, y al
que la policía de la dictadura había privado del carro de
verduras con que se ganaba la vida.
Un
columnista de la prensa “seria” del imperialismo yanqui
comprueba preocupado que en Egipto “desde hace décadas la
furia del pueblo ha estado ardiendo sin llamas bajo la
superficie”.[New York Times, 28/01/11] ¡Hoy,
como un volcán, la “furia del pueblo” está haciendo
erupción en un país tras otro!
Pero
los pueblos árabes no sólo comparten situaciones políticas
y sociales cada vez más intolerables, sino que también tienen
los mismos enemigos, que se benefician de su miseria y
opresión. Son las miserables burguesías, su personal político
y militar, y por encima de ellos, sus amos: en primer lugar,
el imperialismo yanqui (con su enclave colonial del Estado
de Israel) y también las antiguas potencias colonizadoras
europeas, como Francia que sigue operando en el Magreb.
Egipto,
epicentro de la rebelión
Lo
trascendental es que, en estos momentos, el
epicentro del terremoto está en Egipto, el país más
importante del mundo árabe y que también marcó su rumbo
político durante el siglo pasado. Con Nasser fue la capital
del nacionalismo laico, cuando se presentaba como
“antiimperialista” y combatía a Israel. Luego, con
Sadat y Mubarak, marcó el record de la capitulación y el
entreguismo al imperialismo yanqui e Israel.
Ahora,
la caída de la infame dictadura de más de tres décadas de
Mubarak –el principal sátrapa de EEUU e Israel junto con
el monarca de Arabia saudita– sería un golpe terrible,
cambiaría toda la situación del mundo árabe.
Además,
en Egipto existe una clase obrera más fuerte e importante
que otros países de la región. A pesar de la dictadura (y
los burócratas sindicales a su servicio), sectores obreros
han venido haciendo huelgas e incluso manifestaciones políticas,
por ejemplo en junio pasado en apoyo a Gaza y en protesta
contra los ataques de Israel y la complicidad de Mubarak.
Asimismo,
en Egipto existe un inmenso sector juvenil: el 40% de
la población tiene entre 10 y 29 años.[Al-Masry Al-Youm,
16/02/10] Una parte importante de esa juventud tiene
diversos grados de educación, incluso universitaria.
Pero
la perspectiva de la gran mayoría de esta franja de más de
30 millones de jóvenes (incluso de los que han recibido
buena educación) es la de no conseguir trabajo o vegetar
en empleos precarios y miserables. La educación,
inclusive la de más alto nivel, ya no garantiza empleos
privados ni estatales. A eso se agrega el régimen
dictatorial odioso y asfixiante, que maneja todo con las
reglas de un clientelismo corrupto y mafioso, y que reprime
cualquier expresión libre de la juventud, incluso las que
no lo cuestionan directa y políticamente.
No
es sorprendente que este multitudinario sector juvenil –al
igual que en Túnez– fuese el detonante y también la
vanguardia de la rebelión.
La
prensa ha distorsionado esto, poniendo por la nubes a
Facebook o Twitter, cuando en verdad no se trata sólo de
los medios de comunicarse, sino de quiénes y para qué los
usan. Es decir, qué contenido social y político
transmiten.
A
estos amplios sectores juveniles se agregaron cientos de
miles de egipcios provenientes de distintos sectores
sociales, desde trabajadores y desocupados hasta capas
medias, profesionales y burgueses excluidos de la clientela
del régimen.
El
peso notable de los sectores laicos
En
Túnez y luego en Egipto, la rebelión ha abierto también
un perspectiva ideológica nueva, que puede ser de inmensa
importancia política para la región y también para el
socialismo revolucionario.
En
el mundo árabe después de la Segunda Guerra Mundial,
cuando se produjeron simultáneamente la “descolonización”
y la instalación del enclave imperialista de Israel, se
sucedieron dos “oleadas” ideológicas y políticas.
La primera fue la del nacionalismo burgués
“antiimperialista” y laico, cuyo paradigma fue
Nasser en Egipto.
Tras
la degeneración política, ideológica y moral de todos
los nacionalismos laicos (desde Argelia a Iraq y desde
Egipto a Palestina), tomaron el relevo las distintas corrientes
“islamistas”. Aunque en Egipto no llegaron a tomar
el poder, constituyeron corrientes muy importantes y El
Cairo fue también uno de sus centros ideológicos.
Hoy,
la rebelión iniciada en Túnez y potenciada en Egipto
muestra un fenómeno nuevo, que quizás, si el
proceso avanza y logra triunfos, puede marcar una tercera
fase, distinta a la del ya degenerado nacionalismo laico
y a la posterior del “islamismo” retrógrado.
Un
fenómeno nuevo, expresión regional de que el “signo
de los tiempos” a nivel internacional tampoco es el mismo
que dos o tres décadas atrás, cuando en plena expansión
del neoliberalismo y de la llamada “muerte del
islamismo”, el terreno estaba fértil para estas
corrientes mayormente retrógradas.
Sin
embargo hoy, ni
en Túnez ni en Egipto, los “islamistas” estuvieron a la
vanguardia ni tuvieron la iniciativa. En Egipto, la
principal organización islamista –la Hermandad Musulmana,
que en verdad viene haciendo de “oposición de Su
Majestad” a Mubarak– esperó hasta el viernes 28 para
llamar a manifestar, cuando ya medio mundo estaba en las
calles.
Al
parecer, gran parte de la juventud que salió a la lucha es laica
e “ilustrada”, lo que se refleja en las
declaraciones, reportajes y mensajes en las “redes
sociales”.
Si
este inmenso proceso avanza y logra triunfos, podría darse
un cambio importante del panorama ideológico en el mundo árabe,
con espacios cualitativamente mayores para las diversas
corrientes laicas.
Esto
sería una oportunidad inédita para el socialismo
revolucionario. El mundo árabe no sólo estuvo
“bloqueado” por esas barreras del nacionalismo laico y
el islamismo retrógrado, sino también por el desastre de
que el “marxismo” estuvo representado por las corrientes
stalinistas. Ahora puede abrirse otra perspectiva de
relanzamiento de la pelea por auténticas corrientes
socialistas y revolucionarias.
Dos
políticas del imperialismo y las burguesías árabes para
derrotar la rebelión en curso
Lo
repentino e inesperado del proceso ha provocado confusión y
divisiones en los imperialismo y sus sirvientes de la región.
En
relación a Egipto –que es la clave de la situación–
Washington y sus lacayos nativos aún vacilan entre dos
políticas contrarrevolucionarias: seguir sosteniendo al
insostenible régimen de Mubarak o apostar a la trampa de
una transición “democrática”. Al momento de escribir
esta declaración, es lo que se está discutiendo
rabiosamente en la Casa Blanca y el Pentágono, y también,
por supuesto, entre sus lacayos de El Cairo, especialmente,
los militares.
Sostener
a toda costa a Mubarak, exigiría una represión aún más
sangrienta, posiblemente con miles de víctimas. Aunque
esto al imperialismo le tiene sin cuidado, la represión a
toda costa no le da plenas garantías de éxito, ni siquiera
a corto plazo. Las consecuencias serían que si la dictadura
cae finalmente, el odio de las masas apuntaría directo
al imperialismo yanqui. Y hasta ahora, aunque ha habido
expresiones antiimperialistas, los manifestantes no han
apuntado mayoritaria ni principalmente a EEUU. Incluso hay
toda una franja que parece tener esperanzas en la
charlatanería “democrática” de Obama & Cía.
La
otra salida ya delineada es la trampa de la “transición”
a la “democracia”. El imperialismo y la burguesía
egipcia ya tiene un buen candidato para encabezar esta
estafa: el “premio Nóbel de la paz”, Mohamed el-Baradei,
ex funcionario de la ONU –director de la Agencia
Internacional de Energía Atómica (AIEA)–.
La
subida de el-Baradei con un “gobierno de transición”
podría calmar las aguas en lo inmediato, pero iniciaría
un proceso temible: se abrirían las puertas a los
reclamos de los trabajadores, la juventud y las masas
populares, que actuarían con el sentimiento triunfante de
haber derribado a una de las peores dictaduras del mundo. O
sea, puede abrir un curso de crecientes luchas y
radicalización política, porque ni el capitalismo
egipcio ni su amo yanqui están en condiciones de satisfacer
sus exigencias.
Asimismo,
sería un ejemplo potencialmente
devastador
para el resto de los títeres de EEUU-Israel y Francia,
desde Arabia Saudita y Yemen hasta Argelia y Marruecos.
La
lucha por una salida obrera, juvenil y popular independiente
En
esta situación, que además puede abrir una oportunidad
histórica para el socialismo revolucionario en el mundo árabe,
lo central es impulsar y desarrollar todos los elementos e
iniciativas independientes de todas las corrientes
burguesas, sean laicas o “islamistas”: ¡Nada de
“islamistas” ni de políticos burgueses “laicos”,
como el-Baradei!
La
autoorganización independiente de la juventud y los
trabajadores para tirar abajo a la tambaleante dictadura y
luego para enfrentar cualquier trampa “democrática”
aparece como la necesidad central. ¡Ése es el
primer eslabón de cadena de la que hay que tirar!
En
esa perspectiva, una demanda inmediata y fundamental es la
de absoluta libertad de organización y propaganda política,
en primer lugar para las
corrientes de la izquierda y del socialismo o
revolucionario.
Para
que pueda abrirse un nuevo ciclo político en el mundo árabe,
es imprescindible acabar con lo que ha sido el rasgo
común de todos sus regímenes (incluso de los
que se decían “socialistas”, como Nasser o el FLN de
Argelia): la ausencia total de libertades políticas y de
pensamiento, especialmente para la izquierda.
Es
en ese marco de ausencia de libertades políticas que todos
esos gobernantes –hasta los que posaban de
“antiimperialistas”– podían responder con la represión
más brutal a cualquier reclamo obrero y popular.
Este
es el primer paso para que la rebelión de Túnez, Egipto y
demás países árabes pueda abrir allí una nueva era en
la perspectiva de una salida obrera y socialista.
Solidaridad
mundial con la rebelión árabe
Por
último, en todos los países del mundo y en especial en
EEUU y Europa, los trabajadores y la juventud tenemos una
tarea fundamental: la solidaridad con las masas árabes
en lucha,
concretando esto en comenzar a impulsar
movilizaciones de protesta a los consulados o embajadas
de Egipto y demás países árabes.
¡Exijamos
a todos los gobiernos que cesen su apoyo a las dictaduras
genocidas de Egipto y de todo Medio Oriente!
¡Basta
de represión, fuera ya Mubarak, por una salida
autoorganizada, democrática, obrera y socialista!
Corriente
internacional
Socialismo o Barbarie
29 de enero de 2010
Déclaration
de Socialisme ou Barbarie
Vive
la grande rébellion des masses arabes !
Vive
le peuple égyptien en lutte !
Le
monde arabe est bouleversé par un soulèvement populaire énorme
et spectaculaire. Commencé il y a quelques semaines à peine
en Tunisie, il est en train de s’étendre, bien que de façon
très inégale, à tous les pays de la région et d'abord en
Egypte.
La
vitesse étonnante avec laquelle les flammes de la rébellion
se sont répandues démontre plusieurs choses. Tout d'abord,
que les peuples arabes, bien que fragmentés en plusieurs états,
conservent un degré d’unité et d’identité
impressionnant, avec de grands et rapides "vases
communicants". Mais aussi, et ça n’est pas moins
important, elle démontre que ces peuples sont confrontés à
de terribles problèmes et à des ennemis communs.
Sous
des dictatures monstrueuses (comme celle qui est tombée en
Tunisie et celle qui est vacillante en Egypte), les peuples
arabes se sont enfoncés toujours plus dans la pauvreté et la
dégradation sociale, une situation aggravée brutalement par
la crise capitaliste mondiale.En Egypte, depuis 2007, les prix
de la nourriture ont augmenté de 800%!
L'étincelle
qui a déclenché l'incendie international depuis Tunis,
montre fidèlement la situation politique et sociale: l’immolation
de Mohamed Bouazizi, un diplômé universitaire au chômage,
vendeur ambulant à qui la police avait confisqué la
charrette de légumes qui était sa seule source de revenus.
Un
chroniqueur d’un journal «sérieux» de l’impérialisme
américain en Égypte note avec préoccupation que "pendant
des décennies la fureur du peuple a couvé sous la
cendre." [New York Times, 28/01/2011] Aujourd'hui, comme
un volcan, la "fureur du peuple» entre en éruption dans
un pays après l'autre!
Mais
les peuples arabes partagent non seulement des situations
politiques et sociales de plus en plus intolérables, mais en
plus, ils ont les mêmes ennemis, qui profitent de leur misère
et oppression. Ce sont les bourgeoisies criminelles, leur
personnel politique et militaire, et au–dessus, leurs maîtres:
d'abord, l'impérialisme américain (avec son enclave
coloniale l'Etat d'Israël) et également les anciennes
puissances coloniales européennes comme la France qui reste
active dans le Maghreb.
L'Egypte, épicentre
de la rébellion
Ce
qui est fondamental, c’est qu’à l'heure actuelle, l'épicentre
du tremblement de terre est l’Egypte, le pays le plus
important dans le monde arabe et qui a marqué son parcours
politique au cours du siècle dernier. L’Egypte a été la
capitale du nationalisme laïc avec Nasser, quand celui–ci
apparaissait comme «anti impérialiste» et en lutte contre
Israël. Puis, Sadate et Moubarak, ont battu le record de
capitulation et de capitulation à l'impérialisme américain
et à Israël.
Maintenant,
la chute du dictateur Moubarak, tristement célèbre depuis
plus de trois décennies, satrape des États–Unis et d'Israël
comme le monarque d'Arabie Saoudite, serait un coup terrible
et changerait toute la situation du monde arabe.
En
outre, en Egypte il y a une classe ouvrière plus forte et
plus importante que dans les autres pays de la région. En dépit
de la dictature (et des bureaucrates syndicaux à son service),
les secteurs ouvriers ont fait des grèves et même des
manifestations politiques, comme la dernière en juin, en
soutien à Gaza et pour protester contre les attaques d’Israël
et la complicité de Moubarak.
De
même, en Égypte il y a une immense population jeune: 40% de
la population est comprise entre 10 et 29 ans [Al – Masry Al
–Youm, 16/2/2010] Une partie importante de la jeunesse a eu
accès à différents niveaux d’études y compris l’université.
Mais
la perspective de la grande majorité de cette tranche de
population de plus de 30 millions de jeunes (y compris ceux
qui ont reçu une bonne éducation) est de ne pas avoir accès
à un emploi ou de végéter dans des conditions précaires et
misérables. L'éducation, y compris celle du plus haut niveau,
ne garantit pas un emploi, ni dans le privé, ni dans la
fonction publique. Il faut ajouter à cela l'odieux régime
dictatorial et oppressif, qui gère tout selon les règles du
clientélisme corrompu et mafieux, et supprime toute
expression libre des jeunes, y compris celle qui ne pose pas
de questions directement politiques.
Ce
n’est pas surprenant que ce secteur jeune ait été le
catalyseur et l'avant–garde de la rébellion, comme en
Tunisie,.
La
presse a déformé ceci, en portant aux nues Facebook ou
Twitter, alors que ce qui est important ce n’est pas le réseau
en soi, mais « qui » les utilise et dans quel but. C’est
à dire, le contenu social et politique transmis.
Des
centaines de milliers d'Egyptiens de différents secteurs
sociaux ce sont unis à la jeunesse : des travailleurs et des
chômeurs jusqu’ à la classe moyenne, des professionnels et
des bourgeois exclus de la clientèle du régime.
Le poids
considérable des secteurs laïcs
En
Tunisie et en Egypte, la rébellion a ouvert aussi une
nouvelle perspective idéologique, qui peut être d'une
importance politique énorme pour la région et aussi pour le
socialisme révolutionnaire.
Dans
le monde arabe après la Seconde Guerre mondiale, quand il y
avait en même temps la «décolonisation» et l'installation
de l'enclave impérialiste d'Israël, se sont succédées deux
«vagues» idéologiques et politiques. La première a été
celle du nationalisme «anti–impérialiste» bourgeois et laïque,
dont le symbole a été Nasser en Egypte.
Après
la dégénérescence politique, idéologique et morale de tous
les nationalismes laïcs (de l'Algérie à l'Irak et de
l'Egypte à la Palestine), les divers courants «islamistes»
prirent la relève. Malgré le fait qu’en Égypte ils n'ont
pas réussi à prendre le pouvoir, ce sont des courants très
importants et Le Caire a également été un de leurs centres
idéologiques.
Aujourd'hui,
la rébellion entamée en Tunisie et amplifiée en Egypte représente
un phénomène nouveau, qui peut marquer une troisième phase
différente de la dégénérescence du nationalisme laïc et
de l’« Islamisme » rétrograde, si le processus va de l’avant
et va jusqu’à son terme.
Ni
en Tunisie, ni en Egypte, les «islamistes» n’ont été au
premier plan ni n’ont pris l'initiative de la lutte. En
Egypte, la principale organisation islamiste – les Frères
musulmans, qui est "l’opposition de Sa Majesté"
de Moubarak – a attendu jusqu'à vendredi pour appeler à
manifester, lorsque tout le monde était déjà dans les rues.
Apparemment,
la plupart des jeunes en lutte sont laïcs et cultivés, ce
qui se reflète dans les déclarations, reportages et messages
dans les réseaux sociaux.
Si
ce processus va de l'avant et remporte des succès, il
pourrait y avoir un changement majeur dans le paysage idéologique
du monde arabe, avec des espaces qualitativement supérieurs
pour les différents courants laïques.
Ce
serait une occasion unique pour le socialisme révolutionnaire.
Le monde arabe n’a pas été seulement "bloqué"
par les barrières du nationalisme laïc et par l'islamisme rétrograde,
mais aussi par la catastrophe d’un «marxisme» était représenté
par les courants staliniens. Maintenant une perspective différente
peut s’ouvrir.
Deux
politiques de l'impérialisme et de la bourgeoisie arabe pour
finir avec la rébellion en cours
L'imprévisibilité
et la soudaineté du processus ont provoqué la confusion et
la division de l'impérialisme et de ses agents dans la région.
En
ce qui concerne l'Egypte, qui est la clé de la situation,
Washington et ses laquais indigènes hésitent encore entre
deux politiques contrerévolutionnaires: continuer le soutien
au régime de Moubarak ou parier sur le piège de la
transition "démocratique". Au moment où on écrit
cette déclaration, c'est le débat acharné à la Maison
Blanche et au Pentagone, et aussi, bien sûr, entre les
laquais du Caire, en particulier les militaires.
Soutenir
à tout prix Moubarak exige une répression encore plus
sanglante, voire des milliers de victimes. Bien que cela ne dérange
pas l’impérialisme, la répression à fond ne donne pas
toutes les garanties de succès, même à court terme. Les
conséquences pourraient être que, si la dictature finalement
tombe, la haine des masses cible directement l'impérialisme
yankee. Et jusqu'à présent, même s'il y a eu des
expressions anti–impérialistes, les manifestants n’ont
pas ciblé principalement les États–Unis. Il y a même un
secteur qui a des espoirs dans le charlatanisme "démocratique"
d’Obama & Co.
L’autre
solution déjà envisagée est le piège de la «transition»
vers la démocratie. L'impérialisme et la bourgeoisie égyptienne
ont un bon candidat pour mener ce type d'escroquerie, le «prix
Nobel de la paix », Mohamed El Baradei, un ancien
fonctionnaire des Nations Unies, directeur de l'Agence
Internationale de l'Energie Atomique (AIEA).
La
montée d’El Baradei avec un "gouvernement de
transition" pourrait calmer le jeu dans l'avenir immédiat,
mais entamerait un processus dangereux et ouvrirait la porte
aux revendications des travailleurs, des jeunes et des masses,
qui agiraient avec le sentiment de triomphe d’en avoir fini
avec une des pires dictatures au monde. En d'autres termes, un
processus de conflits croissants et de radicalisation
politique pourrait se faire jour, parce que, ni le capitalisme
égyptien, ni leur maître yankee ne sont en mesure de répondre
à leurs demandes.
Il
serait également un exemple catastrophique pour les autres
marionnettes des USA, d’Israël, de France, d’'Arabie
saoudite et du Yémen jusqu’ à l'Algérie et le Maroc.
La
lutte pour une solution indépendante pour la classe ouvrière,
la jeunesse et les couches populaires
Dans
cette situation, qui peut ouvrir une opportunité historique
pour le socialisme révolutionnaire dans le monde arabe,
l'objectif central est de promouvoir et développer tous les
éléments et initiatives indépendantes de tous les courants
bourgeois, qu'ils soient laïcs ou «islamistes» : Pas d’
« islamistes » ni de politiciens bourgeois «laïcs», comme
El Baradei!
L’auto–organisation
indépendante de la jeunesse et des travailleurs pour abattre
la dictature chancelante, puis pour faire face à un piège «
démocratique », apparaît comme la nécessité centrale.
C'est le premier maillon de la chaîne qu’il faut tirer!
Dans
cette perspective, une exigence fondamentale et immédiate est
la liberté absolue d'organisation et de propagande, aussi
bien pour les courants de la gauche socialiste que révolutionnaires.
Pour
ouvrir un nouveau cycle politique dans le monde arabe, il est
impératif de mettre fin à ce qui a été la caractéristique
commune de tous les régimes (y compris ceux qui se disaient
«socialistes» tel que celui de Nasser ou du FLN algérien):
l'absence totale de liberté politique et de la pensée, en
particulier pour la gauche.
C'est
dans le cadre de ce manque de libertés politiques que tous
ces gouvernants, même ceux qui se présentaient comment des
«anti–impérialistes» – répondaient par la répression
brutale à toute demande ouvrière et populaire.
C’est
le premier pas pour que la rébellion en Tunisie, en Egypte et
dans d'autres pays arabes puisse ouvrir une nouvelle ère.
Solidarité
mondiale avec la rébellion arabe
Enfin,
dans tous les pays du monde et surtout aux États–Unis et en
Europe, les travailleurs et la jeunesse ont une mission
fondamentale: la solidarité avec les masses arabes en lutte.
Exigeons
que tous les gouvernements cessent leur soutien aux dictatures
génocidaires d’Egypte et du Moyen Orient tout entier !
Socialisme
ou Barbarie
29
janvier 2010
Declaration
of the International Current Socialism or Barbarism
Long
live to the great Arab revolt of the masses!
Long
live to the fighting people of Egypt!
The
Arab world is shocked by a huge and dramatic popular uprising.
Initiated just weeks ago in Tunisia, the uprising has been
expanding, albeit, very unevenly, to all countries of the
region, in the first place to Egypt.
The
astonishing speed with which they have spread the flames of
this rebellion, it shows several things. First, that the Arab
peoples, although fragmented in multiple states, retain an
impressive degree of unity and identity, connected with large
and fast "communicating vessels." But also, and not
least important, it shows that these people are facing
terrible problems and common enemies.
Under
monstrous dictatorships (like the one that fell in Tunisia and
is now wavering in Egypt), the Arab peoples are sinking ever
deeper into poverty and social degradation, a situation now
aggravated severely by the global capitalist crisis. In Egypt,
since 2007, the price of food has risen by 800%!
The
spark from Tunisia that set this international fire off
accurately portrays the political and social situation:
Mohamed Bouazizi, an unemployed university graduate who was
making a living as a hawker, set afire himself in protest, and
ultimately died, because the police had taken away his
vegetable truck that helped him to survive.
A
reporter from a "serious" American newspaper in
Egypt notes with concern that "for decades the people's
fury has been smoldering beneath the surface." [New
York Times, 1/28/1911] Today, as a volcano, the
"fury of the people" is erupting in one country
after the other!
The
Arab peoples, however, share not only political and social
situations increasingly intolerable but they also have the
same enemies who profit from their misery and oppression.
These enemies are the miserable bourgeoisies, their political
and military staff, and above them, their masters: in the
first place, the U.S. imperialism (with its colonial enclave
in the State of Israel) and also the former European colonial
powers like France which still remains active in the Maghreb.
Egypt, the epicenter of the rebellion
The
transcendental thing is that, at present, the epicenter of the
earthquake is in Egypt, the most important country in the Arab
world and which also marked his political course during the
last century. Under Nasser’s rule, Egypt was the capital of
secular nationalism, when he presented himself as "anti-imperialist"
and combated Israel. Then, under Sadat and Mubarak’s rule,
Egypt marked the record of appeasement and capitulation to the
U.S. imperialism and to Israel.
Now,
the fall of Mubarak’s notorious dictatorship of more than
three decades—the chief satrap of the U.S. and Israel
together along the Saudi Arabia monarchy—would be a terrible
blow and it would change the whole situation of the Arab world.
Moreover,
in Egypt there is a stronger and more important working class
than in other countries in the region. Despite the
dictatorship (and union bureaucrats in his service), workers
have been making strikes and even political demonstrations,
such as the one held last June in support of Gaza and to
protest against Israel’s attacks and the complicity of
Mubarak.
In
Egypt there is a huge youth sector. Forty per cent of the
population is between the age of 10 and 29 [Al-Masry Al-Youm,
16/2/1910] and an important part of them has varying degrees
of education, including university degrees.
But
the prospect of the vast majority of this group of more than
30 million young people, even those who have received a good
education, is to stay unemployed or to wander in precarious
and miserable jobs. Education, including higher education,
does not guarantee private or state employment. In addition to
that, the hateful and oppressive dictatorial regime handles
everything by the rules of a corrupt patronage and mafia and
suppresses any free expression of the youth, even to those who
do not directly question him politically.
Not
surprisingly, this massive youth sector, as in Tunisia, was
the catalyst and the forefront of the rebellion.
The
press has distorted it by giving extremely importance to
Facebook or Twitter, when in fact it's not just the means used
to communicate, but whom and for what they use them. That is,
what social and political content they transmit.
Hundreds
of thousands of Egyptians from different social sectors, from
workers and unemployed to middle class, from bourgeois
professionals to customers excluded from the scheme joined
these broad youth groups.
The considerable weight of secularists
In
Tunisia and then in Egypt, the rebellion has also opened a new
ideological perspective, which can be of immense political
importance for the region and also for the development of
revolutionary socialism.
After
the Second World War, when simultaneously the decolonization
in the Arab world and the installation of the imperial enclave
of Israel occurred, there were two ideological and political
“waves.” The first one was that of bourgeois nationalism,
"anti-imperialism" and secularism, whose paradigm
was Nasser in Egypt.
After
the political, ideological, and moral degeneration of all
secular nationalisms (from Algeria to Iraq and from Egypt to
Palestine), various "Islamist" groups took over
power in different states. While in Egypt they failed to take
power, they remained very relevant there and Cairo became also
one of its ideological centers.
Recently,
the rebellion which started in Tunisia and increased its power
in Egypt shows a new phenomenon, and perhaps, if the process
advances and succeeds, it can mark a third phase, different
from the degenerate and secular nationalism of the past and
from the reactionary "Islamism" that arrived later.
A
new phenomenon seems to appear, a regional expression that
reminds us that the "sign of the times" at an
international level is not the same that two or three decades
ago. When neo-liberalism and the so-called "death of
Islam" were in full expansion, the ground was fertile for
the appearance of religious currents, mostly reactionary.
However,
during the recent events neither in Tunisia nor in Egypt, the
"Islamists" were at the forefront or took any
initiative. In Egypt, the main Islamist organization, the
Muslim Brotherhood which actually has been playing the role of
the "opposition of His Majesty" to Mubarak, waited
until Friday 28th to call their followers to
mobilize, when already half of the country was on the streets.
Apparently,
much of the youths who rallied are secular and "educated",
which is reflected in the statements, reports and messages in
the "social networks".
If
this process moves forward and achieves huge successes, there
could be a major change in the ideological landscape of the
Arab world, with qualitative more space for various secular
currents.
This
would be a unique opportunity for revolutionary socialism. The
Arab world was not only "blocked" by the barriers of
secular nationalism and reactionary Islamism, but also by the
devastating fact that "Marxist" currents were
represented by the Stalinist organization. At the moment, the
perspectives are that another way to re-launch the fight for
genuine socialist and revolutionary currents can open.
Two policies of the American imperialism and the Arab
bourgeoisie to defeat the rebellion in progress
The
suddenness and unexpectedness of the process has caused
confusion and division in the different imperialisms and its
servants in the region.
With
regard to Egypt, which is the key factor to this situation,
Washington and its natives obsequious followers still hesitate
between two counter-revolutionary policies: to continue to
support the unsustainable Mubarak regime or to bet on a
transitional "democratic" trap. As this declaration
is being written, the latter is what is being debated fiercely
in the White House and the Pentagon, and also, of course,
between its vassals in Cairo, especially the military.
The
effort to support Mubarak at all costs would require an even
more bloody repression, possibly with thousands of victims.
Although this fact does not concern the American imperialism
very much, repression at all costs does not give full
guarantees of success, even in the short term.
The
consequences would be that if the dictatorship eventually fell,
the hate of the masses would point directly to the American
imperialism. And so far—although there have been anti-imperialist
expressions—protesters have not targeted the U.S. Moreover,
it seems that there is a sector that believes in Obama’s
“democratic” quackery.
The
other way out already delineated is the trap of the "transition"
to democracy. The American imperialism and the Egyptian
bourgeoisie have a successful candidate to lead this scam, the
“Nobel Peace Prize,” Mohamed El-Baradei, a former UN
official, director of the International Atomic Energy Agency
(IAEA).
The
appointment of El-Baradei in a "transitional government"
could calm the waters in the near future, but would start a
frightening process; it would open the door to workers, youth
and the masses demands, who would act with a triumphant sense
after bringing down one of the worst dictatorships in the
world. In other words, it can open a course of increasing
strife and political radicalization because neither the
Egyptian capitalism nor their American master would be able to
meet their demands.
It
would also be a potentially devastating example for the rest
of the US-Israel and France puppets, from Saudi Arabia and
Yemen to Algeria and Morocco.
The fight for an independent working class, young, and
popular path
In
this situation, this can also open a historic opportunity for
revolutionary socialism in the Arab world. The focus is to
promote and develop all those elements and initiatives
independent of all bourgeois currents, whether those being
seculars or "Islamists". We must say: No to the “Islamists,”
neither to “secular” bourgeois politicians like El-Baradei!
The
independent self-organization of the youth and workers to pull
down the tottering dictatorship and then to deal with any
"democratic" trap emerges as a central necessity.
This is the chain’s first link to be thrown!
In
this perspective, a fundamental and immediate task is to
demand an absolute freedom of organization and propaganda,
first for the currents of the Left and of the revolutionary
socialism.
In
order to allow the opening up of a new political cycle in the
Arab world it is imperative to end what has been the common
feature of all the previous Arab political regimes (including
those who called themselves "socialists" as Nasser
or the FLN of Algeria), namely, the total absence of political
freedom and of freedom of speech, especially for the left.
It
was in that framework of lack of political freedoms that all
these rulers, even those posing as "imperialists,"
could respond with a brutal repression to any popular and
workers' claims.
This
is a first step to allow the rebellion of Tunisia, Egypt and
other Arab countries to open there a new era with the
prospective of a workers and socialist path.
World solidarity with the Arab
Revolt!
Finally,
in all the countries of the world and especially in the U.S.
and Europe, workers and the youth have a fundamental task:
solidarity with the Arab masses in struggle. To achieve this,
it is necessary to organize protest rallies to Arab consulates
and embassies, especially to the Egypt embassy.
•
Demand all governments to cease their support to the genocide
dictatorships of Egypt and the entire Middle East!
•
No more repression!
•
Mubarak must go!
•
For a self-organized, democratic, socialist and working class
path!
International
Current Socialism or Barbarism
January 29, 2010
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