Rebelión en Egipto
y el mundo árabe

Mubarak se aferra al poder mientras
la protesta sigue en las calles

Por Enric González y Nuria Tesón
Desde El Cairo
El País, 29/01/11

El presidente, acorralado por las manifestaciones, anuncia el nombramiento del primer vicepresidente que tiene el país desde que asumió el poder en 1981.– Decenas de muertos y un millar de heridos en los choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad.– Saqueos en El Cairo y otras ciudades.

Las protestas masivas y las concentraciones en El Cairo y otras ciudades egipcias han dado paso a los saqueos y el vandalismo. Al caer la noche, la población armada de palos y cuchillos se ha organizado para defender sus viviendas, sobre todo en las zonas de clase media y alta, después de que se desatara una ola de saqueos y ante la ausencia de la policía que fue retirada de las calles, poniendo en su lugar al Ejército con sus tanques. Cientos de personas siguen esta noche reunidas pacíficamente en la céntrica plaza Tahrir en clara muestra de que no les basta el mensaje de anoche del presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunciando la destitución del Gobierno pero su permanencia en el poder. Miles de manifestantes en El Cairo y Alejandría siguen desafíando el toque de queda que ha comenzado a las 16.00 (una hora menos en la España peninsular) y siguen en las calles. El Ministerio de Defensa egipcio ha llamado hoy a la población –en un intento desesperado por hacer cumplir el toque de queda– a que se organice contra los saqueos y resguarde su propiedad.

Es la quinta jornada contínua de protesta contra el Gobierno de Mubarak, en medio de la ola de manifestaciones que sacude el mundo árabe desde la revuelta de Túnez que comenzó a finales del año pasado y provocó la caída de su presidente Ben Alí.

Mientras el caos y la violencia continua en las calles de El Cairo, Alejandría y Suez, el presidente Mubarak se aferra al poder. Esta tarde ha jurado como vicepresidente Omar Suleimán, su jefe de inteligencia y confidente. Es la primera vez que se ocupa el cargo de vicepresidente, vacante desde que Mubarak asumió el poder en 1981. Suleimán es considerado el jefe de inteligencia más poderoso de Oriente Próximo, incluso por encima del jefe del Mosad, Meir Dagan. Asimismo, el general Ahmed Shafiq, hasta ahora ministro de Aviación Civil, ha recibido hoy el encargo de formar un nuevo gobierno en Egipto, y sustituirá a Ahmed Nazif, en el cargo de primer ministro.

La cifra de muertos y heridos sigue aumentando a pesar de que las protestas durante la jornada han sido mayormente pacíficas. Tres personas han muerto hoy en enfrentamientos a tiros entre la policía y un grupo armado desconocido junto a la sede del Ministerio del Interior. A este incidente se suma un motín en la cárcel de Abu Zaabal, en el noreste de la capital egipcia. Los reos, aprovechando el caos por las protestas, se han enfrentado a la policía cuando pretendían fugarse, incidente que ha dejado ocho muertos y 123 heridos, según fuentes de seguridad. Ninguno de los reos logró escapar.

La revuelta, sin precedentes en el país norafricano, ha dejado decenas de muertos y más de un millar de heridos y ha hecho tambalear al régimen de Mubarak. Esta tarde la televisión pública ha informado de que uno de los aliados más estrechos del líder egipcio, el político y empresario Ahmed Ezz, ha dimitido como miembro del secretariado del Partido Nacional Democrático (PND), del presidente. Incluso el predicador egipcio Yusuf al Qardaui, el más popular del mundo árabe, ha intervenido en Al Yazira y ha conminado a Mubarak a retirarse antes de ser expulsado y juzgado. Lo ha llamado "ciego, sordo y estúpido". Qardaui goza de gran apoyo en las monarquías del Golfo.

Caos y destrozos

La noche ha caído en El Cairo y cientos de manifestantes continuan en la céntrica plaza de Tahrir sin provocar incidentes. La jornada ha estado caracterizada por el sobrevuelo de helicópteros por el centro de El Cairo, tanques en las calles, vehículos policiales, edificios y barricadas de neumáticos quemados por varias zonas. Los manifestantes quemaron anoche la sede principal del partido de Mubarak, e informes de la prensa egipcia hablan de vandalismo en el Museo Arqueológico de El Cairo, joya cultural que alberga la mayor colección de antigüedades de la época de los faraones en el mundo. Aunque hay un fuerte cordón humano para proteger uno de los lugares más importantes para el turismo egipcio, se ha informado de daños hechos a dos momias de la época de los faraones. La población sospecha que son policías vestidos de paisano los que podrían estar encabezando los saqueos a las viviendas y oficinas públicas.

Esta mañana, en las calles cercanas a la plaza Tahrir, la policía ha efectuado esta mañana algunos disparos, aunque no está claro si se trata de balas de goma o munición real, según la agencia Reuters, provocando la huida de los manifestantes. También han intervenido con disparos al aire los agentes que custodian el Parlamento, para dispersar a un grupo de personas que pretendían irrumpir en el complejo. No está permitido el acceso al tráfico rodado a la céntrica plaza, pero sí a los viandantes. Habitantes de El Cairo, incluso familias, se han acercado a sacar fotos con sus teléfonos móviles de lo que consideran un momento histórico.

Pasado el mediodía (una hora menos en la España peninsular) y cuando el Gobierno ya había dimitido formalmente, miles de personas exigían de forma pacífica la salida de Mubarak en la plaza Tahrir y alrededores, rodeados de tanques y ante la vigilancia de los soldados, con los que los manifestantes mantienen una buena relación, incluso charlan.

Un militar, desde un blindado, ha dirigido un discurso a la multitud en el que ha asegurado que su función es proteger a la población, y ha recordado que no debe haber saqueos ni ataques contra la propiedad, y que la gente debe respetar el toque de queda, en línea con el comunicado del Ejército difundido por la televisión pública, que llama a no reunirse en lugares públicos y advierte que "se adoptarán las más duras medidas contra quienes infrinjan el toque de queda". Éste se ha ampliado en El Cairo, Alejandría y Suez, y se extenderá desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana, frente al anterior, de seis de la tarde a siete de la mañana.

Las protestas continúan también hoy fuera de la capital. En Alejandría, miles de personas se han enfrentado a la policía, que ha utilizado gases lacrimógenos y ha disparado munición real, según un testigo citado por Reuters. También ha habido choques violentos en la ciudad de Ismailia, en la orilla occidental del Canal de Suez, según France Presse, mientras que la sede del partido de Mubarak en Luxor ha sido quemada, informa Al Yazira.

Ha sido inútil imponer un apagón de comunicaciones que inutilizó los móviles e Internet y sacar los tanques. Esta mañana, los teléfonos móviles han vuelto a funcionar paulatinamente en la capital.

Mensaje a la nación

El presidente egipcio se dirigió anoche a la nación por medio de un mensaje emitido por la cadena estatal Nile TV, en lo que supone la primera reacción del régimen a la oleada de protestas. Mubarak dejó claro que no tiene la menor intención de seguir el ejemplo de su homólogo tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, que dejó el poder el 14 de eneroforzado por la contestación popular. El rais egipcio, que dijo haber asumido personalmente el control de la seguridad nacional, anunció la formación de un nuevo Gobierno, cuya composición se conocerá hoy, y aseguró entender las reclamaciones de libertad de los manifestantes, siempre que se formulen de una manera pacífica y legal. "Estoy al lado de la libertad de cada ciudadano", dijo, pero "hay una delgada línea entre la libertad y el caos", informa Reuters.

"Trabajaré por la seguridad y por la libertad [de los egipcios]", así como por mejorar la economía del país, añadió el mandatario. "Se darán nuevos pasos hacia la democracia y la libertad y para afrontar el desempleo y mejorar las condiciones de vida y servicios, así como para ayudar a los más necesitados", dijo, en referencia a un futuro programa de reformas. El Gobierno se reunió pasadas las once de la mañana para presentar formalmente su dimisión antes de que se nombre el nuevo Ejecutivo.

Mubarak, que anoche departió durante media hora con el presidente de EE UU, Barack Obama, que le instó a dar pasos "concretos" hacia las reformas que el pueblo demanda, ha recibido hoy el respaldo del rey Abdulá de Arabia Saudí. "Ningún árabe o musulmán puede tolerar una intromisión en la seguridad y la estabilidad de Egipto por aquellos que se infiltran entre el pueblo en nombre de la libertad de expresión, explotándola para inyectar su odio destructivo", ha dicho el monarca, según la agencia oficial SPA.

El mensaje del presidente egipcio, poco después de la medianoche, ponía fin al peor día de protestas desde que la contestación popular contra el régimen prendió el pasado martes. Las palabras de Mubarak, sin embargo, no calmaron a la multitud que continuó en las calles, desafiando el toque de queda y asegurando que no las abandonarán hasta que el presidente deje el poder. Hacia las tres de la madrugada, incluso la lluvia, que cae poco en esta ciudad, decidió acompañar la protesta. Los pequeños comercios de comida abrieron sus puertas aprovechando la emisión del discurso por televisión. Los manifestantes se acercaron a repostar y seguir las palabras del mandatario. "Es lo mismo de siempre", protestaban, algunos de ellos llenos de golpes después de un día de disturbios. "No creemos en las reformas. Mubarak tiene que irse".

La oposición tampoco dio demasiado crédito a las palabras del rais e insistió en la necesidad de que el gobernante renuncie. "El discurso de Mubarak no cumple con las aspiraciones del pueblo", señaló un comunicado de la Asamblea Nacional para el Cambio, liderada por el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei. También los Hermanos Musulmanes, la fuerza opositora mayoritaria, ha mostrado su insatisfacción con el mensaje. "El cambio del Gobierno no es el objetivo fundamental, ya que hay un conjunto de reivindicaciones que piden las fuerzas políticas, como la derogación de la ley de Emergencia, la disolución del Parlamento y elecciones libres y limpias", ha declarado a Efe Walid Shalabi, asesor de información del "guía supremo" del grupo islamista, Ezzat el Badia.

Otras de las peticiones de la oposición y del pueblo son "obtener libertades públicas y juzgar a los corruptos", según Shalabi. "La destitución del Gabinete es sólo un paso. Deseamos un Gobierno que tenga interés en lanzar las libertades públicas, que resuelva el problema del desempleo y que no trabaje en beneficio de un sólo grupo", ha subrayado el miembro del grupo, ilegalizado pero semitolerado.

Ímpetu revolucionario

La multitud, joven y enardecida, está furiosa. Décadas de represión y miseria han estallado en una jornada de ira de ímpetu revolucionario. El país más importante y populoso del mundo árabe, el principal aliado de Estados Unidos (tras Israel) en Oriente Próximo, la sociedad que de alguna forma marca el patrón regional, está desde anoche en llamas. En El Cairo, el humo negro de las barricadas incendiadas se ha mezclado todo el día con el gas lacrimógeno y envuelve la ciudad en una nube de pesadilla y a la vez de euforia. Hay un precio: decenas de muertos entre la capital, Alejandría y Suez, y más de 1.000 heridos en la capital.

Los egipcios, siempre pacientes y bienhumorados, soportaron la opresión y la corrupción hasta que, sin previo aviso, estallaron. La protesta que surgió el martes en Internet, sin líderes, sin programa, sin otra ambición que romper cadenas, se amplió en unos días hasta abarcar a la población entera, o, al menos, a la enorme población urbana: solo en El Cairo viven más de 20 millones de los 80 millones de habitantes de Egipto. Los Hermanos Musulmanes se unieron a grupos cristianos, profesionales de clase media, muchachos frustrados, obreros, comerciantes, y salieron a la calle con un valor insospechado.

Represión brutal

La policía utilizó los recursos más brutales, pero también los más mezquinos del manual de la represión. Los antidisturbios lanzaron tanto gas lacrimógeno que se ahogaron a sí mismos. E intentaron encubrir su actuación atacando a periodistas (el número de incidentes en este ámbito es incontable y destaca entre ellos el cierre de la sede de la televisión Al Yazira), prohibiendo a los turistas que tomaran fotos desde sus hoteles y sometiendo al país a un apagón de telecomunicaciones. "No podemos enviarnos mensajes, pero sabemos dónde ir y qué hacer porque la calle es nuestra, no de ellos", explicó a gritos un joven embozado poco después de devolver a los antidisturbios un bote de gas.

Mohamed el Baradei, el ex director del Organismo Internacional de la Energía Atómica y premio Nobel de la Paz, que volvió el jueves a El Cairo desde su domicilio austriaco yse propone como alternativa presidencial a Mubarak, fue retenido por la mañana en la mezquita a la que acudió a rezar y luego fue sometido a arresto domiciliario, confirmaron ayer fuentes oficiales, para que no lanzara nuevos mensajes a la población. La medida no tuvo efecto alguno. La revuelta sin líderes, inspirada en la de Túnez pero muchísimo más voluminosa, tiene vida propia.


Tensa calma tras una noche de saqueos y vandalismo

Por Enric González y Nuria Tesón
Desde El Cairo
El País, 30/01/11

Con el fin del toque de queda, a las ocho de la mañana (una hora menos en la España peninsular), las calles de El Cairo y otras ciudades egipcias han recuperado una tensa calma, después de una noche de saqueos y vandalismo que sucedieron a las protestas masivas y las concentraciones. A la luz del día, la tensión es mayor que en días anteriores de multitudinaria protesta contra el presidente, Hosni Mubarak. Al contrario que ayer, los militares impiden el paso de los ciudadanos a los puntos neurálgicos de la revuelta en el centro de El Cairo, con muros de hormigón y cacheos, y han dispersado a los cientos de manifestantes que se quedaron anoche en la plaza Tahrir, en violación del toque de queda, que se inició a las cuatro de la tarde. El tráfico es menor que otros días, pese a que es jornada laborable en Egipto, y también hay menos gente en las calles. Se escuchan disparos en el centro de la capital egipcia, aunque no se sabe muy bien de dónde vienen, y en las calles siguen vigilando patrullas ciudadanas, mientras los helicópteros militares sobrevuelan la ciudad. Los partidos opositores con presencia parlamentaria, incluidos los Hermanos Musulmanes, están reunidos en este momento para tratar de buscar una salida a la crisis. No estaba clara la asistencia de Mohamed El Baradei.

La población, armada de palos y cuchillos, se organizó para defender sus viviendas, sobre todo en las zonas de clase media y alta, obligada por la falta de policía, sustituida en las calles por el Ejército con sus tanques, y siguiendo el llamamiento del propio Ministerio de Defensa a que la gente protegiera sus propiedades.

El destino de Egipto parece depender del Ejército,la única institución respetada, que de momento se mantiene mudo. Las imágenes de ayer mostraban a los soldados que se abrazaban a los manifestantes, los camiones militares que lucían en el lateral frases pintadas como "Mubarak, dictador" o "Mubarak y familia, ilegales", y los blindados cargados de gente exultante. "En ningún caso dispararemos contra el pueblo; si nos dieran esa orden, la desobedeceríamos", aseguraba, en la mañana de ayer, el comandante de las fuerzas desplegadas en la plaza Tahrir y sus alrededores. Sin embargo, durante esta mañana, los militares han endurecido claramente los controles para dispersar a los grupos que se forman y tratar de atajar las protestas. Ningún general se pronuncia sobre la situación. Los tres presidentes egipcios (Nasser, Sadat, Mubarak) desde la caída de la monarquía, 60 años atrás, han salido del Ejército, lo cual da una idea de la influencia militar.

El Ejército también se ha hecho cargo de la vigilancia del Ministerio del Interior, vacío después de que los trabajadores fueran evacuados esta mañana, informa Reuters. En los últimos días grupos de manifestantes han tratado de entrar, e incluso se registraron ayer intercambios de tiros con los agentes que lo custodiaban. Dos vehículos blindados y un tanque están apostados en el exterior.

Pese al cambio de actitud de los militares, un millar de manifestantes han logrado congregarse en el centro de la capital, donde gritan consignas como "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses", en referencia al recién nombrado vicepresidente, hasta ahora jefe de los servicios secretos, en un intento de Mubarak de hacer alguna pequeña concesión mientras se aferra al poder. "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", es otro de los lemas.

Evacuación estadounidense

La creciente tensión en el ambiente se ha traducido en el llamamiento de la Embajada de EE UU a sus ciudadanos para que abandonen el país, aunque asegura que la evacuación es voluntaria. "El Departamento de Estado está haciendo gestiones para proporcionar transporte a lugares seguros en Europa", según un comunicado. "Los vuelos a puntos de evacuación comenzarán a salir de Egipto el lunes 31 de enero". También Turquía ha enviado dos aviones de Turkish Airlines a Egipto para evacuar a sus ciudadanos, según la agencia Anatolian.

Los turoperadores occidentales ya cancelaron sus viajes al país desde el inicio de las protestas. Ahora, las empresas extranjeras también han comenzado a evacuar a su personal. En el aeropuerto internacional de El Cairo se viven escenas de caos, ante la escasez de vuelos de salida del país.

Vacío de poder

Durante toda la jornada de ayer, la victoria de la revolución pareció al alcance de la mano. La multitud de la plaza Tahrir seguía exigiendo la dimisión de Mubarak y el fin de la dictadura. Pero Mubarak no se va. Al contrario, lucha por su supervivencia política. Nombró un vicepresidente y un nuevo Gobierno. Mientras el desorden se extiende por un país sin policía y se acumulan los muertos, la felicidad de la mañana de ayer se combinaba al anochecer con la incertidumbre y el miedo al caos. Los jefes de Estado de Reino Unido, Francia y Alemania piden a Mubarak que evite la violencia.

El vacío de poder, real o aparente, resulta clamoroso. Tras su alocución televisiva del viernes por la noche, en la que advirtió de que la línea que separaba la libertad del caos es muy fina, Mubarak volvió al silencio de su palacio. Solo reapareció brevemente en televisión para mostrarse nombrando a Omar Suleimán como vicepresidente, una novedad en un régimen en el que durante 30 años solo ha existido el faraón Mubarak y, por debajo de él, súbditos. Suleimán se perfila como el hombre de recambio, el encargado de pilotar una hipotética transición. A algunos ciudadanos les parece bien, aunque se hubiera encargado de los servicios secretos y, en último extremo, de la represión. El odio popular se concentra en Mubarak, el Ministerio del Interior y la policía.

Asaltos generalizados

En la calle no existe otro poder que el de la multitud revolucionaria, que grita y grita y grita contra Mubarak, y el de los grupos, crecientes, que aprovechan el vacío para incendiar y saquear. El viernes los asaltos se dirigieron contra la sede del Partido Nacional Democrático y las comisarías de policía, de donde los manifestantes liberaron a los detenidos y prendieron fuego. Esa noche, algunos grupos violentos se dirigieron hacia el Museo Egipcio (que sufrió daños, pero no fue saqueado gracias a la reacción de otros ciudadanos) y hacia centenares de comercios y negocios. Bares y clubes nocturnos quedaron arrasados, acaso por grupos de orientación islamista. En general, los robos afectaron a negocios comunes: zapaterías, restaurantes, joyerías, farmacias. Lo mismo ocurrió en Alejandría y otras ciudades. De la cárcel de Fayoum, situada en un area desértica cercana a la capital, han escapado miles de reclusos que, según la televisión estatal, tras matar al alcaide y a varios guardias están sembrando el caos en las calles.

El único signo de normalidad fue el retorno de la telefonía móvil; las líneas, sobrecargadas, solo funcionaban a veces, pero funcionaban. Internet, en cambio, permaneció cerrado.

Es imposible conocer el número de muertos y heridos. La televisión oficial hablaba ayer de unos 40 muertos y de más de un millar de heridos. Fuentes médicas elevaban la cifra hasta el centenar de fallecidos, y el periódico opositor Al Masry Al Youm hablaba de que podían ser cientos los muertos. Ante la ausencia de Gobierno (el antiguo había sido destituido, el nuevo aún no se había incorporado y, de todas formas, a nadie le importa), ningún organismo ni institución oficial llevaba recuentos ni ofrecía datos.

Situación enrarecida

El desenlace de la revolución todavía es impredecible. ¿Ahora, qué? Esa era la gran pregunta sin respuesta. La de ayer fue una jornada peculiar, porque los sábados son semifestivos: el sector público trabaja, pero no el privado. Los funcionarios se quedaron en casa o en la calle. "Nos ha llamado el director y nos ha dicho que no fuéramos", explicaba un maestro que tomaba té y fumaba una pipa de agua en uno de los raros cafés abiertos. Hoy, sin embargo, es laborable. La televisión oficial anunció que la Bolsa, que no dejó de caer en los últimos días, los bancos y las universidades permanecerán cerrados.

Una cosa parece clara: a Mubarak no le han abandonado sus aliados. EE UU, primero. El presidente Barak Obama reclamó reformas, no la caída del régimen, y fue significativo que Mubarak nombrara a Suleimán como vicepresidente tras conferenciar por teléfono con el inquilino de la Casa Blanca. Israel se ha pronunciado hoy por primera vez, para decir que su misión es preservar la paz. El presidente palestino, Mahmud Abbas, envió un mensaje de respaldo a "la estabilidad y el orden en Egipto".


La policía y miles de manifestantes se enfrentaron en El Cairo

Así fue el “Día de la Ira”

Por Nuria Tesón
Desde El Cairo
El País, 25/01/11

Miles de egipcios se manifiestan en las principales ciudades contra el gobierno y la pobreza.– Convocatorias por Internet para salir a manifestarse y comenzar una revolución estilo Túnez.– Un policía muerto en la capital y dos manifestantes fallecen en Suez.

Miles de egipcios han aprovechado el día de la ira para salir a la calle y pedir el fin del régimen de tres décadas de Hosni Mubarak, protagonizando enfrentamientos violentos contra la policía, en unas protestas sin precedentes inspiradas por la revuelta que derrocó hace dos semanas el Gobierno del presidente tunecino Ben Ali.

Policías antidisturbios, armados con palos y piedras, se han lanzado contra los manifestantes que gritaban consignas contra Mubarak e instaban a las fuerzas del orden –que en muchos casos apenas tenían 20 años–a unirse a ellos en la protesta. La céntrica plaza de Tahrir (plaza de la Liberación), donde se encuentra la sede de la Liga Árabe, el Museo de Antigüedades, así como otros edificios oficiales y muy cerca del Parlamento, ha sido escenario de los choques violentos donde no han faltado los cañones de agua y los gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.

"Hemos tenido suficiente Mubarak en estos 30 años", gritaba una joven. "Abajo Hosni, abajo Gamal", coreaban refiriéndose al octogenario líder –en el poder desde hace 30 años– y a su hijo, que previsiblemente podría heredar el poder de su padre. Shahira, una septuagenaria con el cabello plateado recogido en una coleta y un chal con bordados beduinos al cuello argumentaba mientras trataba de esquivar una lluvia de piedras: "Esta vez es diferente, somos miles, de todos los estamentos sociales. No es sólo la élite como ha ocurrido en otras ocasiones. Ha llegado la hora. Les ha llegado la hora".

Algunos manifestantes han sido golpeados duramente con porras, pero eso no ha impedido que otros, en una muestra de valentía en un país donde ha habido una dura represión, persiguieran a varios policías. Incluso un oficial se pasó al bando de los manifestantes, según informa Reuters. Varios policías han resultado heridos por las confrontaciones, según el Ministerio del Interior, que ha calculado en más de 10.000 los manifestantes en El Cairo. La televisión estatal egipcia habla de un policía muerto durante los enfrentamientos en el centro de la capital.

La prensa local también cuenta que en Alejandría, en la costa mediterránea, varias personas han roto y quemado imágenes de Mubarak y de su hijo. Mientras en Suez, en el este del país, dos manifestantes han muerto, presuntamente por el impacto de balas de goma, según los primeros informes médicos.

Egipto vive hoy la violencia que ha sacudido Túnez desde comienzos de este mes y que terminó con la salida del poder del presidente Ben Ali y una dura transición hacia la democracia. Las inmolaciones se han propagado así como las manifestaciones por todo El Cairo y las principales ciudades del país. "El pueblo egipcio está asfixiado", afirman los manifestantes.

Día de la Ira

Un goteo constante de refuerzos ha llenado las filas de las fuerzas de seguridad egipcia que en el transcurso del día han realizado numerosas detenciones. La ciudad ha amanecido tomada por la policía, ante la convocatoria por Internet para manifestarse en la calle. Las fuerzas del orden no han dudado en amedrentar e incluso agredir a los periodistas que cubren la protesta así como en confiscar las identificaciones que acreditan y autorizan a los informadores a llevar a cabo su labor.

Hacia las cinco y media de la tarde, en El Cairo se han recrudecido las protestas y los enfrentamientos entre los miles de manifestantes que trataban de llegar al Parlamento y los antidisturbios, fuertemente apertrechados y que no han dudado en devolver las piedras que les ha lanzado la población enfurecida.

A pesar del intento de los activistas que se han organizado a través de páginas web y de redes sociales como Facebook o Twitter, de mantener en secreto hasta última hora los lugares donde se producirán las protestas (los primeros puntos se conocieron en torno a las cinco de la madrugada de hoy, una hora menos en España), no ha sido posible evitar que las fuerzas de seguridad cierren estaciones de metro y coloquen vallas cada uno de los accesos a dichos lugares.

Ley de emergencia

Los manifestantes en potencia se animaban unos a otros a través de Twitter, instándose a no abandonar la protesta. Algo que no piensa permitir el Gobierno del rais que desde hace 30 años mantiene a Egipto bajo una ley de emergencia que permite detenciones arbitrarias y que ha sido usada para reprimir cualquier voz discordante con el régimen. En el país norafricano están prohibidas las manifestaciones sin autorización previa, y grupos de la oposición han denunciado que se les ha negado la posibilidad de hacerlo ya que cualquier manifestante puede ser detenido.

El ministro del Interior, Habib el Adli, emitió ayer la orden de "arrestar a cualquier persona que exprese puntos de vista ilegales", una muestra de cómo en la dictadura egipcia no solo es ilegal hablar o manifestarse sino también tener puntos de vista que difieran de los oficiales. El Adli advirtió que no permitirá, asimismo, ninguna manifestación convocada ilegalmente.

La fecha de la protesta tampoco ha sido elegida al azar. El día de la ira egipcia coincide con la fiesta nacional en honor de la Policía, una fuerza clave para mantener al presidente, en su trono del palacio de Heliópolis. "El aparato de seguridad se ocupará con firmeza y decisión de cualquier intento de violar la ley", recalcaba ayer el director del Gobierno para la seguridad en El Cairo.

Los primeros movimientos se reportaron desde Malhalla, una ciudad símbolo del activismo político y social egipcio y vanguardia de los movimientos obreros de 2006 y 2007. En 2008 la ciudad, centro de la principal industria textil del país, vivió una explosión de protestas obreras en abril, lanzaron un llamamiento a la huelga en todo el país y se manifestaron siendo duramente reprimidos por la policía. En el norte de Egipto murieron dos personas, una de ellas un niño.