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Huelga obrera en Mahalla,
duramente reprimida en abril de 2008.
Los trabajadores
destrozan un retrato del dictador
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Tal
como consignamos en la anterior edición de SoB, la rebelión
juvenil y popular que derrocó al presidente tunecino Ben Alí
hace poco más de veinte días, abrió una nueva etapa política
en la región. Ahora la crisis estalló en Egipto con
multitudinarias movilizaciones en todo el país reclamando
la renuncia del primer mandatario egipcio Hosni Mubarak.
Egipto es el principal aliado político de los Estados
Unidos en el mundo árabe. Así lo demostró cuando Anwar El
Sadat, predecesor de Mubarak, murió asesinado en un
atentado, por un grupo musulmán luego de que firmara los
llamados acuerdos de Camp David, promovidos por los yanquis
y que establecía un tratado de paz con el Estado de Israel,
gendarme del imperialismo en el Medio Oriente. A su muerte,
Mubarak accedió a la presidencia en donde aún se mantiene
desde hace casi treinta años. Implantó un régimen muy
similar al de sus vecinos tunecinos o argelinos,
dictatorial, sin libertades ni derechos.
La economía egipcia, a la llegada de Mubarak al gobierno,
era muy dependiente de la explotación del turismo. En este
sentido, su gestión logró en los primeros años
descentralizar la economía y apoyándose en el FMI, a costa
de aumentar su dependencia, superó los mayores problemas
del endeudamiento. Por otro lado promovió la desregulación
de la agricultura, y atrajo a la inversión privada, que
fundamentalmente se volcó al sector petrolero en la franja
de Suez. Las medidas impulsadas le permitieron a Mubarak
colocar a Egipto como un importante exportador de oro, gas
envasado, petróleo y productos textiles. “Gracias a un crecimiento sostenido de entre
el 4% y el 5% en la última década se
consolidó como el país más estable de África y Medio
Oriente.” [1]
Hacia el estallido de la crisis
Pero en
abril del 2005 ya habían comenzado los problemas en la
industria textil, uno de los sectores fuertes de la economía.
Un Acuerdo sobre Textiles y Confección (ATC) garantizaba a
Egipto y otros países africanos el acceso libre, sin
impuestos, a los mercados de Estados Unidos y la Unión
Europea durante 40 años. Pero los exportadores perdieron
esa prerrogativa, tanto en EEUU como en Europa ante los
primeros problemas imperialistas con la economía mundial.
Lo que provocó una caída importante de ganancias en el
sector.
El
crecimiento se convirtió en caída hacia el 2008, cuando
los vientos de la crisis económica mundial comenzaron a
derrumbar economías en los países del Magreb. “Desde la asunción como primer ministro de Ahmed Nazif en 2004, y su
política de apertura al mercado, las inversiones
extranjeras y los ingresos record por turismo y actividades
del Canal de Suez habían permitido al país el más rápido
crecimiento en décadas. Sin embargo, desde el último
trimestre del año fiscal 2007/2008, ese crecimiento había
empezado a desacelerarse. El alza en el precio de los
alimentos llevó el índice de inflación a más del 20%, lo
que impactó en el consumo. De acuerdo al ministro de
Desarrollo Económico, Osman Mohamed Osman, el crecimiento
se desaceleró 5,8% en el primer trimestre del año fiscal
2008/2009.” [2]
En
otro orden, los egipcios que residían en el exterior y
que proveían de unos 7.800 millones de dólares (5%
del PBI) por la vía de remesas, redujeron en un 10% los envíos
y muchos comenzaron la vuelta a su tierra, con lo que el
mercado laboral agudizó la demanda de trabajo. Con la
embestida de la crisis económica mundial, cayeron los
ingresos y se profundizó la caída de las exportaciones.
Mubarak recurrió a la privatización de empresas públicas
y redujo los subsidios a los alimentos. Medida que afectó
directamente al 75% de los habitantes en un país de más de
80 mil personas. El espiral inflacionario trepó rápidamente
y aumentó un 24% la canasta familiar. De esta manera el 40%
de los pobres (unos treinta millones de egipcios) viven con
2 dólares por
día. En cuanto al desempleo, en el período 2008/2009 “Adham Nadim, director ejecutivo del
Centro para la Modernización de la Industria, anunció la pérdida
del 45% de los puestos de trabajo actuales, porque eran
puestos no profesionales. El 35% de los 2 millones de
trabajadores de la industria no cuentan con ninguna protección
laboral, lo que requiere, según Nadim, medidas inmediatas
que corrijan la situación”.
“Según un relevamiento del Centro
de Servicios Sindicales y para los Trabajadores, en abril de
2009 habían sido despedidos 6.100 trabajadores en varios
sectores –entre ellos, 3.100 en el textil y 270 en el de
turismo– que emplean predominantemente mujeres. Una compañía
turística de Hurghada despidió a 200 de sus 890
trabajadores. En otras ciudades turísticas, se han reducido
los beneficios de los trabajadores un 25%.
Además, perdieron sus empleos unos
1.400 trabajadores en la construcción, 700 en la alimentación
y 550 en la minería. Cuando la industria Assiut Cement,
perteneciente a la francesa Siemens, decidió parar la
producción para realizar tareas de “mantenimiento”,
apenas 680 de 4.400 empleados tenían contratos, mientras el
resto realizaba trabajos diarios o temporales. Asimismo, la
Orascom Construction despidió a 400 empleados temporales en
marzo de 2009 y la constructora CEAC despidió a 150
trabajadores en enero. En el sector bancario, mientras
tanto, se anunciaron medidas de reducción de personal para
los meses siguientes.” [3]
Un movimiento obrero combativo
La actual irrupción de las masas en
las calles del país árabe, como correlato de la situación
de efervescencia política y social en los países de la
región, tiene en Egipto una serie de luchas que se fueron
dando en ese país estos años, a medida que la crisis económica
empobrecía a los trabajadores y los jóvenes.
De esta manera las medidas de Mubarak tuvieron como
respuesta importantes huelgas obreras y de agricultores del
Alto Egipto.
La industria textil que concentra a un
combativo sector obrero fue escenario de duras luchas. En
diciembre del 2006 estalló una huelga masiva en la fábrica
textil de Galz–All Mahalla que fue el detonante de un
ascenso de luchas en todo el país. En seis meses, por
entonces, salieron a la huelga otras fábricas textiles.
Hubo paros en Karff el Darwwa de 11.700 obreros, Zelfia
Textil Co, en Alejandría con 6.000 huelguistas y en la
textil de Abul Multaren. Los obreros debieron enfrentar una feroz
represión policial. “Otros muchos sectores obreros también
han entrado en lucha: 3000 obreros en huelga durante dos días
en la fábrica de Cairo Poultry Co., 9.000 huelguistas en
Gizeh y en los alrededores de la misma ciudad, ocupación de
la factoría Mansoura Spanish Garment Factory por 300
obreros en huelga y, movilizaciones en los transportes públicos
de El Cairo con el bloqueo de la línea El Cairo–Alejandría,
apoyada por los conductores del metro de El Cairo. Además
de estas luchas, se han producido acciones de otro tipo,
como por ejemplo, una sentada en la principal oficina de
correos de El Cairo, huelgas de panaderos, de obreros de la
construcción, de empleados del Canal de Suez, de
portuarios, empleados municipales, personal de los
hospitales,..." [4]
El
movimiento obrero egipcio es tal vez el más importante de
la región con una trayectoria de lucha contra el gobierno
de Mubarak y su
régimen proimperialista. En el marco de la multitudinaria
movilización de masas que quiere echar a Hosni Mubarak del
poder, los obreros egipcios organizados independientemente
de los burócratas de la mayor parte de los sindicatos deben
ser el ariete que derrumbe, junto a los sectores populares y
de la juventud, el edificio de corrupción, explotación y
represión construido por Mubarak y la burguesía egipcia.
Notas:
1. Alejandro Bianchi. La economía egipcia es el combustible de las
revueltas. Infobae.com.
2. Afaf Marei Una economía vulnerable.
The
Egiptian Associaton for Comunity Participation Enhancement (EACPE).
3. Afaf
Marei. Op. cit.
4. Revolución Internacional nº 384 de noviembre del
2007–Francia.