Trípoli.– En un tono
desafiante, Muammar Gadafi volvió a amenazar ayer a Occidente sobre los
riesgos de que se produzca una emigración masiva si pierde el poder.
"Hay millones de negros que pueden ir al Mediterráneo para cruzar a
Francia e Italia, y Libia tiene un papel clave en seguridad en esa zona",
declaró el dictador libio al canal de televisión France 24.
Gadafi recordó que su país es
un socio importante de Occidente en la lucha contra el terrorismo islámico de
Al–Qaeda y en la política contra la inmigración ilegal con destino a
Europa. "Libia tiene un papel vital para la paz regional y mundial",
dijo el líder libio. En los últimos años, varios gobiernos del sur de
Europa confiaron en la ayuda libia para detener el flujo de inmigrantes
subsaharianos que intentan cruzar el Mediterráneo.
Los gobiernos occidentales han
acusado al dirigente libio de perpetrar una masacre en su país desde hace
tres semanas, cuando estallaron las protestas contra su régimen. Varios líderes
mundiales, como el norteamericano Barack Obama y el británico David Cameron,
exigen su renuncia inmediata.
En la entrevista, Gadafi
arremetió contra el gobierno francés, al que acusó de "injerencia en
los asuntos internos de Libia" por su respaldo al consejo nacional
constituido por los grupos rebeldes en Benghazi. "Nos hace reír esta
injerencia en nuestros asuntos internos. ¿Y si nosotros nos metemos en los
asuntos de Córcega o Cerdeña?", se preguntó.
El líder libio insistió en que
la revuelta está orquestada por Al–Qaeda, y cifró en un centenar el número
de rebeldes muertos desde que comenzaron los combates. Algunas organizaciones
humanitarias han elevado las bajas de los opositores a 6000.
Por otra parte, la cadena Al–Jazeera
informó ayer que Gadafi habría ofrecido a los rebeldes celebrar una reunión
en el Congreso General del Pueblo para preparar el camino de su renuncia, con
ciertas garantías. La propuesta habría sido rechazada por el consejo
nacional de la oposición.
En el ámbito militar, los
combates continuaron en el frente este de Libia. El anunciado avance de las
tropas rebeldes hacia Sirte, la ciudad natal de Gadafi y enclave de vital
importancia en la ruta hacia Trípoli, sigue sin concretarse, después de que
las tropas gubernamentales expulsaron a los insurgentes de la ciudad de Bin
Jawad, obligándolos a replegarse al puerto de Ras Lanuf (ver Pág. 2).
Sometidos a varios ataques de la aviación de Gadafi, numerosos ciudadanos de
esa ciudad huyeron hacia Benghazi.
"No sigan avanzando, quédense
acá, debemos proteger el petróleo", repetían una y otra vez los
milicianos desde los megáfonos de un vehículo en un puesto de control a las
puertas de Ras Lanuf. En por lo menos tres ocasiones las baterías antiaéreas
de la posición rebelde intentaron sin éxito derribar los aviones de Gadafi,
que hostigaron a los opositores.
Superada
la etapa de euforia inicial, el desconcierto parece haberse adueñado de los
rebeldes, que no aparentan contar con una estrategia militar definida. Según
Ahmed Fathi, un ex militar que se unió a los rebeldes, "muchos
milicianos aprendieron a manejar las armas en sólo 24 horas".