Libia

Inesperado contraataque de los rebeldes cerca de Benghazi

Avanzaron sobre el puerto petrolero de Brega

Por Témoris Grecko
Desde Benghazi
El Periódico, 15/03/11

Una señal de esperanza llegó a Benghazi. De haber tenido el éxito que le atribuyen los mandos revolucionarios, el inesperado contraataque rebelde en el puerto petrolero de Brega, ayer, puede haber mostrado vulnerabilidades en la estrategia de la tropas de Muammar Gadafi y obstaculizar, además, su avance sobre la estratégica Ajdabiya.

Esta ciudad de más de 100.000 habitantes tiene una posición clave, ya que desde ahí parten las dos rutas más importantes del este del país, hoy en manos de la oposición: una, al Norte, 160 kilómetros hasta Benghazi, la urbe de más de 600.000 habitantes que es el centro político de la revolución del 17 de febrero, y la otra hacia el Nordeste, hasta Tobruk, la población más cercana a la frontera con Egipto.

Si el ejército de Gadafi lograra tomar Ajdabiya y quisiera asumir los riesgos de exponer sus líneas de aprovisionamiento, podría dirigirse hasta Tobruk, cortar la comunicación por tierra con Egipto y realizar un movimiento en pinza desde ahí. Tendría que enfrentar, sin embargo, no sólo a la población rebelde de Tobruk, sino a las de otras ciudades, como Derna, Shahat y Baida.

Como todas estas poblaciones están en la costa y tienen puertos a través de los cuales reciben aprovisionamiento, esto no significaría la muerte por asfixia de la rebelión.

La otra opción es marchar directamente a imponer un sitio sobre Benghazi. Pero, en cualquier caso, es necesario primero tomar Ajdabiya.

Hasta el jueves pasado, los observadores tenían la impresión de que las fuerzas oficiales no se estaban empleando con toda su fuerza en el Este. Pero esto cambió ese día cuando los bombardeos empezaron a ser más letales y afectaron la infraestructura petrolera de Sidra y Ras Lanuf. Fue el inicio de una ofensiva que hizo retroceder 150 kilómetros a los rebeldes, y preparó el sitio sobre Ajdabiya.

La operación sorpresa que lanzaron los combatientes de la oposición, sin embargo, aprovechó las vulnerabilidades de la táctica del ejército, que consiste en barrer los grupos y posiciones rebeldes con bombardeos durante el día; así, los fuerza a abandonar zonas que la infantería gubernamental ocupa durante la noche y aprovecha también que los indisciplinados combatientes voluntarios suelen retirarse a dormir a la retaguardia.

En la noche del domingo no lo hicieron así; sin embargo, y según la versión de sus mandos, apoyada con declaraciones individuales de combatientes que participaron, avanzaron en la oscuridad hacia Brega y sorprendieron a los soldados enemigos, les infligieron más de 20 bajas y tomaron, además, 65 prisioneros. "Parecían verdaderamente sorprendidos de que estuviéramos ahí", dijo Abdulrahman Turjani, un combatiente que regresó ayer. "Y creo que no tenían muchas ganas de pelear porque muchos corrieron".

No está claro que Gadafi esté dispuesto a todo para tomar Ajdabiya y conquistar el Este. Algunos periodistas árabes creen que, antes que seguir entrampado en una guerra larga, el dictador podría preferir una situación de facto en la que él controla la riqueza petrolera del país, que se aseguró al tomar Brega y Ras Lanuf, y permite que la región de Cirenaica adquiera una autonomía de facto.

Esto es una de muchas especulaciones, sin embargo, y los mandos rebeldes esperan con impaciencia que la ONU impida que la aviación de Gadafi siga bombardeando a combatientes y civiles.

Después de que la Liga Arabe pidiera al Consejo de Seguridad una zona de exclusión aérea, la decisión se enfrenta al posible veto de dos miembros permanentes, Rusia y China, y a la oposición de uno temporal: la India. No fue disimulada la oferta que Gadafi hizo en persona, en la madrugada ayer, cuando abrió sus puertos para que cargaran petróleo barcos, claro está, de Rusia, China y la India.

Y a través de la televisión pública, lanzó un gancho que puede crear problemas en las filas rebeldes, en las que hace falta mucho más que el golpe dado en Brega para matar la percepción de que una derrota es posible: el gobierno avisó a "todos los soldados que fueron engañados que habrá una amnistía para cada uno de quienes regresen mostrando su arrepentimiento y entreguen su arma".


Gadafi recuperó otra ciudad clave y
avanza hacia Benghazi

Associated Press (AP), 14/03/11

Ajdabiya, Libia.– Las tropas del líder libio Muammar Gadafi reconquistaron ayer la estratégica ciudad petrolera de Brega, a 220 kilómetros de Benghazi –bastión rebelde–, y obligaron a los insurgentes a retirarse bajo fuertes bombardeos, mientras las potencias mundiales continúan estudiando la creación de una zona de exclusión aérea en Libia.

Perder Brega y su refinería limita todavía más el acceso de la coalición revolucionaria al combustible, después de que sus desorganizadas milicias fueron expulsadas de Ras Lanuf, otra terminal petrolera importante ubicada unos 100 kilómetros al Oeste. "Brega está libre de pandillas armadas; los grupos terroristas huyen ante los ataques; hemos liberado Zawiya, Ras Lanuf, Brega y el ejército marcha para purgar el resto del país", dijo el coronel Milad Hussein, vocero del ejército libio, en una conferencia de prensa celebrada en Trípoli.

Ante el avance de las tropas de Gadafi, muy superiores militarmente, los combatientes rebeldes esperan resistir en la ciudad de Ajdabiya, el último enclave de relevancia entre Brega y Benghazi, sede del Consejo Nacional, el gobierno transitorio creado por la coalición revolucionaria. "Ajdabiya es una ciudad vital y estratégica y será defendida", afirmó el general Abdul Fatah Yunis. Desde Ajdabiya, 80 kilómetros al este de Brega, parten rutas tanto a Benghazi como a Tobruk, cerca de la frontera con Egipto.

En los últimos cuatro días los insurgentes han perdido más de 110 kilómetros del terreno que habían consolidado tras el estallido de la revuelta, hace casi un mes. Los combates se desarrollan entre informaciones confusas, debido a la ausencia de periodistas, que han huido de la línea del frente ante la dureza de los bombardeos de la aviación de Gadafi. Según Mustafa Geriani, vocero de los rebeldes, las tropas gubernamentales avanzan rápido gracias al uso masivo de la artillería y los bombardeos aéreos. "No estamos hablando de una guerra clásica, es una guerra en el desierto, es lógico que haya avances y retrocesos", señaló.

En Benghazi, la euforia inicial se ha ido transformando en temor y la población se prepara para un próximo asedio de las fuerzas de Gadafi con la esperanza de que llegue ayuda externa. "Los occidentales van a salvarnos, vamos a recuperar la iniciativa", comentó Abdul Salam Elamari, un empleado de Benghazi.

La velocidad del avance gubernamental podría acelerar la imposición de una zona de exclusión aérea. Estados Unidos y Francia saludaron la decisión de la Liga Arabe de apoyar esa iniciativa siempre y cuando se articule bajo un mandato expreso de las Naciones Unidas. Para los países del mundo árabe, el autócrata libio "perdió su legitimidad" al reprimir violentamente a los opositores.

París anunció ayer que acelerará las gestiones diplomáticas para una aprobación urgente de la resolución de la ONU. El principal escollo para esa aprobación continúa siendo la postura en contra de Rusia y China, ambos con derecho de veto en el Consejo de Seguridad del organismo multilateral.

Por otra parte, ayer se registraron nuevas protestas en varios países árabes. En Yemen, un manifestante murió a manos de la policía en la ciudad sureña de Adén, mientras en la capital, Sanaa, hubo duros enfrentamientos entre partidarios del régimen y opositores. Las protestas se extendieron también a Bahrein, Argelia y Marruecos. Mientras tanto, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, pidió ayer, horas antes de partir hacia Europa y Medio Oriente, la aprobación de reformas democráticas en Túnez y Egipto.


El régimen se lanzó a la reconquista de la ciudad de Misrata

Ofensiva de Gadafi

Por Témoris Grecko
Desde Benghazi
El Periódico, 13/03/11

Había temor ayer en Benghazi. Había desaparecido por completo la idea de que conseguirían una victoria rápida. Algunos dudaban incluso de que pudiera haberla sin ayuda militar internacional. Y la perspectiva de que el dictador Muammar Gadafi llegara a reconquistar Cirenaica, el oriente "liberado" de Libia, era discutido en voz baja por grupos de personas que confesaban apesadumbradas que no hay más alternativa que vencer o morir.

El asalto que las tropas leales a Gadafi lanzaron ayer para reconquistar Misrata, la única ciudad del oeste del país que permanece en manos rebeldes, no hizo más que acentuar la preocupación instalada en esta zona del país, donde ayer incluso fue asesinado a balazos un camarógrafo de la cadena Al–Jazeera.

Los cirenaicos nunca quisieron a Gadafi. El lo sabe y corresponde. Le pesan, además, los antecedentes de esta gente, que fue el foco de la resistencia contra la ocupación italiana entre 1911 y 1930, y que se levantó en 1980, en la ciudad de Tobruk, contra él mismo. Tienen vena rebelde.

Desde el inicio de su régimen, que instaló con un golpe de Estado en 1969, el dictador se cuidó de Cirenaica. El asalto contra el enorme cuartel de la Katiba (que significa ?falange' y es el nombre de las brigadas presidenciales) en Benghazi, del 17 al 21 de febrero, fue el primer gran hito de la revolución y tuvo mucho de ajuste de cuentas, pues se dice que miles de personas entraron ahí para jamás salir. Además, le dio maltrato económico: aquí se concentran las tres cuartas partes de la riqueza petrolera de Libia, pero las calles llenas de baches recuerdan que fue marginada de la inversión pública.

Esta vez, los cirenaicos se la volvieron a jugar: Benghazi y las ciudades del Oriente se pusieron al frente de la rebelión que convirtió a los miembros de la dinastía Gadafi en parias mundiales. "Humillamos a un hombre infinitamente soberbio, a sus hijos y su estirpe", dice Ajmed al–Saljam, un activista revolucionario. "No nos van a perdonar. Todos sabemos que no podemos darnos el lujo de perder la guerra: si Gadafi regresa al Oriente, no va a dejar a uno solo de nosotros vivo. Destruirá nuestras casas; violará a nuestras mujeres; nos torturará hasta la muerte."

Sorpresa

Fue una sorpresa para todos. Durante los primeros diez días de conflicto, una ciudad tras otra se sumaba a la rebelión, tanto en Cirenaica como en el Occidente. El dictador parecía aislado en la capital, Trípoli, bajo intensa presión popular, y en su plaza fuerte de Sirte, donde nació. La gente apostaba cuánto tardaría en caer.

El 28 de febrero, sin embargo, empezó la contraofensiva del régimen con el sitio de Zawiya y una campaña sobre el Este a partir de Sirte. Durante casi dos semanas, el corredor entre los puertos petroleros de Ras Lanuf y Brega se convirtió en el escenario de avanzadas y retiradas, en las que los voluntarios rebeldes se las arreglaron para resistir el ataque de fuerzas muy superiores en términos de armamento. Hasta ahora.

Esto hizo que la sobrada confianza de los revolucionarios se evaporara. Las ambiciones empezaron a ser menores: de avanzar hasta Trípoli en días, pasaron a la conquista de Sirte en cuanto fuera posible, y de ahí a aguantar como se pueda hasta que logre materializarse una intervención internacional, en forma de una prohibición de vuelos que impida que la aviación khadafista realice bombardeos, y de ataques aéreos puntuales contra objetivos militares del régimen, que anule su capacidad de utilizar tanques, artillería pesada, barcos de guerra y submarinos.

Porque si antes predominaba la postura que rechazaba de plano la interferencia extranjera, la realidad convenció al liderazgo revolucionario y a gran parte de sus bases sociales de que sólo con ayuda exterior podrán vencer al dictador, quien mantiene en bancos de Trípoli miles de millones de euros y dólares con los cuales comprar más armas y pagar a mercenarios que trae de países subsaharianos.

Nasr, un ingeniero en telecomunicaciones que montó una conexión satelital de Internet para periodistas, miraba anteayer a las decenas de miles de asistentes que participaban en la oración de los viernes en la plaza de la Mahkama, en Benghazi. La mayor concentración en tres semanas de conflicto. "Esto es todo", dijo señalando a la multitud. "Mira: detrás de la gente, sólo está el mar. Frente a ella, sólo el dictador. No tenemos dónde ir. Debemos pelear. O ganamos o morimos."