El Cairo.- La Federación de
Sindicatos de Egipto, controlada por el Estado y que por un siglo fue usada
por el gobierno para suprimir las protestas de los trabajadores, parece
desmoronarse tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak.
"Hay un movimiento
contrario al control estatal sobre los sindicatos", dijo Mohamed
Trabelsi, especialista regional en actividades sindicales para la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).
"Hay muchas huelgas y
protestas laborales en Egipto, y los trabajadores en muchos sectores han
comenzado a organizar y formar sindicatos independientes", añadió.
Hasta hace poco, todas las
actividades y la financiación de las organizaciones laborales caían bajo la
égida de la Federación. La membresía de este organismo estatal era
obligatoria para la mayoría de los sectores de empleados, y las cuotas eran
deducidas en forma automática de los salarios.
Activistas acusan a Mubarak de
haber orquestado cuidadosamente las elecciones de la Federación durante sus
30 años de gobierno para asegurar que los líderes sindicales fueran leales
al régimen.
En ese tiempo, la Federación
movilizó a sus cuatro millones de miembros para manifestaciones en apoyo del
régimen y transportó trabajadores a centros de votación durante las
elecciones generales para sufragar por el partido oficialista.
También reprimió las huelgas
para garantizar que el Estado tuviera siempre mano de obra barata.
"Sólo podía haber huelgas
con el permiso de la Federación, que se concedía solamente una vez"
cada tanto, explicó Tamer Fathy, portavoz del Centro para Servicios de
Sindicatos y Trabajadores.
"La ley laboral de 2003
mejoró las cosas, permitiendo a los trabajadores realizar huelgas bajo
ciertas circunstancias, pero que en la práctica eran casi imposibles de
cumplir", añadió.
No obstante, aún durante el régimen
de Mubarak había grietas en la autoridad de la Federación. Ahora que el
mandatario fue derrocado y que el partido de gobierno se desarma, los
trabajadores presionan para que se disuelva también el organismo y sus líderes
sean juzgados.
Fiscales ya investigan denuncias
de corrupción contra el presidente de la Federación, Hussein Megawer.
Activistas lo acusan de malversar fondos y no representar a los trabajadores.
También es investigado por su supuesta responsabilidad en la organización de
ataques a manifestantes pro-democráticos en la Plaza Tahrir de El Cairo el 2
de febrero.
La Federación ha estado en el
tapete desde fines de 2006, cuando trabajadores textiles en la norteña ciudad
industrial de Mahalla El-Kubra realizaron una sentada de protesta por
beneficios impagos. Desde entonces, más de 3.000 manifestaciones fueron
organizadas en todo el país, en la que participaron más de dos millones de
trabajadores de casi todos los sectores.
En la mayoría de casos, los
trabajadores han exigido salarios más altos y mejores condiciones laborales,
así como el despido de jefes corruptos.
Muchos también acusan a los líderes
de la Federación –la mayoría de los cuales son miembros del Partido
Nacional Democrático, de Mubarak—de ponerse de lado del gobierno y de los
propietarios de las fábricas en las protestas.
Los recaudadores de impuestos a
la propiedad fueron los primeros en escindirse de la Federación, al crear en
2009 el Sindicato de la Autoridad de Impuestos a las Bienes Raíces. Fue la
primera organización sindical autónoma en Egipto desde 1957.
Su histórica decisión y su
lucha contra las represalias e intimidaciones de la Federación inspiraron a
otros sectores de trabajadores.
"Los trabajadores han
rechazado la Federación oficial porque no tiene credibilidad", dijo
Fathy a IPS. "Sus líderes corruptos sirvieron al régimen, y sus
decisiones vinieron desde arriba, no desde abajo".
Líderes sindicales
recientemente anunciaron la formación de la Federación Egipcia de Sindicatos
Independientes, que incluiría a los recaudadores de impuestos, maestros,
trabajadores de la salud y jubilados. El organismo en ciernes representaría a
más de 200.000 empleados, y ya ha recibido miles de solicitudes de afiliación
de varios sectores.
"Es la primera vez que
sindicatos independientes y fuertes están lejos de la influencia del gobierno
y son plenamente democráticos", señaló Fathy. "Los trabajadores
quieren una sólida representación capaz de hacer sentar a sus empleadores y
negociar mejores sueldos y beneficios".
El nuevo ministro de Trabajo,
Ahmed El Borai, es experto legal sobre organización laboral y un firme
partidario de los sindicatos. Fue designado a cargo de la cartera luego de que
los manifestantes rechazaran el nombramiento de quien era tesorero de la
Federación, Ismail Fahmy.
En una conferencia en marzo, El
Borai subrayó el inalienable derecho de los trabajadores a conformar
sindicatos y federaciones independientes de acuerdo con las convenciones
laborales internacionales que Egipto ratificó pero que ha ignorado.
Prometió que el nuevo gobierno
no interfería con la creación de organizaciones sindicales ni regularía sus
elecciones, finanzas o actividades. También anunció la cancelación de los
subsidios estatales a la Federación, que se estimaban en casi 15 millones de
dólares anuales.
Aseguró que los trabajadores
podrían elegir libremente sus representantes y anunció el fin de la deducción
automática de las cuotas sindicales de los salarios.
La Federación ahora dependerá
de su capacidad de convencer a los trabajadores egipcios que podrá defender
sus derechos, históricamente relegados.