51 personas muertas, entre
manifestantes y policías
Siria vivió su jornada más sangrienta
Agencia
Associated Press (AP), 09/04/11
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Más de tres semanas
de
tensión
15 de marzo, estallan las protestas:
Miles de personas se concentran en las principales
ciudades sirias. La policía detiene a 30 manifestantes que
exigían en Damasco reformas y medidas contra la corrupción
del gobierno de Bashar al-Assad.
23 de marzo, represión en
Deraa: Quince
civiles y un soldado mueren en Deraa cuando las fuerzas de
seguridad intentaron dispersar a los asistentes a los
funerales de 6 manifestantes fallecidos en un ataque a una
mezquita.
25 de marzo, choques en
Sanamei: En
la jornada más violenta de las protestas hasta ayer, 23
personas mueren en Sanamei por la represión policial. En
Damasco se registran enfrentamientos entre manifestantes y
las fuerzas de seguridad.
30 de marzo, reaparece
Al-Assad: Al-Assad
se dirige a la nación por primera vez y asegura que la
crisis se debe a una "gran conspiración". El
mandatario mantiene la ley de emergencia, que permite
detenciones arbitrarias.
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Damasco.- En el marco de otro viernes
de ira en el mundo árabe, Siria vivió ayer su jornada más
violenta desde el inicio de la revuelta contra el régimen
de Bashar al-Assad, hace tres semanas, luego de que por lo
menos 51 personas murieron en enfrentamientos entre la policía
y los manifestantes, que reclaman más democracia y menos
corrupción.
A pesar de que hubo marchas en todo el
país contra el presidente Al-Assad, la ciudad de Deraa,
centro de la oposición, volvió a atraer todas las miradas
por haber sido el escenario de violentos y confusos choques
entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que
dejaron muertos en ambos bandos.
Amar Qurabi, presidente de la ONG siria
Organización Nacional de Derechos Humanos, afirmó disponer
de una lista de 25 personas muertas por disparos o
asfixiadas por los gases lacrimógenos lanzados por las
fuerzas de seguridad en Deraa, 100 kilómetros al sur de
Damasco.
"Miles de manifestantes salieron
de tres mezquitas para reunirse en la plaza, ante el Palacio
de Justicia. Las fuerzas de seguridad, vestidas de civil,
dispararon primero granadas lacrimógenas, y luego balas
reales y de goma para dispersarlos", afirmó el abogado
y activista de los derechos humanos.
"La policía y los agentes
secretos dispararon directamente a los manifestantes",
recalcó Qurabi, y señaló que otros siete opositores
murieron en enfrentamientos en el resto del país.
Un vecino de Deraa afirmó que el ejército
sirio abrió fuego en el centro de la ciudad para intentar
dispersar a los miles de personas que tras la oración
musulmana del mediodía iniciaron marchas de protesta, en el
marco de otro "Día de la ira".
Las zonas rebeldes
Ciudad: Deraa, 75.000
habitantes, capital de la gobernación de Deraa
Ubicada 100 kilómetros al sur de
Damasco, cerca de la frontera con Jordania, es la ciudad
donde se produjeron las principales protestas y la que el
gobierno no puede permitirse perder en la crisis por su
estratégica ubicación.
Región: Hawran,
habitantes: 1,3 millones
Esta histórica región –que incluye
las gobernaciones de Deraa, Sweida y Kuneitra– está en
pie de guerra contra el gobierno de Al-Assad. Para el
mandatario, uno de los principales desafíos es no perder el
control de la zona fronteriza con Jordania. Su población
–como en gran parte del país– es de mayoría sunnita,
por lo que es un territorio hostil para la minoría alauí,
a la que pertenecen la familia Al-Assad y sus aliados.
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Este testigo, que pidió no ser
identificado, explicó que los manifestantes se congregaron
en la céntrica plaza de Los Mártires, donde se han
producido los mayores choques con las fuerzas de seguridad
desde el inicio de la revuelta contra el régimen de la
familia Al-Assad, que gobierna Siria con mano de hierro
desde hace más de 40 años.
Por su parte, el Ministerio del
Interior sirio afirmó que 19 miembros de las fuerzas de
seguridad murieron y 75 resultaron heridos por disparos de
"grupos armados" que "dispararon contra ellos
con balas reales en Deraa".
"El número de mártires entre las
fuerzas de la policía y la seguridad aumentó a 19 y a 75
heridos por disparos de grupos armados", indicó una
fuente del Ministerio a la agencia de noticias estatal Sana.
Algunos heridos dijeron en
declaraciones a la agencia que los disparos fueron
efectuados desde las terrazas de las casas y desde detrás
de los árboles.
Ese es el primer ataque que deja un
alto número de bajas entre las fuerzas de seguridad y
representa una peligrosa escalada en la crisis siria, ya que
la emboscada podría derivar en un endurecimiento de la
violencia oficial contra los manifestantes.
En el resto de Siria también se
produjeron importantes manifestaciones, reflejo del
crecimiento de un reclamo que comenzó en Deraa y se
convirtió en causa nacional, inspirado en la ola de
protestas que en Egipto y Túnez pusieron fin a dos longevas
dictaduras.
Abdel Karim Rihaui, director de la Liga
Siria de Defensa de los Derechos Humanos, señaló que se
produjeron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de
seguridad en Homs, 160 kilómetros al norte de Damasco.
Igualmente habló de enfrentamientos en Harasta, a 12 kilómetros
de la capital.
En el Norte, cerca de 7000 personas se
manifestaron en las localidades de mayoría kurda de
Qashmili, Amuda y Hasake, para pedir la abolición del
estado de emergencia y la liberación de presos, afirmó
Radif Mustafa, presidente del comité kurdo de derechos
humanos.
En una primera concesión para aplacar
los ánimos de la población kurda, el presidente sirio,
Bashar al-Assad, había firmado anteayer un decreto de
nacionalización de decenas de miles de kurdos, privados de
la nacionalidad siria desde hace unos 50 años.
Sin embargo, el mandatario no se mostró
dispuesto hasta el momento a poner fin a la polémica ley de
emergencia que rige en todo el país y es piedra angular de
la crisis siria.
El estado de emergencia, puesto en
marcha en 1963, reduce las libertades públicas, permite la
detención de toda persona "sospechosa o que amenace la
seguridad" y autoriza la vigilancia de las
comunicaciones y la censura de la prensa.
A pesar del crecimiento de las
protestas en Siria, el gobierno se niega a conceder una
democratización política y libertad de prensa.
Fuerzas leales a Bashar al-Assad
abrieron fuego contra los manifestantes
Crece la represión en Siria
Agencias
Reuters, 11/04/11
Amman.-
En una nueva escalada de la represión, fuerzas
leales al régimen de Bashar al-Assad abrieron fuego ayer
contra manifestantes que exigen reformas democráticas en
las ciudades de Baniyas y Homs y mataron a nueve personas,
entre ellas un chico.
La profundización de la represión se
produce dos días después de que las fuerzas de seguridad
mataran a 26 opositores en la sureña ciudad de Deraa, donde
manifestantes enfurecidos destruyeron estatuas de los
miembros de la familia Al-Assad e incendiaron un edificio
del partido Baath, que ha estado en el poder desde 1963.
El Comité Sirio de Derechos Humanos
informó en su página web de la muerte de cinco personas,
entre ellas el menor, por disparos de los agentes de
seguridad en la ciudad de Homs (oeste del país), sin dar más
detalles. Además, otras cuatro personas, entre ellas un
oficial, perdieron la vida de la misma forma en Baniyas,
junto al mar Mediterráneo, donde también se registraron
dos heridos graves, ambos menores de edad.
El disenso público sin precedente que
desafía al régimen autoritario de Assad, un aliado de
Teherán y que ha interferido en la política interna
libanesa por años, se ha extendido por Siria pese a los
intentos del gobierno de calmar el resentimiento con algunos
tibios gestos de reforma. Hasta ahora, unas 170 personas han
muerto en cuatro semanas de enfrentamientos.
En Baniyas, un grupo resguardaba la
mezquita sunnita Abu Bakr al-Siddiq durante la oración
matutina cuando defensores de la minoría gobernante siria
alauita, a la que pertenece Al-Assad, dispararon con rifles
automáticos desde autos a toda velocidad, según dijeron
dos testigos. "Es una masacre, hay francotiradores que
disparan para matar", declaró uno de los testigos.
Además de las nueve víctimas
mortales, cinco personas resultaron heridas, incluyendo a un
hombre de 47 años que recibió un disparo en el pecho. El
ataque siguió a una manifestación de unas 2000 personas en
Baniyas, cuando activistas gritaron "el pueblo quiere
derrocar el régimen", la frase de guerra de las
revoluciones en Egipto y Túnez que inspiró las crecientes
protestas en Siria contra las décadas de dominio alauita.
La agencia oficial Sana dijo que el
oficial murió en una emboscada contra un convoy militar en
Baniyas.
Por otra pare, el secretario de la ONU,
Ban Ki-moon, habló ayer por teléfono con el presidente
sirio y le subrayó que la violencia contra manifestantes
pacíficos es "inaceptable". En un comunicado
emitido poco después, Assad dijo que el país avanza hacia
"reformas integrales" mientras el ejército
reforzaba el control en las ciudades donde se produjeron las
manifestaciones.
Syrian
Protests Are Said to Be Largest and
Bloodiest to Date
By
Liam Stack and Katherine Zoepf
New
York Times, April 8, 2011
Dozens
of communities across Syria erupted in protest on Friday in
what activists said were by far the largest and bloodiest
demonstrations against the iron rule of President Bashar al-Assad.
While
the number of protesters, said by some opposition activists
to be in the hundreds of thousands, could not be
independently confirmed, the size of the protests and their
level of coordination suggest that Syria’s fragmented
opposition movement is reaching new levels of coherence and
organization.
The
deadliest clashes were in the southern city of Dara’a,
where security forces opened fire on demonstrators,
witnesses said. A Syrian human rights activist said 21
deaths had been confirmed, but that figure was likely to
rise.
The
government, meanwhile, said its security forces had been
fired on by armed groups in Dara’a. The Interior Ministry
said 19 police officers and members of security forces were
killed, in addition to several civilians, the government
news agency, Sana, reported. It was the first time the
government had made a substantial claim of deaths.
The
numbers reported by either side were difficult to verify.
Foreign news media have not been permitted to travel outside
Damascus, the capital, and state security forces have
cordoned off the towns and suburbs where the largest
protests took place.
There
were also protests on Friday in Damascus, in a suburb where
at least 15 protesters were killed by security forces last
Friday, and in Kurdish towns in the east.
In
Washington, President Obama condemned what he called “the
abhorrent violence committed against peaceful protesters by
the Syrian government today and over the past few weeks.”
He also condemned “any use of violence by protesters.”
Ausama
Monajed, a London-based political activist who is in
frequent touch with protesters in Dara’a and other cities,
said that the protest movement had gained enormous momentum
and confidence over the past week. Though Syria lacks a
natural mass gathering point like Tahrir Square in Egypt, he
said, he estimated that across Syria, total numbers of
protesters might add up to hundreds of thousands.
He
called the attack on protesters in Dara’a “a massacre.”
He feared that the government might be trying to make an
example of Dara’a, where the protests began three weeks
ago after a group of teenagers was arrested for writing
antigovernment graffiti, as it did with Hama in 1982.
“What
happened is that after Friday Prayers, the marchers started
to chant, ‘Freedom! Freedom!’ and security forces opened
fire,” Mr. Monajed said in a phone interview. “When the
protesters tried to collect the dead and wounded, the
security forces opened fire again.”
There
were reports that security forces had closed the hospitals,
possibly to forestall further protests at funerals on
Saturday, Mr. Monajed said. According to Islamic custom, the
dead are buried as soon as possible, and the funerals of
protesters in recent weeks have turned into political
demonstrations.
Ammar
Abdulhamid, a Syrian dissident who lives in Maryland and has
helped organize the protests, said that according to his
contacts in Dara’a, 100 may have been killed there and as
many as 500 wounded.
Though
Syria’s protest movement is far more decentralized than it
has been in Egypt and Bahrain, Mr. Abdulhamid said, its
strength is growing.
“Each
community has its own uprising,” he said. “Every week
the regime is being forced closer to its endgame.”
The
killings in Dara’a on Friday, he said, may have been an
attempt by the government “to send a lesson to other
cities,” the way Mr. Assad’s father, Hafez al-Assad,
massacred at least 10,000 Muslim Brotherhood members in Hama
in 1982 to strike fear in Islamists across the country.
Amr
al-Azm, a Syrian historian, cautioned that it was not yet
clear how broad support for the protest movement was. He
said the greatest numbers of protesters were poor, semirural
and young, and that the country’s powerful Sunni upper-middle
class had not yet decided where it stood.
“The
urban upper-middle classes feel uncomfortable with these
people,” he said. “The thing about Syria is that in
order for these protests to reach the critical mass you need
to achieve real change, you have to tap into the merchant
classes of Damascus and Aleppo.”
He
said that group was unhappy with the government but also
concerned about stability.
There
were also protests on Friday in the eastern Kurdish areas,
two days after Mr. Assad sought to quell unrest there by
offering Syrian nationality to the estimated 200,000 Kurds,
formerly classified by the government as stateless.
Kurdish
leaders and human rights activists rejected the offer.
Hakeem
Bashar, a Kurdish leader, said that thousands of people had
demonstrated in Qamishli, one of the largest towns in the
Kurdish northeast.
“We
want all of the demands that other Syrians in other parts of
the country are making,” Dr. Bashar said. “These are
national demands, but we are demanding them too because this
is our country. We are Kurds, but we are also Syrians.”
Security
forces have maintained a heavy presence in Damascus. Six
buses carrying uniformed and plainclothes officers arrived
at the Al Rifai mosque, a center of protests last week,
during Friday Prayer, said Wissam Tarif, a human rights
activist, pulling open its doors and beating worshipers as
they exited.
Security
forces scuffled with protesters and hauled others into the
waiting buses as they chanted “Freedom! Freedom!”
Villagers
outside of Damascus marched toward Douma, a village where
security forces fired on demonstrators last week, killing at
least 15 people.
(*) Liam
Stack reported from Cairo, and Katherine Zoepf from New York.
J. David Goodman contributed reporting from New York, and an
employee of The New York Times from Damascus, Syria.
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