En efecto, Siria ha defendido,
al menos de palabra, la causa de la resistencia árabe. Ha albergado a las
facciones de la resistencia palestina que se negaron a acatar la línea israelí–estadounidense.
Aunque esas facciones no utilizan Damasco como punto de partida para cualquier
tipo de resistencia violenta contra Israel, disponen de una plataforma
bastante libre para comunicar sus ideas. Israel, que trata de destruir todas
las formas de la resistencia palestina, está furioso por esa libertad.
Siria ha apoyado también al
grupo de la resistencia libanesa Hizbulá, que consiguió expulsar a Israel
del Líbano en 2000 y torpedeó los esfuerzos israelíes para ganar terreno
político y militar en el Líbano en 2006.
Esta narrativa también puede
demostrar la viabilidad de su lógica mediante pruebas evidentes de intentos
abiertos o encubiertos de atacar a Siria, socavando su liderazgo en el
denominado frente de rechazo. El frente, que rehusó ceder ante la hegemonía
israelí–estadounidense en la región, se había reducido ya
considerablemente tras la invasión de Iraq, el sometimiento de Libia a los
dictados de Occidente y la marginación del Sudán.
Además, el gobierno israelí se
había sentido totalmente frustrado cuando EEUU no atacó a Siria durante su
frenético cambio de régimen tras la invasión de Iraq en 2003. Después de
todo, los fieles amigos neocon de Israel –Richard Perle, Douglas Feith y
David Wurmser– habían preparado un objetivo supremo “que incluía a
Siria” en su documento político de 1996. Titulado “Una ruptura limpia:
Una nueva estrategia para asegurar el dominio”, el documento estaba escrito
para ayudar a Benjamin Netanyahu en sus esfuerzos para suprimir a sus enemigos
regionales. En él se afirmaba que: “Dada la naturaleza del régimen de
Damasco, es a la vez natural y moral que Israel abandone el eslogan de ‘paz
global’ y se movilice para contener a Siria, llamando la atención hacia su
programa de armamento de destrucción masiva y rechazando los acuerdos de
‘paz por territorios’ respecto a los Altos del Golán”.
Siria ha estado también en la
mira de fuego israelí–estadounidense en más de una ocasión. La denominada
Operación Huerto consistió en un ataque aéreo israelí con luz verde
estadounidense. Atacaron un supuesto reactor nuclear en la región de Deir
es–Sor en septiembre de 2007 y, en octubre de 2008, se produjo un ataque aéreo
contra un pacífico pueblo sirio, matando e hiriendo a varios civiles sirios.
Aunque la narrativa oficial
siria afirma que solo esos hechos deberían justificar la dura represión del
ejército contra las protestas a favor de la democracia, esas razones se ven
confrontadas por una historia de hipocresía, doble lenguaje y brutalidad del
régimen, así como por su disposición auténtica, aunque subestimada, a
acomodarse a las presiones y dictados occidentales.
La ocupación de Israel de los
Altos del Golán en junio de 1967 no afectó solamente a las dinámicas del
poder regional, también marcó el comienzo de un nuevo clima político en
Damasco. Fue Hafez al–Asad, el padre del actual presidente, Bashar, quien
obtuvo todas las ventajas de ese cambio de actitud al derrocar al presidente
Nur al–Din al–Atasi. La nueva narrativa triunfó y no se centró solo en
recuperar los territorios ocupados árabes y sirios de Israel, sino también
en colocar al régimen Baaz de al–Asad como el líder del nuevo frente árabe.
Aunque la guerra de 1973 no
consiguió liberar el Golán de sus invasores, llevando al “acuerdo de
desenganche” con Israel en mayo de 1974, el lenguaje oficial siguió siendo
tan ardiente y revolucionario como siempre. Curiosamente, durante casi cuatro
décadas, la implicación de Siria en el conflicto siguió siendo en gran
medida teórica y la resistencia persistió sólo a través de grupos más
pequeños libaneses y palestinos.
Parecía como si Siria solo
quisiera implicarse en la región en la medida en que se mantuviera como actor
visible, pero no hasta el punto de tener que enfrentarse a violentas
repercusiones. Fue un acto de maestría política que Hafez fue elaborando en
el curso de tres décadas y que Bashar aplicó inteligentemente durante casi
once años. Sin embargo, en esencia, Siria siguió siendo rehén de
consideraciones familiares, de un régimen de partido y de las clasificaciones
sectarias auspiciadas por el colonialismo francés en 1922.
Es verdad que Siria fue y seguirá
siendo un objetivo de las presiones occidentales. Pero lo que es preciso
comprender es que esas presiones están motivadas por políticas específicas
respecto a Israel, y no respecto a una dictadura centrada en una familia que
asesina abiertamente a civiles inocentes con total sangre fría. En realidad,
hay muchos parecidos en la pauta de conducta que siguen el ejército sirio y
el ejército israelí.
Los informes sobre las víctimas
del levantamiento sirio citan unos 1.600 muertos, 2.000 heridos (Al Jazeera,
27 de julio) y casi 3.000 desaparecidos (CNN, 28 de julio). Lamentablemente,
toda esta violencia no es nueva y se impone con total dureza ante el temor de
una conspiración internacional para minar el régimen del Baaz. El
levantamiento de Hama en 1982 fue aplastado con igual cuando no mayor
violencia, con una cifra estimada de muertos de entre 10.000 y 40.000.
El régimen sirio está
mezclando deliberadamente las narrativas nacionales y regionales, y sigue aún
explotando, el discurso político de décadas pasadas para explicar el trato
inhumano a sus ciudadanos. Los civiles continúan siendo las víctimas de una
única familia, apoyada por un único partido político. Pero solo hay una
forma de leer el futuro de Siria. El pueblo sirio se merece un nuevo amanecer
de libertad, igualdad y justicia social en el que se libere de consignas vacías,
de elites egoístas y criminales corruptos. Siria y su valiente pueblo se
merecen algo mejor. Algo mucho mejor.
*
Ramzy Baroud es editor de PalestineChronicle.com. Sus artículos se publican
en muchos periódicos y revistas de todo el mundo. Sus
últimos libros son “The Second Palestinian Intifada: A Chronicle of a
People’s Struggle” (Pluto Press, London ), y “ My Father Was a Freedom
Fighter: Gaza’s Untold Story ” (Pluto Press, London ), ambos disponibles
en Amazon.com. Su página en Internet es: www.ramzybaroud.net