Las
grandes potencias comenzaron a abalanzarse
sobre Libia para repartirse el botín
Empieza
la guerra por los negocios
Por
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 25/08/11
Voraces y
aterradas ante la idea de dejar pasar la gallina de los
huevos de oro, las grandes potencias comenzaron a
abalanzarse sobre Libia para repartirse el botín de guerra
que dejará la caída del régimen de Muammar Gadafi.
Paris.–
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, España,
Rusia y China iniciaron una guerra de posiciones para
colocarse en las mejores condiciones posibles para ganar los
contratos millonarios que surgirán de la reconstrucción
del país, la redistribución de las concesiones petroleras
y la apertura de nuevos negocios.
El más
desvergonzado en esa carrera fue el ministro de Relaciones
Exteriores alemán, Guido Westerwelle, cuando dijo que
esperaba un papel clave para su país en la reconstrucción:
"Para estabilizar en forma permanente a Libia es
necesario reconstruirla. Alemania tiene experiencia y una
particular competencia [en ese terreno]", declaró.
Curiosa actitud de parte del segundo responsable político
del país que en marzo se abstuvo de votar la resolución de
la ONU que autorizó el uso de la fuerza y rechazó luego la
participación de la OTAN.
En momentos en
que se desmorona el régimen que mantuvo sojuzgado al pueblo
libio durante 42 años, los nuevos dirigentes deberán
afrontar la dura tarea de reconstruir un país devastado por
la guerra y evitar que la falta de infraestructuras y de
recursos provoque el caos. Para eso, deberán recurrir
obligatoriamente a sus aliados occidentales.
Tanto el
Consejo Nacional de Transición (CNT) como las potencias
extranjeras saben que la reactivación de las exportaciones
de petróleo es la etapa fundamental de la cual depende toda
la economía y la ocasión de recompensar –de paso– a
aquellos países que ayudaron a la liberación.
La producción
de petróleo, que cayó por debajo del 4% de su nivel
anterior al conflicto (1,6 millones de barriles por día),
representa el 95% de los ingresos por exportación de Libia.
Esa fortuna explica que el país haya podido amasar reservas
por US$ 168.000 millones. La perspectiva acelera el pulso de
las petroleras, que no ven la hora de radicarse allí.
En privado, el
presidente francés, Nicolas Sarkozy, se indigna de que haya
quienes piensen que "lanzó una guerra por el petróleo".
Aunque así no fuera, las empresas francesas serán las
principales beneficiarias de su apoyo militar y político a
la rebelión. La francesa Total será la primera de ellas.
Poco presente hasta ahora en Libia, que representa sólo el
2,3% de su producción mundial, Total pretende aumentar su
producción anual en 2% hasta 2015. Sus directivos no niegan
haber establecido contactos con los rebeldes durante el
conflicto.
La
norteamericana Marathon Oil también reconoce
"discusiones preliminares". La británica BP, que
tuvo que suspender a comienzos de año una campaña de
exploración en Libia, espera volver a enviar su personal
"en cuanto las condiciones lo permitan". La
italiana ENI prepara su retorno a Libia, cuyo petróleo
representa el 15% de su producción.
Proyectos
chinos
Sedienta de
recursos energéticos para mantener crecimiento, China también
manifestó ayer su voluntad de "desarrollar" lazos
económicos y comerciales "mutuamente benéficos"
con las nuevas autoridades libias. Pekín ha invertido miles
de millones de dólares en ferrocarriles, petróleo y
telecomunicaciones en ese país.
China lanzó
unos 50 proyectos en Libia por un valor estimado en 18,8
millones de dólares. Después de haber defendido –por esa
misma razón– la dictadura de Gadafi, el Ministerio de
Comercio chino recordó a los nuevos dirigentes que la
rebelión causó serios perjuicios a sus inversiones.
La rebelión
libia ha hecho saber que "respetará todos los
contratos" firmados por Gadafi. En una gira que lo llevó
ayer a Madrid y a París, el número dos del CNT, Mahmoud
Jibril, invitó a las empresas españolas, en particular al
gigante del petróleo Repsol, a reactivar
"inmediatamente" su actividad en el país.
Además de la
industria petrolera y la reconstrucción, Sarkozy tendría,
por su parte, otro objetivo económico: venderle a Libia el
armamento que ya no usan Francia. La drástica reducción
del aparato militar decidida por el jefe del Estado (54.000
puestos menos entre 2009 y 2015) debería liberar en el
futuro un importante volumen de material. Blindados,
camiones, buques y aviones de segunda mano podrían así
terminar equipando las fuerzas armadas libias, en señal de
agradecimiento por la ayuda recibida.
El
pastel libio a repartir de nuevo
Redacción
Mundo Árabe, 24/08/11
Apenas un día
después de la toma de Trípoli, los socios del antiguo régimen
libio han recordado a los rebeldes que los contratos eran
"con Libia, no con Gadafi".
Antes de la
guerra, el país norteafricano extraía 1,6 millones de
barriles de petróleo diarios, el 2% de la producción
mundial, el tercer mayor volumen de África tras Nigeria y
Angola. Hoy apenas produce 50.000 barriles, por lo que
necesitaría tiempo para volver a la normalidad.
Aunque la
guerra civil redujo a menos de una cuarta parte su
actividad, esta nunca paró y Qatar vendió el crudo en
nombre de los rebeldes mientras el régimen de Gadafi se
embolsaba con las refinerías que controlaba otros cientos
de millones de euros.
Numerosas
petroleras europeas tienen intereses en Libia. Repsol extraía
antes del conflicto cerca de un 4% de su producción en el
país norteafricano, donde contaba con aproximadamente una
veintena de trabajadores. También destacan la italiana Eni,
con una exposición del 14% de su producción en Libia,
seguida por la austriaca OMV (9% de su producción), la
francesa Total (3%) y la noruega Statoil (0,2%).
Una vez
depuesto el coronel libio, desaparecido tras cuatro décadas
de dictadura, los rebeldes analizarán los apoyos recibidos
durante la guerra civil. "No tenemos problemas con
empresas de países occidentales como las italianas,
francesas o británicas, pero tenemos que tratar unos
asuntos políticos con Rusia, China y Brasil", advierte
Abdeljalil Mayouf, responsable de información de la
petrolera rebelde Agoco.
El ministro
italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, ha
asegurado que los rebeldes respetarán el negocio de
petroleras como Eni, una de las principales compañías
extranjeras en Italia: "Han acordado respetar todos los
contratos, incluidos aquellos con las compañías
italianas".
"Los
contratos de Italia son con Libia, no con Gadafi", añade
Frattini, ministro de uno de los países que más impulsaron
la intervención de la OTAN, clave para el éxito de los
rebeldes, y a la que aportaron sus bases.
El Gobierno de
Silvio Berlusconi y prácticamente todos los gobiernos
italianos eran estrechos aliados de Gadafi hasta el pasado
marzo, pero a partir de abril Italia cambió de bando y apoyó
a los rebeldes. Prueba de sus buenas relaciones es que hace
un año, en 2010, Gadafi viajó a Italia y fue recibido con
los máximos honores de Estado y firmó suculentos contratos
con las multinacionales italianas. Ese mismo año, Gadafi
visitó España, país de otra petrolera con intereses en
Libia, Repsol. En Francia, varios medios locales especulaban
con que Gadafi pagó parte de los gastos de la campaña
electoral del actual presidente francés, Nicolás Sarkozy.
Durante el pasado mes de junio, algunos responsables del régimen
de Gadafi declararon una y otra vez que este rumor era
cierto y que los responsables de la campaña electoral de
Sarkozy habían recibido dinero
a través del personal diplomático libio en París.
Preocupación
china
Un país más
preocupado por sus inversiones en Libia es el 'dragón asiático',
que actuó entre dos aguas durante la guerra civil y que
importa entre el 4 y 8% de la producción libia.
Unas 75 compañías
chinas operaban en Libia antes de la guerra, incluyendo
36.000 empleados y 50 proyectos petroleros y de
infraestructuras, según la prensa asiática.
Pekín
reconoció la legitimidad del Consejo Nacional de Transición
rebelde en junio, tres meses después de abstenerse en la
votación del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la
intervención en Libia, allanando así el camino para los
ataques aéreos.
El responsable
del departamento de Comercio, Wen Zhongliang, ha respondido
a la amenaza de los rebeldes libios de reconsiderar sus
contratos que la inversión china, "especialmente la
petrolera, es uno de los aspectos de nuestra cooperación
económica, y esta cooperación es por el interés mutuo de
China y Libia".
"Esperamos
que después de la vuelta a la estabilidad, Libia continuará
protegiendo los intereses y derechos de los inversores
chinos", añadió el ministro.
Peleas
por los negocios y propuesta de desplegar
“tropas de paz”
Con
el cambio, ganadores y no tanto
Por
María Bonelli
Agencia ANSA, 25/08/11
Roma.– Como
ocurre cada vez que en un país hay un cambio violento en el
poder, también en el caso de Libia existen algunas naciones
que salieron ganando y otras que terminaron perdiendo tras
la caída de Muammar Khadafy y el triunfo de los rebeldes.
Entre los primeros figuran Francia, Italia y Gran Bretaña y
entre los segundos, Rusia, China y quizás Alemania.
Atraídos no sólo
por los pozos y las reservas petrolíferas del desierto
libio, las principales capitales del mundo están calentando
motores para colocarse en primera fila en las relaciones, y
los futuros negocios, con Trípoli.
Empezando por
los "vecinos" de casa –como Egipto y Túnez–
son más de 40 los países que reconocieron al Consejo
Nacional de Transición (CNT) como legítimo representante
de pueblo libio. El último país que dio este paso fue
Chad, que tras la guerra de los años ‘80 con Libia se había
sucesivamente amigado con Khadafy.
El presidente
del CNT, Mustafa Abdel Khalil, advirtió ayer que la nueva
Libia "tendrá relaciones especiales sólo con aquellos
países que apoyaron nuestra lucha de liberación desde el
primer momento".
Todas las
miradas apuntan ahora hacia los líderes del CNT, entre los
que se destaca Mahmoud Jibril, el primer ministro del
Consejo, que ayer fue recibido con toda pompa en Milan por
Silvio Berlusconi y anteayer, en París, por Nicolas Sarkozy.
Para que no
queden dudas de ningún tipo, Sarkozy aseguró que
"Francia está dispuesta a proseguir con las
operaciones militares... mientras el pueblo libio esté
amenazado y haya bolsones de resistencia".
El premier
italiano, que hasta hace muy poco recibía con abrazos a
Khadafy, tampoco se quedó atrás y ayer se reunió en Milán
con Jibril.
Luego del
encuentro, Berlusconi anunció que Roma está dispuesta a
descongelar fondos libios por 350 millones de euros.
Así como
Francia, que dio el puntapié inicial tras reconocer al CNT,
el 10 de marzo, Roma está en la lista de los ganadores, ya
que tomó esa decisión pocos días después, el 4 de abril.
Jibril visitará
también Turquía, donde el lunes se reunirá con la
secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
En el
complicado "tablero" libio, Estados Unidos figura
del lado de los ganadores. Washington está presionando para
que la ONU descongele 1500 millones de dólares bloqueados a
raíz de las sanciones internacionales. Los fondos que serán
destinados a la reconstrucción y las ayudas.
La posición
de Gran Bretaña es similar. El premier David Cameron lanzó
la idea de desplegar en el territorio libio fuerzas de paz.
Entre los países
que pueden salir perdiendo figura Alemania. Según
analistas, la canciller Angela Merkel cometió un grave
error al no participar en los ataques llevados a cabo desde
marzo por la OTAN.
El caso de
Rusia es diferente y su postura es más clara. El presidente
Dmitri Medvedev pidió a los insurgentes que negocien con
Khadafy, quien –precisó– "todavía tiene cierta
influencia en el país".
Pekín es otra
capital clave que sigue de cerca la guerra en Libia, donde
viven y trabajan unos 35 mil chinos, sobre todo en las
centrales petrolíferas.
China criticó
los primeros ataques de la OTAN y se abstuvo en la resolución
de la ONU que dio luz verde a esa intervención militar,
renunciando a su derecho de veto. En los últimos días se
acercó a los rebeldes, pero podría pagar muy cara la
frialdad que mantuvo con los insurgentes en respeto al
principio de la "no injerencia", uno de los ejes
de su política exterior.
Los
bomberos oscuros de la diplomacia
francesa en Libia
Por
Andrés Pérez
Publico.es / Mundo Árabe, 25/08/11
Nicolas
Sarkozy ofreció ayer la tan esperada imagen de jefe de la
patria de la Libertad, Igualdad y Fraternidad ayudando a un
pueblo, el libio, que se libera. Entre bastidores, el
panorama es muy diferente: La derecha en el poder en Francia
está negociando la transición libia en secreto, vía dos
empresarios controvertidos, Ziad Takieddine y Alexandre
Djouhri. Se odian a muerte entre sí, representan el relevo
generacional de las tradicionales redes franco–africanas,
y mantenían (o mantienen) excelentes relaciones tanto con
Sarkozy, como con el ex primer ministro Dominique de
Villepin o la ex estrella social liberal Dominique Strauss–Kahn.
La ciudad
tunecina de Djerba se ha convertida en el hervidero y salón
informal de la negociación del futuro libio. Hace diez días,
por poco pasa desapercibida la presencia allí de todo un ex
primer ministro francés y gran manitú diplomático,
Villepin. Nada menos que acompañado por Djouhri, un
traficante de armas y de influencia. Sentado enfrente de
ellos estaba el entonces ministro del Petróleo de Gadafi,
Omrane Abukraa Ghanem. Lo cierto es que, desde entonces, el
citado ministro del Petróleo no ha regresado a Trípoli.
Tras revelarse
de una forma confusa hace una semana, vía una web de
negocios tunecina, la existencia de la mediación Villepin–Djouhri–Abukraa
Ghanem, el Elíseo desmintió que hubiera una diplomacia
francesa paralela. Pero tras ser confirmada la existencia de
la mediación por el propio Villepin, el Gobierno francés
tuvo que aceptar el hecho consumado, y afirmar que sí
estaba al corriente de la existencia de esa misión.
Desde el
inicio de la transición en Libia, Sarkozy tiene un
problema. Y ese problema se llama Ziad Takieddine. Este
multimillonario francolibanés, también traficante de
armas, rival de Djouhri, tiene relaciones con los íntimos
de Sarkozy desde los años noventa, y sus conexiones no son
un secreto para nadie.
Personaje
central del episodio de la liberación de las enfermeras búlgaras
por el régimen libio, clave para organizar el acercamiento
Sarkozy–Gadafi entre 2005 y 2007 (desde el Ministerio de
Interior, Sarkozy pilotó negociaciones para la venta a Trípoli
de pasaportes biométricos y controles electrónicos de
fronteras), Takieddine ahora es un engorro. La web de
investigación Mediapart ha revelado un informe confidencial
de los servicios secretos franceses, que revela como "Ziad
Takieddine obtuvo, en abril de 2007, en plena campaña
presidencial, comisiones ocultas de un contrato de venta de
material de guerra electrónica" para Libia.
Una vez
elegido presidente, Sarkozy se apresuró a ofrecer a Gadafi
una visita de gala a París, que sorprendió al mundo por el
fasto. Sabido es también, que luego Sarkozy fue, a partir
del 10 de marzo, el primero en dar reconocimiento pleno al
Consejo Nacional de Transición, y luego el primero y más
impetuoso bombardero anti–Gadafi. Sabido es, también,
que, cuando el clan Gadafi comprendió que la lluvia de
bombas iba en serio, Seif al Islam, hijo del dictador, hizo
saber que disponía de "detalles" de la financiación
de la campaña presidencial de Sarkozy por su padre.
Takieddine
suele acoger en su yate a todos los íntimos de Sarkozy,
desde Claude Guéant, ministro de Interior, hasta Brice
Hortefeux, acólito suyo desde hace treinta años,
exministro y hoy consejero del Elíseo. Pero hace cuatro
meses, Takieddine fue atrapado por la aduana francesa cuando
regresaba de Trípoli con varios periodistas franceses y más
de un millón de euros en las maletas. Y en los últimos días,
Le Monde y Mediapart han revelado que cobró más de siete
millones de euros de la multinacional petrolera Total por
una concesión (obtenida previamente por una de sus firmas,
vía Gadafi), sin que se comprenda cuál fue su función
exacta en el trámite.
Amenazas
a los medios
Djouhri, por
su parte, es un individuo de 51 años con el que hay que
tener cuidado. Al menos en dos ocasiones, las redes de
Strauss–Kahn han intervenido en medios para censurar artículos
sobre su persona. Se dice de él que amenaza de muerte con
facilidad.
Su
ficha policial fue enteramente lavada en los años noventa,
y fue introducido en las redes de la petrolera gala Elf.
Actualmente, según el diario Libération, una "ficha
confidencial" de un servicio especial de la Policía
dicta la siguiente instrucción a los agentes:
"Individuo a no detener en caso de controles; señalar
su presencia e informar al servicio".
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