Israel, aislado y a la deriva
Por
Thomas L. Friedman
New York Times, 18/09/11
La
Nación, 19/09/11
Traducción de Jaime Arrambide
Nueva York.- Nunca antes había estado
tan preocupado por el futuro de Israel. El desmoronamiento
de los pilares de la seguridad israelí (la paz con Egipto,
la estabilidad con Siria y la amistad con Turquía y
Jordania), sumado al gobierno más inepto diplomáticamente
y más incompetente a nivel estratégico de la historia de
Israel, han llevado al país a una situación muy peligrosa.
El gobierno de Estados Unidos está
harto de los líderes de Israel, pero a la vez ha quedado
como rehén de su ineptitud, porque en época de elecciones
el poderoso lobby israelí puede forzar al gobierno
norteamericano a defender a Israel frente a las Naciones
Unidas, a sabiendas, incluso, de que Israel aplica políticas
contrarias a los intereses de Estados Unidos.
Israel no es responsable del
derrocamiento del presidente Hosni Mubarak en Egipto, ni del
levantamiento en Siria, ni de la cínica decisión de Turquía
de buscar el liderazgo regional denostando a Israel, ni de
la fractura del movimiento nacional palestino entre
Cisjordania y Gaza. De lo que sí es responsable el primer
ministro Bibi Netanyahu es de no contar con una estrategia
que responda a todos estos frentes en defensa de los
intereses israelíes a largo plazo.
Bueno, en realidad, Netanyahu sí tiene
una estrategia: no hacer nada respecto de Palestina o de
Turquía que implique ir contra sus bases, ceder en su
ideología o antagonizar al socio clave de su coalición de
gobierno, el canciller Avigdor Lieberman, extremista de
derecha.
Después, llama a Estados Unidos a que
ponga freno al programa nuclear de Irán y saque a Israel de
cada lío, no sin antes asegurarse de que Obama no pueda
pedir nada a cambio (como detener el avance de los
asentamientos israelíes) movilizando a los republicanos en
el Congreso para atarle las manos al presidente. Todo esto,
mientras alienta a los líderes judíos a sugerir que el
mandatario es hostil a Israel y está perdiendo el voto judío.
A la vez, consigue que el lobby
proisraelí se ocupe de aplastar a todo aquel que en el
gobierno o en el Congreso se atreva a sugerir que tal vez
Bibi también cometió algunos errores, y no sólo Barack.
¿Así que quién dijo que Netanyahu no tiene una
estrategia?
"Muchos años de esfuerzos diplomáticos
para integrar a Israel como vecino aceptado en Medio Oriente
se fueron por la borda esta semana, con la expulsión de los
embajadores israelíes en Ankara y El Cairo, y la evacuación
de emergencia del personal de la embajada de Amman",
escribió Aluf Benn, de Haaretz. "La región le está
dando la espalda al Estado judío, que, a su vez, se
encierra cada vez más detrás de muros fortificados, con la
conducción de líderes que se niegan a cualquier cambio,
movimiento o reforma."
¿Qué podría haber hecho Israel? La
Autoridad Nacional Palestina, que durante los últimos cinco
años ha dado pasos concretos para consolidar sus
instituciones y fuerzas de seguridad en un Estado en
Cisjordania, finalmente dijo: "Nosotros consolidamos un
Estado, pero eso no ha hecho que Israel detuviera los
asentamientos, así que al final estamos siendo funcionales
a la ocupación israelí. Vayamos a las Naciones Unidas para
que nos reconozca como Estado según las fronteras de
1967".
Una vez que esto quedó claro, Israel
debería haber intentado responder con su propio plan de paz
o una ofensiva diplomática para impulsar su propia resolución,
que reafirmara el derecho tanto del pueblo palestino como el
israelí de tener un Estado en la Palestina histórica.
Netanyahu no hizo ninguna de las dos
cosas. Ahora, Estados Unidos está luchando por desactivar
la crisis para tratar de evitar un veto en las Naciones
Unidas contra el Estado palestino, algo que sería
desastroso en el contexto de un mundo árabe que se ha
movido hacia formas de gobierno más cercanas al pueblo.
En lo que se refiere a Turquía, el
equipo de Obama y los abogados de Netanyahu trabajaron
incansablemente durante los últimos dos meses para resolver
la crisis derivada del asesinato de civiles turcos a manos
de comandos israelíes cuando una flotilla turca de ayuda
humanitaria intentó tocar las costas de Gaza en mayo de
2010.
Turquía venía exigiendo una disculpa.
De acuerdo a un exhaustivo artículo sobre las negociaciones
del columnista israelí Nahum Barnea, del diario Yediot
Aharonot, ambos bandos habían acordado que Israel se
disculparía sólo por los "errores operativos", y
que los turcos aceptarían no presentar demanda penal. Pero
Netanyahu decidió desautorizar a sus propios abogados y
rechazar el acuerdo, por orgullo nacional y por miedo a que
Lieberman lo utilizara en su contra. Entonces, Turquía
expulsó al embajador de Israel.
En cuanto a Egipto, la estabilidad se
ha esfumado y el próximo gobierno seguramente estará
sujeto a mayores presiones populares contra Israel. Parte de
esto es inevitable. Pero ¿por qué Israel no pone sobre la
mesa su propuesta de un plan de paz que minimice los daños?
Siento profunda solidaridad con el
dilema estratégico de Israel y no me hago ilusiones
respecto de sus enemigos. Pero hoy por hoy, Israel no les
está dando a sus amigos (entre ellos Obama) demasiados
motivos para defenderlo.
Israel puede pelearse con todo el mundo o puede
elegir no rendirse, sino presentar una apertura a la paz que
la gente criteriosa reconocerá como un esfuerzo serio, lo
que reducirá su aislamiento. Lamentablemente, el Israel de
hoy no tiene un líder o un gabinete capaz de sutilezas
diplomáticas de este tipo. Sólo nos queda la esperanza de
que el pueblo israelí lo advierta antes de que el gobierno
hunda aún más al país en el aislamiento y arrastre con él
a Estados Unidos.
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