El
dictador Saleh, protegido de EEUU y Arabia Saudita, no
quiere irse
Los
yemeníes desafían al régimen pese a la represión
Al
menos 16 muertos en las protestas del fin de semana
Por
Ángeles Espinosa
Desde Dubai
El País, 16/11/10
Los yemeníes
han vuelto a desafiar hoy a las fuerzas de seguridad del régimen
que tratan de evitar que extiendan su protesta más allá de
la acampada en torno a la plaza de la Universidad, en Saná.
Siguiendo las consignas del Comité de la Revolución,
decenas de miles de manifestantes han marchado hacia las
posiciones de la Guardia Republicana y la Seguridad Central,
que de nuevo les han recibido a tiro limpio. Al menos cuatro
activistas y dos soldados de la desertora Primera División
Acorazada han muerto en la refriega, según fuentes médicas.
Soldados
desertores del ejército intentan proteger las
manifestaciones
“Son sobre
todo los civiles armados que apoyan al régimen los que
disparan contra los manifestantes”, ha explicado por teléfono
un simpatizante de la revuelta popular que desde enero
intenta derrocar al presidente Ali Abdalá Saleh. Según la
fuente, “no ha habido más víctimas porque los soldados
de la Primera División han frenado a los jóvenes”. Esa
fuerza, al mando del general Ali Mohsen, se pasó a los
insurrectos con su jefe en marzo a raíz del viernes negro
en el que medio centenar de personas murieron por disparos
de francotiradores.
Desde
entonces, la Primera División ha rodeado la acampada por el
cambio protegiendo a los jóvenes activistas, que pueden
manifestarse sin problemas dentro de ese perímetro. Pero
eso ha ido limitando el eco de sus protestas y dividido al
movimiento anti–Saleh entre quienes quieren forzar las líneas
rojas y quienes consideran que el precio de sangre es
demasiado alto, como se ha probado cada vez que lo han
intentado.
Las
fuerzas de seguridad han recibido a los manifestantes a tiro
limpio
Esta semana,
sin embargo, el Comité Coordinador de la revolución, como
los yemeníes denominan a su levantamiento, ha decidido
intensificar las protestas para llamar la atención del
Consejo de Seguridad de la ONU, que mañana va a debatir
sobre Yemen. Ante la negativa de Saleh a aceptar el plan de
transición del Consejo de Cooperación del Golfo, Reino
Unido, con el apoyo de Francia y EE UU, ha redactado una
resolución que le insta a dejar el poder. Después de nueve
meses en la calle, los yemeníes han puesto su esperanza en
ese gesto internacional.
Saná había
amanecido inusualmente desierta después de la sangrienta
jornada del sábado, en la que una docena de manifestantes
resultaron muertos y tres centenares heridos. “Esta mañana
casi no había transporte público y las tiendas estaban
cerradas”, contaba un residente. Eso no desanimó a muchos
activistas que acudieron andando hasta la plaza del Cambio
(como han rebautizado a la plaza de la Universidad) para
participar en la nueva marcha, aunque su número no alcanzó
los 300.000 que se estimaron el día anterior.
“Ni
inmunidad, ni garantías. Saleh y sus acólitos deben ser
juzgados”, coreaban los manifestantes. “Gente del mundo
libre: Saleh debe ser juzgado”, insistían. Hasta que los
disparos de las fuerzas gubernamentales trocaron sus
consignas en gritos de pánico y llamadas de socorro. Los
soldados de la Primera División, que iban abriéndoles
paso, respondieron con sus armas y se enzarzaron en un
combate del que aún se oían coletazos a última hora de la
tarde.
La
ONU discute el martes la resolución para forzar la salida
de Saleh
Tal vez
nervioso ante la posibilidad de una condena de la ONU, Saleh
ha criticado hoy a los diplomáticos extranjeros por dar una
imagen falsa de la realidad de su país. “Se han dejado
confundir por la oposición”, ha declarado en un discurso
ante militares retransmitido por la televisión estatal.
En Taiz, la
capital cultural de Yemen, donde también se había
convocado una marcha, se registró la primera mujer muerta
en las protestas. Aunque otras han fallecido por disparos o
bombardeos, Aziza Ozman Ghaleb, de 52 años, es la primera
que resulta alcanzada mientras participaba en una
manifestación. A pesar de su activismo, las yemeníes
suelen quedarse en un segundo plano cuando se producen
enfrentamientos.
Habría
medio centenar de caídos en la represión de las protestas
Nueva
jornada sangrienta en Yemen
Por
Ángeles Espinosa
Desde Dubái
El País, 15/10/11
Nueva jornada
sangrienta en Yemen. Cerca de medio centenar de personas
habrían resultado muertas hoy en tres incidentes de
distinta naturaleza. Por un lado, las fuerzas
gubernamentales y sus somatenes han matado a 12
manifestantes cuando trataban de dispersar una nueva marcha
en Saná pidiendo que el presidente Ali Abdalá Saleh deje
el poder. Por otro, un nuevo enfrentamiento entre soldados
pro–Saleh y milicias contrarias al presidente ha
dejado otras 10 víctimas mortales. Finalmente, el
Ministerio de Defensa ha elevado a 24 los muertos en el
bombardeo de una base de Al Qaeda en el sur del país
durante la madrugada.
“Los civiles
armados están disparando sin contemplaciones contra los
manifestantes”, explicaba por teléfono un yemení en
referencia a los somatenes que respaldan a las fuerzas
gubernamentales y que no está claro a quién rinden
cuentas. En una reciente entrevista con este diario, el
general Yehya, jefe de la Seguridad Central y sobrino de
Saleh, negó que estuvieran a sus órdenes, pero como pudo
comprobar esta corresponsal la semana pasada esos armados
campan por sus respetos en las zonas bajo su control.
Centenares de
miles de yemeníes se habían dado cita en la plaza del
Cambio desde primera hora de la mañana para pedir a la ONU
que exija la dimisión de Saleh. El Consejo de Seguridad va
a reunirse el próximo martes para considerar una resolución
contra el régimen yemení. Después de nueve meses de
protestas populares, el presidente, que lleva 33 años al
frente del país y que ha colocado a sus familiares en todos
los puestos clave, sigue mostrándose renuente a abandonar
el poder.
El
Consejo de Seguridad de la ONU estudiará el martes una
resolución contra Yemen
La violenta
respuesta de las fuerzas leales a Saleh se produjo cuando
los manifestantes quisieron extender su protesta más allá
de la zona acordonada por las tropas del general disidente
Ali Mohsen. El régimen parece haber asumido la
imposibilidad de acabar con la acampada por el cambio, pero
no está dispuesto a que los revolucionarios extiendan su
impronta al resto de la capital. Un primer intento de
traspasar las líneas rojas también acabó con medio
centenar de muertos los pasados 18 y 19 de septiembre.
Algunos activistas se mostraron críticos con esa acción,
que calificaron de suicida, pero otros empiezan a perder la
paciencia con el estancamiento de la protesta.
Aunque la
protesta popular ha sido mayoritariamente pacífica, varios
rivales políticos del presidente se han subido al carro del
cambio para tratar de avanzar sus intereses. Tal vez los más
relevantes sean los hijos del jeque Al Ahmar, cuyas milicias
volvieron a enfrentarse ayer con las fuerzas
progubernamentales en el barrio de Hasaba, al norte de Saná.
La zona, prácticamente destruida desde los combates de
junio, venía siendo escenario de enfrentamientos esporádicos
desde hace unos diez días. Pero hoy los choques han cobrado
mayor intensidad poniendo de relieve el deseo de ambas
partes por ganar terreno físico en la capital.
Mientras,
en el sur de Yemen, el Ministerio de Defensa anunció esta
mañana que un bombardeo había matado a 24 miembros de la
rama local de Al Qaeda, entre ellos al egipcio Ibrahim al
Banna, responsable de propaganda. Los medios locales han
especulado con que hubiera sido obra de la aviación
estadounidense, pero los militares yemeníes han desmentido
ese extremo. En los últimos meses, el régimen parece estar
haciendo un gran esfuerzo por demostrar la importancia de su
colaboración en la lucha contra ese grupo terrorista.
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