Un
peligroso pretexto para desviar los reclamos sociales y
democráticos
La
transición y el conflicto religioso
Por
Martiniano Argento
Para Socialismo o Barbarie, 20/10/11
Durante siglos
los cristianos y los musulmanes han vivido fraternalmente en
la región de Oriente Próximo (salvo pequeños periodos),
pero el enfrentamiento comenzó a crecer durante el siglo XX
(imperialismo y creación del Estado de Israel mediante).
No obstante
las rebeliones del mundo árabe no se caracterizaron por su
carácter islámico ortodoxo, sino por su laicismo. Se
vieron en
Egipto hechos como los cristianos protegiendo a los
musulmanes durante sus rezos en la vigilia de Plaza Tahir, o
rezos en común. Casi no se registraron ataques a las minorías
religiosas, ni enfrentamientos entre las diferentes visiones
del Islam. Hoy,
en plena transición luego de la caída del dictador
Mubarak, Egipto se ve envuelto en disturbios entre los
cristianos Coptos y las Fuerzas de Seguridad que están a
cargo del gobierno de transición.
Los coptos son
los cristianos que están en el valle del Nilo desde antes
de la llegada del Islam a Egipto y representan entre el 8 y
el 10% de la población (80 millones en total). Pero desde
mediados del siglo XX se vieron atacados desde el Estado, en
especial por el dictador Mubarak, que siempre se inclinó
hacia el Islam. Hasta el día de hoy se ven marginados
socialmente e incluso deben emigrar para poder trabajar.
Luego del
confuso ataque a una iglesia copta, miles de cristianos se
movilizaron para reclamar por sus derechos y terminaron
enfrentándose con las Fuerzas de Seguridad, que los
reprimieron también en hechos confusos. Lo cual llevó a
los coptos a denunciar al Gobierno de transición de las
Fuerzas Armadas de continuar con la política de Mubarak de
persecución a la minoría cristiana. Pero además lleva a
las dudas sobre esta crisis y sus consecuencias. La culpa
del ataque a la iglesia cayó sobre grupos musulmanes
radicalizados (que realmente existen), pero muchos coinciden
en que estos enfrentamientos favorecen a ue las Fuerzas
Armadas aparezcan como los únicos capaces de garantizar la
estabilidad del país, ya que el ejercito sigue siendo una
institución bien vista.
Estos
incidentes, que incluyeron muertos por aplastamientos de los
coches blindados, ya se cobraron la renuncia de el Vice
Primer Ministro que decidió dejar su cargo y denunciar el
accionar del ejercito. Esta no es la primera represión del
ejercito luego de la rebelión y los juicios militares a
civiles continúan. El ejército, del cual salió Mubarak,
quiere normalizar el país lo más rápido posible.
Las Fuerzas
Armadas que se mostraron como la única salida luego de la
rebelión, y que hábilmente se mantuvo al margen del
derrocamiento de Mubarak, hoy se comporta más parecido al
depuesto dictador que al espíritu democrático de la rebelión,
sea reprimiendo o dejando actuar a las pandillas de Mubarak
o a las sectas ortodoxas islámicas. Los generales hoy a
cargo del gobierno, no solo reprimieron sino que nunca
protegieron los intereses de las minorías permitiendo el
ataque a la iglesia copta por ejemplo.
Esto demuestra
la necesidad de seguir profundizando el cambio iniciado y
que el ejército no es a-partidista ni quiere cambios en el
régimen político. El proceso de transición, que incluye
elecciones y reforma de la constitución, podría mantener
al ejercito en el gobierno hasta casi fines del 2013 y los
disturbios religiosos pueden ser la excusa para que la
transición se transforme en otra cosa, en una región
acostumbrada a las dictaduras esto es peligroso.
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